Unidad 27: Día 3
Filemón
Introducción
En esta epístola, el apóstol Pablo elogia a Filemón por su fe y su amor por el Salvador y por los miembros de la Iglesia. Le aconseja que reciba de vuelta a Onésimo, su esclavo que había escapado, como un hermano en el Evangelio.
Filemón
Pablo aconseja a Filemón que reciba de vuelta a Onésimo, su esclavo que había escapado, como un hermano en el Evangelio
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Como miembros de la Iglesia, a menudo nos encontramos con nuevas personas. Imagínate que alguien nuevo se une a tu barrio o rama. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe en cuanto a los desafíos sociales que alguien podría tener al unirse a la Iglesia o al mudarse a un nuevo barrio o rama. Si te has unido a la Iglesia o te has mudado a un nuevo barrio o rama en los últimos años, describe cualquier desafío social que hayas tenido.
Piensa en las siguientes preguntas: ¿Cómo tratas a los miembros nuevos de tu barrio o rama? ¿Cómo tratas a los miembros de la Iglesia que se comportan de manera diferente, que tienen intereses diferentes o que pertenecen a diferentes grupos sociales a los que tú perteneces?
Al estudiar la epístola del apóstol Pablo a Filemón, busca una verdad que te puede guiar en tus interacciones con otros miembros de la Iglesia.
Durante su primer encarcelamiento en Roma, mientras estaba en arresto domiciliario, Pablo escribió a Filemón, que probablemente era un converso griego de la Iglesia. Como está escrito en Filemón 1:1–3, Pablo comenzó su epístola saludando a Filemón y a otras personas, incluyendo la congregación que se reunía en casa de Filemón.
Lee Filemón 1:4–7 para averiguar por qué Pablo elogió a Filemón. En ese contexto de la palabra, comunicación se refiere a participación y hermanamiento (véase la nota a al pie de página de Filemón 1:6).Puede servir de ayuda saber que cuando Pablo dijo que “ha sido reconfortado el corazón de los santos” (Filemón 1:7), quiso decir que Filemón les había alegrado el corazón.
propósito principal de Pablo al escribir a Filemón era tratar una situación pertinente a Filemón y a su siervo, o esclavo, llamado Onésimo. Onésimo había escapado, y es posible que le hubiera robado algo a Filemón (véase Filemón 1:18). La esclavitud no se veía como algo malo en la cultura judeo cristiana del Nuevo testamento, y la ley romana la apoyaba. Los castigos para los esclavos que se escapaban incluían ser azotados, ser marcados en la frente, o incluso la muerte. Después de escapar, Onésimo se había encontrado con el apóstol Pablo.
Lee Filemón 1:8–12 para ver lo que Pablo suplicó, o pidió sinceramente, que hiciera Filemón.
Si hubieras estado en el lugar de Filemón, ¿qué podías haber pensado o sentido al recibir la solicitud de Pablo?
Fíjate en la frase “a quien he engendrado en mis prisiones” (Filemón 1:10). Un significado de la palabra engendrar es dar vida a alguien. Mientras Pablo estuvo en prisión, había ayudado a Onésimo a comenzar una nueva vida como seguidor de Jesucristo.
Como está escrito en Filemón 1:13–14, Pablo quería que Onésimo se quedara con él para que le ayudara, pero Pablo no lo quería hacer sin el consentimiento de Filemón.
Lee Filemón 1:15–16 para ver cómo alentó Pablo a Filemón a considerar su relación con el nuevo converso Onésimo. Podrías marcar lo que encuentres.
¿Por qué podía haber sido difícil para Filemón ver a Onésimo como un “hermano amado” (Filemón 1:16)?
Una verdad que aprendemos en el versículo 16 es que somos hermanos y hermanas en el Evangelio.
Todos somos hijos en espíritu del Padre Celestial (véase Hebreos 12:9) y, por tanto, todos somos hermanos y hermanas. Además, mediante las ordenanzas del bautismo y de la confirmación, el ejercicio continuo de nuestra fe en Jesucristo, y el arrepentimiento constante, volvemos a nacer espiritualmente. De esa forma, llegamos a ser hijos e hijas de Jesucristo (véase Mosíah 5:7) y, por tanto, hermanos y hermanas en Su familia del convenio. Sin importar nuestro género, cultura, edad, pasado o estado social, llegamos a ser iguales en el Reino de Dios.
Al leer la siguiente declaración del presidente Spencer W. Kimball, busca formas en las que la verdad de que somos hermanos y hermanas en el Evangelio puede influir en la forma en la que nos tratamos unos a otros, en particular a los miembros nuevos de la Iglesia:
“Siempre me he sentido edificado al leer la corta epístola de Pablo a Filemón; nos enseña un principio y un espíritu concerniente a la fraternidad en el Evangelio…
“Es una inspiración y gozo ver ese mismo espíritu en acción por toda la Iglesia, ver a los santos recibir, ayudar, asistir y orar por aquellos que se unen a diario en el reino de nuestro Señor. Continúen ayudándose mutuamente, y a los muchos más que se unirán a la Iglesia. Recíbanlos, ámenlos y hermánenlos.
“Tristemente, ha habido algunos incidentes en los que algunos de entre nosotros no han hecho eso; casos en los que algunos han rechazado a aquellos a quienes el Señor ha aceptado mediante el bautismo. Si el Señor ‘no se avergüenza de llamarlos hermanos’ (Hebreos 2:11), entonces debemos… tomar a nuestros hermanos y hermanas de la mano y llevarlos a nuestros círculos de preocupación y amor” (“Always a Convert Church: Some Lessons to Learn and Apply This Year”, Ensign, septiembre de 1975, pág. 4).
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Por qué piensas que es importante comprender que somos hermanos y hermanas en el Evangelio?
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¿Cuándo has visto a alguien tratar a otras personas como hermanos y hermanas en el Evangelio? ¿Qué buenos resultados procedieron de esa bondad y amor?
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Escribe una carta a alguien de tu barrio o rama que quizás necesite sentir que se le ama y acepta. Podrías elogiar a la persona por sus dones y contribuciones, y expresar tu aprecio como su hermano o hermana en el Evangelio. Después de escribir la carta, escribe un resumen de la misma en tu diario de estudio de las Escrituras.
Para prepararte para encontrar otra verdad que se encuentra en la epístola de Pablo a Filemón, piensa en una ocasión en la que alguien te haya ofendido o perjudicado.
Lee Filemón 1:17 para ver lo que Pablo le aconsejó a Filemón que hiciera por Onésimo, el esclavo de Filemón que había escapado.
Pablo le pedía a Filemón que recibiera a Onésimo de vuelta en su casa sin imponerle los castigos severos que normalmente recibían los esclavos que escapaban. Como se ve en la instrucción de Pablo a Filemón, aprendemos que los discípulos de Jesucristo brindan misericordia y perdón a otras personas.
¿Por qué a veces puede ser difícil brindar misericordia y perdón a otras personas?
Destaca que brindar misericordia y perdón a aquellos que nos han hecho daño no significa necesariamente permitir que eviten las consecuencias de sus acciones, ni tampoco significa que debamos volver a depositar de inmediato nuestra confianza en ellos. Significa que mostramos compasión por los demás y nos despojamos de cualquier resentimiento, ira o dolor que podamos estar albergando. Cuando sea apropiado, también podemos permitir que aquellos que nos hayan hecho daño vuelvan a ganarse nuestra confianza.
Lee Filemón 1:18–21 para ver lo que Pablo ofreció hacer a favor de Onésimo.
Así como Pablo intercedió a favor de Onésimo, Jesucristo intercederá a nuestro favor y defenderá nuestra causa ante el Padre Celestial (véase D. y C. 45:3–5). Jesucristo también ha pagado la deuda espiritual que debemos por nuestros pecados.
¿Cómo el recordar lo que Jesucristo ha hecho a nuestro favor puede ayudarnos a brindar misericordia y perdón a los demás?
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Responde uno o más de los siguientes conjuntos de preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras (asegúrate de no escribir algo demasiado personal o privado):
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¿Cuándo has necesitado tú, al igual que Filemón, brindar misericordia y perdón a otras personas? ¿Cómo pudiste brindar misericordia a esa persona y perdonarla? ¿Cómo fuiste bendecido por hacerlo?
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Tal como le ocurrió a Onésimo, ¿cuándo has esperado tú recibir misericordia y perdón de otra persona? ¿Cómo procuraste la misericordia y el perdón de esa persona? ¿Cómo fuiste bendecido por hacerlo?
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¿Cuándo tú, al igual que Pablo, has servido como mediador entre alguien que buscaba perdón y la persona que debía brindar perdón y misericordia? ¿Cómo pudiste ayudar a la persona que causó el daño a recibir perdón, y a la persona herida a perdonar a la persona que le había hecho daño?
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Medita en cuanto a lo que podrías hacer para brindar misericordia y perdón a otras personas. Al procurar incluir, aceptar y brindar perdón a los demás, el Señor te ayudará en tus esfuerzos.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Filemón y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: