Prepare un ambiente propicio para aprender
El orden y la autodisciplina son esenciales para el aprendizaje. Estas cualidades se establecen mejor cuando nos amamos unos a otros y deseamos ayudarnos mutuamente a progresar. Cuando demostramos consideración, cortesía y reverencia, nos concentramos mejor en aprender el Evangelio. El Espíritu se manifiesta con mayor abundancia y se producen menos interrupciones.
Es mucho lo que, como maestros, podemos hacer para crear una atmósfera de consideración mutua. También debemos enseñarles a otros a que ayuden a fomentar un ambiente propicio para el aprendizaje. Al hacerlo, les enseñaremos a ser mejores discípulos del Salvador, y nosotros mismos nos convertiremos en mejores discípulos.