Unidad 17: Día 4
Hechos 3–5
Introducción
A la puerta del templo, Pedro y Juan sanaron a un hombre que había nacido cojo. Luego, Pedro enseñó a las personas que habían presenciado la sanación de ese hombre. Como resultado de ello, Pedro y Juan fueron arrestados y el Sanedrín les ordenó que dejaran de enseñar en el nombre de Jesús. Los miembros de la Iglesia vivían la ley de consagración, pero dos de ellos murieron como resultado de haberles mentido a Pedro y a Dios. Pedro y Juan continuaron realizando milagros, lo que enfureció a los principales sacerdotes. Se les arrestó de nuevo y se les encarceló, pero fueron liberados por un ángel, que les dijo que fueran al templo y predicaran el Evangelio.
Hechos 3:1–11
Pedro sana a un hombre que nació cojo
Piensa en alguna ocasión en la que pediste algo específico (tal vez un regalo de cumpleaños o de Navidad) pero en vez de ello recibiste otra cosa. ¿Cómo podría esa experiencia ser similar a suplicar bendiciones a nuestro Padre Celestial por medio de la oración?
A medida que estudies Hechos 3, busca un principio que pueda ayudarte cuando no recibas las respuestas o bendiciones que esperas del Señor.
Lee Hechos 3:1–3y fíjate con quién se encontraron Pedro y Juan a la puerta del templo.
Reflexiona sobre cómo se sentiría estar en el lugar del hombre cojo. De tu experiencia, ¿cuáles son algunas formas típicas en las que las personas podrían responder a la petición de este hombre para recibir limosnas o ayuda tal como dinero o comida?
Lee Hechos 3:4–7 para saber lo que hizo Pedro por ese hombre.
¿Qué es lo que te llama la atención de lo que Pedro dijo e hizo?
Lee Hechos 3:8 y presta atención a lo que hizo el hombre después de que Pedro “le levantó” (Hechos 3:7).
¿En qué sentido fue la bendición que ese hombre recibió mayor que la limosna (dinero) que había pedido al principio?
Podemos asemejar ese relato a nuestra vida. Nuestro Padre Celestial tal vez no conteste nuestras oraciones en las formas que queremos o esperamos que lo haga, pero Sus respuestas son siempre para nuestro mayor beneficio.
En el relato registrado en Hechos 3:1–8, es obvio que lo que ese hombre recibió fue más grande de lo que había pedido. Sin embargo, en otros casos quizás no quede tan claro que lo que estamos recibiendo es más grande que lo que estamos pidiendo.
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En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe acerca de una experiencia en la cual la respuesta del Señor a tus oraciones fue diferente a la que tu deseabas, pero que resultó ser para tu mayor beneficio.
Imagina que hubieras estado entre las personas en el templo que fueron testigos de la sanación del cojo. Al entrar por esa puerta del templo, habrías visto con frecuencia al cojo mendigando. Entonces, un día, lo habrías visto saltar y correr después de haber sido sanado. ¿Cómo piensas que tu forma de ver a Pedro y a Juan podría haber cambiado después de presenciar ese milagro?
Lee Hechos 3:9–11 para saber cómo reaccionó el pueblo ante la sanación de ese hombre.
Hechos 3:12–26
Pedro testifica de Jesucristo y predica el arrepentimiento
Lee Hechos 3:12–18 para ver cómo explicó Pedro la sanación del cojo a la multitud. Presta atención a quién dio Pedro el mérito por la sanación del hombre.
De las acciones y las palabras de Pedro, aprendemos que los siervos de Jesucristo pueden realizar milagros mediante la fe en Su nombre.
Lee Hechos 3:19 para ver la invitación que Pedro le hizo al pueblo. (Hechos 3:19–21 es un pasaje de dominio de las Escrituras. Si lo deseas, márcalo de un modo especial para que puedas ubicarlo más adelante).
Pedro dio esperanza a los que lo escuchaban al enseñarles que ellos también podrían finalmente ser limpios mediante la fe en el Señor Jesucristo y Su expiación.
Fíjate en la expresión “tiempos de refrigerio” en Hechos 3:19. El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:
“Este periodo designado, estos tiempos de refrigerio, tendrán lugar en la segunda venida del Hijo del Hombre, en el día en el que el Señor envíe a Cristo nuevamente a la tierra…
Es el día en el que ‘la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca’. (Artículo de Fe nro. 10). Es el día de la ‘nueva tierra’ que vio Isaías (Isaías 65:17), la tierra que prevalecerá cuando cese la maldad, cuando se dé comienzo a la era milenaria” (en Conference Report, octubre de 1967, pág. 43).
Lee Hechos 3:20–21 para ver qué más sucederá durante ese periodo.
La expresión “los tiempos de la restauración de todas las cosas” en Hechos 3:21 se refiere a la Restauración del Evangelio en los últimos días. De Hechos 3:20–21 aprendemos que los profetas de todas las épocas han predicho la restauración del Evangelio en los últimos días.
Según está registrado en Hechos 3:22–26, Pedro testificó que Moisés y “todos los profetas desde Samuel en adelante” (Hechos 3:24) han hablado de Jesucristo y han advertido sobre las consecuencias de rechazarlo (véase Hechos 3:23). En la revelación moderna, el ángel Moroni repitió ese pasaje a José Smith, confirmando las consecuencias de rechazar a Jesucristo (véase José Smith—Historia 1:41).
Dominio de las Escrituras: Hechos 3:19–21
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Imagina que eres un misionero y que un investigador pregunta: “¿En qué lugar de la Biblia dice que el Evangelio sería restaurado en los últimos días?” En tu diario de estudio de las Escrituras, contesta esa pregunta utilizando Hechos 3:19–21 y al menos otro pasaje de la Biblia. Podrías buscar bajo la entrada “Restauración del Evangelio” en la Guía para el Estudio de las Escrituras.
Hechos 4–5
Pedro y Juan son arrestados y puestos en libertad; Ananías y Safira le mienten a Pedro
En Hechos 4:1–31 y Hechos 5:12–42 aprendemos lo siguiente: Pedro y Juan fueron arrestados por sanar y predicar en el nombre de Jesucristo. Pedro declaró el Evangelio al Sanedrín, que era “el senado judío y la corte superior de la nación, un consejo que se encargaba tanto de los asuntos eclesiásticos como de los civiles” (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Sanedrín”, escrituras.lds.org). Después de su liberación, Pedro y Juan continuaron predicando en el nombre de Jesús y fueron arrestados nuevamente. Se les golpeó, se les dijo otra vez que dejaran de hablar en el nombre de Jesucristo, y luego fueron puestos en libertad. Sin embargo, no cesaron de enseñar en el nombre de Jesús.
Considera la siguiente situación: Un joven se está preparando para servir en una misión. Sabe que el obispo va a hacerle preguntas en cuanto a su dignidad para servir en una misión y está considerando si debe o no decirle al obispo acerca de un grave pecado que cometió en el pasado.
Al estudiar Hechos 4:32–5:11, busca un principio que pueda ayudarte a comprender la necesidad de ser honestos con los siervos de Dios.
En Hechos 4:32 aprendemos que los santos (miembros de la Iglesia) en la época de Pedro estaban viviendo la ley de consagración, lo que significa que habían hecho convenio con Dios de compartir sus posesiones materiales de manera voluntaria, a fin de satisfacer las necesidades de todos.
Lee Hechos 4:34–35 para ver de qué manera consagraban sus posesiones al Señor.
Lee Hechos 5:1–2 y fíjate en lo que Ananías y Safira, quienes estaban casados, hicieron con el dinero que recibieron de la venta de tierras. En el versículo 2 se nos dice que la esposa estaba al tanto de ello.
¿Qué hicieron Ananías y Safira, que constituyó un pecado grave?
Lee Hechos 5:3–4 para saber lo que Pedro le dijo a Ananías.
Según el versículo 4, ¿a quién le había mentido finalmente Ananías?
De la respuesta de Pedro aprendemos que si les mentimos a los siervos de Dios, es lo mismo que mentirle a Él.
Lee Hechos 5:5–11 para ver lo que les sucedió a Ananías y Safira como consecuencia de quebrantar su convenio y mentirle a Pedro y a Dios.
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó acerca de algunas consecuencias que podemos experimentar si mentimos al Señor o a Sus siervos. “En esta época, los que cometen actos ímprobos no mueren como les sucedió a Ananías y Safira, pero en cambio muere algo dentro de ellos: la conciencia se asfixia, el carácter se marchita, el autorrespeto desaparece y muere su integridad” (“Creemos en ser honrados”, Liahona, junio de 1993, pág. 5).
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Repasa la situación hipotética acerca del joven que se prepara para su entrevista misional. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe una carta a ese joven y explícale lo que debería saber con respecto a mentirle a un líder del sacerdocio.
Reflexiona sobre qué bendiciones se reciben al ser completamente honestos con los siervos del Señor.
Del relato de Ananías y Safira aprendemos sobre la necesidad de ser completamente honestos con nuestros líderes del sacerdocio. Además, debemos ser honrados en todos nuestros tratos con los demás. ¿Qué significa para ti ser honrado en tus tratos con los demás?
El presidente Hinckley además enseñó: “Los que viven de acuerdo con el principio de la honradez saben que el Señor los bendice; a ellos les corresponde el preciado derecho de tener la cabeza en alto, iluminada por la luz de la verdad, y presentarse ante el mundo sin avergonzarse. Por otra parte, si hay miembros de la Iglesia que deban arrepentirse y reformarse en ese respecto, deben comenzar ahora mismo” (“Creemos en ser honrados”, pág. 7).
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Hechos 4–5 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: