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Lección 1: La función del que aprende


Lección 1

La función del que aprende

Introducción

El propósito de esta lección es ayudar a los alumnos a cumplir con su función en el aprendizaje del Evangelio. A veces los alumnos piensan que la responsabilidad de su aprendizaje recae únicamente sobre el maestro. El presidente Henry B. Eyring de la Primera Presidencia habló de la necesidad de que tanto el que aprende como el que enseña busquen la guía del Espíritu Santo:

“Los problemas y las tentaciones que enfrentaron nuestros alumnos hace apenas cinco años palidecen a comparación de lo que vemos ahora, y habrá tiempos aún más difíciles. He sentido… que lo que hemos hecho y lo que estamos haciendo no bastará. Necesitamos mayor poder para que el Evangelio penetre profundamente el corazón y la vida de nuestros alumnos…

“Ustedes deben tener el Espíritu como un compañero constante para enseñar con poder, y sus alumnos no sobrevivirán espiritualmente sin el Espíritu como su compañero” (“El Espíritu debe ser nuestro compañero constante”, La enseñanza en Seminario: Lecturas de preparación para el maestro, pág. 33).

Al enseñar por el poder del Espíritu Santo y al ayudar a los alumnos a aprender por ese mismo poder, usted puede contribuir a que ellos se conviertan de verdad al evangelio restaurado de Jesucristo. Tal vez necesite repasar con regularidad los principios que se enseñan en esta lección para recordarles a los alumnos las responsabilidades que tienen en la clase.

Sugerencias para la enseñanza

La responsabilidad individual de aprender por el estudio y por la fe

Pida a un alumno que pase al frente del salón. Explique que quiere ayudar a ese alumno a ser físicamente más fuerte. Después pida a otro alumno que pase al frente y haga cinco lagartijas (flexión y extensión de codos).

Después de que el segundo alumno haya hecho las lagartijas, pregúntele al primer alumno:

  • ¿Te hicieron más fuertes esas lagartijas?

Pregunte a la clase:

  • Este ejemplo de ejercicio físico, ¿cómo se relaciona con la responsabilidad de ustedes de aprender el Evangelio? ¿Quién es responsable de que ustedes aprendan el Evangelio?

Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 88:118 en voz alta.

  • ¿Qué piensan que significa “[buscar] conocimiento tanto por el estudio como por la fe”? (Tal vez tenga que indicar que se requiere de un esfuerzo individual para aprender por el estudio y por la fe.)

Élder David A. Bednar

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló de lo que significa aprender por la fe. Inste a los alumnos a escribir esta declaración en alguna parte (tal vez en el diario de estudio de las Escrituras o en el cuadernos de apuntes) para que puedan consultarla con frecuencia durante el año de seminario.

“Aprender por la fe requiere un esfuerzo espiritual, mental y físico, y no simplemente una recepción pasiva …el alumno debe ejercer su fe y actuar para lograr conocimiento por sí mismo” (“Buscar conocimiento por la fe”, Una tarde con el élder David A. Bednar, 3 de febrero de 2006, pág. 3, si.lds.org).

El estudio personal diario de las Escrituras

Explique que el estudio personal diario de las Escrituras es una parte importante de la búsqueda de conocimiento por el estudio y por la fe.

Pida a un alumno que lea Helamán 3:29–30 en voz alta.

  • ¿Cuál sería la diferencia entre leer las Escrituras con indiferencia y “asirse a la palabra de Dios”?

  • Según los versículos que acabamos de leer, ¿qué bendiciones se reciben al asirnos a la palabra de Dios?

  • ¿Qué otras bendiciones se reciben al estudiar diariamente las Escrituras?

  • ¿En qué ocasiones ustedes han recibido bendiciones gracias al estudio personal diario de las Escrituras?

Conforme contesten estas preguntas, asegúrese de que los alumnos entiendan que el estudio personal diario de las Escrituras fortalece nuestro testimonio, invita al Espíritu Santo a nuestra vida y nos ayuda a aprender el Evangelio.

Pida a los alumnos que contesten una de estas preguntas en su diario de estudio de las Escrituras:

  • ¿Qué pueden hacer para mejorar su estudio del Libro de Mormón este año?

  • ¿Cómo ha influido la lectura del Libro de Mormón en lo que sienten por Jesucristo?

Pida a los alumnos que se pongan la meta de estudiar el Libro de Mormón diariamente este año. Indíqueles también que se fijen la meta de leer todo el Libro de Mormón durante el año de seminario. Sugiérales que escriban esas metas en su diario de estudio de las Escrituras. Recuérdeles que las metas pueden ayudarles con los requisitos de Mi Deber a Dios y del Progreso Personal.

Aprender por el Espíritu

Trace el siguiente diagrama en la pizarra: No escriba las palabras porque lo irá haciendo al avanzar la lección.

Triangle Diagram

Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 50:17–18 en voz alta.

  • Según estos versículos, ¿qué requiere el Señor del maestro del Evangelio? (Enseñar la verdad por el poder del Espíritu.)

Escriba en el diagrama Espíritu Santo y Maestro, tal como se indica arriba. Comparta lo que piensa acerca de buscar la guía del Espíritu Santo al enseñar. Ayude a los alumnos a saber que usted hace un esfuerzo sincero para ser guiado por el Espíritu a fin de prepararse y enseñar.

Pida a los alumnos que coloquen un marcador de libros en Doctrina y Convenios 50 (ya que regresarán a ese pasaje en unos momentos). Pida a un alumno que lea 2 Nefi 33:1 en voz alta.

  • Cuando se enseña el Evangelio, ¿qué hace el Espíritu Santo por el que aprende?

Explique que para aprender el Evangelio a la manera del Señor, debemos aceptar la responsabilidad de aprender por el poder del Espíritu Santo. Pida a los alumnos que lean en silencio Doctrina y Convenios 50:19–21.

  • ¿Qué debemos escribir en la esquina inferior derecha del triángulo? (Escriba Alumno.)

  • ¿Qué piensan que significa recibir la verdad por el Espíritu?

Tal vez desee enseñar algunos principios acerca de reconocer la influencia del Espíritu Santo. Ayude a los alumnos a entender que el Espíritu normalmente se comunica con nosotros de forma discreta, mediante sentimientos y en nuestra mente (véase 1 Nefi 17:45; D. y C. 8:2–3). El Espíritu Santo también nos da sentimientos de amor, gozo, paz, paciencia, mansedumbre, benignidad, fe y esperanza (véase Gálatas 5:22–23; D. y C. 11:12).

  • ¿Qué pueden hacer para prepararse para aprender por el Espíritu en seminario?

Como parte de este análisis, ayude a los alumnos a entender que una forma importante de aprender por el Espíritu es estar dispuestos a compartir nuestro testimonio con los demás. Lea la siguiente declaración del élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles:

Élder Richard G. Scott

“Cuando los alumnos expresan verbalmente las verdades, [esas verdades] se confirman en su alma y fortalecen su testimonio personal” (“To Understand and Live Truth”, discurso a los instructores de religión del SEI, 4 de febrero de 2005, pág. 3, si.lds.org).

Recuerde a los alumnos que los programas de Mi Deber a Dios y del Progreso Personal contienen sugerencias para compartir las verdades del Evangelio con otras personas. Anímeles a compartir sus experiencias en las clases de seminario, en las reuniones de quórum o de clase y en sus conversaciones con familiares y amigos. Recalque el hecho de que al esforzarse por explicar, compartir y testificar en cuanto a las verdades del Evangelio, Dios aumentará la capacidad de ellos para hablar del Evangelio con los demás.

Señale de nuevo al diagrama que está en la pizarra. Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 50:14, 22 en voz alta.

  • ¿De qué manera resumen estos versículos las funciones del Espíritu Santo, del maestro y del alumno en el aprendizaje del Evangelio? (Tal vez sea necesario que explique que el Espíritu Santo, también llamado el Espíritu y el Consolador en este pasaje, enseña la verdad. El maestro debe enseñar por el poder del Espíritu y el alumno debe aprender por el mismo poder.)

  • ¿Qué sucede cuando un alumno aprende por el Espíritu y el maestro enseña por el Espíritu? (Quizás tenga que explicar que en este contexto edificar significa construir, fortalecer, iluminar o mejorar.)

En el Libro de Mormón, Enós y Alma son ejemplos de personas que aprendieron por el Espíritu. Pida a los alumnos que lean Enós 1:4–10 y Alma 5:45–47 en silencio. (Quizás quiera escribir esas referencias en la pizarra.) Después pregunte:

  • ¿Qué hizo Enós (o Alma) para aprender por el Espíritu?

  • ¿Qué hizo el Espíritu por Enós (o Alma)?

Pida a un alumno que lea la siguiente declaración del élder Bednar:

“Debiéramos recordar siempre que el Espíritu Santo es el maestro que, tras la pertinente invitación, puede acceder al interior del corazón del que aprende” (“Buscar conocimiento por la fe”, pág. 4).

  • ¿Cómo se aplica lo que hemos estudiado hasta ahora a sus responsabilidades individuales como miembros de esta clase? (Conforme vayan respondiendo los alumnos, asegúrese de que entiendan que cuando abrimos nuestro corazón y le pedimos a Dios con fe, el Espíritu Santo nos ayuda a entender las verdades del Evangelio.)

Para motivar a los alumnos a pensar en formas en que pueden ayudarse mutuamente a aprender por el Espíritu, pregunte:

  • ¿Qué podemos hacer para ayudar a invitar la presencia del Espíritu a nuestro salón de clases? (Entre las respuestas podrían mencionar cantar el himno inicial, llevar las Escrituras a la clase y usarlas diariamente, estar dispuestos a contestar preguntas y compartir experiencias, orar unos por otros y pedir la guía del Espíritu Santo.)

Para ayudar a los alumnos a entender que las acciones negativas también pueden influir en el resto de la clase, pregunte:

  • ¿Qué tipo de actitudes o conductas ofenden al Espíritu en la clase de seminario?

Pida a los alumnos que consideren el valor de tener al Espíritu Santo como maestro.

  • ¿En qué ocasiones han sentido que el Espíritu ha ejercido Su función de maestro?

Concluya invitando a los alumnos a aprender por el estudio y por la fe al estudiar el Libro de Mormón en seminario este año. Tal vez desee darle seguimiento a este tema con los alumnos durante el transcurso del año para motivarlos a continuar esforzándose en este sentido.

Comentarios e información de contexto

El estudio diario de las Escrituras

“Los profetas de los últimos días nos aconsejan estudiar las Escrituras todos los días, tanto personalmente como con nuestra familia. Nos instan, como Nefi hizo con sus hermanos, a aplicar las Escrituras a nosotros mismos, buscando la forma en que los relatos sagrados de antaño se aplican a nuestra vida en la actualidad (véase 1 Nefi 19:23–24). Nos exhortan a ‘[escudriñar] las Escrituras’ (Juan 5:39) y a ‘[deleitarnos] en las palabras de Cristo’ (2 Nefi 32:3).

“Tú te beneficiarás grandemente si sigues ese consejo. El estudio diario y significativo de las Escrituras te ayudará a ser receptivo(a) a las impresiones del Espíritu Santo. Edificará tu fe, te fortalecerá en contra de la tentación y te ayudará a acercarte a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Amado.

“Elabora un plan para tu propio estudio personal de las Escrituras. Considera apartar un tiempo todos los días para estudiarlas. Durante ese tiempo, léelas detenidamente y mantente atento a la guía del Espíritu. Pide a nuestro Padre Celestial que te ayude a saber lo que Él desea que aprendas y hagas.

“Continúa leyendo las Escrituras, en especial el Libro de Mormón, durante toda la vida; así volverás a descubrir una y otra vez los tesoros que encierran, y encontrarás en ellas un nuevo significado y aplicación al estudiarlas en las distintas etapas de la vida” (Leales a la Fe: Una referencia del Evangelio, 2004, “Escrituras”, pág. 75).

El presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, dijo:

“Si tomamos a la ligera nuestro estudio de las Escrituras, tomaremos a la ligera nuestras oraciones.

“Tal vez no cesemos de orar, pero nuestras oraciones se volverán más repetitivas, más mecánicas, carentes de verdadera intención. No podemos entregar nuestro corazón a un Dios que no conocemos, y las Escrituras y las palabras de los profetas vivientes nos ayudan a conocerle” (“Oración”, Liahona, enero de 2002, pág. 18).

2 Nefi 33:1. Abrir nuestro corazón al Espíritu Santo

Como parte del análisis de 2 Nefi 33:1, considere leer la siguiente declaración del élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“Nefi nos enseña: ‘Cuando un hombre habla por el poder del Santo Espíritu, el poder del Espíritu Santo… lleva [el mensaje] al corazón de los hijos de los hombres’ (2 Nefi 33:1). Fíjense en que el Espíritu lleva el mensaje al corazón, pero no lo introduce necesariamente en su interior. Un maestro puede explicar, demostrar, persuadir y testificar, y hacerlo con gran poder espiritual y eficacia; sin embargo, el contenido de un mensaje y el testimonio del Espíritu Santo penetran el corazón solo cuando lo permite el receptor…

“El alumno que ejerce su albedrío para actuar en consonancia con principios que son correctos, abre su corazón al Espíritu Santo e invita tanto al poder de Este para enseñar y testificar, como a Su testimonio confirmador” (“Buscar conocimiento por la fe”, Una tarde con el élder David A. Bednar, 3 de febrero de 2006, págs. 1, 3, si.lds.org).