Historia de la Iglesia
Capítulo 22: Más como nuestro Señor y Maestro


Capítulo 22

Más como nuestro Señor y Maestro

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Una multitud esperando bajo la lluvia fuera del Templo de Freiberg

La mañana del 7 de abril de 1984, Ardeth Kapp se sentó en la primera fila del Tabernáculo de Salt Lake. Gordon B. Hinckley, quien había sido llamado como consejero adicional de la Primera Presidencia casi tres años antes, estaba en el púlpito pidiendo un voto de sostenimiento a las Autoridades Generales y a los oficiales de la Iglesia. Anunció el llamamiento de dos nuevos apóstoles: Russell M. Nelson y Dallin H. Oaks. Además, propuso el nombre de Ardeth como nueva Presidenta General de las Mujeres Jóvenes.

Los santos en el Tabernáculo los sostuvieron de forma unánime. “Se otorga un título, se extiende un llamamiento”, reflexionó Ardeth más adelante en su diario, “y los miembros responden con amor”.

Cuatro meses después, Ardeth y sus consejeras, Patricia Holland y Maurine Turley, y su asistente administrativa, Carolyn Rasmus, se reunieron en una cabaña en las montañas cerca de Provo, Utah. Era el primer domingo del mes y estaban ayunando.

El enfoque de su ayuno era el Progreso Personal, el programa de logros de la Iglesia para las mujeres jóvenes desde finales de la década de los setenta. Ardeth había sido miembro de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes que había presentado el Progreso Personal; sin embargo, sentía que muchas jóvenes no estaban participando en el programa.

Ella y sus consejeras creían que cada mujer joven necesitaba un mayor sentido de propósito e identidad divinos. También creían que se podía hacer más para ayudar a las jóvenes a sentirse vistas y valoradas en su esfuerzo por hacer y guardar convenios con el Señor.

En la cabaña, Ardeth, Patricia, Maurine y Carolyn enumeraron los principios universales que creían que eran esenciales para la vida y el bienestar de una mujer joven y, a continuación, cada una de ellas se retiró a un lugar del bosque para reflexionar sobre la lista y extraer de ella los principios más importantes. Cuando regresaron a la cabaña, descubrieron que sus listas eran similares, y les envolvió un cálido sentimiento. Sintieron que el Señor las estaba guiando en la dirección correcta.

En su formato actual, el Progreso Personal se centraba en valores compartidos por todas las denominaciones cristianas. Ardeth y sus consejeras pensaron que también debía incluir creencias distintivas de los Santos de los Últimos Días. A medida que analizaban los puntos en los que habían de hacer hincapié, las mujeres identificaron cinco valores que podrían ayudar a cualquier joven, independientemente de dónde viviera, a acercarse más a Dios y a comprender su verdadera identidad: fe, naturaleza divina, obediencia, conocimiento y elección y responsabilidad.

En los meses posteriores, Ardeth y sus consejeras organizaron una mesa directiva general de las Mujeres Jóvenes y se decidieron por siete valores, remplazando la obediencia por el valor individual, las buenas obras y la integridad. Ardeth pegó largas hojas de papel en las paredes de la sala de juntas de las Mujeres Jóvenes, donde ella y las demás componentes de la mesa directiva iban escribiendo las conclusiones a las que llegaban a partir de sus estudios y conversaciones con las mujeres jóvenes de la Iglesia.

La mesa directiva creía que cada mujer joven debía saber quién era y cuál era su lugar en el plan de Dios. Cada una de ellas debía tener experiencias espirituales, hacer y guardar convenios con el Señor, recibir reconocimiento por las obras hechas a la manera de Cristo y recibir apoyo de sus líderes del sacerdocio.

A principios de 1985, Ardeth y su mesa directiva se prepararon para enviar sus ideas al Consejo Ejecutivo del Sacerdocio de la Iglesia a fin de recibir aprobación. Durante el liderazgo del presidente Kimball, la toma de decisiones por medio de consejos se había vuelto más frecuente en la Iglesia. El Consejo Ejecutivo del Sacerdocio era uno de los tres principales consejos ejecutivos que hacían recomendaciones normativas a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce Apóstoles. Estos consejos incluían a varios apóstoles y otras Autoridades Generales. Durante su reunión de presidencia con el Consejo Ejecutivo del Sacerdocio, Ardeth esperaba presentar con claridad la visión de la mesa directiva para las Mujeres Jóvenes, pero no estaba segura de cómo hacerlo.

Una mañana de enero, Ardeth se despertó temprano y tomó el cuaderno de hojas amarillas que guardaba junto a su cama. Todo lo que ella y la mesa directiva habían hablado desde el momento de su llamamiento estaba tomando forma en su mente como un hermoso mosaico, y comenzó a escribir hasta que las palabras y la inspiración fluyeron sin interrupción. Cuando por fin escribió la última palabra, estaba emocionalmente agotada, pero espiritualmente edificada. Ya sabía qué decir ante el consejo.

Seis semanas después, Ardeth y sus consejeras se arrodillaron en oración en el Edificio de la Administración de la Iglesia. En unos minutos presentarían su plan para el futuro de las Mujeres Jóvenes ante el Consejo Ejecutivo del Sacerdocio. Oraron para que, si el plan era correcto, los oídos de los hermanos fueran abiertos pero, si no lo era, le pidieron al Señor que cerrara los oídos del Consejo.

Poco tiempo después las invitaron a pasar a una sala de reuniones cercana, donde Ezra Taft Benson, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, estaba sentado con otros miembros del consejo.

Ardeth, parada frente a la sala, comenzó su presentación. “Nuestro enfoque no está tan centrado en los programas”, dijo ella, “más bien en los principios fundamentales que pueden ayudar a las mujeres jóvenes a llegar a conocer y vivir el Evangelio”.

Habló de todos los problemas que enfrentaban las mujeres jóvenes en la sociedad: medios de comunicación y publicidad dañinos, delitos, inmoralidad sexual, trastornos alimentarios, abuso de drogas y alcohol, suicidio, y proporcionó datos que mostraban que las mujeres jóvenes de la Iglesia tenían menos recursos, oportunidades de reconocimiento y líderes adultos que los hombres jóvenes. Cuando Ardeth comparó los programas de las Mujeres Jóvenes y los Hombres Jóvenes, no estaba sugiriendo que debían ser idénticos, sino más bien que necesitaban recibir todos los recursos y el apoyo necesarios para ayudar a los jóvenes a tener éxito.

Por último, Ardeth y sus consejeras propusieron estructurar la organización de las Mujeres Jóvenes en torno a los siete valores. “Una estructura así”, dijo Ardeth, “puede brindarles una identidad para que ellas y otras personas comprendan mejor lo que significa ser una mujer joven”.

Después de la presentación, el presidente Benson invitó al consejo a reconocer la importancia de esta. “No solo se abrieron nuestros oídos”, dijo él, “sino también nuestros conductos lagrimales”.

Más tarde ese día, el élder Dean L. Larsen, miembro del consejo, llamó a Ardeth por teléfono. “¿Para cuándo cree que tendría preparada una transmisión vía satélite para las mujeres jóvenes?”, preguntó.

—Para noviembre —respondió Ardeth.

—¿Por qué tanto tiempo? — dijo el élder Larsen sorprendido

—Todas las piezas tienen que estar en su sitio —respondió Ardeth—; no tendremos una segunda oportunidad.


El 14 de diciembre de 1984, el presidente Gordon B. Hinckley dedicó una Casa del Señor en la Ciudad de Guatemala, Guatemala. Cuando Carmen O’Donnal, directora de las obreras del nuevo templo, miró a su alrededor, se maravilló ante el milagroso crecimiento de la Iglesia en Centroamérica y Sudamérica.

En 1948, cuando Carmen fue bautizada en una pequeña piscina al sur de la Ciudad de Guatemala, ella era una de las primeras personas en unirse a la Iglesia en Guatemala. Ahora, el país tenía más de 30 000 Santos de los Últimos Días, y más de la mitad de ellos se habían bautizado en los últimos cuatro años. Cada vez más personas de la región hacían convenios para seguir a Jesucristo, y el edificio del templo era el eje de esa obra.

“El Señor me ha permitido vivir para ver este milagro con mis propios ojos”, dijo durante la dedicación.

Antes de su llamamiento como directora de las obreras del templo, Carmen y su esposo, John, habían trabajado en el Templo de la Ciudad de México, que fue dedicado en diciembre de 1983. Esa fue la primera Casa del Señor en México, donde había más de 360 000 miembros, más que en cualquier otro país de habla hispana del mundo. Entre aquellos que asistieron a la dedicación se encontraban Isabel Santana y Juan Machuca, antiguos maestros del Centro Escolar Benemérito de las Américas, que se habían casado hacía más de una década. Ahora vivían en Tijuana, México, donde Juan trabajaba para el Sistema Educativo de la Iglesia.

Más al sur, en Brasil, la Iglesia continuaba prosperando. Cuando se dedicó el Templo de São Paulo, en 1978, el país tenía 56 000 santos en doce estacas. Para comienzos de 1985, el número de miembros había crecido hasta cerca de 200 000 en cuarenta y siete estacas y, a medida que la Iglesia crecía, también aumentaban las responsabilidades de Helio da Rocha Camargo. Después de su servicio como obispo del Barrio São Paulo 2, sirvió como presidente de estaca en São Paulo, presidente de misión en Río de Janeiro y representante regional de los Doce. Más adelante, el 6 de abril de 1985, fue sostenido como miembro del Primer Cuórum de los Setenta, convirtiéndose en la primera Autoridad General de Brasil.

“Esta es una experiencia que nunca deseé tener”, les dijo a los santos en el Tabernáculo de Salt Lake. Sin embargo, su fe en el Evangelio restaurado era firme, como la de muchos otros líderes en todo el mundo. “Sé que el Señor vive”, testificó. “Sé que soy hijo de Dios y que este Evangelio es el plan para que todos los hijos de Dios obtengan la felicidad en este mundo”.

Mientras tanto, en Chile, ahora había más de 130 000 santos en cuarenta estacas. Poco antes de la dedicación del Templo de la Ciudad de México, los santos chilenos se habían regocijado con la dedicación del Templo de Santiago, Chile, la primera Casa del Señor en un país de habla hispana. Miles de santos se reunieron para la ocasión, y algunos de ellos viajaron cientos de kilómetros en autobús.

Carlos y Elsa Cifuentes estuvieron en el templo para la dedicación; él era uno de los primeros miembros de Chile. En 1958, dos misioneros se acercaron a él en su garaje trasero, se presentaron como representantes de Jesucristo y le preguntaron si le gustaría saber más acerca de la Iglesia. Se bautizó poco tiempo después. En 1972, cuando se formó la primera estaca en Chile, Carlos fue llamado a ser su presidente.

En el momento de la dedicación del Templo de Santiago, Chile, el cuerpo de Carlos estaba debilitado por el cáncer. Sin embargo, tuvo las fuerzas para levantarse y dar un ferviente testimonio. “Sé, sin ninguna duda, que esta es la obra del Señor”, declaró. “Sé que Dios vive. Sé que Jesucristo, Su Hijo, vive”. Carlos falleció un mes después.

En la vecina Argentina, se llevaba a cabo la construcción de una Casa del Señor en Buenos Aires. Betty Campi, de cincuenta y cuatro años, servía como presidenta de la Primaria de estaca en una ciudad rural llamada Mercedes. En el transcurso de su vida, ella había sido testigo del crecimiento de la Iglesia en Argentina desde una pequeña bellota hasta un poderoso roble, tal como había predicho el apóstol Melvin J. Ballard. En 1942, el año de su bautismo, había cerca de 700 miembros de la Iglesia en Argentina. Ahora, la cantidad era de casi 80 000. Betty mantuvo fielmente su recomendación para el templo vigente, y esperó con ansias el día en que pudiera usarla en su país natal.

Y no se trataba solo de Argentina, los planes para la construcción de templos avanzaban en otros lugares de Sudamérica: en Colombia, Perú y Ecuador. Brigham Young y Joseph F. Smith habían profetizado que se establecerían templos en toda la tierra y, ahora, esa profecía se estaba haciendo realidad.


Después de su bautismo, Olga Kovářová estaba emocionada por compartir su felicidad con su familia y amigos. Sin embargo, debido a que el Gobierno de la República Checa no reconocía a la Iglesia, sabía que las oportunidades eran limitadas. Además, su generación había crecido en una sociedad atea y sabía muy poco sobre religión. Si intentara hablar de la Iglesia con otras personas, estas probablemente no entenderían lo que les estaba diciendo.

Mientras pensaba y oraba para saber cómo compartir sus creencias, habló con Otakar Vojkůvka acerca de su dilema. “Podrías hacerte profesora de yoga”, sugirió él. El Gobierno no restringía la enseñanza del yoga, y Otakar lo veía como una buena manera de conocer a nuevas personas y llevar a cabo la obra de Dios.

Al principio, Olga pensó que aquella era una sugerencia extraña. No obstante, cuanto más pensaba en ello, más se daba cuenta de que su idea era buena.

Al día siguiente, Olga se inscribió en una capacitación para hacerse profesora de yoga; y poco después de terminar el curso, comenzó a impartir clases en un gimnasio de Uherské Hradiště, su ciudad natal, en el centro de la República Checa. Le sorprendió lo populares que eran los cursos. El tamaño de las clases variaba de sesenta a ciento veinte alumnos. Personas de todas las edades se inscribían en sus clases deseosas de aprender más sobre la salud física y mental.

En cada clase, Olga enseñaba ejercicios de yoga seguidos de una sencilla lección basada en principios verdaderos. Utilizaba un lenguaje no religioso, recurriendo a citas inspiradoras de poetas y filósofos de Europa Oriental que respaldaban lo que ella enseñaba.

A través de esas enseñanzas, Olga se dio cuenta de lo mucho que sus alumnos deseaban recibir más mensajes positivos en sus vidas. Parecía que algunas personas asistían a sus clases solo por las lecciones.

Pronto, Otakar y ella hablaron de la Iglesia con algunos de sus alumnos, y varios de ellos decidieron bautizarse.

Las clases tenían tan buen recibimiento, que Olga y Otakar crearon campamentos de yoga para los alumnos que estuvieran interesados, de modo que grupos de cincuenta personas se beneficiaban de las enseñanzas de Olga y Otakar durante períodos de una semana en el verano.

Olga deseaba que sus padres, Zdenĕk y Danuška, pudieran sentir la misma felicidad que sus alumnos descubrieron gracias a los campamentos, y oraba por ellos con frecuencia. Sin embargo, la religión no era una parte importante de la vida cotidiana de sus padres, y no había una rama en su ciudad. Olga tendría que tratar la conversación con prudencia.

Ella sabía que su madre solía tener dolores de cabeza, y un día le dijo: “Mamá, quiero enseñarte a relajar y fortalecer los músculos del cuello. Eso podría ayudarte”.

—Sabes que siempre he confiado en ti —respondió su madre.

Olga le mostró algunos ejercicios sencillos y le recomendó que siguiera haciéndolos por su cuenta. En unos meses, los dolores de cabeza desaparecieron. Tanto la madre como el padre de Olga se interesaron por el yoga y asistieron a uno de los campamentos. En pocos días, su padre estaba completamente inmerso en el campamento, y ella nunca lo había visto tan feliz. Su madre también adoptó las rutinas y las ideas que se compartían en las lecciones. Pronto Olga también comenzó a compartir sus creencias con ellos.

A sus padres les encantó de inmediato el Libro de Mormón y las enseñanzas de ese libro, y ambos obtuvieron un testimonio de que José Smith fue un profeta de Dios. En poco tiempo, tanto su madre como su padre decidieron unirse a la Iglesia.

Ellos fueron bautizados en el mismo embalse en el que Olga había recibido la ordenanza; después de lo cual, Olga y sus padres regresaron a casa y se sentaron en torno a la mesa de la cocina, tomados de la mano y llorando de alegría. “Esto merece una celebración”, dijo su madre.

Prepararon el refrigerio favorito de Olga y compartieron sus testimonios. Con una gran sonrisa, su padre exclamó: “¡Los grandes comienzos suceden en lugares pequeños!”.


“Desearía que pudieran sentir lo que yo siento por dentro”, dijo Henry Burkhardt. “También me gustaría expresarles toda la gratitud que siento en mi corazón en este momento”.

Era el 29 de junio de 1985. Henry estaba en un púlpito del recién terminado Templo de Freiberg, en la República Democrática Alemana, hablando ante una sala llena de santos que habían asistido a la dedicación del templo. El presidente Gordon B. Hinckley había dado inicio a la reunión esa mañana y el élder Thomas S. Monson también había hablado.

Henry ya no era el presidente de la Misión Dresde, pero tenía el honor de dirigirse a los santos en calidad de recién llamado presidente del Templo de Freiberg.

“Durante más de treinta años”, dijo, “mi deseo ha sido contribuir de alguna manera a hacer posible que los santos de este país puedan ir a una Casa del Señor”. Habló de cuando su esposa Inge y él se sellaron en el Templo de Suiza en 1955, antes de que se cerrara la frontera entre Alemania Oriental y Occidental. Ahora le llenaba de gozo el que los santos de la República Democrática Alemana y de otros países bajo la influencia política de la Unión Soviética tuvieran un templo en Freiberg.

“Era la voluntad del Señor”, dijo. “El Señor hizo posible construir esta casa, una casa en la que podemos recibir las bendiciones que no se pueden dar en ningún otro lugar que no sea aquí, en Su casa”.

Después de tantos años de lidiar con la oposición del Gobierno a la Iglesia, Henry aún estaba sorprendido de que se hubiera construido el templo con tan pocos problemas. Después de que Henry cerrara la compra del terreno para el proyecto, el arquitecto de la Iglesia Emil Fetzer había trabajado con oficiales, arquitectos e ingenieros de la República Democrática Alemana para finalizar el diseño del templo. Inspirados por la arquitectura tradicional alemana, se decidieron por una estructura sencilla y moderna con vitrales y una sola torre formando un arco sobre la entrada.

La palada inicial había tenido lugar poco tiempo después. Para la sorpresa de Henry, la mayoría de los funcionarios del Gobierno que asistieron a la ceremonia inclinaron sus cabezas durante la oración. El contratista del edificio era una empresa estatal, por lo que no fue problema conseguir los trabajadores ni aprobar los permisos. El Gobierno permitió que la Iglesia aprovechara una tubería de gas natural cercana, por lo que no fue necesario calefaccionar el templo con carbón. Además, Henry y Emil pudieron encontrar tres lámparas de araña de cristal para el salón celestial y las salas de sellamiento, una rareza en la República Democrática Alemana.

Sin embargo, quizá la mayor sorpresa fue la voluntad del Gobierno de respetar el carácter sagrado del edificio. Si bien los oficiales tenían permiso legal para supervisar en cualquier momento cualquier reunión religiosa que se llevara a cabo en el país, el Gobierno había acordado no hacerlo en el templo. De hecho, durante todo el proceso de construcción, los oficiales fueron respetuosos con la Iglesia y sus enseñanzas y prácticas. Cuando llegó el momento de la ceremonia de puertas abiertas, casi 90 000 personas vinieron a recorrer el edificio.

“Mi esposa y yo estamos agradecidos, mis hermanos y hermanas, porque podemos servirles aquí, en esta casa”, comentó Henry a los santos durante la dedicación. “Lo hacemos con gusto”.

Luego de las palabras de Henry, Inge se levantó y dio su testimonio como directora de las obreras del templo. “Quiero decirles que nunca he sentido más gozo que el que siento cuando estoy en la Casa del Señor”, declaró ella. “Cuando pienso en nuestros jóvenes hermanos y hermanas que tendrán la posibilidad, en un futuro cercano, de comenzar su vida en común aquí, en el templo, sellados juntos, y que sus hijos también nacerán con este espíritu en su interior, mi corazón nuevamente se llena de gratitud”.

“Creo que todos tratamos de llegar a ser más como nuestro Señor y Maestro”, continuó ella, “y les doy mi testimonio de que, cuando venimos aquí, a Su santo templo, y cuando estamos preparados para servir, podemos lograrlo”.


El 18 de julio de 1985, miles de judíos ortodoxos, vestidos con abrigos negros tradicionales y sombreros de ala ancha, se reunieron para protestar en el Muro de los Lamentos en Jerusalén. Con el apoyo de los principales rabinos de la ciudad, los manifestantes se inclinaron y recitaron oraciones que suelen destinarse a los días de luto. Sobre ellos colgaba un enorme lienzo rojo con un mensaje claro: “Mormones, detengan su proyecto misional ya”.

Desde la ceremonia de la palada inicial un año antes, la Iglesia había progresado de manera constante en la construcción del Centro de Jerusalén para Estudios del Cercano Oriente de la Universidad Brigham Young. Sin embargo, en ese momento, la población ortodoxa de la ciudad había llegado a considerar el centro como una amenaza para el judaísmo. Lo que más les alarmaba era la reputación de la Iglesia en cuanto a la obra misional. Después del Holocausto, en el que el régimen nazi exterminó a millones de judíos de forma sistemática, muchos judíos ortodoxos se volvieron particularmente sensibles al hecho de que los cristianos buscaran conversos entre su gente, y temían que el Centro de Jerusalén se convirtiera en un centro de la actividad misional de los Santos de los Últimos Días en Israel.

Las noticias de la oposición de los ortodoxos al proyecto fueron motivo de preocupación para la Primera Presidencia, e hizo que enviaran a los apóstoles Howard W. Hunter y James E. Faust a Jerusalén. La Iglesia había firmado el contrato de arrendamiento del terreno para el Centro de Jerusalén de manera legítima, y no se habían registrado protestas públicas durante las primeras fases del proyecto. Además, el centro seguía contando con el apoyo del alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek, y de otros líderes judíos de la ciudad. De hecho, una cuarta parte de la construcción del centro ya estaba terminada.

El día después de la protesta en el Muro de los Lamentos, el élder Hunter y el élder Faust se reunieron con el rabino Menachem Porush, un miembro ortodoxo del Parlamento israelí, en su oficina en Jerusalén. En la sala también estaban presentes otros líderes ortodoxos.

“Nos gustaría apelar a ustedes como amigos para que abandonen discretamente el proyecto”, dijo el rabino Porush a los apóstoles. Era un hombre grande e imponente, pero hablaba con una voz suave y cortés. “No sé si comprenden cabalmente la importancia de lo que sucedió en el Muro de los Lamentos”, continuó él. “Los rabinos de todo Israel se reunieron para expresar su oposición”.

“Creemos que no hemos hecho nada malo al establecer nuestro centro aquí”, dijo el élder Faust. Los alumnos de la Universidad Brigham Young llevaban más de quince años yendo a Jerusalén sin causar altercados. Su propósito era el de estudiar la historia y la cultura locales, no el de realizar la obra misional. Al igual que el alcalde Kollek, los líderes de la Iglesia creían que, en Tierra Santa, podían convivir diferentes religiones de manera pacífica.

—Conocemos sus sólidos programas misionales juveniles —dijo otro rabino en la sala—, y no podemos tolerar tales programas aquí.

—Acordemos que detengan la construcción por un período de dos semanas —sugirió el rabino Porush—, y volaré a Salt Lake City para explicar a los líderes correspondientes la necesidad de detener la construcción.

—No podemos detener la construcción —dijo el élder Hunter—. Estamos obligados por contrato.

—He construido muchos edificios —dijo el rabino Porush—, y sé que se podrían adoptar las medidas para detener la construcción.

—No podemos detener la construcción —repitió el élder Hunter—, pero podemos seguir dialogando para resolver nuestras diferencias.

—Por favor, piénsenlo —insistió el rabino.

Al día siguiente, los apóstoles llamaron al rabino para informarle que no habían cambiado de opinión; seguirían adelante con la construcción.

Cuando el élder Hunter y el élder Faust regresaron a Salt Lake City, se reunieron en consejo con la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles para determinar qué más podían hacer para ganarse la confianza de quienes se oponían al proyecto.

A fin de mostrar que la Iglesia estaba comprometida a no utilizar el Centro de Jerusalén como medio para realizar la obra misional, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce pidieron al élder Hunter, al élder Faust y al rector de BYU, Jeffrey R. Holland, que redactaran un acuerdo formal de no proselitismo para tranquilizar a los líderes religiosos y políticos de Israel.

El comité concluyó la redacción del acuerdo el 1 de agosto y, al día siguiente, el presidente Holland viajó a Jerusalén con el documento en mano.


Como presidenta de la Sociedad de Socorro en Soweto, Sudáfrica, Julia Mavimbela quería que todas las mujeres de su rama se sintieran respetadas y aceptadas. Durante toda su vida, había visto cómo se maltrataba a mujeres por tener poco dinero o por su estatus social, y anhelaba que todas las personas que estaban a su cargo recibieran un trato digno.

Por aquel entonces, las mujeres de la Iglesia recibían lecciones mensuales de “economía doméstica”, en las que estudiaban los principios de autosuficiencia, administración del dinero, primeros auxilios, nutrición y prevención de enfermedades. Sabiendo que muchas personas de Soweto tenían dificultades económicas, Julia enseñó a las mujeres de la Sociedad de Socorro a almacenar alimentos y a conservar agua, ahorrar dinero y a salir adelante con lo poco que tuvieran, y las instó a que arreglaran su ropa usada en lugar de comprar ropa nueva.

En una ocasión, alguien donó ropa y otros bienes a la rama. Casi todos los miembros de la Sociedad de Socorro tenían necesidades, así que Julia oró para saber cómo distribuir las donaciones de manera justa. El Señor le indicó que diera a cada miembro de la Sociedad de Socorro un trozo de papel numerado. Luego, sacó números al azar para que cada mujer tuviera una oportunidad justa de elegir alguno de los objetos donados.

Aunque la mayoría de las lecciones de la Sociedad de Socorro se impartían en inglés, Julia preparó lecciones en sesotho y zulú para las mujeres que no dominaban el inglés. Cuando asignó a las hermanas de la Sociedad de Socorro para que se ministrasen entre sí como maestras visitantes, utilizó la inspiración como guía. “Esta es la persona a la que el Señor desea que visiten”, les decía a las hermanas recién llamadas. “Evalúen las necesidades de ese hogar, y así podremos analizar juntas lo que podemos hacer por esa familia”.

Mientras lideraba la Sociedad de Socorro en Soweto, Julia se mantuvo informada del progreso del templo que se estaba construyendo en Johannesburgo. Ella especialmente anhelaba ver cómo colocaban la estatua del ángel Moroni en la cima de la aguja más alta del templo. Sin embargo, cuando llegó ese día, los activistas antiapartheid de Soweto organizaron una huelga a nivel comunitario para bloquear el trabajo y las compras en las áreas de los blancos de Johannesburgo.

Julia apoyaba la causa de los activistas, pero estaba decidida a presenciar ese hito en la construcción del templo. Junto con su nieto, se las arregló para llegar a Johannesburgo. Nadie los detuvo ni los interrogó durante el camino. En el lugar del templo, pudieron presenciar la colocación de la estatua.

Un año después, el 14 de septiembre de 1985, Julia recibió su investidura en la Casa del Señor. Por primera vez, sintió una sensación de total pertenencia, una unión en convenio con sus hermanos y hermanas en el Evangelio, a pesar de sus diferencias de raza e idioma. Y, por fin, pudo ser sellada tanto a su fallecido esposo, John, como a sus padres.

“¡Qué día tan maravilloso!”, dijo con regocijo. “He recibido muchas bendiciones”.

“Con gusto me comprometo, en este día, a vivir de tal manera que siempre sea digna de venir a la Casa del Señor y servirle a Él, mi Salvador y Redentor”, exclamó ella. “Oh, cuánto aprecio saber quién soy y por qué estoy aquí”.

“La vida es buena, por cierto que sí, y mi copa está rebosando”.

  1. Kapp, diario, 9 de abril de 1984; Gordon B. Hinckley, “Sostenimiento de oficiales”, Liahona, julio de 1984, pág. 5; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral, pág. 33. Temas: Gordon B. Hinckley, Russell M. Nelson, Ardeth G. Kapp, Común acuerdo

  2. Kapp, diario, 7 de agosto de 1984; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral, págs. II, 32 y 57; “First Presidency Calls Young Women Counselors”, Church News, 20 de mayo de 1984, pág. 7. Tema: Ayuno

  3. Kapp, diario, 7 de agosto de 1984 y 8 de enero de 1985; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral; págs. 42, 44–45, 52–58, 65, 227–228; Kapp, “Young Women Presentation to PEC”, págs. 1–6.

  4. Kapp, diario, 7 de agosto de 1984; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral; págs. 52–54, 56–60; Carolyn Rasmus, “Events of Significance—1984”, pág. [1], Young Women, Carolyn J. Rasmus Office Papers, BHI.

  5. Carolyn Rasmus a Jed Woodworth, correo electrónico, 31 de mayo de 2023, copia en posesión de los editores; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral; págs. 45, 48–50, 52–54, 59–65; Thompson, Stand as a Witness, págs. 267–273; Kapp, “Young Women Presentation to PEC”, pág. 2.

  6. Priesthood Executive Council, Minutes and Records, 9 de octubre de 1985; Kapp, diario, 5 de abril de 1979, 9 de octubre de 1984, 12 de noviembre de 1984, 8 de enero de 1985; Spencer W. Kimball, Address, Seminar for Regional Representatives, 5 de octubre de 1979, Quorum of the Twelve Apostles, Regional Representatives Seminar Addresses, BHI; Monson, diario, 5 de marzo de 1982; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral, págs. 65–68. Los otros consejos ejecutivos eran el Consejo Ejecutivo Misional y el Consejo Ejecutivo de Templos y Genealogía. Tema: Correlación

  7. Kapp, diario, 6 de enero de 1985.

  8. Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral, pág. 65; Priesthood Executive Council, Minutes and Records, 20 de febrero de 1985; Rasmus, diario, 20 de febrero de 1985; Kapp, “Young Women Presentation to PEC”, págs. 1–13.

  9. Priesthood Executive Council, Minutes and Records, 20 de febrero de 1985; Kapp, “Young Women Presentation to PEC”, págs. 1–9.

  10. Kapp, “Young Women Presentation to PEC”, págs. 9–11; Rasmus, diario, 20 de febrero de 1985; Kapp, diario, 9 de abril de 1984; Kapp y Rasmus, entrevista de historia oral, pág. 67; Priesthood Executive Council, Minutes and Records, 20 de febrero de 1985. Tema: Organizaciones de las Mujeres Jóvenes

  11. Gordon B. Hinckley y Carmen G. O’Donnal en el Templo de la Ciudad de Guatemala, Servicios de dedicación, 6, págs. 115–116; Santos, tomo III, capítulo 33; Deseret News 1985 Church Almanac, pág. 254; Departamento Misional, informes anuales, 1979, pág. 12. Tema: Guatemala

  12. First Presidency to John O’Donnal, 2 de agosto de 1984, First Presidency, Temple Correspondence, BHI; Deseret News 1985 Church Almanac, págs. 12, 254–255; Isabel Santana, entrevista de historia oral, 2 de febrero de 2022, págs. 24, 27–28, 34–35; Isabel Santana, entrevista de historia oral, 19 de abril de 2022, pág. 20; John L. Hart, “‘We Are Here to Stay,’ Say Mexican Members”, Church News, 5 de mayo de 1985, pág. 5. Tema: México

  13. Dell Van Orden, “Sao Paulo Temple Dedicated”, Church News, 4 de noviembre de 1978, pág. 3; Jerry Cahill, “Orientation Center Is in Sao Paulo”, Church News, 21 de octubre de 1978, pág. 8; Deseret News 1987 Church Almanac, págs. 172–199, 201–202, 256; John L. Hart, “Skills Gained in Military, Business and Ministry Prepared Him for New Calling”, Church News, 16 de junio de 1985, pág. 4; Jason Swensen, “Church in Brazil Realizing Its Prophesied Potential”, Church News, 11 de febrero de 2012, pág. 3; Gordon B. Hinckley, “Church in Brazil Realizing Its Prophesied Potential” y Helio da Rocha Camargo, “El Señor está a la cabeza”, Liahona, julio de 1985, págs. 5, 82. Tema: Brasil

  14. Allred, entrevista de historia oral, septiembre de 2022, pág. 8; Allred, entrevista de historia oral, 2014, págs. 33–34; Harold B. Lee to First Presidency and Quorum of the Twelve, 7 de noviembre de 1959, First Presidency, Mission Correspondence, 1964–2010, BHI; Deseret News 1985 Church Almanac, pág. 255; Deseret News 1991–1992 Church Almanac, págs. 200–218; John L. Hart, “Temple Dedicated in an Oasis of Calm”, Church News, 25 de septiembre de 1983, pág. 3. Tema: Chile

  15. Martin P. Houseman, “Chile: ‘The Field Is White’”, Church News, 8 de mayo de 1965, págs. 8–9; Craig Hill, “Chile’s 50th Stake—a Milestone Capping 32 Years of Growth”, Church News, 12 de noviembre de 1988, pág. 11; John L. Hart, “Temple Dedicated in an Oasis of Calm”, Church News, 25 de septiembre de 1983, pág. 3; Carlos Cifuentes en el Templo de Santiago, Chile, Servicios de Dedicación, págs. 39–40; Carlos Cifuentes and Elsa Cifuentes, Sept. 1983, Photograph, Dedicacion Templo de Santiago, BHI.

  16. “Groundbreaking for 4th Temple in South America”, Church News, 1 de mayo de 1983, pág. 4; Beatriz Felisa Campi entry, Argentine Mission, Baptisms and Confirmations, 1942, pág. 6, in Argentina (Country), part 3, Record of Members Collection, BHI; Campi, diario, 23 y 30 de septiembre de 1984; Oct. 7 and 14, 1984; Annual Report of the Argentine Mission, 1942, Presiding Bishopric, Financial, Statistical, and Historical Reports of Wards, Stakes, and Missions, BHI; Deseret News 1985 Church Almanac, pág. 255; Santos, tomo III, capítulo 16;Curbelo, History of the Mormons in Argentina, págs. 38, 182–183. Temas: Argentina; Crecimiento de la Iglesia

  17. Gordon B. Hinckley to W. Grant Bangerter, Oct. 12, 1984, First Presidency, Temple Correspondence, BHI; “Midpoint in Groundbreakings”, Church News, 18 de septiembre de 1982, pág. 5; “New Temples Planned in 3 Countries”, Church News, 3 de abril de 1982, pág. 4; Santos, tomo II, capítulo 44; tomo III, capítulo 8. Temas: Colombia, Perú, Ecuador, Construcción de templos

  18. Campora, Saint Behind Enemy Lines, págs. 88–90; Kovářová, entrevista de historia oral, págs. [12]–[13]; Vojkůvka, declaración, 3 de octubre de 1990.

  19. Campora, Saint Behind Enemy Lines, págs. 90–95; Kovářová, entrevista de historia oral, págs. [13]–[14]; Campora, entrevista de historia oral, 2020, pág. 28.

  20. Campora, Saint Behind Enemy Lines, págs. 8–9, 96–114, 129–134.

  21. Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, Henry Burkhardt, in Freiberg Germany Temple, Dedication Services, págs. 15, 17–19, 35; Gordon B. Hinckley, Memorandum, July 5, 1984, Gordon B. Hinckley, Temple Files, BHI; Burkhardt, diario, 24 de julio de 1984 y 18 de febrero de 1985; Santos, tomo III, capítulo 39; “Temple to Be Built in German Democratic Republic”, Church News, 9 de octubre de1982, pág. 2; “Freiberg Germany Temple District”, págs. 1–2, Temple Department, Temple District Maps, BHI. Temas: Alemania, Guerra Fría

  22. Kuehne, “Freiberg Temple”, págs. 95–97, 129; Boone y Cowan, “Freiberg Germany Temple”, págs. 156–160; “Europe’s 2nd Temple Begun in Freiberg”, Church News, 15 de mayo de 1983, pág. 5.

  23. Kuehne, Henry Burkhardt, págs. 97–98; Boone y Cowan, “Freiberg Germany Temple”, págs. 159–162; Henry Burkhardt en el Templo de Freiberg, Alemania, Servicios de dedicación, pág. 35; Hinckley, diario, 28 de junio de 1985.

  24. Henry Burkhardt e Inge Burkhardt en el Templo de Freiberg, Alemania, Servicios de dedicación, págs. 36–38. Tema: Dedicaciones de templos y oraciones dedicatorias

  25. Haim Shapiro, “Prayers Said against Mormon Study Centre”, Jerusalem Post, 19 de julio de 1985, pág. 2; “Ultra-Orthodox Jews Hold Pray-In to Protest Mormon Center in Israel”, Los Angeles Times, 19 de julio de 1985, pág. 5; Arthur Max, “Rabbis Want Construction of Mormon Center Halted”, Salt Lake Tribune, 18 de julio de 1985, pág. A6; Taylor, “Contest and Controversy”, págs. 122–123; Ogden, diario, 19 de julio de 1985; Galbraith, entrevista de historia oral, pág. 167.

  26. Peterson, Abraham Divided, pág. 345; Faust, diario, 14 de agosto de 1984; 1 y 10 de octubre de 1984; 3 y 31 de enero de 1985.

  27. Taylor, “Contest and Controversy”, págs. 70–71, 125–185; Moshe Porush to Teddy Kollek, 30 de mayo de 1984; Jeffrey R. Holland to Gordon B. Hinckley, Howard W. Hunter and James E. Faust, 22 de marzo de1985; Meir Kahane to Spencer W. Kimball, July 15, 1985, Gordon B. Hinckley, Church Educational System Files, BHI; Yosef Goell, “When the Saints Come Marching In”, Jerusalem Post Magazine, 7 de junio de 1985, págs. 6–7; Hunter, diario, 30 de julio de 1985; véase también Scott, “Reflections on Howard W. Hunter in Jerusalem”, pág. 14.

  28. Hinckley, diario, 21 de mayo y 18 de julio de 1985; Hunter, diario, págs. 9, 13, 23 y 27 de marzo de 1984; 2 de abril de 1984; 9 de mayo de 1984; 8 de febrero de 1985; 27 de marzo de 1985; 17 y 19 de julio de 1985; Faust, diario, 28 de marzo de 1985; 7 y 12 de junio de 1985; 19 de julio de 1985; Haim Shapiro, “Prayers Said against Mormon Study Centre”, Jerusalem Post, 19 de julio de 1985, pág. 2; Taylor, “Contest and Controversy”, págs. 130–131; Benson, diario, 26 de abril de 1983.

  29. “Minutes of a Meeting with Rabbi Menachem Porush (MK) and Party—19 July 1985”, págs. 1–2, Gordon B. Hinckley, Church Educational System Files, BHI; Hunter, diario, 19 de julio de 1985; Faust, diario, 19 de julio de 1985; Taylor, “Contest and Controversy”, pág. 132. Se editó la cita para darle al texto mayor claridad; la fuente original incluye un texto entre paréntesis: “Los rabinos de todo Israel se reunieron para expresar su oposición (sentándose en el piso)”.

  30. “Minutes of a Meeting with Rabbi Menachem Porush (MK) and Party—19 July 1985”, pág. 3, Gordon B. Hinckley, Church Educational System Files, BHI; Teddy Kollek to David Galbraith, Mar. 23, 1977, Gordon B. Hinckley, Church Educational System Files, BHI; “Fear of Bogeys”, Jerusalem Post, 21 de julio de 1985, pág. 8; Haim Shapiro, “Mormon: Proselytizers Will Go Home”, Jerusalem Post, 7 de agosto de 1985, pág. 3; Galbraith, Ogden y Skinner, Jerusalén, pág. 457.

  31. “Minutes of a Meeting with Rabbi Menachem Porush (MK) and Party—19 July 1985”, págs. 4–5, Gordon B. Hinckley, Church Educational System Files, BHI; véase también Hunter, diario, 19 de julio de 1985; Faust, diario, 19 de julio de 1985; Taylor, “Contest and Controversy”, págs. 132–137.

  32. Hunter, diario, 20 y del 29 al 31 de julio de 1985; 1 de agosto de 1985; Ogden, diario, 20 de julio de 1985; Hinckley, diario, 29 y 31 de julio de 1985; Faust, diario, del 29 al 31 de julio de 1985; Taylor, “Contest and Controversy”, págs. 127–129, 137–138; Jeffrey R. Holland, Letter of Undertaking, Aug. 1, 1985, Gordon B. Hinckley, Church Educational System Files, BHI.

  33. Mavimbela y Harper, “Mother of Soweto”, págs. 92–93.

  34. Relief Society Handbook, pág. 4; Latter-day Saint Woman, Part A, capítulos 21–26; Latter-day Saint Woman, Part B, capítulos 21–25; Mavimbela, entrevista de historia oral, 1995, pág. 24; Mavimbela, entrevista de historia oral, 1988, págs. 53–54.

  35. Mavimbela y Harper, “Mother of Soweto”, pág. 93; Mavimbela, entrevista de historia oral, 1995, págs. 24–25. Tema: Sociedad de Socorro

  36. Mavimbela y Harper, “Mother of Soweto”, págs. 95–96; Maurice Bateman, Letter, Oct. 7, 1984, Maurice and Arlene Bateman Letters, BHI; Patrick Laurence, “SA Miners Waver on Strike after New Offer”, Guardian (edición del Reino Unido), 18 de septiembre de 1984, pág. 7; Patrick Laurence, “‘Six Killed’ after Police Are Called to SA Mine”, Guardian (edición del Reino Unido), 19 de septiembre de 1984, pág. 6. Tema: Ángel Moroni

  37. Mavimbela y Harper, “Mother of Soweto”, págs. 48, 57–59, 96; Mavimbela, entrevista de historia oral, 1988, pág. 94; Bateman y Bateman, “To Julia Mavimbela”, pág. [1].

  38. Mavimbela y Harper, “Mother of Soweto”, págs. 86, 95–96; Mavimbela, entrevista de historia oral, 1995, págs. 13–14, 20; Mavimbela, entrevista de historia oral, 1988, págs. 63–64; Julia Mavimbela, “My Own Endowment”, Sept. 14, 1985, Julia N. Mavimbela Papers, BHI; Julia Nompi Ngubeni Mavimbela, Report of Living Endowment, Sept. 14, 1985, Temple Records for the Living, 1955–1991, microfilme 1,262,454, FSL. Temas: Investidura del templo, Sellamiento.

  39. Julia Mavimbela, “My Own Endowment”, Sept. 14, 1985, Julia N. Mavimbela Papers, BHI.