Lección de estudio individual supervisado
Helamán 10–16 (Unidad 23)
Introducción
En Helamán 10–16 se recalca la función de los profetas de declarar el arrepentimiento. A lo largo de la semana, los alumnos tuvieron la oportunidad de estudiar la fidelidad de los profetas Nefi y Samuel el Lamanita. Ambos hombres tuvieron manifestaciones espirituales y autoridad para ministrar entre los nefitas desobedientes. A pesar de la dureza de corazón de los del pueblo, los dos proclamaron el arrepentimiento. Enseñaron que la felicidad se halla al vivir los principios establecidos por Jesucristo, y no al cometer iniquidades.
Sugerencias para la enseñanza
Helamán 10–16
Helamán y Samuel ministran al pueblo fielmente
Pregunte a los alumnos si alguna vez han estado en una situación en la cual apoyar las normas que se enseñan en el folleto Para la Fortaleza de la Juventud habría sido impopular entre sus amigos. Quizás desee invitar a algunos alumnos a compartir sus experiencias y explicar lo que sintieron y aprendieron.
Indique a los alumnos que Helamán 10–16 contiene el ejemplo de dos hombres que defendieron las normas del Señor aun cuando ello era impopular entre los del pueblo. Invite a los alumnos a considerar lo que pueden aprender de los ejemplos de Nefi y Samuel el Lamanita que podría ayudarlos en circunstancias semejantes.
Copie el siguiente cuadro en la pizarra o en una hoja de papel:
Semejanzas entre Nefi y Samuel el Lamanita | ||
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Nefi (Helamán 10:1–5, 12, 15–16) |
Samuel (Helamán 13:1–6; 16:1–2) |
Pida a los alumnos que lean los pasajes de las Escrituras del cuadro y busquen las semejanzas entre Nefi y Samuel. Invite a algunos alumnos a escribir dichas semejanzas en el espacio en blanco del cuadro. La lista podría incluir lo siguiente: fueron rechazados por el pueblo; escucharon la voz del Señor; siguieron los mandatos del Señor de inmediato; hablaron lo que el Señor les puso en el corazón; advirtieron a los nefitas que si no se arrepentían, serían destruidos; fueron protegidos por el poder de Dios para poder comunicar Su mensaje.
Después que hayan escrito las semejanzas que hallaron, pida a un alumno que lea Helamán 10:4 en voz alta. Después haga las siguientes preguntas:
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¿Cuáles son algunas de las razones posibles por las que Nefi trabajaba infatigablemente?
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¿Cómo demostró Samuel su carácter infatigable? ¿Cómo podemos cultivar nosotros ese carácter infatigable?
Pida a un alumno que lea a la clase la siguiente declaración del élder Neal A. Maxwell, del Quórum de los Doce Apóstoles, en la cual nos enseña cómo podemos cultivar esa virtud:
“Si nos concentramos en Jesús y en Su obra, aumentarán tanto nuestra dicha como nuestra capacidad de perseverar… Nefi no se había afanado egoístamente por su ‘propia vida’, sino que su afán había sido hacer la voluntad de Dios, lo cual le dio la energía extra e íntegra con la que le fue posible esmerarse con diligencia infatigable. Nefi sabía hacia dónde mirar: hacia Dios” (If Thou Endure It Well, 1996, pág. 116).
Pregunte:
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Según el élder Maxwell, ¿qué podemos hacer para servir con diligencia infatigable?
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¿Qué frases de Helamán 10:4 demuestran que Nefi “miraba hacia Dios” o, en otras palabras, estaba centrado en hacer la voluntad divina?
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¿Qué frases de Helamán 13:3–5 demuestran que Samuel anteponía la voluntad de Dios a la propia?
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¿Qué principio verdadero podemos aprender de las experiencias de Nefi y de Samuel? (Una de las respuestas posibles podría reflejar una verdad que los alumnos aprendieron en su estudio personal de la semana: El Señor nos confía bendiciones y responsabilidades cuando procuramos Su voluntad antes que la nuestra.)
Lea el siguiente relato que narró el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, sobre una jovencita de doce años que aceptó la voluntad de Dios antes que la propia:
“No podemos tener fe en el Señor si no tenemos también una confianza plena en Su voluntad y en Su tiempo. Cuando tenemos esa clase de fe y confianza en el Señor, gozamos de verdadera segundad en nuestra vida…
“Leí la historia de una jovencita que demostró esa clase de fe y confianza. Su madre había estado seriamente enferma por varios meses; por fin, el fiel padre reunió a sus hijos alrededor del lecho de su esposa, y les dijo que se despidieran de su madre porque estaba a punto de morir. La hija de doce años protestó:
“‘Papá, no quiero que mamá se muera; he estado con ella en el hospital… por seis meses; una y otra vez… tú le has dado una bendición y a ella se le ha quitado el dolor, pudiendo así dormir tranquila. Quiero que pongas tus manos sobre la cabeza de ella y la cures’.
“El padre, que era el élder Heber J. Grant, les dijo a los niños que en su corazón, él sentía que el tiempo de su madre había llegado. Los niños salieron de la habitación y él se arrodilló al lado de la cama donde yacía su esposa. Más tarde, recordó lo que dijo en la oración: ‘Le dije al Señor que reconocía Su mano en la vida y en la muerte … Pero le dije que carecía de la fortaleza para dejar morir a mi esposa y que ello afectara la fe de mis hijitos’. Le suplicó al Señor que le diera a su hija ‘el conocimiento de que era Su intención y voluntad de que su madre muriera’.
“La madre murió en menos de una hora. Cuando el élder Grant llamó a los niños nuevamente a la habitación y les dio la noticia, su hijito de seis años [llamado Heber] empezó a llorar desconsoladamente. Su hermana de doce años lo tomó en sus brazos y le dijo: ‘No llores, Heber; desde que salimos de este cuarto, la voz del Señor desde los cielos me ha dicho: ‘En la muerte de tu madre se manifestará la voluntad del Señor’” (Bryant S. Hinckley, Heber J. Grant: Highlights in the Life of a Great Leader, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1951, págs. 243–244).
“Cuando manifestemos la clase de fe y confianza que demostró esa jovencita, tendremos la fortaleza para sostenernos en todo momento importante de nuestra vida” (“Fe en el Señor Jesucristo”, Liahona, julio de 1994, pág. 114).
Pregunte:
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¿Qué ayudó al presidente Heber J. Grant y su familia a anteponer la voluntad del Señor a la de ellos?
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¿Han tenido alguna experiencia en la que debieron poner su confianza en Dios y anteponer la voluntad de Él a la de ustedes? (Considere la posibilidad de invitar a algunos alumnos a compartir sus experiencias con la clase. Recuérdeles que no deberían compartir nada que sea demasiado personal o privado.)
Afirme a los alumnos que cuando depositamos nuestra confianza en Dios y anteponemos la voluntad de Él a la nuestra, Él nos sostiene durante los momentos difíciles.
Explique que una parte importante del ministerio de Nefi consistió en ayudar a las personas a recordar a Dios y arrepentirse de sus pecados. No obstante, éstas siguieron endureciendo el corazón y no quisieron que se les corrigiera.
Divida la clase en dos grupos. Pida a un grupo que lea Helamán 10:15–18; 11:3–10 y al restante que lea Helamán 11:30–37; 12:1–3. (Quizás quiera escribir esas referencias en la pizarra.) Pida a los grupos que se preparen para hablar sobre las razones por las que el Señor disciplinó a Su pueblo. Los alumnos podrían mencionar varias razones, pero procure que expresen que el Señor castiga a Su pueblo para hacer que lo recuerden.
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¿Qué tipo de disciplina empleó el Señor para llamar la atención del pueblo?
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Según Helamán 12:3, muchas personas no se acuerdan del Señor salvo que Él las discipline. ¿Por qué creen que sea así?
Invite a un alumno a leer Helamán 15:3 en voz alta.
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¿De qué manera la disciplina del Señor es una expresión de amor?
Pida a los alumnos que compartan sus respuestas de la asignación 5 del día 2 de esa semana. Quizás desee reiterar que mediante la humildad y el arrepentimiento, podemos evitar el orgullo y la destrucción y que si no tenemos cuidado, la prosperidad puede llevarnos a olvidar al Señor.
Siguiente unidad (3 Nefi 1–11)
En la siguiente asignación, los alumnos leerán sobre la reunión de toda la nación nefita para combatir a los ladrones de Gadiantón en una batalla épica. ¿De qué modo pudieron los nefitas derrotar a los inicuos ladrones? Los alumnos también leerán sobre la enorme destrucción que ocurrió en el continente americano al momento de la muerte de Jesús en Jerusalén. En medio de la oscuridad, el pueblo oyó la voz de Jesucristo. Luego, el Salvador resucitado les ministró personalmente. Pida a los alumnos que piensen en cómo se hubieran sentido si hubiesen estado allí.