Unidad 7 Día 3
Marcos 1
Introducción
Juan el Bautista predicó “el bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados” (Marcos 1:4). Después de que Juan bautizó a Jesús, el Salvador comenzó a predicar el Evangelio y a obrar milagros mediante el poder y la autoridad divina. Echó fuera espíritus inmundos y sanó a un leproso. Las noticias de lo que hizo se difundieron por Galilea.
Marcos 1:1–20
Jesús inicia Su ministerio
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Pide a dos o más personas (familiares, amigos, compañeros de clase u otros) que compartan contigo su testimonio de Jesucristo. Es posible que tengas que darles tiempo para reflexionar y prepararse antes de que compartan su testimonio contigo. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras un resumen breve de las verdades que te compartieron.
Considera las siguientes preguntas:
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¿Por qué es útil escuchar los testimonios de varias personas en vez del de una sola persona?
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¿Por qué crees que podría ser útil estudiar el testimonio de Marcos ahora que has estudiado el testimonio de Mateo?
Lee Marcos 1:1–4, 9–11 para conocer el acontecimiento con el que Marcos inició su relato de la vida del Salvador.
El relato de Marcos sobre la vida del Salvador es diferente del de Mateo. Comienza repentinamente y es apresurado, y hace hincapié en la divinidad del Salvador al enfocarse en Sus obras y milagros. Probablemente Marcos escribió su relato basándose en lo que aprendió del apóstol Pedro. Muchos eruditos creen que se escribió entre los años 66 y 73 d. C., en el tiempo en el que los cristianos sufrieron intensa persecución a lo largo de todo el imperio romano.
En Marcos 1:12–20 leemos que después de que Jesús ayunó por cuarenta días, fue tentado por el diablo (véase también Mateo 4:1–11). También predicó el arrepentimiento en Galilea y llamó a discípulos para que lo siguieran.
Marcos 1:21–39
Jesús echa fuera demonios y sana a los enfermos
¿Qué peligros puede enfrentar un soldado en territorio enemigo?
Lee la siguiente declaración del presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“Con todo lo que está pasando en el mundo, con la decadencia de las normas morales, ustedes, jóvenes, están creciendo en territorio enemigo.
“Por las Escrituras sabemos que hubo una guerra en los cielos, que Lucifer se rebeló y que, con sus seguidores, ‘fue arrojado a la tierra’[Apocalipsis 12:9]. Él está resuelto a frustrar el plan de nuestro Padre Celestial y procura controlar la mente y las acciones de todos” (“Consejo a los jóvenes”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 16).
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Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: Considerando lo que el presidente Packer enseñó y tus propias experiencias, ¿de qué maneras tu vida aquí en la Tierra es similar a estar en territorio enemigo?
Reflexiona acerca de momentos en tu vida en los que te has sentido abrumado a causa de las malas influencias y tentaciones que te rodean. Conforme estudies Marcos 1:21–37, busca una verdad que te ayudará cuando enfrentes malas influencias y tentaciones.
Lee Marcos 1:21–22 para averiguar lo que hizo Jesús en Capernaúm y cómo respondieron los judíos.
¿Por qué se admiraban los judíos con las enseñanzas del Salvador?
Los escribas que se mencionan en el versículo 22 se consideraban expertos en la ley de Moisés. Se hacía referencia a ellos “llamándolos a veces intérpretes de la ley. Ellos fueron quienes desarrollaron los detalles de la ley y la aplicaban a las circunstancias de su época” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Escriba”, scriptures.lds.org). Cuando ellos predicaban frecuentemente citaban a autoridades anteriores de la ley. Por el contrario, Jesús hablaba con el poder y la autoridad de Su Padre. Él también era el Gran Jehová, quien dio la ley de Moisés. La Traducción de José Smith enseña que les enseñaba “como quien tiene autoridad de Dios, y no como quien tenía autoridad de los escribas” (Traducción de José Smith, Mateo 7:37 [en Mateo 7:29, nota a al pie de página]).
Mientras Jesús enseñaba en la sinagoga, lo confrontó un hombre que estaba poseído por un espíritu inmundo, o malo. Lee Marcos 1:23–26 para averiguar lo que el espíritu inmundo sabía acerca de Jesús.
Los espíritus inmundos que procuran poseer cuerpos físicos son los seguidores de Lucifer. Ellos moraban en la presencia del Padre Celestial y Jesucristo antes de ser echados del cielo.
Si hubieras estado en la sinagoga y hubieras visto lo que sucedió, ¿qué habrías pensado acerca de Jesús?
Lee Marcos 1:27–28 para saber cómo reaccionó la gente después de ver a Jesús echar fuera del hombre al espíritu inmundo.
Una verdad que podemos aprender de ese relato es que el Salvador tiene poder sobre el diablo y sus seguidores.
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Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Cómo te puede ser útil el saber que el Salvador tiene poder sobre el diablo y sus seguidores cuando te sientes abrumado a causa de las malas influencias y las tentaciones que te rodean?
Lee la siguiente declaración del presidente James E. Faust, de la Primera Presidencia, y marca lo que podemos hacer a fin de recibir mayor poder para resistir al diablo:
“El profeta José Smith… declaró: ‘Los espíritus malos tienen sus límites y confines; sus leyes mediante las cuales son gobernados’ (en History of the Church, tomo IV, pág. 576). De manera que Satanás y sus ángeles no son todopoderosos…
“Todas las personas que vengan a Cristo pueden frustrar los esfuerzos de Satanás mediante la obediencia a los convenios y a las ordenanzas del evangelio. Los humildes seguidores del divino Maestro no han de ser engañados por el diablo. Satanás no sostiene, ni apoya ni bendice; a los que han caído en sus garras los deja en la ignominia y la desdicha. El Espíritu de Dios es una influencia que conforta y edifica” (véase “Servir al Señor y resistir al diablo”, Liahona, noviembre de 1995, págs. 10, 11).
El profeta José Smith enseñó: “Vinimos a esta tierra para tener un cuerpo y presentarlo puro ante Dios en el reino celestial. El gran principio de la felicidad consiste en tener cuerpo. El diablo no lo tiene y ése es su castigo; él está contento cuando puede obtener el tabernáculo del hombre; y cuando fue expulsado por el Salvador, le pidió que lo dejara ir a una manada de cerdos [véase Marcos 5:1–13], demostrando que prefería ocupar el cuerpo de un cerdo que no tener ninguno. Todos los seres que tienen un cuerpo poseen potestad sobre los que no lo tienen” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 222).
Lee Marcos 1:28 para averiguar lo que ocurrió después de que el Salvador echó fuera al espíritu inmundo.
Simón Pedro estaba casado, y en Marcos 1:29–31 leemos que el Salvador sanó a su suegra de fiebre. En Marcos 1:32–39 leemos que Jesús sanó a muchos otros que estaban enfermos, echó fuera muchos demonios y continuó predicando por toda Galilea.
Marcos 1:40–45
Jesucristo sana a un leproso
Lee Marcos 1:40 para saber quién fue al Salvador cuando Él continuó predicando en Galilea.
“La lepra es una enfermedad crónica que ataca piel, nervios, ojos, huesos y extremidades. De no tratarse, deja progresivamente inválida a la víctima antes de someterla a una muerte dolorosa. A los leprosos en el antiguo Israel se les ponía en cuarentena y se les mandaba gritar “¡impuro!” para advertir a cualquiera que se les acercara, y se consideraba que esparcían su impureza a cualquiera que estuviera en contacto con ellos (véase Levítico 13:45–46)” (New Testament Student Manual [manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2014], pág. 103).
Imagina que fueras un leproso en los tiempos de Jesucristo. ¿Cómo impactaría en tu vida el tener lepra?
Lee Marcos 1:40 para localizar lo que el leproso hizo cuando vio al Salvador.
¿Cómo mostró el leproso su fe en Jesucristo?
La frase “Si quieres” significa que el hombre reconocía que su sanación dependía de la voluntad del Salvador. Lee Marcos 1:41–42 para conocer cómo respondió el Salvador a la súplica del hombre.
Medita las siguientes preguntas:
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Si hubieras sido el leproso, ¿qué significado habría tenido para ti que el Salvador te tocara? ¿Por qué?
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¿Cómo habría cambiado tu vida si Jesucristo hubiera sanado tu lepra?
A medida que leas la siguiente declaración del élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, marca maneras en las que la lepra se puede comparar al pecado (véase Levítico 14): “En los tiempos bíblicos, la lepra, además de sus efectos físicos desoladores, se consideraba como un símbolo de pecado e impureza, lo que significaba que así como esta enfermedad destruía y consumía el cuerpo físico, de igual manera el pecado consume y corrompe el lado espiritual del hombre. … Hubo ejemplos en el Antiguo Testamento —Miriam, Giezi y Usías— en los que personas rebeldes fueron maldecidas con lepra como un castigo por sus malas acciones” (The Mortal Messiah: From Bethlehem to Calvary, 4 tomos, 1979–1981, tomo II, pág. 45).
Es importante destacar que enfermedades tales como la lepra no son resultado del pecado. Pero hay una similitud entre los efectos de la lepra y los efectos del pecado. Vuelve a leer Marcos 1:40–42. En esta ocasión sustituye la palabra leproso por pecador y lepra por pecado. Conforme leas, busca cómo la sanación de ese leproso puede ser similar a que seamos limpios del pecado.
Al leer los versículos de esa manera, ¿qué palabras sugieren la idea de ser perdonado?
¿Cómo podemos asemejar lo que el leproso hizo para ser limpio de la lepra con lo que necesitamos hacer para ser limpios del pecado?
Un principio que podemos aprender al asemejar la sanación del leproso con ser limpios del pecado es que a medida que ejerzamos fe y nos acerquemos al Salvador, Él tendrá compasión de nosotros y nos limpiará del pecado. Podrías escribir esa verdad en el margen de tu ejemplar de las Escrituras junto a Marcos 1:40–42.
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿De qué maneras debemos ejercer fe y venir al Salvador para que Él nos pueda limpiar de nuestros pecados?
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Considera nuevamente cómo era la vida del leproso antes y después de ser sanado. ¿Cómo puede cambiar la vida de alguien el acudir a Jesucristo para ser limpio del pecado?
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¿Cuándo has visto que la vida de alguna persona cambió después de haber sido limpia del pecado por medio del poder de la expiación de Cristo?
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Medita de qué pecados necesitas ser limpio. A medida que acudas al Salvador al ejercer fe en Él por medio de la oración, el arrepentimiento y la obediencia, Él puede limpiarte.
Lee Marcos 1:43–45 para buscar las instrucciones que el Salvador le dio al leproso que sanó. La ley de Moisés requería que aquellos que eran sanados de la lepra se mostraran a un sacerdote del templo. Después de que el sacerdote declaraba sano al leproso, se hacía una ofrenda por medio de la cual el leproso sería declarado limpio, permitiéndole convivir nuevamente con su familia y la comunidad.
¿Qué hizo el hombre después de que el Salvador le advirtió que no dijera nada a nadie?
¿Qué ocurrió a causa de que el hombre difundió la noticia de su sanación?
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Marcos 1 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: