“YO SOY EL QUE SOY”: Símbolos de Jesucristo en el Antiguo Testamento
Diciembre de 2018
“YO SOY EL QUE SOY”: Símbolos de Jesucristo en el Antiguo Testamento
Por Stephen P. Schank
Departamento del Sacerdocio y la Familia de la Iglesia
En este registro antiguo en particular, debemos buscar a Jesucristo, pues si no, tal vez no lo hallemos.
Cuando Moisés cubrió su rostro, las palabras misericordiosas del Señor que provenían de la zarza ardiente debieron haber resonado con los ecos de la eternidad: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo… pues conozco sus angustias.
“Y he descendido para librarlos…
“Y dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; si ellos me preguntan: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?
“Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros” (Éxodo 3:7–8, 13–14).
Conocido en el antiguo Israel como el Señor Jehová, Jesucristo en Su estado premortal se presentó a Sí mismo como la fuente a la que debe acudir Su pueblo para buscar la redención. Miles de años más tarde, Jesucristo, resucitado, volvió a confirmar Su promesa de liberación para el Israel moderno con estas palabras: “Sed de buen ánimo, pues, y no temáis, porque yo, el Señor, estoy con vosotros y os ampararé; y testificaréis de mí, sí, Jesucristo, que soy el Hijo del Dios viviente; que fui, que soy y que he de venir” (D. y C. 68:6; cursiva agregada).
Las Escrituras, las palabras de vida, están diseñadas para dirigir a los hijos de Dios de toda generación hacia Jesucristo para buscar libertad del pecado y de la muerte, y de todos nuestros problemas terrenales. El Antiguo Testamento no es la excepción; así como cada tomo de Escritura, su intención es volver nuestros corazones y nuestras mentes hacia nuestro Libertador, el Señor Jesucristo. Sin embargo, en este registro antiguo en particular, debemos buscarlo, pues si no, tal vez no lo hallemos.
Al buscar a Cristo en cualquier libro de Escritura, es de ayuda recordar constantemente qué estamos buscando. ¡Jesucristo es la fuente de vida! Jesucristo es la solución eterna para Israel ante los problemas fatales de la muerte física y espiritual que trajo la Caída. Lehi declaró: “… él se ofrece a sí mismo… para satisfacer los fines de la ley” (2 Nefi 2:7; cursiva agregada). Esa respuesta —el Redentor de Israel, el gran “Yo soy”— es la que buscamos cuando escudriñamos las Escrituras. Sin embargo, dentro del lenguaje poético y con frecuencia arcaico del Antiguo Testamento, los problemas eternos —y Jesucristo, la solución— no siempre se pueden reconocer con facilidad. Aun así, Jesucristo se encuentra ahí, detrás de la superficie, esperando que se le encuentre en las narrativas antiguas.
Al tener en mente el nombre del Señor que compartió con Moisés en el monte Sinaí —“YO SOY”— consideren las muchas cosas que Jesucristo es para aquellos que ponen su confianza en Él. Los siguientes ejemplos son enseñanzas simbólicas del Antiguo Testamento diseñadas para volver nuestros corazones y mentes al Señor Jesucristo a fin de ser liberados.