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Cómo ayudar a los miembros nuevos y a los menos activos
El presidente Gordon B. Hinckley aconsejó: “No es fácil convertirse en miembro de esta Iglesia. En la mayoría de los casos es preciso dejar de lado viejos hábitos, viejos amigos y conocidos, y entrar a una nueva sociedad, la cual es diferente y un tanto exigente.
“Con un número de conversos cada vez mayor, debemos incrementar de manera substancial nuestros esfuerzos para ayudarlos a integrarse. Cada uno de ellos necesita tres cosas: un amigo, una responsabilidad y ser nutrido ‘por la buena palabra de Dios’ (véase Moroni 6:4). Tenemos el deber y la oportunidad de proporcionarles estas cosas…
“Esta tarea es para todos…
“Pido a cada uno de ustedes que por favor nos ayuden en esta tarea; se precisa su amable manera de ser; se precisa de su sentido de responsabilidad” (véase “Los conversos y los hombres jóvenes”, Liahona, julio de 1997,págs. 53–54).
Como maestro del Evangelio, es posible que usted preste servicio a personas que se hayan unido recientemente a la Iglesia o a los que estén reactivándose en ella. Puede seguir el consejo del presidente Hinckley al cultivar su amistad, al darles oportunidades para que participen en las lecciones y al asegurarse de que sean nutridos por la palabra de Dios. A continuación se ofrecen algunas sugerencias para ayudarle a hacerlo.
“Un amigo”
La Primera Presidencia nos ha aconsejado que debemos “[extender] una mano de amistad a los investigadores y a los miembros nuevos, brindándoles una relación de cariño que les ayude a hacer la transición social a sus nuevas amistades y a un nuevo estilo de vida” (“Cómo ayudar a los miembros nuevos”, suplemento de la carta de la Primera Presidencia, 15 de mayo de 1997).
Usted puede ayudar a otros a efectuar esta transición invitándolos a su clase, mencionando sus nombres al darles la bienvenida cuando lleguen y presentándolos a los demás miembros de la clase.
“Una responsabilidad”
En las clases de la Iglesia, todos sus miembros tienen la responsabilidad de contribuir a una atmósfera propicia para el aprendizaje (véanse las págs. 85–86). Sin embargo, los miembros nuevos y los miembros menos activos podrían necesitar un estímulo especial para que acepten esta responsabilidad. A continuación se mencionan algunas ideas para ayudarles a participar en las lecciones:
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En los análisis de la clase, hágales preguntas que realmente puedan contestar.
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Aliénteles a compartir su testimonio y experiencias personales en cuanto a su aprendizaje de las verdades del Evangelio.
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Invíteles a leer en voz alta. A fin de darles tiempo para prepararse, hable con ellos anticipadamente acerca de los pasajes de las Escrituras o de otros materiales que le gustaría que leyeran.
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Invíteles a ofrecer una oración. Para evitar que se sientan incómodos de hacerlo, asígneselas con la debida anticipación.
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Si ha de extenderles alguna asignación, hágalo con suficiente tiempo para que se preparen bien. Si tienen alguna pregunta, ofrézcales la ayuda que sea necesaria.
A medida que participen en los análisis de la clase y en otras actividades de aprendizaje, los miembros nuevos y los miembros menos activos irán progresando en cuanto a su entendimiento del Evangelio y a su dedicación al Señor y a Su Iglesia. También podrán fortalecerlo a usted y a losdemás miembros de la clase.
“Nutridos por ‘la buena palabra de Dios’”
Los miembros nuevos y los que están reactivándose por lo general anhelan aprender acerca del Evangelio. Usted puede ayudarles a mantener este entusiasmo y a incrementar su conocimiento del Evangelio. Considere las siguientes sugerencias:
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Expréseles su propio entusiasmo acerca del Evangelio.
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Déles su testimonio.
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Comparta con ellos su amor por las Escrituras.
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Dedique tiempo para hablar con ellos fuera de la clase, para ofrecerles amistad y para asegurarse de que estén entendiendo los principios que les enseña.
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Reláteles algunas experiencias que usted haya tenido al vivir el Evangelio.
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Aliénteles a que lean las Escrituras por sí mismos.