Unidad 13: Día 4
Juan 5–6
Introducción
Jesús asistió a una celebración (seguramente la Pascua) en Jerusalén y sanó a un hombre enfermo en el estanque de Betesda. También describió a otros testigos que habían dado testimonio de Su divinidad. Tras regresar a Galilea, alimentó milagrosamente a una multitud de más de 5,000 personas y enseñó que Él es el Pan de Vida.
Juan 5:1–30
Jesús sana a un hombre enfermo en el Día de Reposo y enseña acerca de Su relación con el Padre
Piensa en alguna ocasión en la que tú o alguien que conozcas rompió algo importante o de valor.
Como hijos del Padre Celestial, todos somos importantes y tenemos gran valor. Sin embargo, a causa de las elecciones que hacemos o los desafíos que enfrentamos, a veces podemos sentirnos destrozados o que tenemos poco valor.
¿Cuáles son algunas maneras en las que alguien se podría sentir destrozado espiritual, física o emocionalmente?
Piensa en ocasiones en las que tal vez te hayas sentido así. Conforme estudies Juan 5:1–9, busca una verdad que pueda servir para consolarte y darte esperanza cuando te sientes quebrantado o destrozado.
En Juan 5:1 leemos que después que Jesucristo ministró en Galilea, viajó a Jerusalén para acudir a una celebración judía, que seguramente era la Pascua (véase Juan 5:1, nota a al pie de página). Mientras se encontraba en Jerusalén, fue a un estanque cerca del templo.
Lee Juan 5:2–4 para saber quiénes estaban reunidos alrededor del estanque y qué esperaban.
Las palabras enfermos, ciegos, cojos y paralíticos en el versículo 3 describen a las personas que estaban enfermas, débiles o discapacitadas de alguna manera. Tal vez en el lugar había un manantial que fluía ocasionalmente hacia el estanque y hacía que la superficie del agua burbujeara (véase Bible Dictionary, “Bethesda” [Betesda]).
El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente: “No hay duda de que el estanque de Betesda era un manantial mineral cuyas aguas tenían alguna virtud curativa. Pero cualquier idea de que un ángel descendiera y agitara las aguas para que la primera persona que entrara sanara era simple superstición. Los milagros de sanación no se llevan a cabo de tal manera” (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo I, pág. 188).
Piensa cómo pudo ser la escena en el estanque, con tantas personas que tenían la esperanza de ser sanadas al ser las primeras en entrar en el agua.
Lee Juan 5:5–7 para saber a quién vio el Salvador acostado cerca del estanque.
¿Qué dicen esos versículos acerca del hombre que el Salvador vio? ¿Por qué el hombre nunca había podido ser el primero en entrar en el agua?
Lee Juan 5:8–9 para averiguar cómo respondió el Salvador al hombre.
Podrías marcar la frase el “hombre quedó sano” en el versículo 9. Esa sanación tuvo lugar en el estanque de Betesda. La palabra Betesda se puede traducir como “casa de misericordia” (Bible Dictionary, “Bethesda” [Betesda]). Misericordia es compasión o bondad. El acto más grande de misericordia que se ha llevado a cabo fue la expiación de Jesucristo.
¿Por qué era Betesda un nombre apropiado para ese lugar, especialmente después de que el Salvador sanó a ese hombre?
¿En qué maneras todos podemos ser como ese hombre en la orilla del estanque de Betesda?
Una verdad que podemos aprender de la sanación de ese hombre es que por medio del poder y de la misericordia de Jesucristo, podemos ser sanados.
Para comprender mejor esa verdad, lee la siguiente declaración del élder Merrill J. Bateman, de los Setenta, para localizar maneras en las que él dijo que el Salvador te puede sanar: “Al igual que el paralítico en el estanque de Betesda, que necesitaba a alguien más fuerte que él para ser sanado (véase Juan 5:1–9), así también nosotros dependemos de los milagros de la expiación de Cristo si nuestra alma ha de verse libre de la angustia, del pesar y del pecado… Mediante Cristo se consuela el corazón quebrantado y la paz reemplaza la angustia y el dolor” (véase “El poder de sanar interiormente”, Liahona, julio de 1995, págs. 14–15).
Es importante recordar que podemos ser sanados ya sea en esta vida o en la siguiente, de acuerdo con el tiempo del Señor.
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Medita acerca de ocasiones en las que has presenciado o has sentido el poder, la misericordia y compasión de Jesucristo al ayudarte a ti o a alguien que se sentía destrozado, ya sea espiritual, física o emocionalmente. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe y después completa la siguiente declaración incompleta: Sé que el Salvador es misericordioso y compasivo ya que…
En Juan 5:10–30 leemos que el Salvador más tarde se encontró con el hombre en el templo y le aconsejó que no pecara más. Cuando los líderes judíos se enteraron que Jesús había sanado al hombre en el día de reposo, persiguieron al Salvador y trataron de matarlo. Jesús enseñó a los líderes judíos que al sanar al hombre, Él estaba haciendo la obra del Padre Celestial. Entonces, el Salvador enseñó acerca de Su relación con el Padre. También enseñó que el Evangelio pronto se enseñaría a aquellos que estaban en el mundo de los espíritus.
Juan 5:31–47
Jesús enseñó acerca de numerosos testigos que atestiguan de Su divinidad
Piensa en una ocasión en la que alguien te dijo algo que era duro o difícil de creer.
¿Cómo se fortalece la veracidad de cualquier declaración al tener más de un testigo?
Lee Juan 5:31 para ver lo que el Salvador dijo acerca de Su propio testimonio de Su relación con el Padre Celestial.
La Traducción de José Smith [en inglés] aclara Juan 5:31–32:
“Por tanto, si doy testimonio de mí mismo, no obstante mi testimonio es verdadero.
“Porque no estoy solo, otro es el que da testimonio de mí” (Joseph Smith Translation, Juan 5:32–33).
El Salvador estaba enseñando a los judíos que tenían otros testimonios además del Suyo.
Lee los siguientes versículos y localiza otros testigos que dan testimonio de la divinidad de Jesús:
A pesar de tener muchos testimonios de Jesucristo, los líderes judíos no creían en la divinidad de Jesús. Presta atención en Juan 5:39 a que al hablar de las Escrituras Jesús dijo: “… porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna”. “Muchos judíos en el tiempo de Jesús estudiaban las Escrituras, creyendo que por medio de ese estudio obtendrían la vida eterna. … El Salvador trató de corregir esa falsa creencia al enseñar que las Escrituras, que los judíos veían como la autoridad final, testificaban que la vida eterna no se encontraba en las Escrituras, sino al seguir a Jesucristo. Los judíos tampoco pudieron darse cuenta de que las Escrituras son las palabras de Cristo y que su propósito es traer a las personas a Cristo, ya que Él es la más grande fuente de verdad y vida” (New Testament Student Manual [manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2014], págs. 219–220).
Lee Juan 5:40 para averiguar lo que los judíos necesitaban hacer para tener la vida eterna.
Aunque los judíos estudiaban las Escrituras, ¿qué se negaban a hacer que les podía haber ayudado a recibir la vida eterna?
Completa el siguiente principio con lo que aprendiste de las enseñanzas del Salvador en Juan 5:39–40: Únicamente al ir a podemos recibir la vida eterna.
Recuerda que la vida eterna incluye llegar a ser como el Padre Celestial y vivir por siempre en Su presencia con los miembros dignos de nuestra familia. A fin de recibir ese don debemos ir a Jesucristo al ejercer fe en Él, arrepentirnos de nuestros pecados, recibir las ordenanzas del Evangelio, honrar nuestros convenios y obedecer los mandamientos del Señor.
Piensa por qué ir a Jesucristo es esencial para recibir la vida eterna.
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Mira los testigos de Jesucristo que escribiste anteriormente. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras cómo uno de esos testigos de Jesucristo te ha ayudado (o te puede ayudar) a ir a Él.
Medita qué harás para ir más completamente al Salvador a fin de que puedas recibir la vida eterna.
Juan 6:1–59
Jesús enseña que Él es el Pan de Vida
En Juan 6:1–13 leemos que después que regresó a Galilea, Jesús alimentó milagrosamente a más de 5,000 personas con cinco panes y dos peces. (Estudiaste ese acontecimiento en las lecciones de Mateo 14 y Marcos 6).
Lee Juan 6:14–15 para saber lo que la gente quería hacer después de que Jesús los alimentó milagrosamente.
Una tradición entre los judíos durante el tiempo de Jesús proponía que cuando el Mesías, o rey de Israel, viniera, alimentaría a la gente con pan del cielo.
Juan 6:16–21 registra que el Salvador envió a Sus discípulos al otro lado del mar de Galilea y después, por la noche, cuando los discípulos tuvieron dificultad para remar en contra de las olas y del viento, Jesús caminó sobre el mar para reunirse con ellos. El relato de Juan de ese acontecimiento recalca que cuando los discípulos recibieron “con gusto” a Jesús en su barca, “en seguida” (Juan 6:21) llegaron a tierra a su destino. Al recibir con gusto al Salvador y Sus enseñanzas, Él puede ayudar a guiarnos a salvo en medio de las dificultades de la mortalidad.
Juan 6:22–59 registra que muchas personas a las que Jesús había alimentado milagrosamente viajaron a Capernaúm en busca de Él, deseando que los alimentara con más pan. Algunas personas murmuraban en contra del Salvador ya que enseñó que Él es el pan que vino del cielo. Jesús enseñó que Él es el Pan de Vida y que si las personas van a Él y aceptan Sus enseñanzas y Expiación, recibirán la vida eterna.
Juan 6:60–71
Pedro testifica que Jesús tiene las palabras de vida eterna
Piensa en una ocasión en la que tuviste que elegir entre seguir haciendo algo difícil o dejarlo.
Después de que Jesús enseñó que Él es el Pan de Vida, algunos de Sus discípulos se enfrentaron con la decisión de continuar siguiéndolo o no. Lee Juan 6:60, 66 para ver la respuesta de muchos de los discípulos de Jesús a Sus enseñanzas.
La frase “Dura es esta palabra” en el versículo 60 significa que sintieron que las enseñanzas de Jesús eran muy difíciles de seguir.
¿Cuáles de las enseñanzas de Jesucristo pueden ser difíciles de seguir para algunas personas en la actualidad? (Si es necesario, busca enseñanzas en Para la Fortaleza de la Juventud que puedan ser un desafío para algunos jóvenes).
Lee Juan 6:67–69 para localizar la pregunta que Jesús les hizo a Sus apóstoles y la respuesta de Pedro a la pregunta.
Una verdad que podemos aprender de la respuesta de Pedro es que un firme testimonio de Jesucristo nos ayudará a mantenernos fieles durante los momentos en los que puede ser difícil seguir al Salvador o vivir Sus enseñanzas. Si lo deseas, escribe esa verdad en tu ejemplar de las Escrituras junto a Juan 6:67–69.
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Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras cómo un firme testimonio del Salvador te ha ayudado o ha ayudado a alguien que conoces a mantenerse fiel incluso cuando las enseñanzas del Evangelio parecen difíciles de seguir.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Juan 5–6 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: