Unidad 8: Día 1
Marcos 4–5
Introducción
Jesús enseñó en la orilla del mar de Galilea usando parábolas. Mientras se encontraba en el mar, el Salvador calmó una tormenta y Sus discípulos se maravillaron de Su poder sobre los elementos. Jesús demostró Su superioridad sobre los demonios al echarlos fuera de un hombre. Mientras ministraba en Capernaúm, sanó a una mujer que padecía de un flujo de sangre y levantó a la hija de Jairo de los muertos.
Marcos 4
Jesús enseña acerca del reino de Dios usando parábolas y calma una tormenta
Piensa en la peor tormenta en la que has estado. Medita cómo le describirías tu experiencia a alguien que no estuvo presente durante la tormenta.
¿Cómo son ciertos desafíos y dificultades de la vida similares a una tormenta?
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Copia la siguiente tabla en tu diario de estudio de las Escrituras. Después, en el espacio que hay debajo de cada categoría, escribe ejemplos de tormentas físicas, espirituales, mentales y sociales que puedes enfrentar.
Físicas |
Espirituales |
Mentales |
Sociales |
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Conforme estudies Marcos 4–5 busca principios que puedan ayudarte cuando enfrentes tormentas.
En Marcos 4:1–34 leemos que mientras se encontraba en las orillas del mar de Galilea, Jesucristo enseñó muchas parábolas a una multitud de personas. (Esta lección no cubrirá esos versículos porque ya estudiaste esas parábolas en Mateo 13).
Lee Marcos 4:35–38 para buscar qué problema surgió mientras el Salvador y Sus discípulos cruzaban el mar de Galilea.
El mar de Galilea está localizado a doscientos metros por debajo del nivel de mar y está rodeado en tres de sus lados por montañas. En ocasiones, los vientos azotan las laderas y crean tormentas intensas y repentinas con olas enormes en ese cuerpo de agua relativamente pequeño. Algunos de los discípulos eran pescadores experimentados, pero a causa de la tormenta, que lanzaba olas contra la barca “…[estaban llenos] de temor, y [corrían] peligro” (Traducción de José Smith, Lucas 8:23 [en Lucas 8:23, nota a al pie de página]).
Si hubieras estado en la barca con Jesús y los discípulos en esas condiciones, ¿qué pensamientos y sentimientos podrías haber tenido al acudir al Salvador por ayuda y encontrarlo dormido?
Lee Marcos 4:39–40 en busca de la respuesta del Salvador a la petición de ayuda de los discípulos. Si lo deseas, marca las frases “¡Calla, enmudece!” y “grande bonanza” (Marcos 4:39) en tu ejemplar de las Escrituras. También podrías escribir el siguiente principio en tus Escrituras o en tu diario de estudio de las Escrituras: Si buscamos la ayuda del Salvador en tiempos de dificultad o temor, Él puede traernos paz.
Medita por un momento lo que significa buscar la ayuda del Salvador en tiempos de dificultad o temor. Considera algunas maneras de hacerlo.
Lee Marcos 4:41 para saber lo que los discípulos se preguntaron acerca de Jesús. Podrías marcar la pregunta en tus Escrituras.
Si hubieras estado allí para responder la pregunta de los discípulos, ¿qué les habrías dicho acerca de Jesucristo y Su poder?
¿Cómo influye en tu fe durante tiempos de dificultades el recordar que Jesucristo tiene poder para calmar las tormentas y brindar paz?
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Lee o escucha el himno “Paz, cálmense” (Himnos, No. 54) y medita el mensaje. Piensa en alguna ocasión en la que tú o alguien que conoces acudió al Señor durante una tormenta de la vida. ¿En qué maneras ayudó el Salvador a calmar la tormenta o a brindar paz? Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras lo que puedes hacer para buscar la ayuda del Salvador durante tiempos difíciles de tu vida.
Marcos 5:1–20
Jesús sana a un hombre al echar demonios fuera de él
Marcos 5:1–18 registra que Jesús sanó a un hombre lleno de espíritus “inmundos” o malos. Después de que esos espíritus inmundos hubieron salido del hombre, entraron en un hato de cerdos, que luego corrió violentamente precipitándose hacia el mar. Después de que el hombre fue sanado, él quería permanecer con Jesús.
Lee Marcos 5:19–20 para saber lo que Jesús le dijo a ese hombre que hiciera.
Un principio que podemos aprender de esa historia es que cuando experimentamos el poder del Salvador en nuestras vidas, podemos testificar a los demás de Sus bendiciones y compasión. Sin embargo, si una experiencia es muy sagrada, no debes compartirla a menos que el Espíritu Santo te indique hacerlo.
Medita cómo o a quién podrías testificarle de las bendiciones y compasión del Salvador en tu vida.
Marcos 5:21–43
Jesús sana a una mujer que padecía flujo de sangre y levanta a la hija de Jairo de los muertos
El élder Shayne M. Bowen, de los Setenta, relató una dolorosa experiencia de su vida familiar:
“El 4 de febrero de 1990 nació nuestro tercer varón y sexto hijo. Lo llamamos Tyson…
“Cuando Tyson tenía ocho meses, aspiró [inhaló] un pedazo de tiza que encontró en la alfombra. La tiza le quedó alojada en la garganta y dejó de respirar. Su hermano mayor llevó a Tyson al piso de arriba, gritando desesperadamente: ‘¡El bebé no respira; el bebé no respira!’ Empezamos la resucitación cardiopulmonar y llamamos al servicio de emergencia.
“Llegaron los paramédicos y se llevaron a Tyson de urgencia al hospital. En la sala de espera, continuamos orando fervientemente pidiendo a Dios un milagro. Tras lo que pareció ser toda una vida, la doctora salió a la sala y dijo: ‘Lo siento mucho. Ya no hay nada más que podamos hacer. Tómense todo el tiempo que necesiten’; y se fue” (véase “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 16).
Si Tyson hubiera sido tu hermano, ¿qué habrías pensado o sentido en ese momento?
¿Cómo podría una experiencia como esa probar la fe de alguien?
Lee Marcos 5:21–24 para averiguar cómo un dirigente judío llamado Jairo enfrentó un desafío similar que quizás haya puesto a prueba su fe.
Lee Marcos 5:25–26 para saber quién estaba entre la multitud que seguía a Jesús hacia la casa de Jairo.
Aunque los relatos del Nuevo Testamento no definen la naturaleza exacta del “flujo de sangre” (Marcos 5:25), o hemorragia de la mujer, sabemos que en lo personal le preocupaba. Además, bajo la ley de Moisés, a alguien que sufría de un flujo de sangre se le consideraba impuro desde el punto de vista de los ritos (véase Levítico 15:19–33). Eso seguramente significa que esa mujer fue relegada y excluida durante los doce años de su enfermedad. La desesperación que ella sintió con respecto a su situación es evidente en el hecho de que “había gastado todo lo que tenía” (Marcos 5:26) buscando cura de parte de médicos.
Lee Marcos 5:27–34 para averiguar lo que hizo esa mujer para recibir la ayuda del Salvador. La frase “se acercó por detrás” (Marcos 5:27) se refiere a su dificultad para pasar entre la multitud para poder tocar el manto (o túnica) de Jesús. La palabra virtud en el versículo 30 significa “poder” o “fuerza”.
Del relato de la experiencia de esa mujer, podemos aprender que si demostramos nuestra fe en Jesucristo por medio de nuestros esfuerzos para acercarnos a Él, Él nos puede sanar.
Es importante recordar que nuestra sanación de cualquier dolencia mediante la fe en Jesucristo no solamente depende de nuestros esfuerzos para acudir a Él, sino también del tiempo y de la voluntad de Dios, como sucedió con la mujer que tocó el manto de Jesús.
Ten en cuenta que mientras Jesucristo se detuvo para ayudar a la mujer que padecía el flujo de sangre, Jairo seguramente esperaba ansiosamente a que el Salvador fuera con él y ayudara a su hija.
Lee Marcos 5:35 para localizar el mensaje que se le dio a Jairo mientras Jesús se detuvo a ayudar a la mujer.
Si hubieras estado en el lugar de Jairo, ¿qué pensamientos o sentimientos podrías haber tenido en ese momento?
Lee Marcos 5:36 para conocer lo que dijo el Salvador para sostener la fe de Jairo. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
De esta historia podemos aprender que ejercitar fe en Jesucristo requiere que continuemos creyendo en Él incluso en momentos de incertidumbre.
Medita las siguientes preguntas: ¿Cuáles son algunas de las maneras en las que podemos aplicar ese principio en nuestras vidas? ¿Por qué crees que en ocasiones Dios pruebe nuestra fe?
Lee Marcos 5:37–43 para averiguar lo que le ocurrió a la hija de Jairo. Presta atención a que aquellos que “hacían burla [de Jesús]” (Marcos 5:40) eran los que “tocaban flautas y… la gente que hacía bullicio” (véase Mateo 9:23–24), no Pedro, Santiago, Juan ni los padres de la muchacha.
En ocasiones el Salvador calma las tormentas en nuestras vidas al quitar la dificultad o el temor que enfrentamos. En otras ocasiones Él posiblemente no quite nuestra prueba, como se ilustra en el relato del élder Bowen sobre el fallecimiento de su hijo. Sin embargo, a medida que continuemos ejerciendo fe en Jesucristo, incluso en momentos de incertidumbre, Él nos dará paz durante nuestros desafíos.
Lee el siguiente testimonio que compartió el élder Bowen, y considera cómo podemos mantener nuestra fe sin importar el desenlace de nuestras pruebas:
“Al sentir que la culpabilidad, el enojo y la autocompasión trataban de consumirme, pedí en oración que mi corazón cambiara. Mediante experiencias sagradas muy personales, el Señor me dio un nuevo corazón y, aun cuando todavía me sentía solo y lleno de dolor, toda mi perspectiva cambió. Se me dio a conocer que no se me había privado de nada, sino que me esperaba una gran bendición si era fiel…
“Testifico que… ‘al confiar en la expiación de Jesucristo, Él nos puede ayudar a sobrellevar bien nuestras tribulaciones, enfermedades y dolor, y podemos sentir gozo, paz y consuelo. Todo lo que es injusto en la vida se puede remediar por medio de la expiación de Jesucristo’ [Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional, 2004, pág. 52] (“…porque yo vivo, vosotros también viviréis”, págs. 16–17).
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿En qué ocasiones tú o alguien que conoces mantuvieron su fe en Jesucristo durante un tiempo de prueba o incertidumbre?
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¿Qué bendiciones se recibieron como resultado de permanecer fieles? (Posiblemente quieras regresar a la tabla que dibujaste en tu diario de estudio de las Escrituras al inicio de esta lección y escribir algunas oraciones que describan cómo te ha ayudado el Salvador durante las pruebas relacionadas con cada categoría, las físicas, espirituales, mentales y sociales).
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Marcos 4–5 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: