“20. Oración: Elvira S. Barney”, At the Pulpit: 185 Years of Discourses by Latter-day Saint Women, 2017, págs. 78–81
“20. Elvira S. Barney”, At the Pulpit, págs. 78–81
20
Oración
Asociación de Sufragio de la Mujer en Utah
Salón de Asambleas, Manzana del Templo, Salt Lake City, Territorio de Utah
7 de octubre de 1889
Oh, Dios, el Eterno, el Padre de los cielos y la tierra, en el nombre de Tu Hijo, Jesucristo, nosotros, una pequeña porción de la familia humana, nos congregamos bajo este techo con un propósito particular, y te rogamos que inspires tanto a los oradores como a la audiencia con una porción de Tu celestial influencia divina para que el resultado de nuestra asamblea sea el bien, y podamos aprender y prepararnos para la tempestad o la calma, para la guerra o la paz, para la prosperidad o la adversidad. Nos has bendecido en nuestra juventud, hasta ahora has estado con nosotros en todo el camino de la vida, y te rogamos que no nos olvides en los años de nuestro ocaso.
Hiciste que la tierra fuera creada, y del caos la formaste. Hiciste que la tierra produjera vegetación, y que los animales y el ser humano que creaste pudieran subsistir en ella y morar sobre su faz; y ahora te imploramos que bendigas la tierra para que siga produciendo vegetación, y hagas que el rocío de los cielos descienda, y las lluvias en su estación16. Te pedimos que temples el clima en bien de la humanidad y de toda creación animal, a fin de que sintamos deseos de alabar Tu santo nombre porque vive el hombre. Te pedimos a Ti, el Gran Eterno, que ordenes a los relámpagos, los terremotos y los elementos que se manifiesten para el bien de toda creación vegetal y animal17.
Oramos por los débiles, oramos por los afligidos, y oramos por los fuertes, para que estén dispuestos a ayudar a llevar las cargas de los débiles18. Oramos para que, en Tu propio tiempo y a Tu propia manera, ablandes el corazón de los inicuos y los inmorales, para que Tu gracia se extienda y cubra toda la tierra como con dosel, a fin de que no haya pecado ni iniquidad, y triunfe la rectitud. Te pedimos que estés con los gobernantes del país para que Tu voz llegue a sus oídos en las cámaras de consejo, de modo que teman dictar leyes injustas19 y contemplen la posibilidad de mejorar y regenerar aquellas que ya existen, para que las quejas de este pueblo no asciendan a Ti por causa de la opresión20. Rogamos que ablandes el corazón de los inflexibles, a fin de que los medios de los que dispone el hombre puedan utilizarse para toda la humanidad; que no se olviden de su benefactor, sino que siempre doblen la rodilla en humilde reverencia ante Ti21.
Suplicamos que estés con la mujer, como has estado con el hombre, para fortalecerla donde ella es débil y así pueda ayudar en la defensa de la verdad y la rectitud; y que donde se escuche su voz por toda la vasta superficie de la tierra, esta llegue al corazón de los que son honestos, y pueda ella servir para alisar las arrugas de leyes injustas tal como hace y ha hecho con las almohadas bajo las doloridas cabezas de Tus soldados y siervos22. Te rogamos que bendigas a Tus siervas aquí, en este pequeño rincón en los valles de las montañas, para que podamos realizar actos nobles y grandes que se comparen con la grandeza de las montañas que nos rodean.
Escúchanos, oh, Padre, en esta ocasión, y acepta nuestra humilde ofrenda, porque nos dedicamos nosotros mismos, nuestra reunión y nuestra causa a Ti, pidiendo perdón por nuestros pecados, en el nombre de Jesús. Amén.