Unidad 10: Día 1
Lucas 5
Introducción
Pedro, Santiago y Juan eran pescadores, pero después de pescar milagrosamente una gran cantidad de peces con la ayuda del Salvador, abandonaron todo para seguirlo, y llegaron a ser pescadores de hombres. Jesús sanó a un leproso y a un paralítico. Llamó a Mateo como discípulo y enseñó que vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Jesús además enseñó la parábola del vino nuevo en los odres viejos.
Lucas 5:1–11
El Señor llama a Pedro, a Santiago y a Juan a ser pescadores de hombres
Medita las siguientes preguntas: ¿En qué oportunidad se te ha pedido hacer algo sin conocer todas las razones de ello? ¿Por qué puede resultar difícil seguir indicaciones sin entender sus razones?
¿Qué consejos de los líderes de la Iglesia o mandamientos del Señor podrían resultar difíciles de obedecer si los jóvenes no entienden del todo sus razones?
Al estudiar Lucas 5:1–11, busca los principios que puedan ayudarte cuando no comprendas totalmente por qué debes seguir los consejos de los líderes de la Iglesia o los mandamientos del Señor.
Lee Lucas 5:1–5 en busca de lo que el Salvador le pidió a Pedro (a quien allí se llama “Simón”; véase Lucas 5:8) que hiciera después que hubo terminado de predicar. El “lago de Genesaret” (Lucas 5:1) es el mar de Galilea y la frase “boga mar adentro”, que está en el versículo 4, se refiere a navegar hasta aguas más profundas. Si lo deseas, marca en el versículo 5 la forma en que Pedro respondió al pedido del Salvador.
La experiencia de Pedro como pescador, ¿qué podría haberle hecho pensar cuando el Salvador le dijo que echaran las redes otra vez?
Lee Lucas 5:6–9 para saber lo que ocurrió cuando Pedro hizo lo que el Señor les pidió. Podrías marcar las palabras y frases que demuestren por qué debemos hacer lo que el Salvador nos pide, aun cuando no entendamos la razón.
Uno de los principios que aprendemos en este relato es que si hacemos lo que el Señor nos pide aun cuando no entendemos por qué, Él puede derramar mayores bendiciones de lo que nos imaginamos. Podrías escribir ese principio en tus Escrituras, junto a Lucas 5:3–9.
¿De qué modo necesitamos confiar en Jesucristo para aplicar dicho principio?
El élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo:
“Esta vida es una experiencia de profunda confianza en Jesucristo, en Sus enseñanzas y en nuestra capacidad, guiados por el Santo Espíritu, de obedecer las que nos darán felicidad ahora y una existencia eterna significativa y de supremo gozo. Confiar quiere decir obedecer voluntariamente desde el principio sin saber el fin (véase Proverbios 3:5–7). Para producir fruto, tu confianza en el Señor debe ser más fuerte y duradera que la que tengas en tus propias ideas y experiencia.
“Ejercer la fe es confiar en que el Señor sabe lo que hace contigo y que lo logrará por tu bien eterno aun cuando tú no entiendas cómo lo hará” (“La confianza en el Señor”, Liahona, enero de 1996, pág. 18).
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Cómo puedes cultivar la clase de confianza en Jesucristo que describió el élder Scott?
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¿De qué manera tú o tu familia han recibido mayores bendiciones de las que esperaban al seguir los mandatos del Señor aun cuando no entendías del todo las razones?
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En una hoja de papel, escribe los consejos o mandamientos del Señor que podrías obedecer más fielmente aunque no entiendes del todo las razones para hacerlo. (Si puedes consultar Para la Fortaleza de la Juventud [cuadernillo, 2011], allí podrás buscar algunas ideas al respecto). Coloca el papel en algún lugar donde te ayude a recordar tu meta de hacer lo que el Señor pide.
En Lucas 5:10–11 leemos que Pedro, Jacobo [Santiago] y Juan dejaron sus barcas de pesca para seguir a Jesús.
Lucas 5:12–26
Jesús sana a un hombre enfermo de lepra y a un paralítico
¿Qué objetos pueden utilizarse para asistir o curar a alguien que tenga algún malestar o herida?
Aparte de enfermedades o lesiones físicas, ¿de qué más podría alguien necesitar ser sanado?
Al estudiar Lucas 5:12–25, busca los principios que enseñen lo que tú puedes hacer para ayudarte a ti mismo y a los demás a recibir la sanación que sea necesaria.
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En Lucas 5:12–25 leemos en cuanto a que el Salvador sanó a dos hombres. Uno de ellos sufría lepra y el otro era paralítico. Lee Lucas 5:12–15 y Lucas 5:17–25 y compara los dos relatos. En el diario de estudio de las Escrituras, haz un cuadro parecido al que está a continuación y escribe en qué se parecen y en qué se diferencian las dos dos sanaciones.
Similitudes |
Diferencias |
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Medita en la función que la fe tuvo en cada caso. Podrías marcar la frase “Al ver la fe de ellos” en Lucas 5:20. El Salvador vio la fe de quienes llevaron al hombre paralítico hasta Él.
La Traducción de Joseph Smith nos ayuda a entender mejor la pregunta que Jesús plantea en Lucas 5:23: “¿Se requiere más poder para perdonar pecados que para hacer que el enfermo se levante y ande?” (Traducción de José Smith, Lucas 5:23 [en nota a al pie de página de Lucas 5:23]). Al hacer esa pregunta, Jesucristo enseñó que tenía poder para sanar tanto física como espiritualmente.
¿Qué aprendes en esos relatos sobre cómo podemos ser sanados y lo que podemos hacer para ayudar a los demás a ser sanados?
En esos relatos aprendemos que a medida que ejercemos la fe y venimos al Salvador, Él puede sanarnos y que nosotros podemos ayudar a otras personas a venir al Salvador para que sean sanadas. Si lo deseas, escribe esos principios en tus Escrituras, junto a Lucas 5:12–25.
La sanación no significa necesariamente que el Salvador nos quitará las afecciones. Sanar también significa que Él nos dará el valor, la fe, el consuelo y la paz que necesitemos para sobrellevar o superar nuestras afecciones.
Reflexiona en el siguiente consejo que dio el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“La rectitud y la fe son sin duda fundamentales para mover montañas, si es que el mover montañas logra los propósitos de Dios y está de acuerdo con Su voluntad. La rectitud y la fe son sin duda fundamentales en sanar a los enfermos, a los sordos o a los cojos, si esa sanación logra los propósitos de Dios y está de acuerdo con Su voluntad. Por tanto, incluso con una fe firme, muchas montañas no se moverán y no todos los enfermos y débiles serán sanados. Si se acabara toda la oposición, si se quitaran todas las enfermedades, entonces los propósitos principales del plan del Padre se frustrarían.
“Muchas de las lecciones que hemos de aprender en la vida terrenal únicamente se pueden recibir por medio de las cosas que experimentamos y que a veces padecemos; y Dios espera y confía en que enfrentemos la adversidad temporal de la vida terrenal con Su ayuda, a fin de que aprendamos lo que tenemos que aprender y al final lleguemos a ser lo que debemos llegar a ser en la eternidad” (“Que no tengamos ‘que… desmayar’ [D. y C. 19:18]” [devocional del SEI para jóvenes adultos, 3 de marzo de 2013] lds.org/broadcasts).
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Considera las afecciones de las que las personas podrían necesitar que se las sane. En el diario de estudio de las Escrituras, contesta una o más de las preguntas siguientes:
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¿Qué podrías hacer tú para ayudar a llevar personas al Salvador a fin de que reciban Su poder sanador?
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¿En qué ocasión tú o alguien que conozcas ha sanado al ejercer la fe en el Salvador?
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¿En qué oportunidad has visto a alguien conducir a otra persona al Señor para que esta recibiera el poder sanador del Salvador?
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Medita en lo que puedes hacer para ejercer más fe en Jesucristo a fin de ser sanado, perdonado o consolado. Además, considera las formas en que podrías conducir a un amigo u otra persona al Salvador.
Lucas 5:27–35
Los escribas y fariseos cuestionan por qué Jesús come con publicanos y pecadores
Lee Lucas 5:27–28 en busca de la invitación que el Salvador hizo a Mateo (a quien allí se llama Leví; véase Mateo 9:9).
¿Qué te llama la atención del modo en que Mateo respondió a la invitación del Salvador?
Mateo era un publicano, es decir, recolectaba impuestos de sus compatriotas judíos para el gobierno romano. Por lo general, los judíos aborrecían a los publicanos y los veían como marginados y pecadores. En Lucas 5:29–35 leemos que, mientras Jesús comía con Mateo y otras personas, los escribas y fariseos lo criticaban por comer con pecadores. Jesús enseñó que vino para llamar a los pecadores al arrepentimiento.
Considera la forma en que el Salvador trataría hoy a las personas de tu escuela que están solas y se sienten despreciadas. Medita en el modo en que, tal como lo hizo Jesús, podrías incluir a quienes están solos o a quienes se los menosprecia, sin transigir tus normas.
Lucas 5:36–39
Jesús enseña la parábola del vino nuevo en odres viejos
El Salvador usó una parábola para enseñar a los escribas y fariseos. Lee Lucas 5:36–39 para saber qué objetos empleó el Salvador para enseñar Su parábola. Si lo deseas, márcalos en tus Escrituras.
Imagina que se reparara un agujero o rotura en un viejo trozo de tela [género] con un pedazo de tela nueva. El diseño de la tela nueva quizás no concordaría con el de la vieja, o el trozo de tela nueva podría encogerse con el lavado y empeorar el agujero o la rotura. De manera semejante, el evangelio de Jesucristo no era solo un “parche” que se colocaba a las antiguas creencias y prácticas, sino una restauración completa de la verdad.
Si lo desea, explique que en Lucas 5:37, la palabra “odres” se refiere a unos recipientes de cuero que contenían vino. El cuero nuevo es suave y flexible, mientras que el cuero antiguo puede endurecerse y volverse quebradizo.
A medida que el vino nuevo fermentaba, los gases se acumulaban en el interior y expandían la bolsa de cuero. Dicha expansión podía ocasionar que los odres viejos y quebradizos reventaran. En la parábola, el vino nuevo representa las enseñanzas y el evangelio del Salvador, y el vino viejo representa las prácticas, las tradiciones y las creencias de los fariseos, a quienes regía la Ley de Moisés.
¿De qué modo los “odres viejos” representarían a los escribas y fariseos a quienes Jesús enseñaba?
Piensa en cómo los “odres nuevos” podrían representar a aquellas personas que eran humildes y estaban dispuestas a cambiar para aceptar al Salvador y Sus enseñanzas. Uno de los principios que aprendemos de la parábola del Salvador es que para aceptar al Salvador y Su evangelio, debemos ser humildes y estar dispuestos a cambiar.
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Para entender mejor ese principio, repasa Lucas 5. Busca ejemplos de los siguientes tipos de personas y escribe lo que encuentres en el diario de estudio de las Escrituras.
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Personas empecinadas y que tenían una actitud renuente hacia el Salvador y Sus enseñanzas.
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Personas que eran humildes, y estaban dispuestas a cambiar y crecer al seguir al Salvador.
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Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Lucas 5 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: