Capítulo adicional 5. Hay una diferencia: Kate M. Barker
“Capítulo adicional 5. Hay una diferencia: Kate M. Barker”, En el púlpito: 185 años de discursos de mujeres Santos de los Últimos Días, 2017
“Capítulo adicional 5. Kate M. Barker”, En el púlpito
Capítulo adicional 5
Hay una diferencia
Kate M. Barker
Conferencia General de la Sociedad de Socorro
Tabernáculo, Manzana del Templo, Salt Lake City, Utah
3 de abril de 1937
Todas valoramos la vida y la oportunidad. Estamos agradecidas por haber nacido en esta maravillosa época. Pero grandes bendiciones y oportunidades significan gran responsabilidad. Nuestro Padre Celestial cuida de la tierra y tiene un plan glorioso para establecer el reino de Dios sobre ella. Él también tiene un plan general para cada uno de Sus hijos, y depende de cada una de nosotras para que ayudemos a impulsar el plan del Evangelio. Si valoramos esto, no podemos menos que poner nuestro mejor esfuerzo en esta obra. ¿Pueden nuestras normas ser demasiado elevadas? Jesús dijo: “El que no está conmigo, contra mí está”16. Creo que quería decir activamente con Él y que, en tanto en cuanto seamos pasivas y pensemos de manera superficial, en tanto en cuanto dejemos de poner nuestro mejor empeño y nuestro tiempo en nuestros pensamientos y hechos, de modo que pensemos y actuemos de manea recta y franca, en tanto en cuanto dejemos de poner el corazón y el alma en esta obra, hasta ese punto estamos contra Él.
Solo podemos estar seguras de que estamos solucionando nuestros problemas de la manera correcta si tenemos la ayuda de nuestro Padre en los cielos. Él ha dicho: “Mirad hacia mí en todo pensamiento; no dudéis; no temáis”17. Pero “[hay] una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan”18.
Se nos han dado leyes muy precisas que rigen la oración. Debemos preguntar con fe. La fe no llega sin esfuerzo, esperando el momento de necesidad para decir: “Tendré fe”. La fe viene por medio de la obediencia. Nuestras oraciones deben ser sinceras. Son sinceras cuando ponemos nuestros mejores esfuerzos y entonces pedimos con humildad guía o confirmación. Cuando Oliver Cowdery deseó traducir una parte del Libro de Mormón, no recibió la inspiración necesaria y el Señor le dijo: “He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme”19. Hay una diferencia entre pedir a nuestro Padre Celestial que bendiga a los pobres y pedir que nosotras podamos ver las necesidades y ayudar a llevar la bendición.
Oremos por nuestros líderes de la Iglesia, pero ofrezcamos también a nuestro Padre Celestial la seguridad de que, si Él inspira a nuestros líderes, nosotras pondremos nuestro mejor esfuerzo para seguir su guía.
El Señor también ha dicho: “Orad… en vuestras familias”20. La oración familiar ayudará mucho a mantener a la familia unida. Orar juntos tiene un efecto en las personas. Pero hay una diferencia entre orar y hacer oraciones. Las oraciones familiares nunca se deben convertir en una rutina. Mostremos a nuestros hijos lo que la oración significa para nosotras. Cuando Jesús estaba con Sus discípulos, recibía tanta ayuda y tanto consuelo de la oración que ellos dijeron: “Señor, enséñanos a orar”21.
Que nuestras oraciones nos hagan tener una nueva perspectiva y una nueva empatía para que no decepcionemos a nuestro Padre Celestial en las tareas que Él nos ha pedido que llevemos a cabo.