Unidad 27: Día 4
Hebreos 1–4
Introducción
El apóstol Pablo enseñó a los santos hebreos, o cristianos judíos, en cuanto a la verdadera naturaleza de Jesucristo. También les enseñó acerca de la expiación del Salvador y algunas de las bendiciones que se reciben como resultado de la Expiación. Pablo compartió la experiencia de los israelitas que andaban errantes por el desierto a fin de enseñar a los santos lo que debían hacer para entrar en el reposo del Señor.
Hebreos 1
Pablo enseña en cuanto a la naturaleza de Jesucristo
Lee las siguientes situaciones hipotéticas:
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Una jovencita está cansada de que le llamen la niña “buena” porque no participa en algunas actividades con sus amigos. Está pensando en rebajar sus normas un poco para ser parte del grupo.
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Un joven que sirve en una misión de tiempo completo se da cuenta de que la obra misional es más difícil de lo que había anticipado, y considera regresar a casa.
¿Qué tienen en común esas tres situaciones? ¿Cuáles son algunas razones por las que las personas podrían considerar abandonar su esfuerzo de hacer lo que saben que es correcto?
El apóstol Pablo escribió su epístola a los Hebreos en un momento en el que los conversos judíos (o hebreos) no asistían a las reuniones de la Iglesia debido a la persecución y otros tipos de presiones. Estaban regresando a la familiaridad y a la relativa seguridad de la adoración tradicional judía, que no incluía la creencia en Jesucristo (véase Hebreos 10:25, 38–39). Pablo escribió esa epístola para alentar a los miembros de la Iglesia a permanecer fieles a Jesucristo.
A medida que estudies esta epístola a los Hebreos, busca verdades que puedan ayudarte a permanecer fiel a Cristo cuando sientas que te quieres dar por vencido.
Lee Hebreos 1:1–3, 10 para ver las doctrinas que Pablo enseñó a los santos judíos acerca del Salvador.
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En tu diario de estudio de las Escrituras escribe las doctrinas que encuentres acerca de Jesucristo en Hebreos 1:1–3, 10. Por ejemplo, en los versículos 2 y 10 podrías reconocer la siguiente doctrina: Jesucristo creó los cielos y la tierra. Al mirar más detenidamente, descubrirás que esos versículos enseñan varias doctrinas más en cuanto al Salvador.
Fíjate en la expresión “la imagen misma de su sustancia” en Hebreos 1:3. Esa frase significa que Jesucristo tiene la apariencia del Padre Celestial y comparte Su carácter divino. La frase “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”, en el mismo versículo, significa que Jesucristo es todopoderoso.
Piensa cuál de las dos verdades que reconociste en Hebreos 1:1–3, 10 podría serte útil si tienes la tentación de apartarte y de no hacer la voluntad del Señor.
Un tema que se encuentra a menudo en Hebreos es la superioridad de Jesucristo. Por ejemplo, en Hebreos 1:4–14, Pablo mostró que el Salvador es mayor que los ángeles. En capítulos siguientes, continuó mostrando la excelencia y la superioridad de Cristo.
¿Por qué saber que Jesucristo es mayor que todas las cosas podría ayudar a alguien que esté luchando por mantenerse fiel a Él?
Continúa prestando atención a ese tema al estudiar el resto de la carta de Pablo a los hebreos.
Hebreos 2
Pablo enseña que Jesucristo es el autor de nuestra salvación.
Medita en lo que significa ser un autor. ¿Qué cualidades piensas que debe tener un autor?
En Hebreos 2, el apóstol Pablo explicó más en cuanto a la naturaleza y la identidad de Jesucristo a los conversos judíos para ayudarles a entender por qué debían continuar siguiéndolo. Lee Hebreos 2:10 para averiguar que Jesucristo es el autor de qué, según lo que Pablo enseñó.
En esos versículos aprendemos que Jesucristo es el autor de nuestra salvación.
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿En qué sentido es Jesucristo el autor de nuestra salvación?
Lee Hebreos 2:8–9, 14–18 para encontrar las frases que describen por qué el Salvador tiene las cualidades para ser el autor de nuestra salvación. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
En Hebreos 2:9, la enseñanza de Pablo de que Jesucristo “fue hecho un poco menor que los ángeles” se refiere a la condescendencia del Salvador desde Su trono premortal para experimentar la mortalidad y Su sufrimiento y muerte, mediante lo cual Él “descendió debajo de todo” (D. y C. 88:6). La frase “participaron de carne y sangre” en Hebreos 2:14 significa que somos mortales. La frase “para expiar los pecados del pueblo” en Hebreos 2:17 quiere decir que Cristo puedo expiar nuestros pecados.
Según el versículo 9, ¿qué hizo Jesús por todas las personas? Según el versículo 14 ¿a quién conquistó mediante Su expiación?
Fíjate que Pablo no solamente se refirió al Salvador como el autor de nuestra salvación, sino que también le llamó “misericordioso y fiel sumo sacerdote” (Hebreos 2:17). Pablo comparó a Jesucristo a un sumo sacerdote judío porque al sumo sacerdote se lo consideraba como el mediador entre el pueblo y Dios.
De acuerdo con Hebreos 2:18, ¿por qué es capaz el Salvador de socorrernos (consolarnos, ayudarnos)?
Lee Hebreos 4:14–16 para ver qué otra información ofreció Pablo en cuanto a cómo es el Salvador un sumo sacerdote misericordioso y fiel.
En Hebreos 2:17–18 y 4:14–16 podemos reconocer la siguiente verdad: Debido a que Jesucristo sufrió y fue tentado en todas las cosas, Él nos entiende perfectamente y nos puede ayudar en momentos de necesidad. (Véase también Alma 7:11–13).
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En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe tus sentimientos acerca de cómo las verdades que encontraste en Hebreos 2 te pueden ayudar a estar seguro en tu decisión de seguir a Jesucristo como tu líder.
Hebreos 3–4
Pablo enseña cómo podemos entrar en el descanso del Señor
¿Qué es algo que a veces te puede preocupar o causar ansiedad? Piensa en cómo puedes encontrar paz y descanso de esa y otras fuentes de confusión y ansiedad.
Durante la época de Pablo, se perseguía a los santos judíos por vivir el evangelio de Jesucristo. Como se encuentra registrado en Hebreos 3–4, Pablo hizo referencia a una experiencia del Antiguo Testamento para enseñar a los santos cómo encontrar descanso en esta vida y en la próxima.
En la antigüedad, después de ser liberados de Egipto, los hijos de Israel provocaron la ira del Señor a causa de su desobediencia. Por consiguiente, no se les permitió entrar en el reposo del Señor (véanse Números 14; Jacob 1:7–8; Alma 12:33–37; 13:6, 12–13, 28–29).
Si lo deseas, marca la frase “mi reposo”, en Hebreos 3:11.
Lee Doctrina y Convenios 84:24, y busca qué pasaje enseña en cuanto al reposo del Señor.
El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Los verdaderos santos entran en el reposo del Señor durante esta vida, y al acatar la verdad, continúan en ese estado bendito hasta descansar con el Señor en el cielo… El reposo del Señor, en lo que concierne a los seres terrenales, es obtener un conocimiento perfecto de la divinidad de la gran obra de los últimos días… El reposo del Señor, en la eternidad, implica heredar la vida eterna, obtener la plenitud de la gloria del Señor” (Mormon Doctrine, segunda edición, 1966, pág. 633).
Lee Hebreos 4:1 para ver lo que a Pablo le preocupaba que algunos miembros de la Iglesia no hicieran.
Lee los siguientes pasajes: Hebreos 3:7–8, 12–15, 18–19; 4:2–3, 6–7, 11. También lee la Traducción de José Smith, Hebreos 4:3. Al leer esos pasajes, busca lo que Pablo enseñó repetidamente en cuanto a cómo podemos entrar en el reposo del Señor.
Fíjate en la expresión “no endurezcáis vuestros corazones” en (Hebreos 3:8, 15; 4:7). Esa frase significa que no debemos cerrar nuestro corazón a la verdad y la inspiración; debemos mantenerlo abierto, dispuesto y obediente a Dios y Sus mandamientos.
De las enseñanzas de Pablo, aprendemos que si nos mantenemos fieles al Salvador y no endurecemos nuestro corazón, entraremos en el reposo del Señor.
¿De qué maneras el escoger creer en el Salvador y mantener nuestro corazón abierto al propósito y al plan de Dios nos ayuda a permanecer fieles al Señor? Piensa en alguien que conozcas que sea un buen ejemplo de ese principio. ¿Qué hace esa persona específicamente para mantenerse fiel?
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En tu diario de estudio de las Escrituras, registra lo que harás para permanecer fiel a Jesucristo y mantener tu corazón abierto a Él.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Hebreos 1–4 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: