Unidad 16: Día 4
Juan 20–21
Introducción
El domingo siguiente a la Crucifixión, María Magdalena descubrió que el sepulcro en el que se había colocado el cuerpo de Jesús estaba vacío, y fue a decírselo a Pedro y a Juan, quienes corrieron entonces hasta el lugar. El Cristo resucitado se apareció a María y más tarde a Sus discípulos. En la orilla del mar de Galilea, Jesús le pidió a Pedro que demostrara su amor por Él al apacentar Sus ovejas.
Juan 20:1–10
María Magdalena encuentra vacío el sepulcro de Jesús y se lo dice a Pedro y a Juan, quienes corren entonces hasta el lugar
Imagina cómo te habrías sentido si hubieras estado presente cuando el cuerpo de Jesús fue colocado en el sepulcro. Era viernes, y había que completar Su sepultura antes de que comenzara el día de reposo judío, desde la puesta del sol hasta el ocaso del sábado. A medida que lees la siguiente declaración del élder Joseph B. Wirthlin, del Cuórum de los Doce Apóstoles, imagina cómo se sintieron los apóstoles de Jesús:
“Pienso cuán oscuro fue aquel viernes en que levantaron a Cristo en la cruz.
“Aquel viernes terrible la tierra tembló y se oscureció; tormentas aterradoras azotaron la tierra.
“Los hombres inicuos que deseaban su muerte se regocijaron. Ahora que Jesús había muerto, era seguro que los que lo seguían se dispersarían; aquel día, los inicuos se sintieron triunfantes.
“Ese día el velo del templo se rasgó en dos.
“María Magdalena y María, la madre de Jesús, estaban abrumadas por el dolor y la desesperación. El maravilloso hombre al que habían amado y honrado pendía sin vida en la cruz.
“Aquel viernes, los apóstoles estaban desolados. Jesús, su Salvador, el hombre que había andado sobre el agua y levantado a los muertos, Él mismo, estaba a merced de hombres inicuos. Los apóstoles contemplaban impotentes cómo Él era vencido por Sus enemigos.
“Aquel viernes, el Salvador de la humanidad fue humillado, herido e injuriado.
“Fue un viernes lleno de pesar devastador que atormentaba las almas de quienes amaban y honraban al Hijo de Dios.
“Creo que de todos los días desde el comienzo de la historia del mundo, aquel viernes fue el más tenebroso” (“El domingo llegará”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 29).
-
Imagina que fuiste periodista en el tiempo de la muerte y la resurrección de Jesús, y se te pidió que escribieras una serie de artículos sobre esos acontecimientos. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe un reportaje como si hubieras entrevistado a los discípulos de Jesús después de Su muerte y sepultura. Podrías mencionar los pensamientos y sentimientos que dijeron tener cuando vieron que sellaban el sepulcro de Jesús.
A pesar de la tragedia de la muerte y sepultura del Salvador, el élder Wirthlin dijo: “Pero el pesar de aquel día no perduró” (“El domingo llegará”, pág. 30).
A medida que estudias Juan 20, averigua por qué “el pesar de aquel día no perduró”.
Lee Juan 20:1–2 para saber lo que descubrió María Magdalena cuando llegó al sepulcro de Jesús temprano por la mañana del domingo.
¿Qué hizo María cuando descubrió que la piedra había sido retirada de la entrada al sepulcro? ¿Qué creyó que había sucedido?
Lee Juan 20:3–10 para saber lo que hicieron Pedro y Juan, al cual se hace referencia como “el otro discípulo” (versículo 2) cuando escucharon la noticia que les dio María.
¿Cómo reaccionó Juan cuando vio el sepulcro vacío? ¿Qué creyó que había sucedido?
Hasta que Juan no miró dentro del sepulcro vacío, no comprendió plenamente las palabras del Salvador de que se levantaría de los muertos al tercer día. Al ver el sepulcro vacío, Juan recordó y creyó (véase Juan 20:8–9).
Juan 20:11–31
El Salvador resucitado se aparece a María Magdalena y más tarde a Sus discípulos
Lee Juan 20:11–15 para saber quién habló con María después que Pedro y Juan se marcharon del sepulcro.
Lee Juan 20:16–18 para saber lo que Jesús le dijo a María que hiciera.
El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó el significado de la expresión “No me toques”, en Juan 20:17: “La versión del rey Santiago señala que Jesús dijo: ‘No me toques’. La Traducción de José Smith dice: ‘No me retengas’. Varias traducciones del idioma griego reproducen el pasaje como ‘No me sujetes’, o ‘No me retengas’. Algunos lo interpretan como ‘No me sujetes más’ o ‘No me retengas por más tiempo’. Algunos hablan de dejar de retenerlo o sujetarlo, dando a entender que María ya lo estaba sujetando. Hay razones para suponer que la idea que el Señor resucitado transmitió a María fue algo así como: ‘No puedes retenerme aquí, porque voy a subir a mi Padre’” (The Mortal Messiah: From Bethlehem to Calvary, 4 tomos, 1979–1981, tomo IV, pág. 264).
Según Juan 20:17, ¿qué más le dijo Jesús a María que hiciese?
-
Continúa imaginando que fuiste un periodista durante esos acontecimientos y escribe en tu diario de estudio de las Escrituras un reportaje como si hubieras entrevistado a María Magdalena. Podrías escribir sobre su testimonio del Señor resucitado y sus respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué pensaste cuando descubriste que el sepulcro estaba vacío? ¿Qué hiciste a continuación? ¿Cuándo te diste cuenta de que Jesucristo sigue vivo? En tu reportaje, escribe si habrías creído el relato de María, y por qué.
Recuerda que a algunos discípulos les costó creer el testimonio de María (véase Marcos 16:11). Lee Juan 20:19–20 para ver lo que sucedió esa noche.
De este relato aprendemos que Jesucristo venció la muerte mediante Su resurrección.
Según Juan 20:20, ¿cómo se sintieron los discípulos cuando vieron al Señor resucitado?
El élder Joseph B. Wirthlin explicó por qué “el pesar de aquel [viernes sombrío] no perduró”:
“La desesperación no tardó en desaparecer, puesto que el domingo, el Señor resucitado rompió los lazos de la muerte; salió de la tumba y apareció gloriosamente triunfante como el Salvador de toda la humanidad…
“Cada uno de nosotros tendrá sus propios viernes, días en los que el universo mismo parece deshecho y los pedazos de nuestro mundo yacen esparcidos hechos trizas. Todos enfrentaremos esos momentos difíciles cuando parece que nunca volveremos a ser los de antes; todos tendremos nuestros viernes.
“Pero les testifico en el nombre de Aquél que conquistó la muerte: el domingo llegará. En las tinieblas de nuestro pesar, el domingo llegará.
“No importa nuestra desesperación, no importa nuestro pesar, el domingo llegará. En esta vida o en la próxima, el domingo llegará” (“El domingo llegará”, pág. 30).
-
Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
-
El saber que Jesucristo ha resucitado, ¿cómo nos ayuda cuando lloramos la muerte de un ser querido?
-
¿Cómo puede ayudarnos la promesa de la resurrección durante otras experiencias difíciles de la vida?
-
Juan 20:21–23 registra que, después de mostrar a Sus discípulos las heridas en Sus manos y Su costado, Jesús los comisionó para que llevaran a cabo Su obra. Él les dijo “Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22), lo que podría significar que los bendijo para que recibieran el don del Espíritu Santo, pero ellos no disfrutaron plenamente de las bendiciones del mismo hasta más adelante. También enseñó en cuanto a la responsabilidad que tenían de ayudar a otras personas a recibir la remisión de sus pecados.
Lee Juan 20:24–25 para saber el nombre del apóstol que no estuvo presente en esa sagrada ocasión.
Fíjate, en el versículo 25, qué dijo Tomás que necesitaba a fin de creer. ¿Por qué crees que fue difícil para él creer que Jesús había resucitado?
El concepto de resurrección fue difícil de entender para la mayor parte de los discípulos, o para todos ellos, durante la vida terrenal de Jesús. Al igual que los otros discípulos, Tomás aún no podía comprender lo que era la resurrección, y quiso tener un testimonio físico.
Lee Juan 20:26–29 para saber lo que Tomás experimentó ocho días después.
Fíjate que Jesús le pidió a Tomás que “no [fuera] incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27). De la experiencia de Tomás aprendemos que seremos bendecidos si elegimos creer en Jesucristo aunque no podemos verlo.
El élder Gerrit W. Gong, de los Setenta, enseñó:
“El creer es una elección…
“Cuando elegimos creer, entendemos y vemos las cosas de un modo diferente. Cuando vemos y miramos de ese modo, somos felices y tenemos un gozo que solo el Evangelio puede proporcionar” (“Choose Goodness and Joy”, New Era, agosto de 2011, pág. 44).
-
Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
-
¿Por qué eliges creer en Jesucristo aun cuando no lo has visto con tus ojos mortales?
-
¿Qué podemos hacer para demostrar que hemos elegido creer en Jesucristo?
-
¿Cómo has sido bendecido o bendecida al elegir creer en Jesucristo?
-
Lee Juan 20:30–31 para saber por qué registró Juan estos acontecimientos.
De esos versículos podemos aprender las siguientes verdades: Los apóstoles y profetas testifican de Jesucristo para que podamos creer que Él es el Hijo de Dios. Al elegir creer en el testimonio de Jesucristo que dan los apóstoles y profetas, y entonces vivir fieles a ese testimonio, podemos recibir la vida eterna.
-
En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe al menos dos párrafos para dar respuesta a la siguiente pregunta: De todo lo que se escribió en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, ¿qué relato, acontecimiento o enseñanza del ministerio terrenal del Salvador te ha ayudado a creer que Jesucristo es el Hijo de Dios? ¿Por qué? Prepárate para compartir lo que escribas con los miembros de la clase.
Juan 21:1–17
El Señor resucitado se aparece a algunos de Sus discípulos en el mar de Tiberias
Juan 21:1–17 deja constancia de que el Señor resucitado se apareció otra vez a varios de Sus discípulos mientras pescaban. Cuando vieron a Jesús, ellos volvieron rápidamente a la orilla y cenaron pescado y pan con Él. Mientras comían, Jesús le pidió a Pedro que demostrara su amor por Él y dejara su vida como pescador y sirviera al pueblo del Señor.
Juan 21:18–25
Jesús predice el martirio de Pedro y la traslación de Juan
En Juan 21:18–19 leemos que Jesús profetizó que, cuando Pedro envejeciera, extendería sus manos (véase Juan 21:18) y sería llevado a donde no querría ir. Tradicionalmente se cree que Pedro murió crucificado; sin embargo, se dice que Pedro pidió ser crucificado boca abajo porque humildemente se consideraba indigno de morir de la misma manera que el Salvador (véase Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, compilación de Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1954–1956, tomo III, pág. 143).
Después de escuchar en cuanto a esa profecía, Pedro preguntó qué le sucedería al apóstol Juan, o Juan el Amado (véase Juan 21:20–21). Lee Juan 21:22–23 para saber cómo respondió el Salvador a Pedro.
La palabra quede, en el versículo 22, significa permanecer vivo sobre la Tierra. Por consiguiente, Juan permanecería sobre la Tierra como un ser trasladado hasta la segunda venida de Jesucristo. Los seres trasladados son “Personas que experimentan un cambio de manera que no padecen el dolor ni la muerte hasta el momento de su resurrección a la inmortalidad” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Seres trasladados”, scriptures.lds.org).
Según Juan 21:22, ¿en qué quería Jesús que se centrase Pedro en lugar de preocuparse por lo que le sucedería a Juan?
Lee Juan 21:24–25 para averiguar lo que Juan deseaba que todo el mundo supiera al concluir su registro.
-
Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Juan 20–21 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: