Introducción a Hebreos
¿Por qué debemos estudiar este libro?
La epístola del apóstol Pablo a los hebreos testifica de la superioridad de Jesucristo. Él es mayor que los ángeles y tiene un nombre más excelente y un llamamiento superior. Los ángeles son siervos de Dios, pero Jesucristo es Su Hijo. Este libro también enseña que Jesús es mayor que Moisés y que Su ministerio trajo un nuevo convenio superior al antiguo convenio bajo la ley de Moisés. Como el Gran Sumo Sacerdote del Sacerdocio de Melquisedec, Su sacerdocio es mayor que el de los sumos sacerdotes bajo la ley de Moisés.
Aunque las Escrituras están llenas de referencias al sacrificio expiatorio de Jesucristo, de Su resurrección y Su ascensión al cielo, Hebreos pone hincapié en la obra continua del Redentor en la vida de todos aquellos que se vuelven a Él en obediencia y fe. Estudiar el libro de Hebreos te puede ayudar a comprender mejor la doctrina de la Expiación e inspirarte a vivir con fe en el Padre Celestial y en Jesucristo.
¿Quién escribió este libro?
La mayoría de los Santos de los Últimos Días aceptan a Pablo como el autor de Hebreos (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo, epístolas de”). Sin embargo, hay algunas personas que cuestionan que Pablo escribiera esta epístola, ya que su estilo y lenguaje son diferentes de las otras cartas. Por lo general se sobreentiende que aunque Pablo no la hubiera escrito, las ideas eran las suyas, porque las doctrinas en Hebreos concuerdan con las que se encuentran en las otras cartas. El profeta José Smith atribuyó declaraciones de Hebreos al apóstol Pablo (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 110). Para los efectos de este manual, aceptamos a Pablo como el autor.
¿Cuándo y dónde se escribió?
No sabemos dónde se escribió la carta de Pablo a los hebreos. Tampoco sabemos con exactitud cuándo se escribió. Sin embargo, la mayoría de las personas suponen que se escribió alrededor del 60 al 62 d. C., cerca del mismo tiempo que las cartas de Pablo a los filipenses, los colosenses, los efesios y a Filemón (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo, epístolas de”, scriptures.lds.org).
¿Para quién se escribió este libro y por qué?
Pablo escribió la epístola a los hebreos para alentar a los miembros judíos de la Iglesia a mantener su fe en Jesucristo y no regresar a sus antiguas costumbres (véase Hebreos 10:32–38). Bajo la presión de diversas aflicciones, muchos de esos cristianos judíos aparentemente se estaban separando de la Iglesia y regresando a la relativa seguridad de la adoración judía en la sinagoga (véase Hebreos 10:25, 38–39). Pablo deseaba mostrar a esos cristianos judíos que la misma ley de Moisés apuntaba a Jesucristo y a Su expiación como la verdadera fuente de salvación.
¿Cuáles son algunas de las características distintivas de este libro?
En lugar de ser estrictamente una epístola, Hebreos es más un sermón extendido que hace repetidas referencias a las Escrituras y a las prácticas de los israelitas. Es el sermón más largo en las Escrituras en cuanto a por qué y cómo Jesucristo es superior a todas las cosas.
Hebreos enseña que Jesucristo es mayor que la ley, porque Él dio la ley. Hebreos también enseña que los profetas recibían poder mediante la fe en Él, que Él era el Gran Sumo Sacerdote en quien se cumplieron los sacrificios de los tiempos del Antiguo Testamento, que Él es mayor que los ángeles y que mediante Su sacrificio expiatorio podemos recibir la remisión de los pecados.
El libro de Hebreos es uno de los pocos lugares de la Biblia donde podemos leer en cuanto al profeta Melquisedec (véase Hebreos 7:1–4) y el sacerdocio que lleva su nombre (véanse Hebreos 5:5–6, 10; 6:20; 7:11–17). Hebreos enseña que el Sacerdocio de Melquisedec es mayor que el Sacerdocio Aarónico, y muestra que la salvación no se encuentra en la ley de Moisés ni en las ordenanzas que administraban los sacerdotes levitas, sino en Jesucristo y en las ordenanzas del Sacerdocio de Melquisedec (véase Hebreos 7:5–28). Hebreos 11:1–12:4 proporciona un discurso notable sobre la fe y enseña cómo las personas pueden confiar en Jesucristo. (Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo, epístolas de”).
Bosquejo
Hebreos 1–6. Jesucristo es la imagen misma del Padre. Él es mayor que los ángeles y que todos los profetas que le precedieron, incluyendo a Moisés. Los antiguos israelitas a quienes se sacó de Egipto no pudieron entrar en el reposo del Señor porque endurecieron su corazón contra Jesucristo y Su siervo Moisés. Como el Gran Sumo Sacerdote, Jesús es superior a todos los sacerdotes mosaicos. Cristo fue perfeccionado mediante Su sufrimiento. Podemos entrar en el reposo del Señor e ir “adelante a la perfección” mediante las doctrinas y las ordenanzas del Evangelio (Hebreos 6:1).
Hebreos 7–13. El Sacerdocio de Melquisedec administra el Evangelio y es mayor que el Sacerdocio Aarónico. El tabernáculo y las ordenanzas mosaicas eran un presagio del ministerio de Cristo. Jesucristo cumplió la ley de Moisés mediante el derramamiento de Su sangre, por lo cual podemos obtener la salvación y la remisión de nuestros pecados. Por medio de la fe, los profetas y otros hombres y mujeres llevaron a cabo obras justas y milagros.