Unidad 28: Día 2
Hebreos 7–10
Introducción
El apóstol Pablo enseñó que Jesucristo es el Mediador del “nuevo convenio [con la casa de Israel]” (Hebreos 8:8). Él explicó que el sacrificio del Salvador era superior a los sacrificios que los sumos sacerdotes hacían bajo la ley de Moisés. También explicó que las ordenanzas de la ley de Moisés dirigían a las personas al Salvador y a Su expiación.
Hebreos 7–8
Pablo enseñó que Jesucristo es el Mediador del nuevo convenio
En los espacios que se proporcionan, descubre el objeto que produjo cada sombra.
¿Por qué puedes distinguir el objeto basándote en su sombra?
El Antiguo Testamento trata de muchas ceremonias y ordenanzas que simbolizaron y presagiaron al Salvador y Su expiación. Debido a que Pablo supo que para los cristianos judíos, o hebreos, esas ceremonias y ordenanzas eran conocidas, se refirió a ellas en su epístola conforme enseñó a esos santos acerca de Jesucristo.
Todas las Escrituras contienen símbolos, sombras y semejanzas de Jesucristo. Los símbolos, las sombras y las semejanzas son representaciones de realidades mayores. Muchos de esos simbolismos son en forma de personas, objetos, acontecimientos y circunstancias.
Se dispuso que la ley de Moisés fuese un símbolo y una sombra de Jesucristo, o un símbolo que dirigiera a los israelitas a Jesucristo y a Su sacrificio expiatorio (véanse 2 Nefi 11:4; Jacob 4:4–5). El apóstol Pablo explicó cómo varias partes de la ley hacían eso. Él deseaba ayudar a los santos judíos a permanecer fieles a Jesucristo en lugar de volver a seguir la ley de Moisés, como algunos lo estaban haciendo.
Leíste en Hebreos 2:17 que Pablo se refirió a Jesucristo como un “misericordioso y fiel sumo sacerdote”. Desde los días de Moisés hasta el tiempo de Jesucristo, el sumo sacerdote era el oficial que presidía el Sacerdocio Aarónico, al que en ocasiones se le llama Sacerdocio Levítico, que se refiere a la autoridad del Sacerdocio Aarónico que poseen los miembros de la tribu de Leví (véase Bible Dictionary, “Aaronic Priesthood” [Sacerdocio Aarónico]).
Lee Hebreos 7:1–4 para saber lo que Pablo enseñó acerca de Melquisedec. También lee la Traducción de José Smith, Hebreos 7:3 (en el apéndice de la Biblia) para aclarar lo que Pablo enseñó en el versículo 3.
Melquisedec era “un notable profeta y líder que vivió cerca de 2000 años a. C. Se le llama el rey de Salem (Jerusalén), rey de paz y ‘sacerdote del Dios Altísimo’ [Hebreos 7:1]” (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Melquisedec”; véase también Traducción de José Smith, Génesis 14:25–40 [en el apéndice de la Biblia]). Pablo comprendía la grandeza de Melquisedec y lo usó como un símbolo y una sombra de Jesucristo.
En Hebreos 7:15–17 Pablo se refirió a una profecía del Antiguo Testamento acerca de la venida de un sacerdote “según el orden de Melquisedec” (Hebreos 7:17; véase también Salmos 110:4). Pablo enseñó que Jesucristo cumplió esa profecía.
“Uno de los propósitos de Pablo en Hebreos 7 era mostrar la superioridad del Sacerdocio de Melquisedec sobre el Levítico o Sacerdocio Aarónico y las ordenanzas correspondientes. Si se podían obtener la perfección y la exaltación por medio del Sacerdocio Levítico, ¿por qué había necesidad de un cambio a un sacerdocio mayor? Pablo enseñó que la perfección, o ser ‘hecho semejante al Hijo de Dios’ (Hebreos 7:3), no se logra por medio del Sacerdocio Levítico, sino por medio de Jesucristo y Su orden del sacerdocio. Jesucristo ‘nació de la tribu de Judá’, no de Leví, así que Pablo enseñó que Su derecho al sacerdocio no se basaría en su linaje, sino en ‘el poder de una vida indestructible’ (véase Hebreos 7:14–16). Como el Jehová premortal, Él había creado la tierra y gobernado los acontecimientos del Antiguo Testamento con el mismo poder del sacerdocio que tendría durante Su ministerio terrenal” (Nuevo Testamento, Manual del alumno [manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2014], pág. 480).
Lee Hebreos 7:23–28 y fíjate en las diferencias que había entre Jesucristo y los sumos sacerdotes levíticos que administraban las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico a las personas. La frase “sumos sacerdotes a hombres débiles” en el versículo 28 significa que tienen debilidades. También lee la Traducción de José Smith, Hebreos 7:25–26 (en el apéndice de la Biblia).
En Hebreos 7:25 la frase “viviendo siempre para interceder por ellos” significa que la misión de Jesucristo es la de intervenir en beneficio nuestro para ayudarnos a regresar a la presencia de Dios.
¿Cómo explicarías las diferencias que había entre Jesucristo y los sumos sacerdotes levíticos?
Lee Hebreos 8:1–4 para ver el don o sacrificio que Jesucristo ofreció. Presta atención a que la Traducción de José Smith de Hebreos 8:4 dice: “Por tanto, cuando estuvo sobre la tierra, ofreció en sacrificio su propia vida por los pecados del pueblo. Ahora bien, todo sacerdote bajo la ley debe presentar las ofrendas, o sacrificios, según la ley” (Traducción de José Smith, Hebreos 8:4 [en Hebreos 8:4, nota a al pie de página]).
¿Qué verdad podemos aprender de la Traducción de José Smith, Hebreos 8:4 acerca de lo que Jesucristo hizo por nosotros?
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Medita lo que significa para ti el sacrificio expiatorio de Jesucristo, y completa una de las siguientes declaraciones en tu diario de estudio de las Escrituras. Podrías buscar un momento apropiado para compartir lo que escribiste con un miembro de tu familia o un amigo.
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Estoy agradecido por mi Salvador porque…
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Sé que mi Salvador me ama porque…
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He sido bendecido por el sacrificio expiatorio de Jesucristo porque…
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Un mediador es alguien que resuelve diferencias entre dos personas o grupos. La expiación de Jesucristo reconcilia a los seres humanos (siendo todos pecadores) con Dios el Padre. A causa de Su sacrificio, Jesucristo es “el mediador de un mejor convenio” (Hebreos 8:6), un convenio en el que el Señor declaró que Él “[pondrá sus] leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las [escribirá]”, y Él “[será] su Dios, y ellos serán [Su] pueblo” (Hebreos 8:10). Ese convenio, si la gente lo aceptaba, los ayudaría a llegar a “[conocer] al Señor” (Hebreos 8:11) y serían limpios de “sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12).
Hebreos 9–10
Pablo mostró cómo las ordenanzas de la ley de Moisés apuntaban hacia la expiación del Salvador
Leemos en Hebreos 9–10 que el apóstol Pablo continuó comparando a los sumos sacerdotes levíticos con Jesucristo, al analizar los deberes que aquellos sumos sacerdotes llevaban a cabo durante el Día de la Expiación.
Una vez al año, durante la festividad judía llamada Día de la Expiación (también llamada Yom Kippur), se le permitía al sumo sacerdote entrar al Lugar más santo (también llamado Lugar Santísimo) en el tabernáculo o, más adelante, en el templo de Jerusalén. Antes de entrar, el sumo sacerdote sacrificaba un becerro como un acto de expiación “por sí mismo y por su casa” y después sacrificaba un macho cabrío como un acto de expiación “por la congregación de Israel”. Rociaba la sangre del animal en lugares especiales y en objetos específicos en el Lugar Santísimo como representación de futuras acciones de expiación. Después “confesaba todos los pecados del pueblo de Israel” sobre otro macho cabrío (llamado el macho cabrío expiatorio), que era llevado al desierto, simbolizando que se quitaban los pecados de las personas. Después de eso, él se cambiaba las ropas y “ofrecía el holocausto de dos machos cabríos por sí mismo y por el pueblo” (Bible Dictionary, “Fasts”; véase también Levítico 16).
Lee Hebreos 9:11–12, 24, 28 y Hebreos 10:1, 4, 10–12 para averiguar cómo los acontecimientos del Día de la Expiación eran símbolos y sombras del sacrificio expiatorio de Jesucristo.
A los sumos sacerdotes se les permitía entrar en el Lugar más santo del tabernáculo una vez al año durante el Día de la Expiación. ¿A qué “Lugar Santísimo” (Hebreos 9:12) pudo entrar el Salvador (así como toda la humanidad) a causa de Su expiación?
¿Qué podría hacer el sacrificio de Jesucristo que “la sangre de los toros y de los machos cabríos” (Hebreos 10:4) no podría hacer?
Aunque la sangre de los animales no podía en realidad expiar los pecados del pueblo, los sumos sacerdotes levitas llevaban a cabo esas ordenanzas para demostrar “la sombra de las cosas buenas por venir” (Hebreos 10:1), o apuntar hacia la expiación del Salvador.
Lee Hebreos 10:17–20 y presta atención a lo que el sacrificio del Salvador hace posible.
De acuerdo con Hebreos 10:19, podemos entrar en el “Lugar Santísimo”, o la presencia de Dios en el reino celestial, a causa del sacrificio de Jesucristo. La frase “camino nuevo y vivo” en Hebreos 10:20 se refiere al evangelio de Jesucristo, o al plan por medio del cual podemos ser perdonados y santificados mediante Su expiación y así llegar a ser dignos de regresar a la presencia de Dios.
Lee Hebreos 10:22–24 para determinar lo que debemos hacer para entrar en el reino celestial. Luego, completa el siguiente principio: A causa de la expiación de Jesucristo, podemos entrar en el reino celestial si .
¿Qué crees que signifique que “mantengamos firme” (Hebreos 10:23) nuestra fe en Jesucristo?
Lee Hebreos 10:35 para saber cuál fue el consejo que Pablo dio que puede ayudarnos a mantenernos firmes a nuestra fe en Jesucristo. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
¿Qué crees que signifique “No perdáis… vuestra confianza”? (Hebreos 10:35).
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó lo que significa “No [perder], …[nuestra] confianza”: “En el argot de los Santos de los Últimos Días equivaldría a decir: Por cierto que es difícil; lo fue antes de unirse a la Iglesia, mientras estaban en el proceso de unirse y después de haberlo hecho. Pablo dice que así ha sido siempre, pero no debemos retroceder. No tengan miedo ni den un paso atrás, no pierdan la confianza, no olviden cómo se sintieron una vez; no desconfíen de la experiencia que han tenido. Esa tenacidad fue lo que salvó a Moisés y a José Smith cuando el adversario les hizo frente, y eso es lo que les salvará a ustedes” (véase “No perdáis, pues, vuestra confianza”, Liahona, junio de 2000, pág. 38).
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Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras acerca de alguien que conozcas que es un buen ejemplo de mantenerse firme en su fe en Jesucristo y no perder su confianza.
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Piensa en tu compromiso de mantenerte firme en tu fe en Jesucristo. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras cómo incrementarás tu compromiso y capacidad para hacerlo.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Hebreos 7–10 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: