Manuales y llamamientos
La reverencia


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La reverencia

El élder Boyd K. Packer enseñó: “Cuando nos reunimos para aprender las doctrinas del Evangelio, debemos hacerlo en un espíritu de reverencia…

“El mundo está cada vez más agitado…

“Esta tendencia a más ruido, más tensión, más contención, menos refrenamiento, menos dignidad y formalidad no es accidental ni inocente ni inofensiva.

“La primera orden de un comandante que se apresta a hacer una invasión militar es la de interferir con los canales de comunicación de aquellos a quienes intenta conquistar.

“La irreverencia satisface los propósitos del adversario al obstruir los delicados canales de revelación tanto de la mente como del espíritu…

“…La reverencia invita a la revelación” (“La reverencia inspira la revelación”, Liahona, enero de 1992, págs. 23, 24).

El presidente David O. McKay dijo que “la reverencia es un profundo respeto entremezclado con el amor” (Improvement Era, junio de 1967, pág. 82).

El élder L. Tom Perry comentó: “[La reverencia] nace de nuestra admiración y respeto por Dios” (véase “Sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia”, Liahona, enero de 1991, pág. 80).

El presidente Spencer W. Kimball aconsejó: “La verdadera reverencia es una cualidad vital que está desapareciendorápidamente del mundo, a medida que las fuerzas del maligno esparcen su influencia. Nuestra mente no podría comprender el poder benéfico del que podríamos disponer si los millones de miembros de la Iglesia verdadera de Cristo sirvieran como modelos de un comportamiento reverente; no podemos imaginarnos el número adicional de vidas que podríamos convertir. Quizás aún más importante: no podemos imaginarnos la gran consecuencia espiritual que tendría sobre nuestras familias si llegáramos a ser la gente reverente que debemos ser” (véase“Debemos ser reverentes”, Liahona, abril de 1977, pág. 2).

Estas declaraciones de los profetas, videntes y reveladores de los últimos días muestran que la reverencia es mucho más que mantenerse quietos y en silencio durante la lección. Es una actitud que está presente en todo comportamiento correcto. Se manifiesta en el respeto y el amor que tenemos por Dios y los unos por los otros. Una canción de la Primaria enseña:

La reverencia es más que estar quietos; es recordar al Señor, ver las bendiciones del Padre en los cielos; es un sentimiento de amor. (Canciones para los niños, pág. 12)

Cómo establecer un ejemplo de reverencia

A fin de poder enseñar a otros a ser reverentes, debemos ser reverentes nosotros mismos. Debemos demostrar lo que el presidente McKay definió como reverencia:“Un profundo respeto entremezclado con el amor”. Las siguientes sugerencias pueden ayudarle a considerar sus esfuerzos por ser reverente:

  • Guarde los convenios sacramentales de recordar siempre al Señor y tomar sobre sí mismo Su nombre (véase D. y C. 20:77, 79). Esfuércese por siempre pensar en Él y en Su bondad y por “ser [testigo] de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9).

  • Use el nombre de los miembros de la Trinidad en la forma adecuada y con reverencia. El élder Dallin H. Oaks enseñó: “Cuando se emplean con reverencia y con autoridad, los nombres de Dios el Padre y de Su Hijo Jesucristo invocan un poder que está más allá de lo que el hombre mortal alcanza a comprender.

    Debería ser obvio para todo creyente que estos nombres poderosos —por medio de los cuales se realizan milagros, por los que el mundo fue organizado, el hombre fue creado y nosotros podemos ser salvos— son sagrados y deben tratarse con la mayor reverencia” (en Conference Report, abril de 1986, pág. 67).

  • Demuestre el debido respeto por las Autoridades

    Generales, los Setenta Autoridades de Área, los miembros de las presidencias generales de organizaciones auxiliares y los líderes locales del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares. Emplee siempre sus títulos, tales como “presidente”, “élder”, “obispo” o “hermana” cuando se dirija o se refiera a ellos. Diríjase o refiérase a otros miembros adultos de la Iglesia como “hermano” o “hermana”.

  • Evite emplear lenguaje o palabras de naturaleza descortés que menosprecien, denigren o critiquen a otras personas. Use palabras amables, tales como “por favor”,“gracias”, “con permiso” y “discúlpeme”, tanto cuando se dirija a miembros de su familia como a otras personas.

  • Demuestre el debido respeto cuando emplee las Escrituras o utilice cosas que sean propiedad del Señor (tales como el centro de reuniones y sus alrededores, muebles y libros).

Maneras específicas de enseñar una conducta reverente

Aunque su ejemplo personal es con frecuencia todo lo que se necesita para ayudar a que otros demuestren mayor reverencia, en ocasiones quizás tenga que enseñar específicamente sobre el comportamiento reverente. Esto podría ser especialmente necesario con los niños y los jóvenes.

Una maestra de niñas de diez y once años de edad reconoció la necesidad de darles algunas instrucciones concretas acerca de la reverencia. Durante una lección sobre la misión y el martirio de José Smith, las niñas estaban diciendo tonterías y comportándose de una manera irrespetuosa. La maestra escuchaba atónita los comentarios irreverentes que hacían y en silencio dedicó un breve momento para tratar de decidir lo que debía hacer. Entonces, con marcada emoción y firmeza en su voz, les dijo que esas conversaciones y risotadas eran totalmente inapropiadas y que tales palabras ofendían la profunda reverencia que ella sentía por José Smith y todo lo que él había experimentado. Las niñas se callaron inmediatamente. Entonces la maestra les dijo que las amaba y que disfrutaba mucho de enseñar esa clase, pero que no podía permitirles ese comportamiento. La ocasión fue una experiencia aleccionadora tanto para la maestra como para las niñas de la clase.

Las siguientes sugerencias podrían ayudarle a estimular la reverencia en otras personas:

  • Fije límites. Defina lo que es un comportamiento aceptable y lo que no es aceptable. Por ejemplo, no permita el lenguaje que menoscabe las cosas sagradas o que sea vulgar, profano o descortés. Desapruebe la conducta desconsiderada, tal como comer en el salón o salir y entrar durante la lección. A medida que aquellos a quienes enseñe se relacionen los unos con los otros y con usted,aliénteles para que escuchen con atención los comentarios que se hagan sin interrumpir. Exhórteles asimismo a emplear palabras de cortesía, tales como “por favor”,“gracias”, “con permiso” y “discúlpeme”.

  • Organícese y prepare todo de manera que haya tan poca confusión como sea posible. Si es maestro de una clase, sea puntual en llegar al salón.

  • Comience y termine la clase a tiempo. Esto demostrará respeto hacia quienes enseña.

  • Exprésese de una manera agradable y cortés. Salude siempre a sus alumnos con una sonrisa.

  • Tenga especial consideración por las contribuciones que sus alumnos hagan durante los análisis.

  • Si está enseñando a los niños, piense anticipadamente en cuanto a algunas cosas simples que podría hacer para recordarles que deben ser reverentes. Quizás lograría restablecer un ambiente de reverencia al cantar o entonar con suavidad una canción reverente, al mostrarles unalámina o al emplear un ademán o seña que los niños puedan reconocer como indicación de que deben ser reverentes.

  • Recuerde que es particularmente difícil para los niños permanecer sentados por mucho tiempo. Ayúdeles a escuchar con atención y a participar activamente. Permítales periódicamente que descansen por algunos momentos.

  • Dedique tiempo a explicarles, especialmente a los niños, cuán importante es la reverencia. Explíqueles el propó-sito de los preludios musicales. Mencióneles cuán importante es escuchar con atención, cantar los himnos y hablar en voz baja. Ayúdeles a entender que a nuestro Padre Celestial le agrada el comportamiento reverente. Explíqueles que a medida que sean reverentes, se sentirán mejor y sus testimonios se fortalecerán.

  • No recompense el comportamiento reverente con premios o comida. No proponga ninguna competencia para ver quién es el más reverente, ya que éstas tienden a destacar ideas erróneas. Enséñeles en cuanto a las verdaderas recompensas que se obtienen cuando procedemos con reverencia, tales como un mayor entendimiento y la influencia del Espíritu.

  • Utilice la música. El élder Boyd K. Packer dijo: “La mú-sica crea un ambiente de adoración que invita al espí-ritu de revelación y de testimonio” (“La reverencia inspira la revelación”, Liahona, enero de 1992, pág. 24). Use un preludio musical para establecer un tono de reverencia. Emplee la música en las lecciones que enseñe.

  • Ayude a sus alumnos a reconocer la influencia del Espíritu. Dé su testimonio cada vez que el Espíritu lo inspire.

  • Concentre todas sus enseñanzas en el Salvador. Exhiba un cuadro del Salvador en el salón de clases.