Lección de estudio individual supervisado
Lucas 5:1–10:37 (Unidad 10)
Introducción
Cierto intérprete de la ley preguntó al Salvador: “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?” (Lucas 10:25). Las siguientes ideas didácticas contribuyen a que los alumnos aprendan lo que significa amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Sugerencias para la enseñanza
Lucas 10:25–37
Jesús enseña la parábola del buen samaritano
Pida a un alumno que lea en voz alta la siguiente declaración del presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia:
“La gente que nos rodea no es perfecta. Las personas hacen cosas que molestan, decepcionan y enojan; en esta vida mortal siempre será así” (“Los misericordiosos alcanzan misericordia”, Liahona, mayo de 2012, pág. 77).
Invite a la clase a meditar si conocen a alguien que haga cosas que los molesten, los desilusionen o los hagan enojar.
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¿Por qué podría ser difícil amar a alguien que haga eso?
A medida que los alumnos estudien Lucas 10:25–37, invítelos a buscar verdades que los guíen conforme se relacionen con personas que les resulte difícil amar.
Recuerde a los alumnos que en su estudio personal de Lucas 10, aprendieron sobre un intérprete de la ley que preguntó al Salvador cómo heredar la vida eterna.
Invite a un alumno a leer Lucas 10:26–28 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para conocer la respuesta del Salvador. Luego pida a los alumnos que den un informe de lo que encontraron.
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¿Qué principio aprendemos en esos versículos sobre lo que debemos hacer para lograr la vida eterna? (Es posible que los alumnos lo expresen con otras palabras, deben reconocer un principio semejante al siguiente: Para obtener la vida eterna debemos amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Escriba ese principio en la pizarra).
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¿Qué significa amar a Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas y con toda tu mente?
Señale la frase “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos” en la pizarra. Para ayudar a los alumnos a entender lo que podría significar amar al prójimo como a nosotros mismos, invítelos a enumerar en la pizarra lo que hacen durante un día común. (Por ejemplo, prepararse para el día, comer, dormir, hacer la tarea escolar, etcétera).
Tras realizar una lista en la pizarra, invite a los alumnos a meditar en cuántas de sus actividades se centran en sí mismos. (Podría pedirles que determinen qué actividad de la lista es para ellos, para los demás o para Dios).
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¿Qué aprendemos de ese ejercicio?
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¿Cuáles son algunas formas en las que podemos centrarnos más a menudo en el bienestar de los demás y procurar amarlos como a nosotros mismos?
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¿Cuáles son algunas maneras en las que podemos hacerlo incluso al realizar actividades para nosotros mismos? (Entre los ejemplos podría mencionarse el almorzar con quienes parezcan estar solos o el elogiar a los demás durante las actividades escolares).
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¿Cómo creen que amar a Dios y a nuestro prójimo tanto como nos amamos a nosotros mismos nos ayuda a progresar hacia la vida eterna?
Invite a un alumno a leer Lucas 10:29 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio en busca de la segunda pregunta que el intérprete de la ley hizo a Jesús.
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¿Cuál fue la segunda pregunta del intérprete de la ley?
Prepare a varios alumnos a fin de que representen la parábola del buen samaritano, que está en Lucas 10:30–35. Invite a un alumno a actuar como narrador y a otros a representar los papeles del judío herido, los dos ladrones, el sacerdote, el levita y el samaritano. (Si la clase tiene pocos alumnos, pueden representar varios papeles cada uno). Si lo desea, proporcione algunos accesorios como placas de identificación, ropa adicional para quitarle al judío, dos recipientes para representar el aceite y el vino, una silla móvil o rodante para representar la cabalgadura, y dos monedas para representar los dos denarios. (Nota: Si lo desea, designe a los participantes y deles instrucciones específicas antes de la clase para asegurarse de que la representación sea eficaz, apropiada y segura).
Invite al narrador a leer Lucas 10:30–35 en voz alta, y pida a quienes vayan a actuar que representen la parábola. Pida al resto de la clase que siga la lectura en silencio para conocer quién es nuestro prójimo, según enseñó el Salvador. Tras la representación, invite a los alumnos a volver a sus asientos.
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¿Cuál de las acciones del samaritano les llama más la atención?
Para ayudar a la clase a entender mejor lo que había de esperarse de un sacerdote, de un levita, y de un samaritano, invite a un alumno a leer la siguiente explicación en voz alta:
En la ley de Moisés escrita, los sacerdotes y levitas estaban asignados [y obligados] a servir a Dios y a sus semejantes en el templo, al igual que como maestros y modelos ideales de la ley de Dios. Aquellos poseedores del sacerdocio entendían plenamente el mandamiento de “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18). De hecho, a los levitas se les mandó específicamente ayudar a los viajeros en lo económico y de otras maneras (véase Levítico 25:35–36). Por el contrario, “Los samaritanos tenían sangre israelita y sangre gentil, y su religión era una mezcla de creencias y prácticas judías y paganas… Los judíos habían llegado a sentir [odio] hacia los samaritanos porque estos habían apostatado de la religión israelita” (Guía para el estudio de las Escrituras, “Samaritanos”, scriptures.lds.org). Por lo general, ambos grupos solían desviarse de su camino para evitarse unos a otros.
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En la parábola, ¿por qué las acciones del sacerdote, del levita y del samaritano resultan fuera de lo común?
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¿Qué razones podría haber tenido el samaritano para no ayudar al judío herido?
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Según Lucas 10:33, ¿qué motivó al samaritano a actuar al ver al judío herido?
Señale que ser movido a misericordia significa fijarse en las necesidades o dificultades de otra persona, y sentir el deseo de hacer todo lo posible para ayudarla.
Invite a un alumno a leer Lucas 10:36–37 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que el Salvador enseñó luego al intérprete de la ley.
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¿De qué forma la parábola contesta la pregunta del versículo 29: “¿Y quién es mi prójimo?”?
Ayude a los alumnos a entender que el hecho de que el Salvador utilizara a un samaritano en la parábola sugiere que nuestro prójimo no es solo alguien a quien tenemos cerca, sino cualquiera de los hijos de nuestro Padre Celestial; incluso aquellos que son más difíciles de amar.
Invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente declaración del presidente Howard W. Hunter:
“Debemos recordar que si bien nosotros hacemos amigos, Dios ha hecho a nuestro prójimo: a todos ellos. El amor no debe tener límites… Cristo dijo: ‘Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?’ (Mateo 5:46)” (véase “La piedra de toque del Señor”, Liahona, enero de 1987, págs. 33–34).
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Según Lucas 10:37, ¿qué enseñó el Salvador al intérprete de la ley que debía hacer?
Invite a los alumnos a pensar de nuevo en las personas en las que habían pensado antes, a las que podría resultarles difícil amar.
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¿Qué podemos hacer para sentir amor y misericordia por quienes nos resulta difícil amar?
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Mediten en alguna ocasión en la que ustedes o alguien que conozcan hayan seguido el consejo del Salvador de “amarás… a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27). ¿Cuál fue el resultado de ello?
Testifique de las verdades que se han enseñado en la lección de hoy. Escriba el siguiente enunciado incompleto en la pizarra e invite a los alumnos a completarlo en el cuaderno de apuntes o en el diario de estudio de las Escrituras: Seguiré el ejemplo del buen samaritano al…
Siguiente unidad (Lucas 10:38–17:37)
Explique a los alumnos que en la próxima lección estudiarán sobre el modo en que Jesús reprendió a los fariseos repetidamente por procurar parecer rectos, pero eran egoístas por dentro. Pídales que piensen cómo podrían ser menos semejantes a los fariseos y más parecidos a los humildes discípulos de Cristo. También estudiarán otras parábolas que Jesús enseñó, entre ellas, la del hijo pródigo. Pídales que se fijen en lo que sucedió con el joven rico que dedicó la vida a obtener riquezas y que descuidó a los pobres.