Introducción a Gálatas
¿Por qué debemos estudiar este libro?
La epístola del apóstol Pablo a los gálatas se escribió para los cristianos judíos que se estaban desviando del Señor, al apoyarse nuevamente en las obras de la ley de Moisés. El apóstol Pablo procuró corregir ese problema al recalcar la diferencia entre el gravoso “yugo” de la ley de Moisés, que conducía al cautiverio espiritual, y el evangelio de Jesucristo, que conduce a la libertad espiritual. Estudiar esta epístola puede ayudarte a apreciar mejor la libertad que brinda el evangelio de Jesucristo.
¿Quién escribió este libro?
El apóstol Pablo escribió Gálatas (véase Gálatas 1:1).
¿Cuándo y dónde se escribió?
Posiblemente Pablo escribió su Epístola a los Gálatas mientras viajaba por Macedonia, durante su tercer viaje misional cerca de los años 55–57 d.C. (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Epístolas de Pablo”).
¿Para quién se escribió este libro y por qué?
“Hay alguna incertidumbre en cuanto a qué Iglesias estaba dirigida esta epístola. Estaban ya sea en el norte de Galacia, el distrito en el que Ancira era la capital, o en el distrito en las fronteras de Frigia y Galacia que Pablo visitó en su primer viaje misional. En cualquiera de los casos, Pablo ciertamente visitó las iglesias gálatas en su segundo (Hechos 16:6) y tercer (Hechos 18:23) viajes” (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo, Epístolas de”).
Pablo escribió a los santos de Galacia, ya que le preocupaba profundamente que estaban alejándose del Señor al seguir las enseñanzas de algunos que procuraban “pervertir el evangelio de Cristo” (véase Gálatas 1:6–7). Los cristianos judíos estaban enseñando a los cristianos gentiles la falsa doctrina de que tenían que ser circuncidados y observar los requerimientos rituales de la ley de Moisés a fin de ser salvos (véase Gálatas 6:12; véase también Hechos 15:1). Algunos santos gálatas habían adoptado las enseñanzas de esas personas (véase Gálatas 4:10).
Los propósitos principales de Pablo al escribir esta epístola incluían:
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Defenderse a sí mismo de las acusaciones de los falsos maestros que se oponían a él.
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Enseñar que todas las personas, ya fueran judías o gentiles, son salvas por la expiación de Jesucristo al poner su fe en Jesucristo en vez de confiar en las obras de la ley de Moisés.
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Aclarar el papel de la ley de Moisés en el plan de Dios.
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Distinguir entre el antiguo convenio que Dios hizo mediante Moisés y el nuevo convenio en Cristo.
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Exhortar a los santos a vivir por el espíritu.
¿Cuáles son algunas de las características distintivas de este libro?
El libro de Gálatas se destaca como la carta más ferviente de Pablo, en la que emitió una fuerte reprimenda tanto a los miembros de la Iglesia que se estaban desviando como a los falsos maestros que los llevaban por mal camino. En Gálatas se encuentra la primera presentación escrita de Pablo de la doctrina de la justificación; no somos justificados por las obras de la ley de Moisés, sino por la fe en Jesucristo. La epístola compara “los frutos de la carne” con “los frutos del espíritu” (véase Gálatas 5:16–25).
Bosquejo
Gálatas 1–2. Pablo escribe a los santos gálatas, ya que se han alejado del Señor y han adoptado enseñanzas falsas. Defiende su llamamiento como un apóstol al relatar su oposición inicial contra la Iglesia y su conversión. Recalca que recibió revelación directamente de Dios y aclara que los apóstoles han aprobado su ministerio a los gentiles. Declara que una vez estuvo en desacuerdo con Pedro con respecto a los santos gentiles. Enseña que las personas no son justificadas por las obras de la ley de Moisés, sino por la fe en Jesucristo.
Gálatas 3–4. Pablo defiende el mensaje del Evangelio. Enseña que Abraham fue ejemplo de una persona que fue justificada por la fe y no por las obras de la ley de Moisés. Mediante la Expiación, Jesucristo redimió al género humano de la maldición de la ley. El propósito de la ley de Moisés había de ser un “ayo para llevarnos a Cristo” (Gálatas 3:24). Por medio de la fe y del bautismo, los santos reciben las bendiciones de la Expiación, entran en el convenio del Evangelio, llegan a ser herederos de Dios por medio de Cristo, y ya no son siervos sino hijos de Dios.
Gálatas 5–6. Pablo insta a los santos a permanecer firmes en el convenio del Evangelio que brinda Cristo. Pablo compara la vida de una persona que participa en “las obras de la carne” (Gálatas 5:19) con una que goza “el fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22). Enseña que los santos deben llevar las cargas los unos de los otros y no cansarse de hacer el bien. Segamos lo que sembramos.