Unidad 20: Día 2
Hechos 23–28
Introducción
Después de su arresto en Jerusalén, Pablo fue llevado a Cesarea, donde se defendió de acusaciones falsas ante varios líderes romanos. Relató su conversión y testificó de Jesucristo. Mientras viajaba a Roma como prisionero, Pablo naufragó en una isla, donde salió ileso de la mordedura de una serpiente venenosa y sanó a muchos que estaban enfermos. Finalmente, fue llevado a Roma. Hallándose allí, estuvo dos años confinado como prisionero en su propia casa, y enseñó y testificó de Jesucristo.
Hechos 23–26
Pablo es perseguido, encarcelado y juzgado ante el rey Agripa
¿Qué bendiciones has recibido por seguir los mandamientos de Dios y Sus enseñanzas?
¿Qué podría llevar a una persona a apartarse de Dios y dejar de vivir conforme a Sus mandamientos y enseñanzas?
Piensa en lo que puede ocurrir cuando las personas se apartan y se alejan de Dios.
A medida que estudias Hechos 23–26, busca verdades que te ayudarán cuando sientas que te has distanciado de Dios y de Sus bendiciones.
Recuerda que Pablo había sido arrestado afuera del templo de Jerusalén y llevado ante los líderes judíos (véanse Hechos 21:30–33; 22:23–30). En Hechos 23–25 aprendemos en cuanto a su encuentro con los líderes judíos, y que Pablo fue encarcelado. Mientras estaba en prisión, se le presentó el Señor para consolarlo y brindarle seguridad (véase Hechos 23:11). El capitán romano que había arrestado a Pablo lo envió a Cesarea para evitar que un grupo de judíos lo matara. Allí, Pablo declaró su inocencia ante el gobernador romano Félix. Aunque estaba convencido de la inocencia de Pablo, Félix lo mantuvo dos años confinado en su propia casa. Festo sucedió a Félix como gobernador romano de Judea, y el rey Herodes Agripa, que gobernaba la región al noreste del mar de Galilea, visitó a Festo y quiso escuchar el caso de Pablo. Pablo fue llevado entonces ante el rey Agripa.
Lee Hechos 26:4–11 para averiguar cómo describió Pablo su pasado al rey Agripa.
Tal como se registra en Hechos 26:12–16, Pablo volvió a relatar su visión del Salvador en el camino a Damasco.
Lee Hechos 26:16–18 para saber la misión que el Señor le dio a Pablo. La palabra herencia, tal como se utiliza en el versículo 18, hace referencia a recibir entrada en reino celestial de Dios.
Piensa en las siguientes preguntas: ¿Qué crees que ayuda a que los ojos de una persona se abran espiritualmente? ¿Qué puede ayudar a una persona a apartarse de las tinieblas y volverse hacia la luz, y hacia los mandamientos y las bendiciones de Dios?
Lee Hechos 26:19–23 para averiguar lo que Pablo dijo que había enseñado tanto a los judíos como a los gentiles que debían hacer para recibir las bendiciones que se mencionan en el versículo 18.
Según el versículo 20, ¿qué había enseñado Pablo tanto a los judíos como a los gentiles que debían hacer?
Una verdad que podemos aprender de esos versículos es que si nos arrepentimos y nos volvemos a Dios, podemos vencer el poder de Satanás en nuestra vida, recibir el perdón de nuestros pecados y hacernos merecedores del reino celestial. Podrías escribir esa verdad en tu ejemplar de las Escrituras, junto a Hechos 26:18–20.
Para ayudarte a entender ese principio, lee la siguiente declaración del élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“Cuando pecamos, nos alejamos de Dios. Cuando nos arrepentimos, nos volvemos hacia Dios.
“La invitación a arrepentirnos rara vez es una reprimenda; es más bien una petición amorosa de que nos demos vuelta y de que nos volvamos de nuevo hacia Dios (véase Helamán 7:17). Es el llamado de un Padre amoroso y de Su Hijo Unigénito a que seamos más de lo que somos, que alcancemos un nivel de vida mejor, que cambiemos y que sintamos la felicidad que proviene de guardar los mandamientos” (“Arrepent[íos]… para que yo os sane”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 40).
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Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: Según lo que has aprendido de Pablo y del élder Andersen, ¿qué podemos alcanzar si nos arrepentimos y nos volvemos al Padre Celestial y a Jesucristo?
A medida que continúas estudiando Hechos 26, averigua qué fue lo que impidió que Festo y el rey Agripa se arrepintieran, se volviesen a Dios y llegasen a convertirse a Jesucristo.
Lee Hechos 26:24–29 para saber cómo reaccionaron Festo y el rey Agripa a las enseñanzas de Pablo y su testimonio del Salvador. En el siguiente cuadro, escribe las frases que describen sus reacciones a las enseñanzas de Pablo.
Reacciones a las enseñanzas de Pablo | |
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Festo |
Rey Agripa |
Observa que Festo no creyó las enseñanzas de Pablo. El rey Agripa creía las palabras de los profetas pero no tenía un compromiso firme de hacerse cristiano.
Una verdad que aprendemos de Festo y del rey Agripa es que para convertirnos a Jesucristo, debemos elegir creer y estar completamente comprometidos a vivir el Evangelio).
Lee el siguiente relato del presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, para saber lo que enseñó en cuanto al compromiso:
“Dos jóvenes hermanos se encontraban en la cima de un pequeño acantilado desde el que se divisaban las aguas cristalinas de un lago azul. Era un lugar popular desde donde lanzarse al agua, y los hermanos a menudo habían hablado de zambullirse desde allí; algo que habían visto a otras personas hacer.
“A pesar de que ambos querían lanzarse al agua, ninguno quería ser el primero. El acantilado no era tan alto, pero a los dos jovencitos les parecía que la distancia aumentaba cada vez que se asomaban, y su valentía disminuía rápidamente.
“Por fin, uno de los hermanos asentó el pie al borde del acantilado y resueltamente se preparó para lanzarse. En ese momento el hermano le susurró: ‘Tal vez deberíamos esperar hasta el verano próximo’.
“Sin embargo, el ímpetu del primer hermano ya lo estaba empujando hacia adelante. ‘Hermano’, respondió, ‘¡ya está decidido!’
“Se zambulló ruidosamente en el agua y no tardó en reaparecer con un grito victorioso. El segundo hermano lo siguió al instante. Después, los dos se reían de las últimas palabras que había dicho el primero de ellos antes de tirarse al agua: ‘Hermano, ¡ya está decidido!’
“El comprometerse a hacer algo es como lanzarse al agua; una persona está comprometida o no lo está, o se avanza o se permanece inmóvil; no hay punto medio. Como miembros de la Iglesia, debemos preguntarnos: ‘¿Me lanzaré o permaneceré en el borde? ¿Daré un paso al frente o simplemente meteré los dedos del pie para probar la temperatura del agua?’…
“Aquellos que están comprometidos sólo a medias pueden esperar recibir sólo a medias las bendiciones del testimonio, del gozo y de la paz. Es posible que las ventanas de los cielos sólo se les abran a medias’…
“En cierta manera, cada uno de nosotros se encuentra en un punto decisivo frente al agua. Ruego que tengamos fe, que avancemos, que con valor hagamos frente a nuestros temores y dudas, y que nos digamos a nosotros mismos: ‘¡Ya está decidido!’” (“Hermano, ya está decidido”, Liahona, julio de 2011, págs. 4, 5).
Según el presidente Uchtdorf, ¿por qué es importante estar completamente comprometido en lugar de estar “comprometido solo a medias” a vivir el Evangelio?
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Completa una de las siguientes actividades o ambas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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Escribe cómo tu compromiso de vivir un mandamiento o un principio del Evangelio te ha ayudado a fortalecer tu conversión a Jesucristo.
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Haz una lista de mandamientos o principios del Evangelio que sientes que estás plenamente comprometido a vivir. Piensa en cualquier principio del Evangelio que sientes que “por poco” estás comprometido a vivir, pero no “por mucho” (Hechos 26:29). Anota una meta de lo que puedes hacer para aumentar tu comprensión de uno de esos principios, y tu compromiso hacia el mismo.
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Ora para pedir ayuda a medida que te esfuerzas por llegar a convertirte a Jesucristo al vivir más plenamente Su Evangelio.
En Hechos 26:30–32 leemos que Festo y el rey Agripa hallaron a Pablo inocente, y lo hubieran puesto en libertad, pero dado que Pablo había apelado su caso a César, se les pidió que lo enviasen a Roma.
Hechos 27–28
Pablo es llevado a Roma, donde enseña y testifica de Jesucristo
El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, hizo referencia a los desafíos y las tribulaciones de la vida como “torbellinos espirituales” (véase “Torbellinos espirituales” Liahona, mayo de 2014, págs. 18–21).
Piensa en ejemplos de tribulaciones y dificultades que pueden asemejarse a torbellinos en la vida de una persona.
A medida que estudias Hechos 27–28, busca un principio que pueda ayudarte a sobrellevar con fe los torbellinos espirituales a los que haces frente.
Hechos 27 narra cómo Pablo fue llevado a Roma por mar durante los meses de invierno. El barco estuvo a punto de ser destruido durante una tormenta, y Pablo y todos los que estaban en el barco naufragaron en la isla de Melita, o Malta (véase Mapas de la Biblia, núm. 13: “Los viajes misionales del Apóstol Pablo”, en la Guía para el Estudio de las Escrituras).
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Lee Hechos 28:1–10 y Hechos 28:16–24 para saber lo que Pablo experimentó en la isla y en Roma. En tu diario de estudio de las Escrituras, haz un dibujo o escribe un titular que resuma los acontecimientos que se describen en cada uno de esos pasajes de las Escrituras.
Piensa en las tribulaciones que experimentó Pablo que se registraron en Hechos 23–28: fue injustamente encarcelado, padeció un naufragio, fue mordido por una serpiente venenosa y llevado a Roma, donde fue confinado como prisionero en su propia casa.
Lee Hechos 28:30–31 para saber qué pudo hacer Pablo en Roma a pesar de estar confinado como prisionero en su propia casa.
¿Qué hechos de Pablo demuestran que se mantuvo fiel a Dios a pesar de las tribulaciones que experimentó?
¿Qué bien provino de las tribulaciones que Pablo experimentó cuando estuvo en el mar, cuando naufragó y cuando fue encarcelado en Roma?
Un principio que podemos aprender de las experiencias de Pablo es que, si somos fieles, Dios puede ayudarnos a hacer que las tribulaciones se conviertan en bendiciones para nosotros mismos y para otras personas.
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Cuáles son algunas maneras en que Dios puede ayudar a las personas a convertir las tribulaciones en bendiciones para sí mismas y para otras personas?
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¿Cuándo te ha ayudado Dios a ti o a alguien a quien conozcas, a convertir una prueba en una bendición para ti o para otras personas?
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Toma la decisión de seguir el ejemplo de Pablo y permanecer fiel cuando pases por tribulaciones, de manera que Dios pueda ayudarte a convertir esas tribulaciones en bendiciones para ti mismo y para otras personas.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Hechos 23–28 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: