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Procure el Espíritu
El élder Bruce R. McConkie dijo: “No hayprecio demasiado alto…ninguna lucha demasiado severa nisacrificio demasiado grande si como consecuencia de todoello recibimos y disfrutamos del don del Espíritu Santo”(A New Witness for theArticles of Faith [1985], pág. 253).
Debemos vivir de manera que podamos ser receptivos al Espíritu
Después de haber recibido el don del Espíritu Santo, ¿qué podemos hacer para lograr la compañía del Espíritu? El élder Dallin H. Oaks dijo: “El enseñar por medio del Espíritu requiere que primero guardemos los mandamientos y que estemos limpios ante Dios para que Su Espíritu pueda morar en nuestro templo individual” (“La enseñanza y el aprendizaje por medio del Espíritu”, Liahona, mayo de 1999, pág. 17).
Para estar “limpios ante Dios” podemos recordar al Señor en todo lo que hacemos, procediendo siempre como verdaderos discípulos. Podemos arrepentirnos de nuestros pecados. Podemos aspirar a todo lo que es“virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza” (Artículos de Fe 1:13). Podemos estudiar las Escrituras diariamente y con verdadera intención, procurando ser “nutridos por la buena palabra de Dios” (Moroni 6:4). Podemos leer buenos libros y escuchar música inspiradora y edificante. Podemos estar “en lugares santos” (D. y C. 45:32) al asistir a las reuniones de la Iglesia y al participar de la Santa Cena, y concurriendo al templo con la mayor frecuencia posible. Podemos servir a los miembros de nuestra familia y a nuestros vecinos.
El élder Boyd K. Packer enseñó que “la espiritualidad, aun cuando es consumadamente fuerte, reacciona a los cambios más delicados de su medio ambiente” (“I Say unto You, Be One”, Brigham Young University 1990–91 Devotional and Fireside Speeches [1991], pág. 89).
Debemos esforzarnos por evitar completamente todo lo que podría hacer que perdamos la compañía del Espíritu. Ello incluye eludir toda conversación y diver-sión que sea inapropiada o frívola. Nuestra ropa nunca debe ser inmodesta o indecorosa. Nunca debemos herir a nadie, aun con palabras ociosas. No debemos tomar el nombre de Dios en vano ni emplear cualquier lenguaje vulgar u obsceno. Nunca debemos rebelarnos en contra de los siervos escogidos del Señor ni criticarlos.
Las bendiciones que se obtienen al recibir la compañía del Espíritu
Nuestro Padre Celestial no requiere que seamos perfectos antes de concedernos Su Espíritu. Él nos bendecirá como resultado de nuestros justos deseos y nuestros fieles esfuerzos por hacer lo mejor que podamos. El presidente Ezra Taft Benson habló con respecto a estas bendiciones diciendo:
“El Espíritu Santo nos hace sentir más compasión y amor por los demás. Tratamos a otras personas con más calma y amamos con más intensidad. Las demás personas se sienten cómodas a nuestro lado porque irradiamos la influencia del Espíritu, y nos parecemos más a Cristo. A la vez, nos volvemos más sensibles a la influencia del Espíritu Santo y podemos comprender mejor las cosas espirituales” (“Busca elEspíritu del Señor”, Liahona, septiembre de 1988, pág. 5).