Unidad 20: Día 4
Romanos 4–7
Introducción
Pablo explicó cómo Abraham había sido justificado por medio de la gracia. Luego describió las bendiciones que reciben aquellos que son justificados, y enseñó que el bautismo simboliza morir en cuanto al pecado y llegar a vivir en Cristo.
Romanos 4–5
Pablo explica cómo Abraham fue justificado por medio de la gracia
Imagina que estás muriendo de sed en el desierto y que hay una botella de agua en lo alto de una colina cercana. ¿Cuál de las siguientes opciones te salvará?:
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Tu creencia en que el agua puede salvarte.
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Tus esfuerzos por alcanzar el agua y beberla.
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El agua.
Este ejemplo nos ayuda a entender las enseñanzas de Pablo en Romanos 4–7 en cuanto a cómo la fe, las obras y la gracia se relacionan con la doctrina de la justificación.
En Romanos 1–3 aprendimos que ser justificado significa recibir el perdón del castigo del pecado y ser declarado justo por medio de la expiación de Jesucristo (véase D. y C. 76:69).
Algunos de los santos judíos en Roma hacían demasiado hincapié en la importancia de sus propios esfuerzos y de la ley de Moisés para ser justificados. ¿Cómo podrían algunas personas hoy día malinterpretar la justificación de manera similar?
¿Cuál de las tres opciones del ejemplo anterior representaría la idea de que podemos ser salvos por nuestras obras? ____
Pablo trató de corregir ese concepto erróneo y les recordó a los judíos sobre el antiguo patriarca Abraham, quien muchos judíos consideraban que había sido justificado.
Lee Traducción de José Smith, Romanos 4:2–5 (en la Guía para el Estudio de las Escrituras), para saber por qué Abraham fue justificado y declarado justo.
¿Por qué cosa no fue justificado Abraham?
Recuerda que Pablo enseñó que “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Aun si finalmente obedeciéramos los mandamientos de manera perfecta, nuestros pecados y transgresiones pasados seguirían inhabilitándonos para ser justificados por la ley de las obras. En otras palabras, ser justificados por la ley de las obras requeriría que no pecáramos nunca, y que ni siquiera quebrantásemos inconscientemente las leyes de Dios.
En Romanos 4:6–15 aprendemos que el linaje y la obediencia a la ley de Moisés no tienen el poder de limpiarnos del pecado.
Lee la Traducción de José Smith que hay en Romanos 4:16, nota a al pie de página, para encontrar una explicación más completa de cómo somos justificados.
Una doctrina que aprendemos en Romanos 4:16 es que somos justificados por la fe y las obras, mediante la gracia. (Podrías escribir esa doctrina en tu ejemplar de las Escrituras junto a Romanos 4:16).
Recuerda que la gracia se refiere a las bendiciones, la misericordia, la ayuda y la fortaleza que podemos recibir gracias a la expiación de Jesucristo. Fíjate en la situación que se planteó al principio de la lección. ¿Cuál de las tres opciones podría representar la expiación de Jesucristo y la gracia de Dios? ____
¿Qué opción podría representar nuestra fe en Él? ____
Si estuvieras en esa situación, ¿podrías ser salvo por tu creencia y tu esfuerzo si no hubiese agua en lo alto de la colina? En esa situación, ¿cómo es el agua similar a la expiación de Jesucristo y la gracia de Dios?
El presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, enseñó:
“No podemos comprar la salvación con las monedas de la obediencia; es la sangre del Hijo de Dios lo que la compra (véase Hechos 20:28)…
“La gracia es un don de Dios, y nuestro deseo de ser obediente a cada mandamiento de Dios es como extendemos nuestra mano mortal para recibir ese sagrado don de nuestro Padre Celestial” (“El don de la gracia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 110).
Observa que, aunque la situación de necesitar agua en el desierto nos ayuda a entender cómo la fe, las obras y la gracia contribuyen al hecho de que seamos justificados, no ilustra todas las formas en que podemos recibir la gracia del Salvador. Jesucristo no solo proporciona el agua que salva la vida y representa la gracia de Dios, la cual nos justifica y nos limpia del pecado; Él también hace posible que tengamos la fe y la fortaleza que necesitamos para obtener el agua, o tener acceso a la gracia de Dios. Podemos ser bendecidos por esa gracia antes, durante y después de ejercer fe en Jesucristo y hacer buenas obras.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “El poder de la Expiación hace posible el arrepentimiento y apacigua la desesperanza causada por el pecado; también nos fortalece para ver y hacer lo bueno, y llegar a ser buenos, en formas que jamás reconoceríamos o lograríamos con nuestra limitada capacidad mortal” (“Por tanto, calmaron sus temores”, Liahona, mayo de 2015, pág. 47).
¿Cómo nos ayuda la gracia de Dios y Su expiación a ejercer fe en Jesucristo y hacer buenas obras?
Algunas obras que debemos efectuar para mostrar nuestra fe en Cristo y ser justificados mediante la gracia de Dios incluyen arrepentirnos de nuestros pecados, obedecer los mandamientos y recibir las ordenanzas salvadoras del Evangelio (véase Moroni 10:32–33).
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Imagina que dos de tus amigos discuten sobre cómo podemos ser “salvos”. Uno de ellos dice que todo lo que necesitamos para ser salvos es expresar nuestra creencia en Jesucristo; el otro insiste en que es nuestra obediencia a los mandamientos lo que nos salva. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras cómo les explicarías a tus amigos la relación que existe entre la fe, las obras y la gracia.
Tal como se registra en Romanos 5, Pablo enseñó acerca de la paz que reciben aquellos que acceden a la gracia de Dios por su fe en Jesucristo (véanse los versículos 1–2). Más adelante explicó que la gracia que podemos recibir gracias a la expiación de Cristo es más que suficiente para vencer los efectos de la Caída.
Romanos 6–7
Pablo enseña cómo llegar a ser libres del pecado y recibir la vida eterna
Imagina que un amigo tuyo planea, con el tiempo, servir en una misión, pero actualmente está tomando decisiones que van en contra de las normas del Señor. Cuando expresas tu preocupación sobre la conducta de tu amigo, él dice: “No es para tanto; gracias a la Expiación, siempre puedo arrepentirme antes de ir a la misión”.
Piensa en cómo responderías a tu amigo. A medida que estudias Romanos 6, observa por qué esa actitud manifiesta una grave falta de entendimiento de la doctrina de la gracia.
Lee Romanos 6:1–6, 11–12, para saber cómo las enseñanzas de Pablo podrían corregir el modo de pensar de tu amigo.
En tus propias palabras, explica cómo las enseñanzas de Pablo en esos versículos podrían ayudar a tu amigo:
¿Qué crees que significa haber “muerto al pecado” (Romanos 6:2) y ser “sepultados juntamente con él para muerte por medio del bautismo” (Romanos 6:4)?
Una verdad que aprendemos de esos versículos es que el bautismo por inmersión puede simbolizar nuestra muerte al pecado y nuestra nueva vida espiritual.
La nueva vida espiritual que comenzamos cuando nos bautizamos incluye recibir la remisión de nuestros pecados y el compromiso de obedecer los mandamientos de Dios. Aquellos que quebrantan su convenio bautismal al pecar deliberadamente con la intención de arrepentirse más adelante, se burlan de la expiación del Salvador y se ponen a sí mismos en una situación de peligro espiritual.
¿Quién paga el sueldo de un empleado? ¿Por qué un empleador no paga el sueldo del empleado de otra persona?
Lee Romanos 6:13 para descubrir a los dos “empleadores” o maestros a quienes una persona se podría presentar y servir. En ese versículo, la palabra presentaos significa ofrecerse o entregarse uno mismo, y miembros hace referencia a las partes del cuerpo y la mente.
Lee Romanos 6:14–23 para saber cuál es la “paga” (Romanos 6:23), o las consecuencias, del pecado, y cuál es la dádiva de Dios. Escribe en el siguiente cuadro lo que encuentres.
La paga del pecado |
Las dádivas de Dios |
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La muerte como paga del pecado se refiere a “estar separado de Dios y de su influencia” y significa “morir en cuanto a las cosas que pertenecen a la rectitud” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Muerte espiritual”, scriptures.lds.org).
En Romanos 6:16 aprendemos que, si cedemos al pecado, nos convertiremos en siervos del pecado. Podrías escribir ese principio en tu ejemplar de las Escrituras, al lado de Romanos 6:16.
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Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿En qué forma el ceder a un pecado nos hace siervos de ese pecado?
Piensa en ejemplos en los que el ceder al pecado ha llevado a una persona a perder su libertad.
Observa las cosas que escribiste en el cuadro anterior debajo de “Las dádivas de Dios”. ¿Cuáles son los beneficios de servir a la justicia en lugar de servir al pecado?
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Escribe el siguiente principio en tu diario de estudio de las Escrituras: Si nos sometemos a Dios, podemos llegar a ser libres del pecado y recibir el don de la vida eterna. Luego contesta las siguientes preguntas:
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¿De qué maneras podemos someternos a Dios?
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¿De qué maneras has experimentado ser libre del pecado al someterte a Dios?
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En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe una meta en cuanto a lo que harás para someterte más a Dios de modo que puedas recibir Su gracia en tu vida.
Tal como se explica en Romanos 7, Pablo empleó la metáfora del matrimonio para enseñar que a los miembros de la Iglesia se les había liberado de la ley de Moisés y se habían unido a Cristo. También escribió en cuanto a la lucha entre la “carne” (Romanos 7:18), o los apetitos físicos, y “el hombre interior” (Romanos 7:22), o la espiritualidad.
La Traducción de José Smith de Romanos 7:24–25 brinda conocimiento adicional del poderoso testimonio de Pablo al ser testigo de que se puede vencer la carne:
“Y si no venzo el pecado que está en mí, y con la carne obedezco la ley del pecado, ¡miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
“Gracias doy a Dios, por medio de Jesucristo Señor nuestro, tanto así, que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios” (Traducción de José Smith, Romanos 7:26–27 [en la Guía para el Estudio de las Escrituras]).
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Romanos 4–7 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: