Manuales y llamamientos
Parte F: Métodos de enseñanza


Parte F: Métodos de enseñanza

Esta parte de La enseñanza: El llamamiento más importante presenta muchos métodos diferentes para enseñar el Evangelio. Dichos métodos se enumeran alfabéticamente. Usted deberá escoger con esmero, teniendo siempre en cuenta los principios que esté enseñando y las necesidades de sus alumnos. Al seleccionar los métodos, repase la información en “Cómo enseñar con variedad”, págs. 99–100, “Cómo escoger métodos apropiados”, pág. 101, y “Cómo escoger métodos eficaces”, págs. 102–103.

Actividades con dibujos

Una manera de ayudar a los alumnos para que entiendan los principios del Evangelio es pedirles que dibujen. El dibujar les permitirá analizar y expresar su entendimiento y sus sentimientos en cuanto a los relatos y principios del Evangelio que se estén estudiando.

Ejemplos de actividades con dibujos

  • Pida a los alumnos que dibujen escenas que se relacionen con el tema de la lección. Por ejemplo, podría pedirles que hagan dibujos acerca de sus hogares, sus familias, un día festivo, el diezmo o su preparación para ir al templo.

  • Pida a los alumnos que dibujen un mural o una tabla cronológica que se relacione con la lección. Disponga las cosas de modo que puedan trabajar juntos con una hoja larga de papel.

  • Reláteles una historia y entonces pídales que hagan algunos dibujos que expresen lo que hayan podido sentir al escucharla.

  • Después de relatarles una historia, pida a cada persona que haga un dibujo acerca de una determinada parte de esa historia. Pídales luego que empleen esos dibujos para repetir la historia. Usted podría asimismo combinar esos dibujos y mostrárselos en una caja con rodillos(véase “Cajas con rodillos”, pág. 183).

  • Cánteles o hágales escuchar la grabación de un himno o una canción de la Primaria y después pídales que hagan dibujos para ilustrar lo que hayan pensado o sentido al escuchar ese himno o canción.

Pautas para llevar a cabo actividades con dibujos

Cuando pida a sus alumnos que hagan dibujos como parte de una lección, asegúrese de que tal actividad se relacione con los principios que les esté enseñando. Sin embargo, no permita que la actividad llegue a ser el punto principal de la lección. Simplifíquela de modo que los alumnos puedan completarla en corto tiempo y asegúrese de tener preparados con antelación todos los materiales necesarios.

Al pedirles que dibujen, aliente a los alumnos para que empleen su imaginación. Trate de no hacer sentir a losniños que deben dibujar de una manera determinada. A medida que dibujen, felicítelos a todos de igual manera por sus esfuerzos. Si necesitara tener una idea de lo que alguien está dibujando, no le pregunte: “¿Qué es eso?”, sino dígale más bien: “Descríbeme tu dibujo”.

En ocasiones, podría usar las páginas para colorear de la sección Amigos de la revista Liahona. Cuando tengan que colorear dibujos del Salvador, recuérdeles que deben ser respetuosos y reverentes.

Cuando sea el momento de continuar con la lección, podría pedirles que se expliquen, unos a otros, lo que hayan dibujado. Pídales que expliquen cómo sus dibujos se relacionan con la lección. Invíteles a que compartan sus sentimientos acerca de lo que hayan dibujado. A veces esútil exponer los dibujos durante la lección.

Si está enseñando una clase en la Iglesia, sugiera a los alumnos que lleven los dibujos a casa para mostrárselos a su familia. Esto les ayudará a recordar lo que han aprendido y también ofrecerá a los padres una oportunidad para analizar con sus hijos algunos principios del Evangelio.

Actividades para captar la atención

Las actividades para captar la atención de los alumnos pueden utilizarse para fomentar su interés y ayudarles a concentrarse en el tema de la lección. Dichas actividades deben ser breves y orientadas directamente hacia la lección. Con frecuencia se emplean al principio de la clase, pero también pueden utilizarse para captar la atención de los alumnos durante el transcurso de las lecciones y para facilitar una transición de una parte a otra de la lección. Muchas lecciones en los manuales publicados por la Iglesia incluyen sugerencias sobre actividades para captar la atención de la clase.

Para obtener sugerencias en cuanto al uso y el desarrollo de actividades para captar la atención, véase “Cómo empezar la lección”, págs. 104–105, y “Cómo ayudar a los alumnos para que presten atención”, págs. 76–78).

Análisis

Véase “Cómo dirigir los análisis en clase” (págs. 68–70).

Aportación de ideas

En una actividad de aportación de ideas, el maestro presenta una pregunta o situación determinada y concede a los miembros de la clase unos breves momentos para que sugieran con toda libertad algunas soluciones o ideas.

Ejemplos de actividades de aportación de ideas

Usted podría utilizar una actividad de aportación de ideas para referirse a alguna necesidad que haya en su familia, su quórum o su clase. Por ejemplo, podría encomendar a sus alumnos que organicen una actividad de servicio, que sugieran maneras para invitar a miembros menos activos a participar en alguna actividad o que compartan ideas sobre cómo mejorar los esfuerzos relacionados con el programa de orientación familiar.

Usted podría también emplear la aportación de ideas para estimular ideas acerca de un tema específico en una lección. Por ejemplo, podría pedir a sus alumnos que dediquen unos minutos a preparar una lista de las bendiciones que han recibido a través del sacerdocio o de las cosas que pueden hacer a fin de ser buenos ejemplos como miembros de la Iglesia.

Cómo efectuar una actividad de aportación de ideas

  1. Explique lo que es una actividad de aportación de ideas. Mencione a sus alumnos que les dará algunos minutos para que contribuyan sus ideas. Asegúrese de hacerles entender que no los criticará ni se burlará de tales ideas y ayúdeles para que comprendan que tampoco ellos deben criticar o burlarse de las ideas de cada uno. A raíz de la naturaleza de las actividades de aportación de ideas, quizás tendrá que recordarles que deben ser reverentes tanto en sus acciones como en sus sugerencias.

  2. Presente una pregunta o circunstancia específica. Asegúrese de que todos sepan cuánto tiempo les concederá para que den sugerencias.

  3. Permita que sus alumnos colaboren con sus ideas. Si vacilan en comenzar, quizás sea necesario que usted mismo les sugiera algunas ideas. Trate de encontrar maneras de incluir a toda persona que demuestre cierta indecisión en participar.

  4. A medida que sus alumnos ofrezcan sugerencias, usted u otra persona debe anotarlas en la pizarra o en una hoja de papel.

  5. Al concluir el tiempo previamente designado, analice con sus alumnos las sugerencias que hayan dado. Invíteles a refinar sus ideas y a comentar acerca decómo se relacionan con la lección. Si el propósito de la actividad era decidir en cuanto a alguna medida a tomar, tal como una actividad de servicio o un plan de invitar a miembros menos activos para que participen en alguna actividad, ayúdeles a escoger una de esas sugerencias y entonces ayúdeles a planear cómo llevar a cabo tal sugerencia.

  6. Si comparten ideas que son sinceras pero que representan una doctrina falsa, dedique tiempo durante la lección para corregirlas de forma amable.

Ayudas visuales (véase también láminas)

Todos aprendemos por medio de nuestros sentidos. En situaciones formales de enseñanza tendemos a depender principalmente del habla, pero los maestros que desean incrementar la capacidad de sus alumnos para entender y aprender también utilizan ayudas visuales. La mayoría de las personas aprenden y recuerdan mejor lo que se les enseña cuando se les presentan ideas empleando láminas, mapas, combinaciones de palabras u otras ayudas visuales en vez de que simplemente se recurra al habla.

Los siguientes ejemplos muestran algunas cosas que usted podría lograr utilizando ayudas visuales:

Aclarar relaciones entre ideas, personas y lugares

Una maestra de la Sociedad de Socorro deseaba ayudar a las hermanas a entender mejor cómo Romanos 5:3–4 indica una relación entre las tribulaciones y la esperanza. Para ello, dibujó un simple diagrama:

Entonces pidió a las hermanas que consideraran cómo es que la tribulación promueve la paciencia y las invitó a que mencionaran algunos ejemplos específicos de sus propias vidas. A medida que las hermanas continuaban analizando el diagrama, fueron descubriendo cómo la tribulación, la paciencia, la prueba [experiencia] y la esperanza constituyen algo muy significativo para ellas personalmente.

Una clase de la Escuela Dominical estaba estudiando la historia que ocurrió en el camino a Emaús (véase Lucas 24:1–35). El maestro utilizó un mapa de las Escrituras para ayudar a que sus alumnos calcularan la distancia entre Jerusalén y Emaús. Luego les mostró un mapa de su propia ciudad indicando distancias similares entre dos lugares que todos ellos reconocían. Esto les ayudó a comprender aproximadamente cuánto tiempo se necesitaría para recorrer a pie esa distancia y a apreciar mejor lo que ocurrió en la conversación entre Jesús y Sus discípulos.

Comunicar emociones y proporcionar reconfirmación espiritual

Un maestro utilizó la pizarra para ilustrar Doctrina y Convenios 84:88 a una clase para misioneros. Quería que los misioneros sintieran que la influencia del Señor podía rodearlos. Entonces ilustró de la siguiente manera cada frase del pasaje de las Escrituras:

Este simple arreglo de las palabras de ese pasaje de las Escrituras contribuyó a que los misioneros pudieran sentir profundamente la promesa protectora del Señor. Se suscitó entonces una interesante conversación cuando el maestro les pidió que hablaran en cuanto a sus temores en cuanto a la obra misional y la confianza que tenían en que la promesa del Señor habría de ayudarles.

Ayudar a los alumnos a entender la secuencia

Las ayudas visuales pueden contribuir a que sus alumnos entiendan la secuencia de ciertos acontecimientos. Por ejemplo, una tabla cronológica puede ayudarles a entender la secuencia de los acontecimientos a medida que estudien temas tales como el ministerio de Jesús, los viajes misionales de Pablo o la historia de la Iglesia de la antigüedad.

Ayudar a los alumnos a entender los principios

Cuando los alumnos pueden visualizar las secuencias en las Escrituras, con frecuencia logran entender más claramente los principios. A la mayoría de los miembros de la Iglesia se les ha enseñado el plan de la felicidad en forma visual. El preparar un diagrama de la vida premortal, la vida terrenal, la vida después de la muerte, el juicio final y los tres reinos de gloria es muy útil para ayudarnos a entender la secuencia del plan.

Las ayudas visuales pueden incrementar la comprensión de los alumnos en cuanto a principios intangibles. Por ejemplo, usted podría representar el poder mediador de la Expiación de Jesucristo con la siguiente ilustración:

Ayudar a que los alumnos puedan recordar

Una lección acerca de cómo ayudar a los pobres y a los necesitados podría enriquecerse mostrando la lámina de Cristo y el joven rico. En esta lámina, el Salvador le señala al joven rico un grupo de personas necesitadas y le dice:“Anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” (Marcos 10:21). Esta lámina puede ayudar a que sus alumnos recuerden que deben ayudar a los necesitados.

Cajas con rodillos

Como se muestra abajo, una caja con rodillos es la que se usa para exhibir dibujos o láminas que se han colocado en un rollo. Este instrumento de enseñanza permite una manera divertida para que los niños vean ilustraciones, especialmente si las han preparado o dibujado ellos mismos.

Las cajas con rodillos pueden utilizarse para demostrar diferentes aspectos de un principio del Evangelio, tales como varias maneras de santificar el día de reposo. También pueden emplearse para mostrar un relato de las Escrituras o de la historia de la Iglesia.

Cómo confeccionar una caja con rodillos

  1. Corte una abertura a un lado de una caja grande de cartón. Tal abertura debe ser apropiada para exhibir una ilustración a la vez.

  2. Corte dos palos que sean unos 15 centímetros más largos que el ancho de la caja de cartón. Quizás podría usar palos de escoba o tubos de cartón como los que se encuentran en los rollos de papel para envolver.

  3. Haga dos agujeros a cada lado de la caja por donde introducir los palos, tal como se muestra en la ilustración.

  4. Introduzca los palos por los agujeros de la caja.

  5. Distribuya entre los niños unas hojas de papel y lápices de colorear. Pida a cada uno de los niños que dibuje un aspecto diferente de un principio del Evangelio o de cierta historia. Una vez que hayan hecho los dibujos, péguelos uno al otro con cinta adhesiva en la secuencia apropiada de manera que formen un solo rollo.

    También podría pedirles que cada uno dibuje en una sección diferente de una sola hoja larga de papel.

  6. Adhiera los extremos del rollo a los palos.

    Los niños podrían usar cajas pequeñas, lápices y tiras largas de papel para confeccionar sus propias cajas con rodillos.

Casos para analizar

Los casos para analizar son situaciones basadas en la realidad que inspiran a los alumnos a meditar o analizar lo que podrían hacer en circunstancias similares. Pueden ayudar a demostrar la forma en que los principios del Evangelio se aplican a nuestra vida diaria. Usted podría emplear un caso para analizar con objeto de estimular una deliberación, para destacar el principio central de una lección o para concluir una lección determinada.

Los casos para analizar pueden basarse en casos específicos o en situaciones imaginarias de tono real. Si emplea un caso para analizar basado en una historia verdadera, podría explicar en cierto punto de la lección el resultado de la historia.

Ejemplos de casos para analizar

A continuación se ofrecen cuatro ejemplos de casos para analizar con algunas preguntas para llevar a cabo el análisis.

Tratar con bondad a los demás

Has estado jugando y divirtiéndote toda la mañana con algunos amigos de tu vecindario. Una jovencita que se halla visitando a una familia al otro lado de la calle sale de su casa y parece que desea jugar con ustedes.

• ¿Qué deberías hacer?

Pagar un diezmo íntegro

Se acerca el fin de diciembre y el hermano Juárez y su esposa están revisando sus finanzas y descubren que, si pagan los diezmos, no podrán pagar algunas cuentas.

• Si estuvieran en el lugar de los hermanos Juárez, ¿qué harían?

Compartir el Evangelio

Durante meses has estado haciendo planes para ir al templo con otros hombres y mujeres jóvenes del barrio para efectuar bautismos por los muertos. Un amigo que no es miembro de la Iglesia te invita a una fiesta esa misma tarde. Tú le respondes que no puedes asistir a esa fiesta y tu amigo te pregunta qué otra cosa harás esa tarde.

• ¿Qué le responderías?

Tomar decisiones correctas

Un amigo te invita a ver una película que tú sabes que es inapropiada.

• ¿Qué podrías decirle para rechazar tal invitación?

Cómo desarrollar un caso para analizar

Algunas lecciones de los manuales publicados por la Iglesia contienen historias que podrían ser utilizadas como casos para analizar. Sin embargo, en ocasiones a lo mejor usted prefiera desarrollar un caso para analizar empleando sus propias ideas. Para hacerlo, siga los siguientes pasos:

  1. Tenga especialmente en cuenta los principios que está preparándose para enseñar. Entonces, piense en circunstancias que se relacionen con esos principios y adáptelas a las edades de las personas a quienes enseña.

  2. Prepárese para presentar las situaciones con un sentido de realidad y de una manera que estimule a los alumnos a reflexionar y a analizar (véase “Cómo dirigir los análisis en clase”, págs. 68–70; “La enseñanza por medio de las preguntas”, págs. 73–75; “Historias”, págs. 192–194).

  3. Considere lo que podría decir o hacer para reafirmar los principios después de que se haya llevado a cabo el análisis.

Comparaciones y lecciones prácticas

Con frecuencia es difícil enseñar los aspectos abstractos del Evangelio: los principios tales como la fe, el arrepentimiento, el amor, la Expiación de Jesucristo, la remisión de los pecados y la redención. El élder Boyd K. Packer dijo:

“Cuando enseñamos el Evangelio no volvemos a crear el mundo material que nos rodea sino que nos referimos al mundo intangible dentro de nosotros mismos, y en ello hay una gran diferencia. No disponemos de ninguna herramienta común para ello. El comunicarle a un niño la idea acerca de un gato es mucho más fácil que enseñarle la idea de la fe. La fe es algo muy difícil de describir.

“Por ejemplo, ¿de qué tamaño es la fe? No demoramos en reconocer que de nada nos sirve el concepto del tamaño. No es fácil enseñarle a un jovencito que nada sabe en cuanto a la fe refiriéndonos a cantidad, como por ejemplo, mucha fe o poca fe. Tampoco podemos decirle qué color tiene la fe, ni qué forma o qué textura tiene”.

Entonces el élder Packer ofreció un método de enseñanza que podemos utilizar para enseñar en cuanto a los principios intangibles: “Asociar la idea invisible… con un objeto tangible que el alumno ya conozca y entonces edificar sobre ese conocimiento” (Teach Ye Diligently, edición revisada [1991], págs. 31–32).

Usted podría utilizar comparaciones y lecciones prácticas para ayudar a que sus alumnos entiendan los principios abstractos o intangibles. Juntamente con el empleo de historias y de su testimonio personal, estos métodos le brindan un excelente juego de herramientas para la enseñanza de realidades eternas que no podemos percibir con nuestros sentidos naturales.

Al emplear comparaciones y lecciones prácticas, recuerde que siempre tienen que confirmar el propósito de la lección y que no deben desmerecer los principios del Evangelio que está enseñando.

Comparaciones

El Salvador solía con frecuencia referirse a experiencias o a objetos terrenales ordinarios para ayudar a quienes lo escuchaban a entender los principios espirituales. Se describió a Sí mismo como “el pan de vida” (Juan 6:35) y como“el buen pastor” (Juan 10:11, 14). Enseñó a Sus discípulos que buscaran a las ovejas perdidas (véase Mateo 10:5–8) y a que alimentaran Sus corderos (véase Juan 21:15–17). ElSeñor comparó el reino de los cielos a un tesoro, a una perla preciosa y a una red de pescar (véase Mateo13:44–48). Comparó la fe a una semilla de mostaza (véase Mateo 17:20). Él dijo que a la gente se la conoce por sus frutos (véase Mateo 7:15–20). En Sus lecciones, una puerta estrecha pasó a ser el camino hacia la vida eterna (véase Mateo 7:13–14) y Sus discípulos se convirtieron en pescadores de hombres (véase Mateo 4:18–19). Habló de juntar a Su pueblo como una gallina junta a sus polluelos bajo sus alas (véase Mateo 23:37).

Mediante la práctica y la imaginación, usted puede encontrar en objetos comunes algunas aplicaciones del Evangelio. Por ejemplo, la oración puede compararse a una radio, una bendición patriarcal puede compararse a la Liahona, y la esperanza puede compararse a la luz del sol que atraviesa las nubes. Usted podría percibir lecciones en las experiencias que tenga en su trabajo, en los quehaceres domésticos o en su relación con otras personas (véase “Trate de encontrar lecciones en toda circunstancia”, págs. 23–24).

El élder Packer sugirió una fórmula para encontrar comparaciones:

____________________ es como ____________________

Como se muestra a continuación, esta fórmula podría emplearse para enseñar acerca del arrepentimiento. El principio intangible del arrepentimiento se nos aclara más al compararlo con algo simple, común y corriente. El élder Packer lo enseñó así:

“[Tomemos] el tema del arrepentimiento.

“El arrepentimiento es como____________________

“¿En qué podemos pensar que le resulte familiar a cualquier persona y que pueda compararse al arrepentimiento? Supongamos que utilizamos la idea del jabón.

“El arrepentimiento es como el jabón” (véase Teach Ye Diligently, págs. 36–37; véase también pág. 34).

Otros ejemplos de comparaciones

A continuación se ofrecen otras comparaciones que usted podría emplear al enseñar el Evangelio:

El estudio de las Escrituras es como un banquete.

Los niños son como tesoros.

La fe es como una armadura.

Las Escrituras son como un bote salvavidas en aguas turbulentas.

El pecado es como la arena movediza.

Lecciones prácticas

Al igual que las comparaciones, las lecciones prácticas relacionan principios intangibles a cosas comunes y corrientes. No obstante, para una lección práctica se usan objetos materiales en lugar de simplemente referirse a ellos con palabras. Por ejemplo, para ayudar a que los alumnos comprendan el efecto limpiador del arrepentimiento, el maestro podría mostrarles una barra de jabón y aun usarlo para lavarse la suciedad de las manos.

Otros ejemplos de lecciones prácticas

Los siguientes ejemplos ilustran cómo utilizar las lecciones prácticas:

  • Para enseñar que las ordenanzas y los convenios son inseparables, muestre a la clase una moneda. Luego pregunte qué lado de la moneda es más importante. (Ninguno es más importante que el otro.) Pregunte a los alumnos si pueden separar los lados de la moneda. Entonces explíqueles que, así como ambos lados de la moneda son inseparables, también lo son las ordenanzas y los convenios. También destáqueles que las ordenanzas y los convenios son necesarios para poder entrar a la presencia de Dios, tal como las monedas suelen requerirse para obtener entrada a algunos programas o eventos.

  • Para recalcar el hecho de que toda persona es importante, pida a los alumnos que armen un rompecabezas sencillo del cual haya escondido una pieza. Cuando indiquen que les falta una pieza, entrégueselas y pregúnteles por qué es tan importante. Explíqueles entonces que cada una de las piezas del rompecabezas es como cada miembro de una familia o de una clase. Cada persona es importante.

  • Para ilustrar la importancia del Evangelio, muestre un mapa y pregunte para qué usamos los mapas. Compare entonces el mapa al Evangelio, explicándoles que, tal como un mapa, el Evangelio de Jesucristo nos guía, ayudándonos a seguir el camino que nos conducirá a la vida eterna con nuestro Padre Celestial.

  • Para enseñar acerca de nutrir la palabra de Dios una vez que ésta haya sido sembrada en nuestro corazón (véase Alma 32:28–43), dibuje en la pizarra dos plantas: una exuberante con tierra buena y húmeda, y otra marchita en terreno seco e infecundo.

Cuándo emplear comparaciones y lecciones prácticas

Las comparaciones y las lecciones prácticas pueden emplearse de diversas maneras, pero son especialmente provechosas cuando es necesario:

  • Captar la atención de los alumnos. Usted podría usar comparaciones y lecciones prácticas para fomentar rápidamente el interés, atraer la atención del alumno y presentar el tema o principio de una lección.

  • Ofrecer un esquema para la lección. En ocasiones, podría desarrollar toda una clase basándose en una comparación o en una lección práctica.

  • Concluir, resumir y alentar. Después de enseñar un principio del Evangelio, usted podría emplear una comparación o una lección práctica para resumir lo que se haya analizado y motivar a sus alumnos a que se decidan a efectuar cambios significativos en su vida.

Deliberaciones de mesa redonda

Una deliberación de mesa redonda consiste en un grupo de dos o más miembros de la clase —o invitados que posean algún conocimiento o experiencia especial— a quienes se les asigna analizar un determinado tema. Las deliberaciones de mesa redonda son dirigidas por un moderador, generalmente el maestro mismo.

Usted podría emplear deliberaciones de mesa redonda para presentar información o para analizar cómo vivir un principio del Evangelio o cómo resolver un problema. Las deliberaciones de mesa redonda ofrecen a los miembros de la clase la oportunidad de expresar sus pensamientos sobre una gran variedad de temas. Si les pide que presenten un nuevo material o que analicen problemas de interés para el grupo, los miembros de la clase participarán más activamente en el aprendizaje.

Cómo prepararse para una deliberación de mesa redonda

  1. Escoja un tema que sea apropiado para la lección y para la edad de los miembros de la clase. Prepare con anticipación las preguntas que les hará sobre ese tema a los integrantes de la mesa redonda.

  2. Con la debida antelación, escoja a los miembros de la mesa redonda que se sientan cómodos para responder preguntas ante el grupo. Limite de tres a cinco el número de participantes. Una mesa redonda de más de cinco integrantes podría requerir demasiado tiempo y no todos tendrían suficiente oportunidad para comentar sobre los temas. Si desea invitar a alguien que posea un conocimiento o una experiencia especial, recuerde que necesitará la aprobación del obispo antes de que esa persona pueda participar (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2: Líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares [1999], pág. 388).

  3. Ayude a los integrantes de la mesa redonda a prepararse para la deliberación. Considere las siguientes sugerencias:

    1. Ayúdeles a entender en qué consiste la deliberación y cuáles son sus responsabilidades, incluso cualquier estudio o preparación que se les requiera. También infórmeles en cuanto a las edades y a las necesidades de los miembros de la clase, el tipo de presentación que le agradaría tener y el tiempo de que dispondrán para presentar su material.

    2. Ayúdeles a obtener toda la información que necesiten para participar en la deliberación.

    3. Si el grupo habrá de presentar nuevas ideas o información, asigne a cada miembro del mismo un determinado aspecto del tema por lo menos con una semana de anticipación a fin de que todos puedan prepararse debidamente para la deliberación. Podría asimismo suministrarles algunas referencias de las Escrituras, manuales de lecciones u otra información.

    4. Si los miembros del grupo van a concentrarse en un problema específico, reúnase con ellos antes de la deliberación y entrégueles una lista de las preguntas que deberán analizar. Permita que cada persona escoja dos o tres preguntas que le agradaría contestar.

    5. Justamente antes de la presentación, permita que los integrantes de la mesa redonda intercambien entre sí algunas ideas sobre los temas que analizarán.

Cómo dirigir una deliberación de mesa redonda

  1. Arregle el salón de modo que la clase pueda ver y escuchar bien a los integrantes de la mesa redonda.

  2. Cuando llegue el momento de iniciar la deliberación, presente a los miembros de la mesa redonda y el tema que analizarán.

  3. A medida que usted o la persona a quien se le haya asignado ser el moderador dirija la deliberación y formule preguntas a los integrantes de la mesa redonda, asegú-rese de que se les ofrezca tiempo suficiente para que respondan. Gran parte del éxito de una deliberación de mesa redonda depende del moderador. Esta persona establece el tono espiritual para la presentación y guía la deliberación manteniendo los comentarios dentro del tema o problema, apremiando el paso de la actividad cuando se retrase y estimulando la participación de todos los integrantes del grupo.

  4. Permita que los miembros de la clase hagan preguntas a los integrantes de la mesa redonda.

  5. Al finalizar la deliberación, presente un resumen de lo que se haya analizado.

Demostraciones

En ciertas ocasiones quizás usted considere que la mejor manera de enseñar un determinado principio o habilidad es por medio de una demostración. Las demostraciones pueden emplearse para enseñar tales habilidades como dirigir canciones e himnos, prestar primeros auxilios, hornear pan, atar nudos, utilizar materiales de historia familiar o realizar una ordenanza del sacerdocio. Después de hacerles una demostración, podría entonces ofrecer a los alumnos la oportunidad de practicar el procedimiento.

Si decidiese invitar a alguien más para que demuestre un procedimiento o habilidad, asegúrese de ofrecerle ayuda a esa persona al prepararse para ello.

Cómo preparar y presentar una demostración

A fin de preparar una demostración, siga los siguientes pasos:

  1. Si usted mismo presentará la demostración, practíquela de antemano. Asegúrese de que cumplirá sus objetivos y de que podrá presentarla dentro del tiempo disponible. Además, asegúrese de que sea apropiada para sus alumnos de modo que no se sientan frustrados al tratar de practicar algo que sea nuevo para ellos.

  2. Examine todos los materiales y el equipo necesarios. Asegúrese de que los objetos a utilizar sean suficientemente grandes para que todos puedan verlos o de que podrá describírselos bien si fuesen muy pequeños. Si pide a otra persona que haga la demostración y usted no espera que ésta proporcione los materiales necesarios para ello, pídale que le entregue con anticipación una lista de lo que habrá de necesitar a fin de que usted lo consiga. Si se espera que los alumnos repitan el procedimiento a enseñarse en tal demostración, prepare también todo el material y equipo que hayan de usar. Asimismo, podría entregar a cada uno de ellos una hoja conteniendo un resumen del procedimiento, e indicar tanto en la hoja como en la demostración cualquier medida o ingrediente pertinente.

  3. Podría ser conveniente pedir a otras personas que entiendan el procedimiento que ayuden mientras los alumnos practican la aptitud que se haya demostrado. En tal caso, hable con dichas personas por anticipado.

  4. Arregle el salón de clases de manera que todos puedan ver y escuchar bien.

  5. Si fuera necesario, haga los arreglos necesarios para limpiar el lugar después de la demostración.

Para presentar una demostración, siga los siguientes pasos:

  1. Explicación. Ayude a los alumnos a entender el propósito de la demostración y las razones del procedimiento.

    Ayúdeles también a ver cómo el método, el procedimiento o la aptitud habrán de ser de provecho para ellos.

  2. Demostración. Muéstreles cómo utilizar el método, el procedimiento o la aptitud. Esto debe ofrecer un ejemplo o modelo que los alumnos puedan seguir.

  3. Práctica. Permita que los alumnos practiquen el procedimiento. Durante ese momento, usted debe observarlos, enseñarles y ayudarles cuando sea necesario. Manifieste una actitud paciente, comprensiva, positiva y alentadora.

    En la página 190 se encuentra un ejemplo de cómo emplear una demostración para enseñar un principio.

Dioramas (véase también figuras de papel que se puedan parar)

Los dioramas son pequeñas escenas en las que se colocan figuras. Las figuras o dioramas sencillos pueden contribuir a que las historias sean inolvidables e interesantes para los niños.

Ejemplos de dioramas y figuras

Usted podría pedirles a sus alumnos que le ayuden a preparar dioramas y figuras durante la clase o que traigan algunas figuras para usarlas en los dioramas que usted ya haya preparado.

Receta para masa salada

  • 1 taza de sal

  • 4 tazas de harina

  • 1 cucharada de aceite de cocina

  • 2 tazas de agua

  • Colorante de cocina (optativo)

Mezcle la sal con la harina. En otro recipiente, mezcle el aceite, el agua y, si lo desea, el colorante. Luego agregue el aceite y el agua a la mezcla de harina y sal, y mézclelo. Amase la mezcla hasta que se forme una masa, y póngala en un recipiente hermético para conservarla blanda.

Los dioramas hechos con cajas y platos pueden utilizarse para presentar más de una historia.

Discursantes invitados

En algunas ocasiones quizás desee invitar a alguien para que hable ante sus alumnos como parte de una lección. Por ejemplo, un asesor del Sacerdocio Aarónico podría invitar a un ex misionero para que hable a los jóvenes acerca de lo que deben hacer para prepararse para el servicio misional.

Cómo proceder con un discursante invitado

Usted debe pedir la aprobación de su obispo antes de invitar a un discursante que no sea miembro de su barrio(véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2: Líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares [1999], pág. 388). Una vez que haya conseguido la aprobación del obispo, siga los pasos siguientes:

  1. Invite al discursante invitado con la debida anticipación. Hágale saber cuál es el tema de la lección, las edades de los miembros de la clase, lo que usted cree que sus alumnos deben aprender de su presentación y el tiempo que deberá tomar. Entréguele entonces una copia de la lección del manual.

  2. Si planea hacerle preguntas al discursante invitado, prepare de antemano dichas preguntas y entréguele con antelación una copia.

  3. Presente al discursante invitado a la clase antes de que proceda a hablarles.

Disertaciones

A veces es mejor que simplemente se expliquen ciertos principios o acontecimientos históricos específicos en lugar de efectuar un análisis en clase u otra actividad para la enseñanza. Las disertaciones pueden ser muy eficaces si se presentan en momentos apropiados, como cuando debe abarcar con rapidez grandes cantidades de material, presentar alguna información nueva para sus alumnos o resumir una lección.

Cómo ofrecer disertaciones

Las disertaciones son generalmente más eficaces cuando los alumnos son mayores de edad que cuando son muy pequeños, ya que a éstos tal vez se les dificulte permanecer sentados en silencio cuando se les requiere que escuchen sin poder distraerse con otras cosas. No obstante, aun las personas adultas podrían cansarse de escuchar si la disertación no se presenta bien. Las siguientes pautas pueden ayudarle a presentar disertaciones eficaces:

  • Familiarícese bien con la lección a fin de no tener que leer el material palabra por palabra. Ello le ayudará a mantener un contacto visual con los alumnos.

  • Utilice algunas ayudas visuales, tales como láminas, carteles, gráficas, mapas, pizarras, o bien, transparencias que se utilicen con el retroproyector. Estos materiales aumentan el interés y estimulan la atención.

  • Relacione la disertación con situaciones cotidianas a fin de que sus alumnos puedan aplicar los principios a su vida personal.

  • Emplee un lenguaje que los alumnos puedan entender con facilidad.

  • Vaya cambiando el volumen y el tono de su voz para dar variedad a la disertación y recalcar puntos importantes.

  • En lo posible, permita que se hagan preguntas y que se analice el tema que está explicando. Aunque una disertación le permite cubrir mucho más material del que podría cubrirse de otro modo, la mayoría de las lecciones deben permitir, de alguna manera, la participación de los alumnos.

Dramatizaciones

En una dramatización, algunas personas actúan como personajes de una historia. Mediante dramatizaciones de relatos tomados de las Escrituras, de la historia de la Iglesia o de las revistas de la Iglesia, sus alumnos pueden obtener un mayor entendimiento de los principios del Evangelio.

Tipos de dramatizaciones

Hay varios tipos de dramatizaciones. Por ejemplo, usted podría:

  • Leer un relato (o pedir que otra persona lo lea) mientras algunos participantes lo protagonizan en silencio.

  • Relatar un acontecimiento y entonces pedir que algunos participantes lo protagonicen con o sin palabras. A los niños pequeños frecuentemente les agrada tomar parte repetidamente en una historia representando cada vez a diferentes personajes.

  • Preparar libretos con anticipación para que algunos participantes los lean ante la clase.

  • Pedir que algunos participantes representen con mímica una historia conocida y pedir que los demás miembros de la clase adivinen de qué historia se trata.

  • Entrevistar a alguien como si se tratara de un personaje de las Escrituras o de la historia de la Iglesia. Por ejemplo, podría pedir que esa persona represente a Sem, uno de los hijos de Noé, y que relate acerca de la predicación de Noé, el diluvio, el arca y el día en que Noé y su familia pudieron caminar otra vez sobre tierra firme. (Si planea presentar tal “entrevista”, deberá hablar anticipadamente con la persona a quien asigne tal participación, haciéndole saber qué preguntas le hará.)

Cómo preparar y realizar dramatizaciones

Sin tener en cuenta cómo se haya de llevar a cabo cualquier dramatización, es necesario que se relacione claramente con la lección. Toda dramatización debe ayudar a que sus alumnos recuerden los principios del Evangelio que les esté enseñando. Deben comunicar mensajes que sean sencillos y específicos. No deben desmerecer ni deslucir el carácter sagrado de los acontecimientos históricos o de las Escrituras.

Alguna vestimenta sencilla, tales como túnicas y sombreros pueden contribuir a que las dramatizaciones sean más interesantes, especialmente para los niños. También podría resultar de gran ayuda el usar tarjetas de identidad con los nombres de los personajes representados por los participantes.

Algunos alumnos tal vez no estén muy dispuestos a representar personajes de las Escrituras o de la historia de la Iglesia; sin embargo, usted podría encontrar maneras para alentarles a participar en las dramatizaciones. Por ejemplo, algunos niños pequeños quizás se sientan más cómodos haciendo el papel de animalitos. Además, tal vez les gustaría crear los efectos de sonido, tales como imitar el sonido del viento o de pasos apurados. Si algunos de ellos no quieren participar, no se lo exija.

Para llevar a cabo una dramatización:

  1. Pregunte quiénes desearían participar voluntariamente en dramatizaciones y asígneles los personajes correspondientes.

  2. Ayude a los participantes para que entiendan la historia que habrán de dramatizar y a los personajes que representarán.

  3. Durante la dramatización, ayude a los participantes según lo necesiten. Quizás necesiten que les indique lo que han de decir o hacer. Si está enseñando a niños pequeños, quizás podría hacerles preguntas que los induzcan a pensar, tales como “¿Qué harás ahora?” o “Y ahora, ¿qué vas a decir?”.

Las dramatizaciones no deben ocupar todo el tiempo de la lección. Asegúrese de reservar suficiente tiempo al final de la dramatización para preguntar a los alumnos qué fue lo que aprendieron. Ayúdeles a relacionar el mensaje de la dramatización con la lección y con sus propias vidas.

Advertencias en cuanto a la personificación de la Trinidad en dramatizaciones

“Dios el Padre y el Espíritu Santo no deben ser representados en ninguna reunión, en ninguna actuación dramática ni presentación musical.

“Si se representara al Salvador, debe hacerse con suma reverencia y dignidad. Solamente a personas de gran carácter deberá considerarse para representarlo. La persona que lo represente deberá decir solamente las palabras del Salvador de las Escrituras. La persona que represente al Salvador no debe cantar ni bailar.

“Al concluir la presentación, la persona que lo haya representado no deberá usar en la antesala ni en ningún otro lugar la vestimenta utilizada para ello, sino cambiar a ropas comunes de inmediato.

“El Salvador no debe ser representado por niños en la dramatización, excepto cuando se trate de la escena de la Navidad” (Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2:Líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares [1999], pág. 334).

Usted podría pedir a un narrador que lea las palabras del Salvador tomadas de las Escrituras.

Ejemplos

Imagine estar explicando cómo deben marcarse las Escrituras a personas que nunca antes hayan visto que alguien lo hiciera. Posiblemente tendrían dificultad para entenderlo si usted tratara de explicarlo con palabras solamente, pero es probable que lo comprendieran bien si les mostrara algunos ejemplos que usted hubiera marcado en sus propios libros canónicos. Imagine estar explicando lo que es el diezmo a algunos niños que no entienden lo que el término décima parte significa. Entenderían más claramente el significado del diezmo si les mostrara, por ejemplo, 10 monedas sobre una mesa y entonces tomara una de ellas y la pusiera en un sobre de diezmos.

Como maestro del Evangelio, quizás sea necesario que ayude con frecuencia a alguien a entender algo que antes no haya entendido muy bien. Una manera de lograrlo es utilizando ejemplos. Es muy importante enunciar principios y explicar cómo ponerlos en práctica, pero por lo general su enseñanza será más eficaz cuando también ofrezca ejemplos ilustrativos.

A menudo, usted debe dar ejemplos para ayudar a que los alumnos comprendan mejor lo que les enseña. En la página 79 de este libro encontrará la historia de un maestro que en una lección de la Primaria debería haber usado un ejemplo en cuanto al principio de la revelación. Presentó cuidadosamente la lección empleando toda una variedad de métodos eficaces. Casi al final de la lección, el maestro formuló entonces una pregunta de repaso:“¿Quién tiene autoridad para recibir revelaciones para la Iglesia?”. Todos los niños levantaron la mano. Todos conocían la respuesta: el Presidente de la Iglesia. Pero el maestro descubrió, casi accidentalmente, que sus alumnos no sabían lo que quiere decir revelación. Si les hubiera dado unos pocos ejemplos sencillos al principio de la lección, tales como alguna experiencia personal en la que fue guiado por el Espíritu Santo o la historia de cuando elSeñor le habló a José Smith en la Primera Visión, todo habría sido diferente.

Cómo utilizar ejemplos

Hay varias maneras de utilizar ejemplos. Lo importante es emplear ejemplos que ayuden al alumno a entender claramente lo que les está enseñando. A continuación se ofrecen algunas ideas al respecto.

Ejemplos comunes de ideas no comunes

Si está analizando un concepto desconocido para sus alumnos, podría utilizar ejemplos específicos y conocidos que les ayuden a entenderlo. Por ejemplo, si está refiriéndose a las ordenanzas del sacerdocio, podría entonces decir: “El bautismo, la Santa Cena y el casamiento por la eternidad en el templo son ejemplos de ordenanzas del sacerdocio”. Si está refiriéndose a los profetas, podría decir: “Adán, Abraham y Moisés fueron profetas de la antigüedad. Algunos ejemplos de profetas de los últimos días son José Smith, David O. McKay, Ezra Taft Benson y Gordon B. Hinckley”.

Esto podría ser algo difícil cuando se trate de conceptos intangibles, tales como la fe, la remisión de los pecados o la redención. Por lo general es mejor enseñar estos conceptos con historias, comparaciones o lecciones prácticas(véase “Comparaciones y lecciones prácticas”, págs.184–186).

Ejemplos que demuestran habilidades

Con frecuencia, la mejor manera de enseñar una habilidad es demostrar cómo se hace. Por ejemplo:

  • Para ayudar a otras personas a preparar una lección, comparta con ellas una reseña que usted haya diseñado.

  • En vez de simplemente informarles cuáles son las ayudas para el estudio disponibles en sus propios libros canónicos y explicarles cómo utilizarlas, pídales que busquen en ellos la Guía para el Estudio de las Escrituras, las notas al pie de página y otras ayudas. Entonces indíqueles cómo emplearlas.

Ejemplos que demuestran principios

Algunos principios pueden demostrarse. La siguiente historia ilustra cómo una maestra de la Primaria demostró el principio de compartir:

“La maestra de un grupo de niños de tres años de edad se refirió brevemente al tema de compartir y entonces les relató dos historias cortas acerca de unos niños que habían compartido sus pertenencias. Luego colocó unos diarios sobre el piso y entregó a cada niño una bola de arcilla. Les indicó que su propia bola de arcilla era más pequeña que las de ellos e invitó a cada uno, uno por uno, a compartir un poco con ella. Al principio, los niños vacilaban, pero cuando vieron que ella estaba dispuesta a compartir con ellos, empezaron a disfrutar de la tarea de compartir, no solamente con la maestra sino entre ellos. La lección permitió que los niños no sólo definieran el concepto de compartir, sino que además experimentaran los sentimientos que son parte del aprender a compartir” (Janelle Lysenko, “Tools for Teaching Tots”, Ensign, marzo de 1987, pág. 71).

Historias que ofrecen ejemplos de personas que viven los principios del Evangelio

Algunos principios, tales como la fe, el amor, la lealtad y el arrepentimiento, no pueden demostrarse porque se refieren a realidades espirituales que no alcanzamos a ver. Pero empleando historias usted puede describir ejemplos de personas que viven tales principios. Por ejemplo, para enseñar acerca de la integridad, usted podría utilizar la historia de José, en Egipto, cuando se escapó de la esposa de Potifar. Usted podría enseñarles en cuanto a la lealtad relatándoles la historia de John Taylor y Willard Richards quienes arriesgaron voluntariamente su vida al permanecer con el profeta José Smith y su hermano Hyrum en la cárcel de Cartaghe. También podría compartir con sus alumnos algunas de sus propias experiencias personales. Las historias ficticias, incluso algunas parábolas, podrían ofrecer ejemplos de cómo vivir los principios del Evangelio. (Para encontrar pautas y sugerencias sobre cómo emplear historias, véase “Historias”, págs. 192–194).

Escrituras, ayudas para el estudio de ellas

Véanse las páginas 61–63.

Escrituras, enseñanza en base a ellas

Véase “El enseñar en base a las Escrituras”, páginas 59–64.

Escrituras, lectura en voz alta

Véase la página 61.

Escrituras, marcas y anotaciones al margen

Véanse las páginas 63–64.

Escrituras, memorización de pasajes

Véase “Memorización”, páginas 199–200.

Estaciones

Las estaciones son lugares donde diferentes maestros llevan a cabo actividades educativas. Los alumnos se dividen en grupos iguales y van rotando de una estación a otra. En cada estación una determinada persona dirige una actividad y permanece en ese lugar para presentar la misma información o demostración a cada grupo que llega a esa estación.

Usted o el líder de cada estación debe llevar el control del tiempo a fin de asegurarse de que cada grupo tome el mismo tiempo en cada actividad. Usted podría tocar música cada vez que deba indicar el momento en que cada grupo debe proseguir a la próxima estación. Reserve el tiempo necesario para presentar un resumen de la experiencia con todos los miembros de la clase.

Ejemplos de estaciones

  • Muestre objetos que correspondan a un determinado tema y tenga personas que los expliquen. Por ejemplo, podría tener estaciones sobre producción y almacenamiento de comestibles en el hogar, almacenamiento de agua, suministro de combustibles y estuches para emergencias.

  • Disponga que los maestros en diferentes estaciones analicen algunos aspectos de las relaciones familiares, tales como la función de los padres, la disciplina o la comunicación.

  • Haga los arreglos necesarios para que en cada estación alguien caracterice a un determinado personaje de las Escrituras y que explique cómo tal personaje es un ejemplo de alguien que vive fielmente el Evangelio.

  • Prepare estaciones con simples ejemplos de trabajos manuales, juegos o actividades de la época de los niños pioneros.

Figuras de papel que se puedan parar (véase también dioramas)

Los maestros pueden utilizar figuras de papel que se puedan parar a fin de facilitar el relato de una historia o ilustrar un determinado principio en una lección.

Cómo confeccionar una figura de papel que se pueda parar

  1. Doble un pedazo de papel grueso por la mitad.

  2. Con el doblez hacia arriba, dibuje la figura en el papel. Asegúrese de extender el dibujo hasta el doblez. Podría entonces pedir que los miembros de su familia o de la clase coloreen y decoren la figura.

  3. Recorte la figura asegurándose de no hacerlo a lo largo del doblez hasta donde extendió la figura.

Franelógrafos

Los franelógrafos son tablas portátiles sobre las cuales se colocan figuras para ilustrar una historia que se va a relatar. Este instrumento es muy eficaz para enseñar a los niños. Si va a utilizar un franelógrafo, podría invitar a sus alumnos para que coloquen las figuras en él. Después de utilizar uno para relatar una historia, podría permitir que los niños vuelvan a usar las figuras para repetirla.

Cómo fabricar un franelógrafo

Para fabricar un franelógrafo:

  1. Corte un pedazo de cartón, madera contrachapada u otro material semejante.

  2. Corte un trozo de franela, fieltro, nilón peinado o arpillera basta de color sólido que sea suficientemente grande para que se traslape 5 cm por cada lado del cartón o la madera.

  3. Con el dorso de la tela hacia abajo, coloque el cartón o madera en el centro de la misma. Recoja entonces el excedente de la tela sobre los bordes del cartón o madera y suj étela con goma o con cinta adhesiva.

Cómo hacer figuras para el franelógrafo

Para crear sus propias figuras para el franelógrafo:

  1. Haga un dibujo o calque y coloree un dibujo de una revista, manual u otro material de la Iglesia.

  2. Recorte la figura.

  3. Pegue la figura con goma o cinta adhesiva sobre un trozo de papel más grueso.

  4. Adhiera un trozo de franela, papel de lija u otro material áspero a la parte de atrás del papel grueso. Esto ayudará a que la figura pueda colocarse sobre el franelógrafo.

También se pueden ordenar láminas con dibujos de personas, animales y objetos varios para los franelógrafos por medio del Catálogo de materiales de la Iglesia, en el que se refieren como “Recortes para ayudas visuales”.

Historias

A todos nos agradan las buenas historias. Las historias enriquecen las lecciones y captan el interés de los alumnos como muy pocos métodos de enseñanza logran hacerlo. Pueden emplearse para contestar preguntas, presentar o reforzar principios, o resumir las lecciones. Pueden ser particularmente eficaces para aclarar y enseñar principios del Evangelio al ofrecer ejemplos de un estilo de vida recto, permitiendo que todos los que las escuchan las comprendan en su propio nivel de entendimiento.

Cuando se emplean debidamente, las historias captan los valores y las emociones de los alumnos. Pueden ayudarles a poner en práctica los principios del Evangelio al participar en los grandes acontecimientos de las Escrituras, en momentos de decisión, dificultades y problemas, y en las bendiciones de vivir el Evangelio de Jesucristo. Las historias contribuyen a que los principios sean fáciles de entender y de recordar. Muestran de maneras realistas e inspiradoras cómo los principios del Evangelio pueden aplicarse en nuestra vida. Por ejemplo, para enseñar una lección sobre la fe, usted podría compartir con sus alumnos la explicación de Alma en cuanto a que si tenemos fe, “[tenemos] esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas” (Alma 32:21). Pero su lección será más completa si también contara una historia en la que alguien demuestre ejercer una inmensa fe, tal como el caso de David cuando peleó con Goliat (véase 1 Samuel 17:20–50, y en particular los versículos 26, 32–37 y 45–47).

El Salvador es el Maestro de maestros y el ejemplo que debemos seguir en toda nuestra enseñanza del Evangelio. Él frecuentemente empleaba historias cuando enseñaba. Sus parábolas son excelentes ejemplos de cómo utilizar historias para enseñar. Por ejemplo, un abogado le preguntó, “¿Quién es mi prójimo?”, y Él le respondió refiriéndole el caso de un hombre que fue golpeado y despojado por unos ladrones mientras viajaba de Jerusalén a Jericó. Dos hombres pasaron de largo junto al herido, pero sólo un tercero —un samaritano— se detuvo y le ayudó (véase Lucas 10:29–35). Cuando Jesús terminó de relatar la parábola, le preguntó al abogado: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”, a lo que el hombre respondió: “El que usó de misericordia con él”. Entonces Jesús le dijo: “Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36–37).

Cómo seleccionar historias

Para seleccionar historias, formúlese a usted mismo las preguntas que se dan a continuación para asegurarse de que la historia sea apropiada y provechosa. Éstas y otras preguntas se encuentran en “Cómo escoger métodos apropiados”, pág. 101, y “Cómo escoger métodos eficaces”,págs. 102–103.

  • ¿Fomentará la presencia del Espíritu?

  • ¿Concuerda con el carácter sagrado de lo que estoy enseñando?

  • ¿Edificará y fortalecerá a mis alumnos?

  • ¿Ayudará a que mis alumnos entiendan mejor el principio que les estoy enseñando?

  • ¿Contribuirá a que empleemos bien el tiempo de la lección?

Diferentes tipos de historias

Usted podría utilizar historias de su propia experiencia personal. También podría emplear historias sobre otras personas, como por ejemplo, de las Escrituras, de la vida de lí-deres de la Iglesia y de la vida de otras personas que usted conozca o sobre las cuales haya leído alguna vez. Para determinados propósitos, podría asimismo usar historias ficticias, tales como parábolas o cuentos populares.

Experiencias personales

El relatar experiencias personales podría tener un poderoso efecto en ayudar a otros a vivir los principios del Evangelio. Cuando usted relata algo que haya experimentado personalmente, está actuando como un testigo viviente de las verdades del Evangelio. Si habla con veracidad y verdadera intención, el Espíritu confirmará la verdad de su mensaje en el corazón de sus alumnos. Las experiencias personales de aquellos a quienes enseña también pueden tener una influencia positiva en los demás.

El élder Bruce R. McConkie enseñó: Probablemente el método perfecto de presentar historias que estimulen la fe es enseñar lo que encontramos en las Escrituras y entonces estamparle un sello de viviente realidad relatando algo similar… que haya sucedido en nuestra dispensación y [acontecido a] nuestra gente y —más idealmente— a nosotros mismos como personas” (“The How and Why of Faith-promoting Stories”, New Era, julio de 1978, pág. 5).

Al relatar experiencias personales, usted y sus alumnos deben tomar las siguientes precauciones:

  • No hablar sobre cosas sagradas a menos que lo induzca el Espíritu. El Señor ha dicho: “Recordad que lo que viene de arriba es sagrado, y debe expresarse con cuidado y por constreñimiento del Espíritu” (D. y C. 63:64).

  • Evitar el sensacionalismo, lo cual significa decir algo sólo para provocar un efecto de asombro. Evitar asimismo intentar producir fuertes emociones en los alumnos.

  • No adornar ni exagerar las experiencias personales por ninguna razón.

  • No relatar experiencias con el solo propósito de enaltecerse a sí mismo.

  • No hablar de pecados o transgresiones anteriores.

Historias acerca de otras personas

Las Escrituras y la historia de la Iglesia están repletas de relatos acerca de hombres, mujeres y niños que pusieron en práctica los principios del Evangelio en su vida. Por ejemplo, usted podría enseñar en cuanto a la oración relatando la historia de cuando Enós oró al Señor por sí mismo, por su pueblo y por sus enemigos. También podría enseñar acerca de la oración utilizando la historia de José Smith cuando suplicó a Dios en la Arboleda Sagrada. Y hay un sinnúmero de historias instructivas y conmovedoras relacionadas con fieles miembros de la Iglesia en la actualidad que usted podría compartir con sus alumnos. Cuando las utilice, tenga en cuenta las pautas siguientes:

  • Tal como con sus experiencias personales, asegúrese de actuar en armonía con el Espíritu. Evite el sensacionalismo y no adorne ni exagere el contenido de dichas historias.

  • Asegúrese de relatarlas con veracidad. No utilice historias acerca de otras personas que quizás no sean verdaderas o que contengan elementos falsos. Antes de presentar una historia, recurra a su fuente de información para confirmar si se ajusta a los hechos.

  • Si una historia no ha sido impresa o relatada públicamente, obtenga la autorización de la persona sobre quien se trata antes de relatarla.

Historias ficticias

Hay un cierto lugar para las historias ficticias en la enseñanza del Evangelio. Usted podría aprender cómo utilizar historias ficticias estudiando la forma en que el Señor empleaba parábolas para enseñar a la gente. Se refirió a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca y al insensato que construyó la suya sobre la arena (véase Mateo 7:24–27); a una mujer que barrió su casa hasta encontrar la moneda que había perdido (véase Lucas 15:8–10), y al hijo pródigo que derrochó su herencia pero fue luego recibido de vuelta al hogar por su padre (véase Lucas 15:11–32). Cuando somos receptivos a la influencia del Espíritu podemos aprender grandes verdades de estas parábolas y de las muchas otras que enseñó el Salvador.

Como lo explica la Guía para el Estudio de las Escrituras, las parábolas son comparaciones y enseñan verdades espirituales asemejándolas a cosas o circunstancias físicas (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Parábola”, pág. 159). Así es con todas las historias ficticias que enseñan apropiadamente los principios del Evangelio. Las historias pueden aclarar los principios del Evangelio para que se entiendan mejor, cobren vida en nuestra imaginación y sean memorables. Para sugerencias sobre cómo emplear comparaciones para enseñar las verdades del Evangelio, véase“Comparaciones y lecciones prácticas”, págs. 184–186.

Al prepararse para utilizar historias ficticias, recuerde las siguientes pautas:

  • Asegúrese de que sus alumnos comprendan que esas historias no son verídicas.

  • Así como con otras clases de historias, asegúrese de que sean apropiadas, de buen gusto y que estén en armonía con el Espíritu.

La revista Liahona frecuentemente contiene historias ficticias que pueden utilizarse para complementar y enriquecer sus lecciones. Para obtener ejemplos de un uso eficaz de las historias en la enseñanza del Evangelio, estudie los discursos de las conferencias generales.

Pautas para preparar y relatar una historia

  • Tenga una razón para relatar una historia. No emplee una historia solamente para entretener a sus alumnos. Relacione la historia con el principio del Evangelio que es parte del tema u objetivo principal de la lección.

  • Si la historia no es verídica, adviértaselo a la clase.

  • Escoja historias inspiradoras de su propia vida, de las Escrituras, de las revistas y manuales de la Iglesia, de la historia de la Iglesia y de la vida de las Autoridades Generales. Al compartir historias de su propia vida personal, evite mencionar cualquier pecado o transgresión que haya cometido en el pasado.

  • Recuerde que las historias que utilice deben ser apropiadas para las edades del grupo al que está enseñando.

  • Antes de compartir una historia con sus alumnos, léala varias veces con mucho cuidado a fin de familiarizarse bien con ella. Al hacerlo, determine si va a emplear o no sus propias palabras. Si una historia contiene descripciones y diálogos muy expresivos, podría ser más provechoso leerla.

  • Determine cuánto tiempo tendrá disponible para relatar la historia. Si es necesario abreviarla, incluya solamente los personajes y acontecimientos que sean necesarios para que sea fácil seguir el hilo de la historia.

  • Si ha de relatar una historia con sus propias palabras, haga un bosquejo mental o en una hoja de papel de la secuencia de los eventos que contiene. Practique repitiéndola en voz alta con sus propias palabras. Emplee palabras y descripciones que le agreguen interés y colorido.

  • Planee cómo habrá de ayudar a quienes le escucharán para que visualicen la historia en su imaginación. Quizás podría crear un mayor interés en la historia si utiliza ayudas visuales, tales como haciendo algunos dibujos en la pizarra o mostrando determinados objetos que se relacionen con la historia. Por ejemplo, antes de relatar la historia de cómo se recibió el Libro deMormón, podría mostrar una lámina de Moroni escondiendo las planchas de oro en el Cerro de Cumorah. Podría hacer preguntas, tales como “¿Qué nos muestra esta lámina?” o “¿Por qué está haciendo esto Moroni?”

  • Comience la historia con un comentario interesante, utilizando palabras que presenten un vívido panorama de los personajes y el lugar. Por ejemplo, para iniciar el relato acerca del Salvador apaciguando la tempestad, podría leer de las Escrituras: “Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca” (Mateo 8:24).

  • Disfrute relatarles la historia. Hágalo con un tono de voz natural, con interés y convicción.

  • Después de relatar la historia, analice con sus alumnos cómo el principio que la misma enseña se aplica a nuestra propia vida.

Sugerencias adicionales para relatar una historia a niños pequeños

  • Tenga en cuenta la edad de los niños y adapte la historia a su capacidad para prestar atención y a su entendimiento.

  • Planee maneras de hacerles participar en la historia. Por ejemplo, podría pedirles que sostengan algunas láminas o que repitan ciertas frases.

  • Antes de contarles la historia, explíqueles algunas de las palabras que quizás no logren entender. Eso le ayudará a relatar la historia sin interrupción.

  • Si lee de un libro con ilustraciones, haga pausas frecuentes para mostrárselas a los niños. Muéstreselas por tanto tiempo como considere necesario a fin de que todos puedan verlas antes de proseguir con la lectura.

  • Si los niños hacen comentarios o preguntas, respóndales de manera simple y concisa. Prosiga luego con la historia.

  • A los niños pequeños les agrada mucho que se les repitan las historias. Si está repitiéndoles una historia, comience a hacerlo y entonces pregúnteles: “¿Qué pasó después?” También podría arrojar un pequeño saquito relleno de frijoles o algún juguete suave a uno de los niños y pedirle que diga algo sobre la historia. Ese niño entonces arrojaría el saquito o el juguete a otro niño, y así sucesivamente, hasta que terminen de repetir la historia.

  • Combine varios pasajes de un relato de las Escrituras y asigne a diferentes alumnos que vayan leyéndolos consecutivamente.

  • Los niños podrían disfrutar si les permiten que se sienten en el suelo frente a usted a medida que les relata una historia.

  • A los niños les podría agradar mucho presentar una dramatización de la historia después de haberla escuchado.

Hojas de ejercicios

Las hojas de ejercicios proporcionan actividades por escrito para ayudar a los alumnos a evaluar su entendimiento de un determinado principio del Evangelio, a aprender nueva información o repasar conceptos esenciales. Usted podría prepararles hojas de ejercicios para presentar, recalcar o repasar algunas partes importantes de una lección. Una hoja de ejercicios podría asimismo ofrecerles un recordatorio de cierta lección para que la lleven a sus hogares y la compartan con sus familias.

Ejemplos de hojas de ejercicios

Hoja de ejercicios para evaluar

Usted podría utilizar una hoja de ejercicios para ayudar a sus alumnos a evaluar cómo un determinado principio del Evangelio forma parte actualmente de su vida y para descubrir entonces en qué forma podrían mejorar. Emplee una hoja de ejercicios como la que se sugiere a continuación para comenzar una lección. Explique a los alumnos que si responden no a cualquiera de las preguntas, la lección les ayudará a entender cómo vivir mejor ese principio y aun les sugerirá una o dos maneras de lograrlo.

¿Qué clase de ejemplo soy?

No

¿Escucho con respeto las opiniones de otras personas?

¿Hablo siempre en forma positiva acerca de otras personas?

¿Trato a los miembros de mi familia con amor?

¿Soy honrado en mi trabajo?

¿Actúo en forma positiva?

¿Conservo mi lenguaje limpio y puro?

¿Es adecuada y limpia mi apariencia?

¿Guardo los mandamientos?

¿Leo con regularidad las Escrituras?

¿Ayudo con entusiasmo a los demás?

¿Veo solamente películas y programas de televisión apropiados?

¿Leo solamente buenos libros y revistas?

¿Soy generoso en cuanto a mi tiempo y mis talentos?

¿Soy una persona responsable?

Correlaciones

Haga una lista con nombres de profetas en una columna y en otra escriba lo que destaca a cada uno de ellos. Pida entonces a los alumnos que correlacionen los nombres con los acontecimientos, como se sugiere a continuación.

Usted podría pedir a sus alumnos que correlacionen un sinnúmero de temas del Evangelio. Por ejemplo, podrían correlacionar los Artículos de Fe con sus correspondientes números, o correlacionar los deberes del sacerdocio con los pertinentes oficios del mismo.

Cronología

Prepare una hoja de ejercicios con una lista de varios hechos históricos o partes de un relato de las Escrituras y haga que sus alumnos los ordenen por número. Por ejemplo:

  • Cristo visitó a los nefitas. (3)

  • Mormón murió. (4)

  • Lehi abandonó Jerusalén. (2)

  • La civilización de los jareditas progresó grandemente. (1)

  • José Smith recibió las planchas de oro. (5)

Complete los espacios en blanco

Prepare oraciones omitiendo algunas palabras. Pida entonces a los alumnos que completen los espacios en blanco con las palabras correctas. Proporcióneles aparte las respuestas en forma desordenada. Por ejemplo:

“Si alguno de _________ tiene _________ de sabiduría,_________ a _________ , el cual _________ a todos_________ y sin _________ , y le será _________ ”(Santiago 1:5).

Respuestas: Dios, da, vosotros, falta, dada, abundantemente, pídala, reproche

Aplicación de las Escrituras

Usted podría utilizar hojas de ejercicios para repasar y aplicar el material de lecciones actuales y anteriores. Escoja varios pasajes de los Escrituras que se relacionen con principios del Evangelio que hayan estudiado recientemente. Repase con sus alumnos esos pasajes de las Escrituras para asegurarse de que los entiendan. Escriba luego las referencias en la pizarra. Presente un caso para analizar breve (véase “Casos para analizar”, página 184). Pida a sus alumnos que escojan por lo menos uno de los pasajes de las Escrituras y que lo apliquen al caso para analizar. Entregue a cada persona una hoja de papel y una lapicera o lápiz.

Pídales entonces que escriban el pasaje o pasajes de las Escrituras que hayan escogido, lo que esos pasajes enseñan y cómo pueden aplicarse al caso para analizar.

Letras entremezcladas

Las palabras con letras entremezcladas pueden emplearse de varias maneras. Por ejemplo:

  • Entremezcle las letras de algunas palabras y pida a sus alumnos que las ordenen para deletrear correctamente esas palabras. La siguiente hoja de ejercicios contiene palabras con letras entremezcladas que se relacionan con las habilidades que los misioneros deben cultivar:

    IADUTESR (Estudiar)

    ESCOR (Coser)

    INACCOR (Cocinar)

    IITAMRRNSDA ONEDIR (Administrar dinero)

    CNLHAPAR (Planchar)

    ÑRSENEA (Enseñar)

    CRHAE CCJEEIOIR (Hacer ejercicio)

    SLODMAE (Modales)

    STENOMITOI (Testimonio)

    MZIPELIA (Limpieza)

  • Entremezcle algunas palabras y pida a sus alumnos que las ordenen para completar una frase, un pasaje de las Escrituras, el título de una canción o un Artículo de Fe. Por ejemplo:

    • los siempre mandamientos obedece (“Siempre obedece los mandamientos” [Himnos, Nº 197; Canciones para los niños, págs. 68–69]).

    • lo y Señor que haré iré mandado el ha (“Iré y haré lo que el Señor ha mandado” [1 Nefi 3:7]).

Pautas para preparar y utilizar hojas de ejercicios

  • Se pueden preparar hojas de ejercicios interesantes al adaptar la información y las ideas tomadas de los manuales y las revistas de la Iglesia.

  • Las hojas de ejercicios deben ser preparadas de acuerdo a la edad de los alumnos. Deben ser instructivas y agradables. No deben ser muy difíciles.

  • Los alumnos pueden trabajar individualmente o la clase puede dividirse en grupos pequeños entre cada uno de los cuales se deben distribuir diferentes hojas de ejercicios. La información contenida en cada hoja de ejercicios podría anotarse en la pizarra y en tal caso ser resuelta por la clase completa.

  • Disponga de suficientes lápices o bolígrafos para todos los alumnos.

  • Las hojas de ejercicios no deben tomar mucho tiempo. No obstante, se debe conceder suficiente tiempo a la clase para que sus miembros la completen.

  • Después de otorgar a cada uno un tiempo determinado para completar la hoja de ejercicios, repasen las respuestas.

  • Ayude a que cada uno sienta que ha hecho un buen trabajo al completar su correspondiente hoja de ejercicios. Ayude asimismo a los que parezcan tener dificultades para completarlas.

Juegos

Los juegos suelen ofrecer variedad a las lecciones y permitir que los alumnos se relacionen entre sí. Usted podría encontrar algunas ideas sobre juegos en los manuales de lecciones publicados por la Iglesia, en las revistas de la Iglesia y en el Manual de sugerencias para la noche de hogar.

Cómo seleccionar juegos

Al escoger juegos para sus lecciones, asegúrese de que:

  • Recalquen los principios que esté enseñando.

  • Sean apropiados para la circunstancia en que enseñe.

  • Sean apropiados para las edades de sus alumnos y el número de personas en el grupo.

  • Sean fáciles de entender.

  • Tomen solamente poco del tiempo de la lección. En algunos casos, un juego podría requerir una mayor porción de la lección, pero tales situaciones son la excepción y no la regla.

  • No inciten a la competencia. Debe evitarse el adjudicar premios a los “ganadores”.

  • Ofrezcan a todos los alumnos la oportunidad de participar y de experimentar el éxito. Usted deberá elogiar de igual manera a todos los alumnos por sus buenos esfuerzos.

Ejemplos de juegos

Juegos de emparejamiento

En este juego, los alumnos deben encontrar dos tarjetas con información o dibujos que coincidan entre sí. Considere el siguiente ejemplo, el cual podría usar en una clase de la Primaria:

Obtenga 12 trozos de papel de igual tamaño que sean suficientemente grandes para que todos puedan verlos. En una mitad de los papeles, pegue o dibuje algo que se relacione con la lección. En la otra mitad, escriba descripciones de los dibujos y en el lado opuesto de todos los 12 papeles, numérelos del 1 al 12. En el momento oportuno durante la lección, coloque los papeles en el suelo o péguelos sobre un cartel, de modo que puedan verse los números; no es necesario que queden en orden numérico.

Para efectuar el juego, pida que cada persona, por turno, escoja dos trozos de papel. Dé vuelta a los papeles para verificar si contienen un dibujo y su correspondiente información. Si coinciden, sáquelos de su lugar. Si no coinciden, póngalos nuevamente en el suelo de modo que se vean sus números y permita que otra persona escoja otros dos trozos de papel. Una vez que todos los dibujos y las descripciones hayan coincidido, analice la forma en que se relacionan con la lección.

Quizás prefiera usar una de las siguientes variaciones de este juego:

  • Escriba la mitad de un pasaje de las Escrituras en un trozo de papel y el resto del pasaje en otro. O escriba parte de una frase tomada de las Escrituras en un trozo de papel y el resto en otro. Por ejemplo, en algunos pares de papel podría escribir “Restauración” y “del Evangelio”; “La visión de Lehi” y “del árbol de la vida”; y “la barra” y “de hierro”.

  • Escriba el número de cada Artículo de Fe en 13 trozos de papel diferentes y en otros 13 trozos de papel escriba algunas palabras claves de cada artículo.

Juego de adivinanzas

En este juego, el maestro ofrece una serie de pistas para que los alumnos puedan identificar a una persona en particular, un lugar, un objeto, un relato de las Escrituras o un principio determinado. Usted podría emplear este juego para dar comienzo a una lección o destacar una parte de ella.

Para efectuar este juego, ofrezca pistas que ayuden a sus alumnos a identificar a una persona o un objeto que se relacione con la lección. Ofrezca una pista a la vez para darles la oportunidad de adivinar después de cada pista. Comience con pistas generales y vaya haciéndolas cada vez más específicas hasta que alguien responda correctamente. Por ejemplo, podría utilizar las siguientes pistas para que los alumnos identifiquen al profeta Moisés:

Soy un profeta del Antiguo Testamento. Hablé cara a cara con Dios.

Me crió una princesa egipcia.

Mi portavoz fue un hombre llamado Aarón. Rescaté del cautiverio a los hijos de Israel.

Quizás podría utilizar una de las siguientes variaciones para este juego:

  • Divida la clase en parejas. Diga una palabra a una de las personas de cada pareja. La persona que conoce la palabra da entonces una pista a su compañero o compañera para ayudarle a adivinar cuál es esa palabra. Por ejemplo, si la palabra que da a una persona es bautismo, esa persona puede sugerir a su compañero la palabra agua, pila o inmersión. Si da a la persona la palabra Noé, ésta podría dar pistas tales como diluvio, animales, arca, paloma o arco iris.

  • Dé a una persona cierta palabra. Pida que los demás adivinen cuál es haciendo hasta un máximo de 20 preguntas, las cuales deben contestarse sí o no.

  • Pida que una persona haga un dibujo ilustrando cierto tema, una persona o un relato. Haga que los demás adivinen lo que el dibujo representa.

Juego de respuestas

Escriba en diferentes trozos de papel algunas preguntas que ayuden a los alumnos a repasar lo que han aprendido al final de la lección. Coloque los trozos de papel en un frasco o algún otro tipo de recipiente.

Para repasar la lección, escoja a uno de sus alumnos al tirarle un saquito relleno de frijoles o algún otro objeto suave, y pídale entonces que tome un trozo de papel del recipiente o caja y conteste la pregunta que contiene. Luego pídale que le arroje el saquito de frijoles a otra persona para que esa persona entonces escoja otro papel del recipiente y responda la pregunta correspondiente.

Juego de mesa

En un juego de mesa, los participantes van moviendo las piezas desde el punto de partida hasta el de llegada al contestar preguntas y seguir las instrucciones que unas tarjetas previamente preparadas contienen. Un juego de mesa, como el del ejemplo que sigue, puede hacerse con un tablero o cartón grueso o se puede dibujar en la pizarra. Si utiliza el juego de mesa, se pueden utilizar monedas o algunos otros objetos pequeños como las piezas para el juego. Si utiliza la pizarra, utilice tiza para ir indicando el avance de los jugadores. Las tarjetas de juego deben enseñar o repasar principios del Evangelio. Por ejemplo, podría preparar tarjetas con las siguientes declaraciones:

  • Tu hermanito trae a la casa un juguete que le pertenece a su amiguito Juan y dice: “Juan tiene muchos juguetes. Estoy seguro de que no echará éste de menos”. Tú le explicas que siendo que el juguete es propiedad de Juan, tiene que devolvérselo. Tú vas con tu hermanito a devolverle a su amigo el juguete. Puesto que esto es lo correcto que debe hacerse, avanza 6 espacios.

  • No estudiaste para cierto examen escolar. Durante el examen, le copias a la persona que está sentada a tu lado. Puesto que esto no es honrado, retrocede tres espacios.

Para llevar a cabo el juego, coloque las tarjetas boca abajo. Haga que los participantes se turnen para escoger una tarjeta, leer su contenido y avanzar o retroceder su pieza de acuerdo con lo que diga la declaración.

Láminas (véase también Ayudas visuales)

Las láminas son valiosos instrumentos para reforzar la idea principal de una lección y ayudar a que los alumnos continúen prestando atención. Usted podrá encontrar lá-minas para la enseñanza del Evangelio en la biblioteca de su centro de reuniones, en Las bellas artes del Evangelio, en los manuales publicados por la Iglesia y en la revista Liahona.

Cómo exhibir láminas

Usted podría exhibir las láminas en diversas maneras. Por ejemplo, podría:

  • Colocarlas en la ranura para las tizas de la pizarra, sobre un atril o sobre una silla.

  • Pedir que algunas personas las sostengan.

  • Sostenerlas usted mismo.

No emplee cinta adhesiva para pegarlas sobre pizarras o paredes pintadas.

Cómo enseñar con láminas

Las láminas pueden ser una parte muy importante al relatar una historia. Por ejemplo, podría ayudar a los niños a repasar una historia pidiéndoles que coloquen varias láminas en el orden adecuado y entonces que cada uno relate una parte de la historia.

Emplee las láminas con originalidad. Por ejemplo, podría usar una lámina de Juan el Bautista en el acto de bautizar a Jesús y entonces decir: “Cuando Jesús vivía en la tierra, nos dio un ejemplo que debemos seguir. Él sabía que nuestro Padre Celestial había mandado que todos se bautizaran”. Luego podría hacerles estas preguntas:

  • ¿Qué nos muestra esta lámina?

  • ¿Cuál dijo Jesús que es la forma correcta en que debemos ser bautizados?

  • ¿Quién bautizó a Jesús?

  • ¿Por qué le pidió Jesús a Juan que lo bautizara?

  • ¿Por qué fueron Jesús y Juan al río?

  • ¿Por qué es importante que sigamos el ejemplo de Jesús y seamos bautizados como lo fue Él?

Después de analizar estas preguntas, podría hacer un resumen de las respuestas de sus alumnos y relacionarlas con la idea principal de la lección.

Recuerde que los pintores se toman ciertas libertades al crear sus obras artísticas. Por consiguiente, no todos los detalles de una lámina deben aceptarse literalmente. Básese en el relato de las Escrituras para presentar los antecedentes y las circunstancias de un acontecimiento.

Lecciones prácticas

Véase “Comparaciones y lecciones prácticas”, págs. 184–186).

Lecturas en conjunto (véase también Teatro de lectores; Recitaciones)

En una lectura en conjunto, todos los miembros de un grupo leen al mismo tiempo pasajes de las Escrituras, poemas o relatos en prosa. Una lectura en conjunto puede llevarse a cabo en una clase o presentarse ante un auditorio.

Usted podría emplear este método para presentar relatos de las Escrituras, historias, poemas o cualquier otra información; también podría utilizarlo en un programa especial para las fiestas o algún acontecimiento especial.

Ejemplo de lectura en conjunto

Tema: Los Artículos de Fe

Procedimiento: Pida a los alumnos que repasen los Artículos de Fe y que los repitan en conjunto como grupo.

Cómo dirigir lecturas en conjunto

• Escoja un material que confirme el tema de la lección.

Materiales de tal naturaleza pueden encontrarse en las Escrituras, en los manuales publicados por la Iglesia, en las revistas de la Iglesia y en el libro Canciones para los niños.

• Si se trata de una lectura en conjunto ante un auditorio, haga que el grupo practique dicha lectura hasta que logren hablar todos juntos. Asegúrese de que hablen con claridad y que hagan pausas y cambios en el tono y la velocidad de sus voces para dar énfasis al significado del mensaje que lean. Durante la presentación, diríjalos para que repitan en conjunto sus partes correspondientes.

Mapas

Usted puede encontrar mapas en la Guía para el Estudio de las Escrituras, en los manuales de lecciones publicados por la Iglesia, en las revistas de la Iglesia y en la biblioteca del centro de reuniones.

Cómo utilizar los mapas

Usted podría utilizar mapas en sus lecciones de la siguiente manera:

  • Pedir que sus alumnos localicen las ciudades mencionadas en los relatos de las Escrituras o de la historia de la Iglesia que estén estudiando.

  • Dibujar mapas sencillos en la pizarra.

  • Localizar lugares de interés, tales como países en los que están sirviendo los misioneros regulares o las ciudades donde existen templos.

Materiales audiovisuales (videocasetes y grabaciones de audio)

Usted podría en ocasiones utilizar videocasetes y grabaciones de audio producidos por la Iglesia como ayuda para enseñar principios del Evangelio. Algunos de esos materiales han sido diseñados para usarse con lecciones específicas en cursos específicos de estudio. Otros pueden utilizarse en toda una variedad de lecciones. Refiérase al Catálogo de materiales de la Iglesia actual para encontrar una lista de materiales audiovisuales disponibles.

En el ámbito de la Iglesia es frecuentemente ilícito utilizar materiales audiovisuales sujetos a derechos de autor que no sean propiedad de la Iglesia. Para obtener pautas con respecto a las leyes de derechos de autor, véase el Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2: Líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, (págs. 390–391).

Cómo utilizar materiales audiovisuales

  1. Mire o escuche la presentación antes de utilizarla en la clase. Asegúrese de que reafirme o confirme la lección.

  2. Prepare la presentación de manera que pueda comenzarla en el preciso momento en que la necesite en la lección. Por lo general, debe emplear sólo algunos segmentos breves; las presentaciones audiovisuales no deben ocupar todo el tiempo de la lección.

  3. Coloque el equipo correspondiente antes de comenzar la clase y asegúrese de que funcione debidamente. Además, asegúrese de que todos los miembros de la clase puedan oír y ver la presentación desde sus respectivos asientos.

Cuando utilice una presentación como parte de la lección, asegúrese de que sea más un instrumento para la enseñanza que para el entretenimiento. Por ejemplo, podría alentar a los alumnos a que encuentren principios específicos o determinadas circunstancias durante una presentación de video. O quizás podría pedirles que hagan un resumen del mensaje contenido en una grabación de audio después de escucharla.

Memorización

Cuando memorizamos pasajes de las Escrituras, citas, himnos y canciones de la Primaria, pueden llegar a ser una fuente de consuelo, guía e inspiración para nosotros. Al recordarlas, pueden ayudarnos a sentir la influencia delEspíritu Santo dondequiera que nos encontremos.

La memorización requiere un esfuerzo deliberado y concentrado. Usted puede enseñar a otras personas algunosmétodos provechosos de memorización. También podría sugerirles algún material inspirador para que lo memoricen.

Cómo ayudar a los alumnos a memorizar

Las siguientes ideas pueden ser muy útiles para ayudar a sus alumnos a memorizar. Al considerar estas ideas, tenga en cuenta que sus alumnos recordarán más ese material si es significativo para ellos. Asegúrese de que entiendan el significado de las palabras que estén memorizando.

Escriba en la pizarra la primera letra de cada palabra que hayan de memorizar

Quizás podría escribir en la pizarra las siguientes letras para ayudarles a memorizar el segundo Artículo de Fe:

C Q L H S C P S P P Y N P L T D A

Vaya señalando cada letra a medida que repita la palabra correspondiente.

Divida el material en frases o líneas breves

A continuación se dan algunos ejemplos de cómo podría emplear este método:

• Pida que todos repitan en conjunto algunas frases breves, una a la vez. Por ejemplo, para memorizar Proverbios 3:5–6, los alumnos podrían repetir las siguientes partes del pasaje: (1) “Fíate de Jehová de todo tu corazón”, (2) “Y no te apoyes en tu propia prudencia”. (3) “Reconócelo en todos tus caminos”, (4) “Y él enderezará tus veredas”.

• Divida a la clase en grupos y asigne a cada grupo una de las frases. Al indicárselo, pida que cada grupo repita su frase. En ocasiones podría hacer que los miembros de cada grupo repitan la frase mentalmente en vez de pronunciarlas en voz alta. Al ir escuchando una y otra vez las frases, finalmente los alumnos podrán repetirlas en su orden correspondiente.

• Repita las palabras frase por frase, haciendo un alto para permitir que los alumnos pronuncien la frase siguiente.

• Prepare una copia escrita de las palabras y recorte las frases en tiras. Después de leer el versículo varias veces, muestre las tiras de papel fuera de orden. Pida entonces a los alumnos que pongan las tiras en el orden correspondiente.

Escriba en la pizarra el material que se tiene que memorizar

Pida a los alumnos que lean el material varias veces. Borre o cubra gradualmente una o varias palabras hasta que los alumnos hayan memorizado todo el material.

Emplee música

Usted podría usar música para ayudar a los alumnos a memorizar. Por ejemplo, podría enseñarles los distintos libros del Libro de Mormón utilizando las Canciones para los niños, pág. 63. Esto podría asimismo ser un método interesante para enseñar a jóvenes y adultos.

Practique varias veces el material memorizado

Es muy importante practicar el material que memorizamos. Al ir determinando cómo habrá de practicarlo, considere cuán extenso es el material que habrá de memorizarse. Un breve pasaje de las Escrituras puede aprenderse de una sola vez. Una nueva canción puede enseñarse un verso a la vez. Una determinada parte para un programa especial podría requerir que se practique varias veces. Repase periódicamente el material con sus alumnos. Aliente a cada persona para que lo practique por su propia cuenta.

Música

La Primera Presidencia ha dicho: “La música es una parte esencial de nuestras reuniones de la Iglesia. Los himnos invitan la presencia del Espíritu del Señor, inducen a la reverencia, nos ayudan a sentirnos más unidos y nos dan la oportunidad de alabar al Señor.

“El canto de los himnos muchas veces es en sí un elocuente sermón. Los himnos nos instan a arrepentirnos y a hacer buenas obras, fortalecen nuestro testimonio y nuestra fe, nos consuelan cuando nos sentimos tristes o desesperanzados y nos inspiran a perseverar hasta el fin” (Himnos, pág. ix).

Si los memorizamos y los recordamos en momentos de dificultad, los himnos nos brindan gran inspiración y consuelo a través de toda nuestra vida.

El élder Dallin H. Oaks exhortó a los miembros de la Iglesia a que emplearan los himnos con mayor frecuencia para fortalecerse a sí mismos y fortalecer a los demás:

“Me pregunto si estamos en realidad aprovechando esta fuente celestial de recursos en nuestras reuniones, en nuestras clases, en nuestros hogares…

“Es preciso que empleemos más nuestros himnos a fin de ponernos en armonía con el Espíritu del Señor, de unirnos y de ayudarnos a enseñar y a aprender la doctrina. Es preciso que usemos más los himnos en la enseñanza misional, en las clases del Evangelio, en las reuniones de losquórumes, en las noches de hogar y en nuestras visitas de orientación familiar” (véase “Adoremos por medio de lamúsica”, Liahona, enero de 1995, pág. 13).

Cómo enriquecer las lecciones con música

Usted podría utilizar música de varias maneras para enriquecer sus lecciones e invitar al Espíritu. A continuación se indican algunos ejemplos.

Cómo enseñar o repasar un principio del Evangelio

La mayoría de los himnos pueden ayudarle a enseñar principios del Evangelio o a repasar los principios que ya se hayan analizado.

Cuando emplee una canción para enseñar un principio, podría hacerles algunas preguntas a los alumnos para ayudarles a reflexionar sobre el mensaje de la canción o estimularlos a comenzar un análisis. Por ejemplo, antes de pedirles que canten “Siempre obedece los mandamientos” (Himnos, Nº 197; Canciones para los niños, págs. 68–69), podría preguntarles: “¿Por qué creen que sentimos consuelo y paz cuando obedecemos los mandamientos?”. Podría asimismo emplear “Viví en los cielos” (Canciones para los niños, pág. 148) para enseñar a los niños acerca del plan de salvación. También podría usar “Qué firmes cimientos”, (Himnos, Nº 40) para que sus alumnos comprendan que el Salvador nos ayuda a enfrentar toda adversidad. Para enseñarles en cuanto al consuelo que podemos recibir cuando fallece uno de nuestros seres queridos, podría emplear “¿Dónde hallo el solaz?” (Himnos, Nº 69).

Después de enseñarles un principio del Evangelio, podría preguntar a sus alumnos: “¿Qué himno nos puede ayudar a recordar ese principio?”. Canten entonces el himno que hayan sugerido. En cuanto a los niños, podría cantarles una canción y luego preguntarles cómo esa canción se relaciona con la lección e invitarles a que todos la canten con usted.

Cómo ofrecer un entendimiento de las Escrituras

Cada uno de los himnos en el himnario de la Iglesia va acompañado de una referencia de las Escrituras, las cuales también se enumeran en el índice (véase Himnos, págs. 282–285). La mayoría de las canciones de Canciones para los niños también contienen referencias de las Escrituras. Usted podría recurrir a estas referencias para encontrar canciones que se presten para enseñar una lección en particular. Por ejemplo, si está enseñando Juan 13:34–35, quizás podría pedir a sus alumnos que canten “Amad a otros” (Himnos, Nº 203; Canciones para los niños, pág. 74), que es uno de los himnos que corresponden a estos versículos.

Cómo ayudar a los alumnos para que fortalezcan y expresen sus testimonios

A medida que los alumnos canten himnos y otras canciones de la Iglesia, el Espíritu puede darles un testimonio de la veracidad de los principios que se les hayan enseñado. Hay algunas canciones cuya letra es en sí una expresión de testimonio y, por lo tanto, al cantarlos, la gente puede compartir sus testimonios en conjunto. Algunas de estas canciones son “Yo sé que vive mi Señor” (Himnos,Nº 73); “Soy un hijo de Dios” (Himnos, Nº 196; Canciones para los niños, págs. 2–3); “Te damos, Señor, nuestras gracias” (Himnos, Nº 10); y “¿Vivió Jesús una vez más?” (Canciones para los niños, pág. 45).

El presidente Gordon B. Hinckley explicó cómo la mú-sica fortaleció su propio testimonio del profeta José Smith: “Hace muchos años, cuando a los doce años de edad me ordenaron diácono, mi padre, que entonces era presidente de nuestra estaca, me llevó a mi primera reunión del sacerdocio… Al unísono aquellos hombres elevaron sus voces en alabanzas, algunos con acentos de lenguas europeas dado que habían llegado del viejo continente luego de convertirse a la Iglesia, todos cantando estas palabras con gran espíritu de convicción y testimonio:

“Al gran Profeta rindamos honores. Fue ordenado por Cristo Jesús a restaurar la verdad a los hombres y entregar a los pueblos la luz. [“Loor al Profeta”, Himnos, Nº 15]

“Cantaban acerca del profeta José Smith y, al hacerlo, mi corazón se llenó de amor y creencia en el gran Profeta de esta dispensación. En mi niñez se me había enseñado de él en las reuniones y en clases de nuestro barrio así como en nuestro hogar; pero mi experiencia en aquella reunión del sacerdocio de la estaca fue diferente. Supe entonces, por el poder del Espíritu Santo, que José Smith ciertamente era un profeta de Dios” (véase “Al gran Profeta rindamos honores”, Liahona, mayo de 1984, pág. 1).

Cómo concluir una lección y alentar a los alumnos a aplicar un principio del Evangelio

Al terminar una lección, un himno o una canción podría resumir el principio enseñado y ofrecer un mensaje motivador. Por ejemplo, al concluir una lección acerca de obedecer los mandamientos, usted podría pedir a los alumnos que canten “Haz el bien” (Himnos, Nº 155); “Siempre obedece los mandamientos” (Himnos, Nº 197; Canciones para los niños, págs. 68–69); “Muestra valor” (Canciones para los niños, pág. 80); o “El valor de Nefi” Canciones para los niños, págs. 64–65).

Cómo cultivar sentimientos de reverencia

Usted y su familia podrían cantar himnos y otras canciones en la noche de hogar, en consejos de familia y en otras reuniones con el fin de cultivar sentimientos de reverencia y enriquecer el estudio del Evangelio en familia. En una clase en la Iglesia, podría tocar música grabada o pedir que alguien toque el piano a medida que los alumnos vayan entrando al salón. Esto ayudará a crear una atmósfera de reverencia y a preparar a los miembros de la clase para la lección.

Otras formas en que podría cultivar la reverencia incluyen tocar música suavemente mientras usted les lee una historia a los niños o les hace dibujar algo que se relacione con la lección. O quizás podría pedir que alguien cante una canción tal como “Dime la historia de Cristo”

(Canciones para los niños, pág. 36), mientras muestra a los alumnos algunas láminas que representen relatos de las Escrituras.

Cómo seleccionar y preparar música apropiada

Cuando escoja música para una lección, consulte los índices del himnario y de Canciones para los niños a fin de encontrar música que se relacione con el tema de la lección. Asimismo, el Catálogo de materiales de la Iglesia indica las grabaciones disponibles en audiocasetes y en discos compactos de música de la Iglesia.

Asegúrese de que cualquier música que planee usar y que no haya sido producida por la Iglesia concuerde con las normas aprobadas (véase la sección “Música” en el Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 349). El coordinador del programa de música de su barrio o el director de música podrán ayudarle a seleccionar y preparar todo material apropiado.

Si usted planea cantar o dirigir un himno o una canción, asegúrese de conocer bien las palabras a fin de poder prestar atención a la clase en lugar de leer el himnario o libro de canciones.

Sugerencias para dirigir canciones

Repase la sección “El uso del himnario” en Himnos (págs. 273–281) y “Cómo usar este libro de canciones” en Canciones para los niños (págs. 149–150). Aprenda cómo marcar los compases básicos para las canciones. Considere asimismo las siguientes sugerencias:

  • Cuando dirija un himno o una canción, emplee las manos para indicar el tono y el compás, o ritmo, de la canción. Para indicar el tono, mantenga la mano en posición horizontal y, a medida que canten las palabras, muévala hacia arriba para indicar los tonos más altos y hacia abajo para indicar los tonos más bajos. Al hacer esto, mueva la mano lenta o rápidamente para indicar el compás o ritmo apropiado. También podría dibujar el estilo de la canción en la pizarra. Por ejemplo, el estilo de la melodía al comenzar “Soy un hijo de Dios” (Himnos, Nº 196; Canciones para los niños, págs. 2–3) sería algo así:

  • En lugar de emplear el método de marcar los compases para dirigir una canción, considere la posibilidad de usar simples ademanes con la mano que vayan sugiriendo las palabras.

Si cree que necesita ayuda adicional para aprender a dirigir una canción, pídasela al director de música de su barrio.

Cómo usar música para enseñar a los niños

A la mayoría de los niños les agrada participar en actividades musicales. Los ritmos musicales atrayentes ayudan a los niños a recordar lo que cantan y los mensajes de sus palabras. La música puede incrementar su entendimiento de los principios del Evangelio y fortalecer sus testimonios. También podría emplear la música para recibir a los niños, prepararlos para la oración, concentrar su atención en la lección o tranquilizarlos después de una actividad. La mú-sica puede cambiar la marcha de una lección y permitir que los niños utilicen el excedente de sus energías.

Muchas lecciones sugieren el empleo de canciones que refuerzan el principio que se está enseñando. Refiérase alíndice de temas de Canciones para los niños para escoger otras canciones que sean apropiadas.

Usted no necesita ser un músico experto para emplear la música en sus enseñanzas. Si se prepara bien y le gusta cantar, a los niños les agradará y aprenderán con la música que utilice. A continuación se ofrecen algunas sugerencias para ayudarle a usar la música para enseñar a los niños. Asimismo, encontrará otras sugerencias en Canciones para los niños, págs. 149–151.

El ejemplo siguiente muestra cómo un maestro podría utilizar la canción “Me encanta ver el templo” (Canciones para los niños, pág. 99) para enseñar en cuanto a los templos:

Yo conozco una hermosa canción acerca de los templos. Mientras la cantamos, escuchen con atención para saber lo que hacemos cuando vamos al templo.

¿Pudieron entender por qué vamos al templo? (Las respuestas podrían incluir que vamos al templo para que el Espíritu Santo nos enseñe, para orar, para hacer promesas a nuestro Padre Celestial y para ser sellados como familias.)

Cantemos ahora la canción nuevamente. Esta vez, escuchen para saber la casa de quién es el templo.

¿Pudieron descubrir a quién le pertenece el templo? (Es la casa del Señor.)

Prosiga haciéndoles algunas preguntas similares hasta haberles destacado las partes de la canción que ayuden a los niños a entender bien su mensaje.

Música con narraciones (relatos cantados)

Usted podría emplear la música combinada con narraciones para contar una historia o exponer un mensaje del Evangelio que se relacione con la lección. A este método suele llamársele relatos cantados. Durante esta actividad, la mayor parte de la historia o del mensaje se expresa por medio de canciones que los miembros de la familia o de la clase cantan. Las narraciones breves conectan una canción con otra.

También podría combinar la música con narraciones para preparar programas para los días festivos u otras presentaciones.

Ejemplo de música con narraciones

La siguiente combinación de música y narraciones podría emplearse con una lección acerca de la gratitud:

Narración: Dios ama muchos a Sus hijos. Una forma en que el Señor nos demostró Su amor fue el crear la tierra para nosotros. El capítulo 136 de Salmos nos enseña a manifestar nuestra gratitud al Señor por Su creación de la tierra:

“Alabad al Señor de los señores…

“Al único que hace grandes maravillas…

“Al que hizo los cielos con entendimiento…

“Al que extendió la tierra sobre las aguas…

“Al que hizo las grandes lumbreras…

“El sol para que señorease en el día…

“La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche” (versículos 3–9).

Himno: “Por la belleza terrenal” (Himnos, Nº 43)

Narración: La tierra que el Señor creó para nosotros nos ofrece en abundancia todo lo que necesitamos. Debemos alabar a Dios por las grandes bendiciones que cosechamos.

Himno: “Elevemos nuestros himnos” (Himnos, Nº 46)

Narración: También debemos expresar nuestra profunda gratitud al Señor por Su Expiación, la cual nos redimió del pecado y nos da la vida eterna. Al expresarle nuestro agradecimiento por Su sacrificio, reconocemos mucho más ese poder. Este reconocimiento es asombroso y nos hace sentir humildes.

Himno: “Asombro me da” (Himnos, Nº 118)

Narración: El Señor espera que compartamos nuestras bendiciones: que alimentemos al hambriento, vistamos al desnudo, consolemos al enfermo y al afligido, y enseñemos a los que buscan la verdad. Al hacer estas cosas, le demostramos nuestra gratitud a Aquel que nos ha dado tantas bendiciones.

Himno: “Tú me has dado muchas bendiciones, Dios” (Himnos, Nº 137)

Pautas para preparar música con narraciones

• Refiérase al índice de temas del himnario y de Canciones para los niños para encontrar una lista de composiciones musicales con temas semejantes que podría emplear para esta actividad. Utilice canciones que sean conocidas por sus alumnos.

• Si planea usar un piano, prepare con el pianista las canciones o pida a la persona que dirigirá la música que trabaje con él. Asegúrese de que el pianista sepa cuándo deberá comenzar cada canción.

• Disponga que las narraciones entre cada canción sean simples. Podrían consistir en pasajes de las Escrituras, en breves relatos, en poesías, en experiencias personales o en citas famosas. Cuando emplee esta actividad conniños, podría hacerles algunas preguntas y pedirles que las respondan como parte de la narración. Esto será de gran ayuda para que comprendan el mensaje que lesestá enseñando.

• Cuando sea conveniente, utilice láminas o ilustraciones para ayudar a que los niños visualicen el mensaje de la historia o del Evangelio que está enseñándoles. Podría aun permitir que algunos niños sostengan las láminas o ilustraciones durante la presentación.

Pizarras

La pizarra es una de las herramientas más simples para la enseñanza y de la que se tiene más disponibilidad. Usted podría utilizar la pizarra para:

  • Resaltar hechos o conceptos claves y así ayudar a que los alumnos los recuerden.

  • Escribir las ideas de los alumnos y así demostrarles que las tiene en cuenta.

  • Dirigir los análisis anotando las preguntas así como las respuestas que ofrezcan los alumnos. Por ejemplo:

  • Acláreles los conceptos o las historias con simples ilustraciones. Por ejemplo:

    Presénteles bosquejos o listas que ayuden a que los alumnos sigan el orden del análisis.

  • Anote las asignaciones o los pasajes de Escrituras que se relacionen con la lección actual o con una próxima lección.

Pautas para emplear la pizarra

Las siguientes pautas pueden ayudarle a utilizar la pizarra como una herramienta eficaz para la enseñanza. Estas pautas se aplican también al uso de retroproyectores y de pizarras blancas.

  • Planee y practique lo que habrá de escribir, decidiendo cómo organizará la información o los dibujos correspondientes. Practique dibujando algunas de las ilustraciones que empleará.

  • Si planea utilizar un bosquejo, una lista o una ilustración en la pizarra, quizás desee hacerlo antes de comenzar la clase y cubrirlo con papel para entonces mostrarlo en el momento oportuno durante la lección.

  • Escriba con claridad y con letras suficientemente grandes para que todos puedan verlas, asegurándose de que las palabras queden bien separadas, estén en orden y sean fáciles de leer. Escriba solamente palabras o frases claves.

  • Emplee figuras o formas hechas con simples palitos o rayas para ilustrar historias o conceptos. Las figuras o formas sencillas evitarán que tales ilustraciones se conviertan en la parte principal de la lección.

  • Mantenga el interés de la clase hablándoles mientras escriba en la pizarra.

  • Evite emplear demasiado tiempo con la pizarra, porque ello podría hacer que sus alumnos pierdan interés en la lección.

  • No se disculpe por su ortografía, su caligrafía o su falta de talento artístico. Las disculpas sólo conseguirán que se preste una mayor atención a ese aspecto particular de sus escritos o dibujos. Si se siente incómodo al usar la pizarra, pida a otra persona que le ayude.

  • En ocasiones pida que otra persona escriba en la pizarra de modo que usted pueda mantener un contacto visual con los alumnos. Asegúrese de que la persona que le ayude comprenda lo que usted desea que escriba y en qué parte de la pizarra debe hacerlo.

Preguntas

Véase “La enseñanza por medio de las preguntas”, págs. 73–75.

Recitaciones (véase también Lecturas en conjunto; Teatro de lectores)

En una recitación, los participantes repiten el material que generalmente han memorizado. Una recitación puede presentarse en una clase o ante una audiencia.

Usted podría emplear este método para presentar relatos de las Escrituras, historias, poesías y otra clase de información. También podría utilizarlo como parte de un programa para días festivos o para eventos especiales.

Ejemplo de una recitación

Tema: Los diez mandamientos

Procedimiento: En el domingo anterior a una lección acerca de guardar los mandamientos, entregue a cada persona una copia de los diez mandamientos (Éxodo 20:3–17). Asigne un mandamiento a cada uno de ellos y durante la próxima lección pídales que, por turno, los reciten.

Cómo llevar a cabo una recitación

  • Seleccione un material que se relacione con el tema de la lección. Tales materiales pueden encontrarse en los libros canónicos, en manuales y revistas producidos por la Iglesia y en Canciones para los niños.

  • Divida el material según los papeles del narrador y de cada personaje, y asígnelos a los participantes. Asegúrese de que todos los participantes entiendan lo que les asigne y que tengan suficiente tiempo para estudiar la parte que les corresponda.

  • Si planea presentar la recitación ante una audiencia, haga que los participantes practiquen leyendo el material. Asegúrese de que hablen con claridad y que hagan pausas y cambios al volumen y la velocidad de sus voces para comunicar el significado del mensaje.

Relatos cantados

Véase “Música con narraciones (Relatos cantados)”, páginas 202–203.

Representaciones dramáticas

En una representación dramática, los participantes actúan representando una circunstancia o problema de la vida cotidiana. Este método ayuda a que la gente aplique los principios del Evangelio a situaciones de la vida real a medida que buscan soluciones a los problemas, consideran las consecuencias de diferentes decisiones y logran comprender los puntos de vista de otras personas. Una representación dramática puede utilizarse para presentar o resumir una lección, o para estimular el inicio de un análisis acerca de un determinado principio que una lección contenga.

Nota: Una representación dramática no es lo mismo que un caso para analizar. En un caso para analizar los alumnos analizan una situación o problema, mientras que en una representación dramática los participantes actúan representando formas en que la gente podría comportarse en una situación o circunstancia determinada.

Ejemplos de representaciones dramáticas

  • Un niño ha prometido a sus padres que ayudará a limpiar la casa. Al momento de estarse preparando para hacerlo, llegan algunos amiguitos y lo invitan a jugar. Ellos quieren que lo haga enseguida y que deje el trabajo para más tarde. Presente a la clase una representación dramá-tica para demostrar lo que les debería decir a sus padres y lo que les debería decir a sus amiguitos.

  • Un grupo de amigos va caminando por la calle y encuentran una billetera que contiene un poco de dinero, pero no saben a quién pertenece. Cada uno de los amigos quiere hacer algo diferente con la billetera. Presente una representación dramática acerca de lo que deberían hacer.

Cómo utilizar las representaciones dramáticas

  1. Prepare a sus alumnos para una representación dramática explicándoles brevemente el problema o la circunstancia. Ofrézcales suficiente información a fin de que puedan representar sus papeles con esmero. Recálqueles el hecho de que tienen que representar un personaje y no actuar como si se tratara de sí mismos.

  2. Escoja a los participantes o invíteles a ofrecerse como voluntarios. Indique a cada cual qué papel han de representar. En lo posible, haga los arreglos necesarios para que actúe el mayor número de participantes, puesto que cuando varias personas hacen la representación dramá-tica, contribuye más al éxito de la actividad que cuando sólo actúa una persona. (Las representaciones dramáticas podrían repetirse a fin de facilitar la participación de más personas y el descubrimiento de otras soluciones.)

  3. Conceda a los participantes unos pocos minutos para que planeen bien lo que habrán de hacer.

  4. A fin de incluir a todas las personas presentes, invite a los que no participen en la representación que presten mucha atención.

  5. Después de una representación dramática, analice y evalúe lo sucedido con sus alumnos haciéndoles preguntas tales como: “¿Qué pensaron en cuanto al problema?”, o “¿Podría suceder esto en la vida real?”, o “¿En qué forma les ha ayudado esta actividad a saber lo que tendrían que hacer si esto sucediera realmente?” Permita que sus alumnos determinen maneras de resolver problemas similares en su vida personal. Analice con ellos varias soluciones.

Pautas generales para la representación dramática

  • La participación en representaciones dramáticas debe ser voluntaria. Nunca exija la participación de ninguna persona.

  • Haga representaciones dramáticas en base a situaciones de la vida real que se relacionen con la lección y que sean importantes para sus alumnos.

  • La gente se identificará mejor con las representaciones dramáticas que se relacionen con situaciones que hayan experimentado personalmente. No obstante, tenga mucho cuidado al seleccionar las circunstancias que planee presentar. Aunque es importante que los problemas a representar sean tan reales y significativos como sea posible, ningún participante debería encontrarse en una posición en la que posiblemente esté representando algo que le haya sucedido personalmente.

  • Como maestro, tenga especial consideración por los sentimientos y las actitudes de sus alumnos. Acepte sus posibles errores y enséñeles a apreciar los puntos de vista de unos y otros. No permita la crítica entre los participantes.

  • Algunos accesorios simples, tales como sombreros o tarjetas de identidad, podrían agregar interés a la representación dramática, particularmente si está enseñando a los niños.

Retroproyectores (véase también Pizarras)

Los retroproyectores, disponibles en las bibliotecas de algunos centros de reuniones, son máquinas que amplían y proyectan imágenes en una pantalla o pared. Pueden usarse como alternativa de la pizarra. Esto es particularmente provechoso cuando la clase es demasiado numerosa para que todos puedan ver la pizarra. Si la biblioteca de su centro de reuniones dispone de un retroproyector, pregúntele a la persona encargada cómo debe usarse.

Semejanzas

Debemos “apli[car] todas las escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción” (1 Nefi 19:23). Aplicar las Escrituras significa ver cómo sus relatos se asemejan a nuestras circunstancias actuales y demostrar cómo los principios que enseñan son pertinentes a nuestra vida. Por ejemplo, en una lección en cuanto a defender la verdad, usted podría asemejar la historia de Abinadí ante la corte del rey Noé con las personas a quienes enseña (véase Mosíah 11–17). Para enseñarles acerca de nuestra ceguera espiritual y el poder del Salvador para curarnos y brindarnos una mayor visión espiritual, quizás podría asemejar este principio con la historia de cuando Cristo sanó al hombre ciego (véase Juan 9).

Usted podrá emplear con mayor eficacia este método si da a los miembros de su familia o de su clase la oportunidad de meditar sobre lo que leen. Por ejemplo, después de enseñarles en cuanto a la reacción de José Smith cuando estuvo a punto de sucumbir ante la influencia de Satanás en la Arboleda Sagrada (véase José Smith—Historia1:15–16), podría pedir a los alumnos que recuerden o aun que escriban sobre alguna experiencia en la que hayan sido tentados y probados. Luego podría pedirles que piensen por qué es importante que en momentos de dificultades nos esforcemos “con todo [nuestro] aliento por [orar] a Dios” (versículo 16).

A fin de ayudar a que los miembros de su familia o de la clase reconozcan que las Escrituras se aplican a su vida, usted debe enseñarles de modo que relacionen las experiencias de los profetas y de la gente del pasado a las de las personas en la actualidad. Al preparar cada lección, pregúntese a sí mismo cómo el principio (o la historia o el acontecimiento) se asemeja a algo que los miembros de su familia o de la clase hayan experimentado en su propia vida. Por ejemplo, si está enseñándoles una lección que incluye un análisis de los Diez Mandamientos, quizás podría preguntarse cómo habrá de enseñar acerca del mandamiento contra la adoración de imágenes (véase Éxodo20:4–5). La mayoría de los miembros de la Iglesia han tenido muy pocas experiencias con la adoración de imágenes. Sin embargo, hay muchas otras cosas que la gente a veces “adora”. Al enseñarles, podría asemejar el antiguo mandamiento en Éxodo 20:4–5 a algo más familiar: la sociedad moderna adora el dinero, las proezas atléticas, los placeres o la popularidad.

Casi todas las historias contenidas en las Escrituras pueden asemejarse a nuestra propia vida. Considere el siguiente relato acerca de una maestra que asemejó una historia de las Escrituras a quienes enseñaba:

Cierto barrio estaba teniendo algunos problemas con maestros de la Primaria que distribuían dulces a los niños cada semana durante las clases. Los dulces desmerecían la influencia del Espíritu y hacían que los niños no enfocaran su atención en las lecciones. La presidenta de la Primaria le pidió a la coordinadora de mejoramiento de maestros del barrio que durante el tiempo para compartir presentara algo tendiente a solucionar ese problema.

La coordinadora de mejoramiento de maestros meditó sobre algunas maneras de presentar sus ideas tanto a los maestros como a los niños. Ninguno de los métodos en que pensaba le parecían apropiados. Entonces, una mañana, al reflexionar otra vez en cuanto a su asignación, recordó el caso de cuando Cristo alimentó a 5 mil personas, relato que hacía poco había leído con su familia. Recordó que después de que Jesús alimentó a la multitud, algunas personas le siguieron con la esperanza de recibir más comida y no porque quisieran escuchar el Evangelio (véase Juan 6:26–27).

Ese domingo, la coordinadora de mejoramiento de maestros relató esta historia. Utilizó la historia para enseñarles la verdadera razón por la que asistían a la Primaria: para dar y recibir alimento espiritual.

Otra manera de ayudar a que las personas busquen semejanzas con su vida en las Escrituras consiste en sugerirles que se incluyan a sí mismas en el texto de las mismas. Por ejemplo, si alguien se incluyera a sí mismo en el texto de Santiago 1:5–6, la enseñanza acerca de la oración pasa a ser tan pertinente para él o ella como lo fue para José Smith:

“Si [yo tengo] falta de sabiduría, [la pediré] a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y [me] será dada. Pero [la pediré] con fe, no dudando nada”.

Muchas veces podemos encontrar semejanzas con nuestra vida en las Escrituras al simplemente preguntar: “¿Qué quiso el profeta que escribió este relato que aprendiéramos de ello? ¿Por qué incluyó él estos detalles en particular?”. Si nos hacemos estas preguntas acerca de la historia deEnós, por ejemplo, podremos percibir algunas aplicaciones a nuestras propias experiencias en cuanto a la oración. Podremos aprender que, en ocasiones, la oración requiere bastante esfuerzo y que nuestro Padre Celestial contesta nuestras oraciones. También podremos aprender que los padres tienen mucha influencia en sus hijos, aun cuando les lleve mucho tiempo a los hijos seguir sus enseñanzas.

Al aplicar las Escrituras a nosotros mismos y ayudar a que otros hagan lo mismo, podremos percibir el poder de la palabra de Dios en cada aspecto de nuestra vida.

Sesiones de consulta

Las sesiones de consulta son actividades en las que se divide a la clase en pequeños grupos para que conversen entre sí. Los grupos entonces hablan sobre los temas que se les asignen e intercambian ideas. Usted podría emplear sesiones de consulta a fin de brindar a un gran número de personas la oportunidad de participar en una lección. Las personas que por lo general vacilan en participar probablemente compartan en un pequeño grupo algunas ideas que no expresarían frente a un grupo más numeroso. Esto les ayudará a reconocer que sus ideas son importantes para los demás.

En determinadas ocasiones, los grupos podrían compartir ideas preparando carteles, gráficas o dibujos. Por ejemplo, usted podría pedirles que dibujen diferentes partes del mismo relato de las Escrituras o que ilustren algunas cosas por las que están agradecidos.

Ejemplo de una sesión de consulta

En una lección acerca de prepararse para servir en una misión regular, el maestro de un quórum de élderes podría dividir a los miembros del quórum en cinco grupos diferentes y pedir que cada grupo prepare un informe sobre una de las siguientes preguntas:

  • ¿Qué podrían hacer algunos jóvenes a fin de prepararse para cumplir misiones regulares?

  • ¿Qué podrían hacer los padres para ayudar a que sus hijos se preparen para cumplir una misión regular?

  • ¿Qué podrían hacer los maestros orientadores para ayudar a los muchachos y a los hombres jóvenes a prepararse para servir en misiones regulares?

  • ¿Qué podrían hacer los asesores del Sacerdocio Aarónico para ayudar a que los jóvenes se preparen para servir en misiones regulares?

  • ¿Qué podrían hacer las personas mayores a fin de prepararse para cumplir misiones regulares?

Usted podría emplear este mismo modelo para desarrollar otros temas en las sesiones de consulta.

Cómo efectuar una sesión de consulta

Los siguientes pasos muestran cómo efectuar una sesión de consulta. Al planear una sesión de consulta, considere en primer lugar cuántos minutos necesitará para cada paso, asegurándose de que el procedimiento no ocupe demasiado tiempo del que corresponda a la lección.

  1. Divida la clase en grupos de por lo menos tres personas cada uno. (O quizás podría pedir que cada persona simplemente se dé vuelta y mantenga una rápida conversación con otra que esté sentada a su lado. Si decide emplear este paso, necesitará entonces adaptar los pasos del 2 al 6.)

  2. Escoja un líder para cada grupo o permita que cada grupo escoja el suyo propio. También podría asignar a un escribiente para cada grupo y entregar a cada uno de ellos una hoja de papel y una lapicera o lápiz para que anoten las respuestas de sus correspondientes grupos durante las conversaciones. Los líderes mantienen el orden de las deliberaciones y luego presentan un informe ante la clase. (Si emplea el tipo de sesión de consulta en la que los grupos hacen dibujos, distribuya entre los grupos los materiales necesarios, tales como hojas de papel y lápices de colores.)

  3. Asigne a cada grupo un tema que se relacione con la lección. Podría quizás pedir que todos los grupos analicen el mismo tema o asignarles un tema diferente a cada uno de ellos. Quizás sea conveniente dar a cada grupo una hoja de papel que contenga el tema que les asigne.

  4. Conceda a cada grupo un tiempo determinado para que analicen sus temas y asegúrese de que se mantengan dentro del tema asignado. Anúncieles con uno o dos minutos de anticipación el momento de dar término a sus deliberaciones.

  5. Invite al líder de cada grupo a que presente las ideas resultantes de sus deliberaciones. (Si todos los grupos han tratado el mismo tema, haga que cada líder tome su turno para compartir una de sus ideas. De no ser así, los primeros grupos podrían compartir muchas ideas y dejar entonces al otro grupo sin nada que presentar.)

  6. Haga un resumen de las presentaciones, asegurándose de que los temas se hayan analizado suficientemente. Asegúrese de que los miembros de la clase entiendan cómo las deliberaciones se relacionan con los principios del Evangelio que está enseñándoles.

Teatro de lectores (véase también Lecturas en conjunto; Recitaciones)

En un teatro de lectores, los participantes utilizan un libreto para contar una historia. Un teatro de lectores puede presentarse en una clase o ante una audiencia.

Usted podría emplear este método para presentar historias de las Escrituras, cuentos, poemas y otra información. También podría utilizarlo como parte de un programa para días festivos o acontecimientos especiales.

Ejemplo de un teatro de lectores

Historia: Abinadí, el rey Noé y Alma

Procedimiento: Explique que Dios envió a un profeta llamado Abinadí para que amonestara al pueblo del rey Noé a arrepentirse de sus pecados. Pida entonces a los alumnos que lean las palabras del rey Noé, de sus inicuos sacerdotes, de Abinadí, de Alma y de los nefitas en Mosíah 17:1–19 y 18:1, 7–11, 17, 30. También pida que alguien actúe como narrador y lea todas las otras partes que no sean declaraciones de los personajes de la historia.

Cómo llevar a cabo un teatro de lectores

• Escoja un material que confirme el tema de la lección.

Tales materiales pueden encontrarse en los libros canó-nicos, y en los manuales y la revista Liahona publicados por la Iglesia.

• Divida el material según los papeles del narrador y de cada personaje, y asígnelos a los participantes. Asegúrese de que cada participante tenga tiempo suficiente para estudiar su parte y de que todos entiendan sus papeles.

• Si la presentación ha de efectuarse ante una audiencia, haga que los participantes practiquen leyendo el material. Asegúrese de que todos hablen con claridad y hagan pausas y variaciones en el volumen y la velocidad de sus voces para comunicar el significado del mensaje.

Técnicas de aplicación

Como maestro del Evangelio, uno de sus objetivos más importantes debe ser ayudar a que otros apliquen los principios del Evangelio en la vida diaria. Las técnicas para tal aplicación pueden ayudar a que tales personas descubran las bendiciones que se obtienen cuando vivimos el Evangelio.

  • A continuación se mencionan algunos métodos que pueden ayudar a que las personas a quienes enseña vivan los principios que les ha enseñado. Éstos y muchos otros métodos se describen en esta sección del libro.

  • Analice situaciones semejantes a las que los alumnos puedan estar experimentando. Emplee representaciones dramáticas, deliberaciones de mesa redonda, juegos, sesiones de consulta, hojas de ejercicios, casos para analizar o aportación de ideas para considerar lo que debe hacerse para tomar decisiones correctas en tales situaciones.

  • Prepare algunas preguntas específicas sobre la aplicación a fin de analizarlas con la clase.

  • Comparta alguna experiencia personal en cuanto a la forma en que la aplicación de cierto principio del Evangelio ha sido una bendición en su vida. Invite a los miembros de la clase a compartir brevemente algunas de sus propias experiencias.

  • Aliente a quienes enseña para que establezcan una o varias metas que puedan ayudarles a vivir el principio que les haya enseñado. Por ejemplo, en una lección acerca de la oración, podría alentarles a fijarse una meta que les ayude a orar de un modo más significativo; asimismo, podría pedirles que compartan sus sentimientos en la próxima clase.

  • Comparta algunos pasajes de las Escrituras que den testimonio de tal principio. Pida a los miembros de la clase que compartan sus pasajes o relatos favoritos de las Escrituras.

  • Pida a sus alumnos que piensen en alguna canción que les ayude a recordar dicho principio. Sugiérales también otras canciones que podrían utilizar.

  • Aliente a quienes enseña para que compartan con sus familiares el mensaje de la lección. Por ejemplo, podrían compartir una actividad, una canción, una hoja de ejercicios o una Escritura utilizada en la clase; pídales que analicen con sus respectivas familias la forma en que podrían aplicar ese principio.

  • Pida a sus alumnos que escriban en una hoja de papel un pasaje de las Escrituras, una cita, un poema o parte de una canción y que la lleven a su casa a fin de que les sirva para recordar la lección.

  • Pida a los niños que hagan un dibujo o caricatura de sí mismos en el acto de vivir ese principio del Evangelio.

  • Ayúdeles a memorizar uno de los Artículos de Fe que se relacione con dicho principio. En cuanto a los niños, relacione el principio con uno de los temas de “Mis normas del Evangelio”, que se encuentran al dorso del folleto Días de logros.

  • Con un mes de anticipación, asigne a algunos de sus alumnos para que estudien una lección determinada y la apliquen a su vida diaria. Cuando enseñe esa lección, pida a quienes se les haya asignado que den un informe acerca de sus experiencias.

Títeres

Los títeres pueden utilizarse para dramatizar partes de una lección o historia, para dar la bienvenida a los niños de la clase, para darles instrucciones, para cantar, para ayudar con las representaciones dramáticas, para hacer preguntas a los niños o para ayudarles a que continúen prestando atención.

Ejemplos de títeres

Versos de movimiento

A los niños pequeños les encantan los poemas y las canciones con acciones sencillas. A estos poemas y canciones frecuentemente se les refiere como versos de movimiento, y usted podría aprovecharlos para enseñar principios del Evangelio a los niños. También podría usarlos para ayudar a los niños a que se sientan bienvenidos al comenzar la clase, a que se preparen para orar y a que se dispongan a participar en una lección.

Es conveniente tener preparados varios versos de movimiento a fin de emplearlos cada vez que vea la necesidad de modificar el desarrollo de una lección o de incluir a los niños en una actividad.

Se pueden encontrar algunas ideas de versos de movimiento y de canciones en Canciones para los niños, en determinados manuales de lecciones para la Primaria, y en algunos ejemplares de la sección Amigos de la revista Liahona. Usted podría crear sus propios versos de movimiento con sólo agregar simples acciones a los poemas y a las canciones.

Ejemplo de un verso de movimiento

El siguiente verso de movimiento podría utilizarse para enseñar a que los niños se sientan agradecidos por las creaciones de Dios. (“¡El mundo es tan bello!”, Canciones para los niños, pág. 123.)

¡El mundo es tan bello!

[formar un círculo amplio con los brazos] ¡Me siento feliz…

[formar una sonrisa con un dedo índice en cada punta de la boca]

…porque el Señor lo creó para mí!

[señ alarse a sí mismo con el dedo índice]

Los astros, las flores y la luz del sol.

[hacer centellear las manos como si fueran estrellas, hacer como que se tiene una flor en la mano y se huele, y formar un círculo grande sobre la cabeza, cada acción correspondiendo a cada cosa que se menciona]

¡La hermosa familia que tanto amo yo! [abrazarse a sí mismo con ternura]

Cómo enseñar un verso de movimiento

Antes de enseñar un verso de movimiento, memorice usted mismo las palabras y los movimientos. Para entonces enseñarlo, haga lo siguiente:

  1. Pronuncie las palabras y demuestre a los niños las acciones correspondientes. Hágalo lentamente y exagere un poco las acciones, a fin de que entiendan bien tanto las palabras como las acciones.

  2. Invite a los niños a repetir con usted el verso de movimiento.

  3. Si los niños indican estar disfrutando del verso de movimiento, repítalo. Si por el contrario se vuelven inquietos, abrévielo. Si el verso es muy extenso, quizás podría pedir a los niños que solamente hagan los movimientos mientras usted va pronunciándoles las palabras.

En ocasiones, podría usar algunas láminas o ilustraciones para ayudar a presentar los versos de movimiento. Algunas láminas de Las bellas artes del Evangelio, así como manuales de lecciones y la revista Liahona que publica la Iglesia podrían ser de gran ayuda. Asimismo, podría considerar el uso de un paquete de recortes para ayudas visuales de la Primaria (que están disponibles por medio delCatálogo de materiales de la Iglesia).

Algunos niños probablemente no deseen participar en los versos de movimiento, pero quizás disfruten al observar cómo los demás efectúan las acciones, y entonces intervendrán cuando estén listos para hacerlo.