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Lección 140: Doctrina y Convenios 132:1–2, 34–66


Lección 140

Doctrina y Convenios 132:1–2, 34–66

Introducción

Mientras el profeta José Smith se ocupaba de la revisión inspirada de la Biblia en 1831, pidió al Señor entendimiento en cuanto al hecho de que los patriarcas de antaño tuviesen más de una esposa. En aquel momento, el Profeta empezó a recibir revelación en respuesta a sus preguntas. En años subsiguientes, el Señor mandó al Profeta y a otros Santos de los Últimos Días que vivieran el principio del matrimonio plural. En julio de 1843, mientras la sede de la Iglesia se hallaba en Nauvoo, Illinois, el Profeta registró la revelación que había recibido. Doctrina y Convenios 132 expone las enseñanzas del Señor sobre el matrimonio plural e incluso el consejo dado a José y a Emma Smith.

Sugerencias para la enseñanza

Doctrina y Convenios 132:1–2, 34–48

El Señor revela el principio del matrimonio plural

Empiece por explicar que mientras José Smith trabajaba en la traducción inspirada del Antiguo Testamento en 1831, leyó en cuanto a algunos de los profetas de la antigüedad que practicaban el matrimonio plural (que también se denomina poligamia). En esa práctica, un hombre se casa y tiene más de una esposa viva. El Profeta estudió las Escrituras, meditó en lo que había aprendido y, con el tiempo, presentó sus preguntas sobre el matrimonio plural en oración al Padre Celestial.

Escriba Génesis 16:1–3 en la pizarra. Explique que dichos versículos describen las acciones de Sarai y de Abram, quienes luego se llamarían Sara y Abraham. Pida a un alumno que lea esos versículos en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio y que piense en cuanto a cualquier pregunta que pudieran tener sobre ese acontecimiento de la vida de Abram y Sarai.

Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 132:1 en silencio para determinar lo que el profeta José Smith preguntó conforme estudiaba pasajes del Antiguo Testamento concernientes a la práctica del matrimonio plural. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren. (Quizás desee explicar que la palabra concubina es un término usado para describir a las mujeres del Antiguo Testamento que, en la época y la cultura en la que vivían, estaban legalmente casadas a su esposo, pero tenían una posición social inferior a la esposa; el estado de concubina no formó parte de la práctica del matrimonio plural en nuestra dispensación).

Escriba la siguiente pregunta en la pizarra: ¿Por qué el Señor habrá mandado a hombres y mujeres rectos obedecer el principio del matrimonio plural en ciertas épocas?

Explique que al estudiar Doctrina y Convenios 132, los alumnos podrán hallar respuestas a la pregunta de la pizarra, así como a otras que ellos pudieran tener sobre el matrimonio plural. Invítelos a tomar nota de las doctrinas y los principios que encuentren durante su estudio de hoy.

Invite a algunos alumnos a turnarse para leer en voz alta Doctrina y Convenios 132:34–36 y a la clase que siga la lectura en silencio para determinar por qué Abraham y Sara comenzaron a practicar el matrimonio plural.

  • Según el versículo 34, ¿por qué Sara le dio otra esposa a Abraham? ¿Qué nos enseña eso sobre el principio del matrimonio plural? (Conforme los alumnos vayan respondiendo, escriba el siguiente principio en la pizarra: El matrimonio plural es aceptable para el Señor solo cuando Él lo manda).

  • La obediencia de Sara y Abraham, ¿qué ayudó a cumplir? (Las promesas del Señor hechas a Abraham, entre ellas, la promesa de que Abraham tendría una posteridad tan numerosa como las estrellas [véase Génesis 15:5]).

Para ayudar a los alumnos a comprender mejor el principio que ha escrito en la pizarra, sugiérales que escriban Jacob 2:27, 30 en su ejemplar de las Escrituras, junto a Doctrina y Convenios 132:34. Pida a un alumno que lea esos versículos en voz alta. Indique que la monogamia (el matrimonio entre un solo hombre y una sola mujer) es la norma de Dios para el matrimonio, a menos que Él lo mande de otra manera.

Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 132:37–38 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio en busca de frases que describan instancias en las que el Señor haya mandado que se practicara el matrimonio plural. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

A fin de resumir Doctrina y Convenios 132:39, 41–43, explique que el Señor afirmó que cuando las personas ponen en práctica el principio del matrimonio plural de acuerdo con el mandato de Él, no son culpables del pecado de adulterio. No obstante, si alguien practica el matrimonio plural bajo cualquier circunstancia que el Señor no haya mandado, sí es culpable de adulterio. (Nótese que la palabra destruida en el versículo 41 indica que quienes transgredan sus convenios sagrados serán apartados de Dios y de Su pueblo del convenio [compárese con Hechos 3:22–23; 1 Nefi 22:20]).

Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 132:40 en silencio en busca de lo que el Señor dijo que iba a hacer.

  • Según el versículo 40, ¿qué iba a hacer el Señor? (Restaurar todas las cosas. Explique que “todas las cosas” se refiere a las leyes y ordenanzas del Evangelio que se habían revelado en dispensaciones anteriores. Escriba el siguiente principio en la pizarra: El mandamiento de vivir la ley del matrimonio plural en los últimos días era parte de la restauración de todas las cosas [véase también Hechos 3:20–21]).

Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 132:45, 48 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar lo que el Señor confirió sobre José Smith para llevar a cabo la restauración de todas las cosas.

  • ¿Qué confirió el Señor sobre José Smith para llevar a cabo la restauración de todas las cosas? (Las llaves y el poder del sacerdocio).

  • ¿Qué aprendemos en los versículos 45 y 48 sobre el matrimonio plural? (Conforme los alumnos respondan, escriba el siguiente principio en la pizarra: El matrimonio plural puede autorizarse solo mediante las llaves del sacerdocio entregadas al Presidente de la Iglesia).

Explique que en los comienzos de esta dispensación, como parte de la restauración de todas las cosas, el Señor mandó a algunos de los primeros santos practicar el matrimonio plural mediante las llaves del sacerdocio que poseía el profeta José Smith y los subsiguientes Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, John Taylor y Wilford Woodruff. En 1890, el presidente Woodruff, en carácter de quien poseía esas mismas llaves del sacerdocio, recibió la revelación de que el matrimonio plural debía dejar de practicarse (véase la Declaración Oficial 1).

Doctrina y Convenios 132:49–66

El Señor imparte consejo a José y Emma en lo concerniente al matrimonio plural

Explique que el profeta José Smith estaba renuente a dar comienzo a la práctica del matrimonio plural. Él expresó que no empezó la práctica hasta que se le advirtió que sería destruido si no obedecía (véase “Plural Marriage”, Historical Record, mayo de 1887, pág. 222). Dada la falta de documentación histórica, no sabemos en cuanto a los primeros intentos de José Smith de cumplir ese mandamiento. No obstante, para 1841, el Profeta había comenzado a obedecer el mandamiento y a enseñarlo a algunos miembros de la Iglesia, y durante los siguiente tres años se casó con varias esposas más, de conformidad con los mandatos del Señor. La obediencia del profeta José Smith al mandamiento del Señor de practicar el matrimonio plural fue una prueba de fe para él y para su esposa Emma, a quien amaba profundamente.

Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 132:49–50 en voz alta. Pida a la clase que determine las bendiciones que el Señor prometió a José Smith.

  • ¿Qué bendiciones prometió el Señor a José Smith?

  • Según el versículo 50, ¿por qué le prometió el Señor dichas bendiciones a José Smith?

Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 132:52 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar cuál fue el consejo que el Señor dio a Emma Smith.

  • Según el versículo 52, ¿a quiénes se le aconsejó a Emma que recibiera? (“A todas las que han sido dadas a mi siervo José” se refiere a las mujeres que se habían sellado a José Smith).

Explique que, además de mandar a Emma a recibir a quienes se habían sellado a su esposo, el Señor le mandó obedecer Su ley y perdonar a José sus ofensas. Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 132:56 en silencio para conocer lo que el Señor le prometió a Emma Smith.

  • ¿Qué le prometió el Señor a Emma si esta obedecía Sus mandatos?

Explique que en 1841, José Smith empezó a enseñar a otros hombres y mujeres fieles el principio del matrimonio plural. A ellos también les fue difícil al comienzo comprenderlo y aceptarlo. Por ejemplo, Brigham Young dijo que, apenas supo del mandamiento de entrar en el matrimonio plural, sintió que preferiría morir antes que tener varias esposas (véase Susa Young Gates y Leah D. Widtsoe, The Life Story of Brigham Young, 1930, pág. 321). Aunque aquellos fieles miembros de la Iglesia vacilaban y se sentían frustrados por el mandato en un principio, recibieron la confirmación individual por medio del Espíritu Santo y aceptaron el principio del matrimonio plural. Vilate Kimball, la primera esposa del élder Heber C. Kimball, recibió y aceptó la doctrina del matrimonio plural y “no pudo dudar que el orden del matrimonio plural fuera de Dios, pues el Señor se lo había revelado a ella en respuesta a una oración” (Helen Mar Kimball, en Orson F. Whitney, Life of Heber C. Kimball, 1967, pág. 325; véanse también las páginas 326–328).

La práctica del matrimonio plural trajo dificultades adicionales. Dado que en un principio el matrimonio plural se practicó de forma muy discreta, hubo rumores que empezaron a divulgarse tocantes a que los líderes de la Iglesia se estaban casando con otras esposas más. Esos rumores distorsionaron mucho la verdad, difamaron los nombres del Profeta y de otros líderes de la Iglesia, y contribuyeron a aumentar la persecución contra los santos.

Lea Doctrina y Convenios 132:63 en voz alta, a partir de la frase “Porque le son dadas a él”. Antes de leer, explique que ese versículo nos ayuda a comprender una razón por la cual el Señor mandó a José Smith y a otras personas poner en práctica el matrimonio plural. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar cuál era el propósito específico.

  • ¿A qué mandamiento se refiere el Señor en el versículo 63? (Al mandamiento de multiplicarse y henchir la tierra). ¿Qué significa multiplicarse y henchir la tierra? (Tener hijos).

Recalque la siguiente frase del versículo 63: “Pues en esto se perpetúa la obra de mi Padre”.

  • ¿De qué forma tener hijos permite que los padres sean parte de perpetuar la obra del Padre Celestial?

Como parte del análisis, quizás desee leer las siguientes palabras del élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

Élder Neil L. Andersen

“Cuando a un esposo y a una esposa les nace un hijo, están cumpliendo parte del plan de nuestro Padre Celestial de traer hijos a la El Señor declaró: ‘Esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre’ [Moisés 1:39]. Antes de la inmortalidad, debe haber mortalidad” (“Los hijos”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 28).

  • Basándose en lo que han aprendido en el versículo 63, mencionen una razón por la cual el Señor en ocasiones ha instituido el matrimonio plural. (Después que los alumnos respondan, escriba el siguiente principio en la pizarra: El Señor en ocasiones ha instituido el matrimonio plural para brindar más oportunidades de que Su pueblo críe hijos rectos para Él. (Podría referirse nuevamente a Jacob 2:30).

Mencione la pregunta que escribió en la pizarra casi al comenzar la lección: ¿Por qué el Señor habrá mandado a hombres y mujeres rectos obedecer el principio del matrimonio plural en ciertas épocas? Quizás desee invitar a los alumnos a resumir para la clase lo que hayan aprendido al estudiar Doctrina y Convenios 132 y Jacob 2:27, 30 que les ayude a contestar esa pregunta.

Concluya expresando su testimonio del profeta José Smith, y que él recibió y obedeció revelaciones de Dios.

Comentarios e información de contexto

Doctrina y Convenios 132. Cómo analizar el matrimonio plural

Existe mucha información poco fiable sobre el matrimonio plural en internet y en muchas publicaciones impresas. Sea prudente y sabio con dicha información. Algunos autores que escriben en cuanto a la Iglesia y su historia presentan datos fuera de contexto o verdades parciales que pueden confundir. La finalidad de algunos de esos textos es destruir la fe.

Élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, advirtió:

Élder Neil L. Andersen

“Siempre ha habido aquellos que desean desacreditar a la Iglesia y destruir la fe. Hoy en día usan el internet.

“Alguna información sobre la Iglesia, no importa cuán convincente parezca ser, simplemente no es verdad” (“La prueba de vuestra fe”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 41).

Al estudiar sobre el matrimonio plural, es importante recordar el modelo que el profeta José Smith seguía para aprender el Evangelio. Él estudiaba, meditaba y oraba para obtener conocimiento.

La investigación histórica fidedigna concerniente a la práctica del matrimonio plural puede hallarse en josephsmithpapers.org y byustudies.byu.edu.

Doctrina y Convenios 132:1. “El principio y la doctrina” del matrimonio plural

Los siguientes relatos contribuyen a aclarar la opinión del profeta José Smith y de otros miembros de la Iglesia cuando recién se comenzó con el matrimonio plural.

Eliza R. Snow, quien se selló al profeta José Smith, escribió los detalles de cómo el profeta José enseñó el principio del matrimonio plural a su hermano Lorenzo Snow. Esta notó la angustia y el pesar que ese principio le causaba a José Smith, y que él solamente prosiguió estableciéndolo debido a la revelación divina:

Eliza R. Snow

“El Profeta José se desahogó [con Lorenzo Snow] y le describió la difícil prueba mental que experimentó para vencer la repugnancia que sentía, resultado natural de la fuerza de la educación y la idiosincrasia social, en lo relativo al establecimiento del matrimonio plural. Él conocía el mandato de Dios —sabía que el mandamiento que el Todopoderoso le había dado era proceder— de dar el ejemplo y establecer el matrimonio plural celestial. Sabía que no solo tenía que combatir y superar sus propios prejuicios e inclinaciones, sino que también tenía que hacer frente a todos los del mundo cristiano; no obstante, Dios, que está por encima de todo, había dado el mandamiento y se le debía obedecer. Sin embargo, el Profeta titubeó y lo aplazó de vez en vez, hasta que un ángel de Dios se presentó de pie junto a él con una espada desenvainada y le dijo que, salvo que procediera a establecer el matrimonio plural, ¡se le quitaría su sacerdocio y sería destruido! Ese testimonio no solo se lo relató a mi hermano, sino también a otras personas; es un testimonio innegable” (Biography and Family Record of Lorenzo Snow, 1884, págs. 69–70).

El presidente Brigham Young explicó:

Presidente Brigham Young

“Si algún hombre me hubiera preguntado cuál era mi preferencia cuando José reveló esa doctrina, siempre y cuando no perdiese mi gloria, yo hubiera dicho: ‘Déjenme tener una sola esposa’…

“No tenía la inclinación de evadir ningún deber ni de fallar en lo más mínimo en cuanto a lo que se me mandaba hacer, pero fue la primera vez en mi vida en que deseé la muerte, y tardé mucho tiempo en poder hacerme a la idea. Cuando asistía a un funeral, sentía envidia del cadáver y lamentaba no ser yo quien estuviera en el féretro…

“Mas los santos que vivan su religión serán exaltados, puesto que jamás negarán ninguna revelación que el Señor haya dado o pueda dar, aunque, cuando haya alguna doctrina que reciban la cual no puedan comprender del todo, tal vez digan: ‘El Señor me envía esto y ruego que me salve y preserve de negar cualquier cosa que venga de Él y me dé la paciencia para aguardar hasta que pueda entenderla por mí mismo’” (en “Provo Conference”, Deseret News, 14 de noviembre de 1855, pág. 282).

Vilate Kimball, la primera esposa del presidente Heber C. Kimball, recibió el testimonio del matrimonio plural. Su hija Helen relató:

“‘Mi madre a menudo me contaba que no podía dudar que el orden del matrimonio plural fuera de Dios, puesto que el Señor se lo había revelado en respuesta a una oración.

“‘En Nauvoo, poco después de regresar de Inglaterra, a mi padre, entre algunos otros de los hermanos, se le enseñó la doctrina del casamiento plural…

“‘Mi padre entendió la situación plenamente, y el amor y respeto que tenía por el Profeta eran tan grandes que hubiera dado la vida antes que traicionarlo. Esa fue una de las mayores pruebas de fe que había pasado…

“‘Mi madre [Vilate Kimball] había notado un cambio en su forma de proceder y en su apariencia, y cuando preguntó la causa, él trató de evadir sus preguntas. Finalmente, le prometió que le diría después de un tiempo, que tan solo esperara un poco. Aquella inquietud le ocupaba a tal grado la mente que su apariencia nerviosa y demacrada le traicionaba cada día y a cada momento, y al final su sufrimiento llegó a ser tan insoportable que le era imposible controlar sus sentimientos. Enfermó físicamente, mas su padecimiento mental era muy grande para permitirle dormir, y caminaba de aquí para allá hasta cerca de la mañana; a veces la agonía de su mente era tan terrible que se restregaba las manos y lloraba como un niño y suplicaba al Señor que fuera misericordioso y le revelara a ella el principio…

“‘La angustia de sus corazones era indescriptible, y cuando ella advirtió que era inútil seguir rogándole, fue a su dormitorio, se inclinó ante el Señor y derramó el alma en oración a Aquel que había dicho: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche”…

“‘Se ilustró ante ella el orden del matrimonio celestial, en toda su belleza y gloria, junto con la gran exaltación y honra que se le conferiría en esa esfera inmortal y celestial, si ella lo aceptaba y permanecía en su lugar, junto a su esposo. También vio a la mujer que él había tomado por esposa y contempló con gozo el vasto e ilimitado amor y unión que ese orden llevaría a efecto, así como la progenie de los reinos de su esposo, y el poder y la gloria que se extendían a lo largo de las eternidades, por los siglos de los siglos.

“‘Con el semblante resplandeciente de dicha, puesto que estaba llena del Espíritu de Dios, regresó donde mi padre y le dijo: “Heber, el Señor me ha mostrado lo que me has ocultado”. Me dijo que jamás vio a un hombre tan feliz como a mi padre mientras le describía la visión y le decía que estaba satisfecha y que sabía que era de Dios.

“‘Hizo convenio de permanecer junto a él y de honrar el principio, convenio que guardó con fidelidad; y aunque sus pruebas fueron a menudo difíciles y penosas de sobrellevar, sabía que a mi padre también se le estaba probando, y la integridad de ella fue firme hasta el final. Ella le dio a mi padre muchas esposas y estas hallaron en mi madre una amiga fiel’” (en Orson F. Whitney, Life of Heber C. Kimball, 1967, págs. 325–328).

El presidente John Taylor relató la ocasión en la que se presentó el principio del matrimonio plural:

Presidente John Taylor

“Siempre había tenido ideas muy estrictas sobre la virtud y, como hombre casado, sin el conocimiento de este principio, la idea de hacer algo así me horrorizaba… Era algo que forzosamente alteraba las emociones más profundas del alma humana. Siempre consideré que la castidad era de suma importancia… Por tanto, con todo eso que pensaba, solo el conocimiento de Dios y las revelaciones de Él, que sabía que eran verdaderas, me convencerían de aceptar ese principio” (en B. H. Roberts, The Life of John Taylor, Third President of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1963, pág. 100).

Doctrina y Convenios 132:18–20. La naturaleza eterna del matrimonio

El élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien volvió a casarse después que su primera esposa falleciera, explicó en una entrevista que, en cuanto a la naturaleza eterna del matrimonio, sabemos algunas cosas y desconocemos otras:

Élder Dallin H. Oaks

“Hay muchas personas que viven en esta tierra que han estado casadas con más de una persona. A veces dichos matrimonios han terminado debido a la muerte; a veces han terminado en divorcio. ¿Qué les depara la vida venidera en relación con el convenio que alguna vez hicieron y demás? No pienso que esas personas sepan mucho en cuanto a esa pregunta. Quizás no les inquiete al no creer que las personas vivirán como parejas casadas en la vida venidera. Y si no hacen ni viven los convenios necesarios para hacerlo [para sí mismas], ¡tienen razón! Pero en el caso de las personas que viven creyendo, tal como yo, que el vínculo matrimonial puede perdurar por la eternidad, ustedes dirán: ‘¿Cómo será en la vida venidera, cuando estás casado con más de una esposa por la eternidad?’. Debo decir que no lo sé. No obstante, sé que he hecho esos convenios y creo que si soy fiel a ellos, la bendición que se espera anhelosamente aquí se recibirá en la próxima vida” (en “Elder Oaks Interview Transcript from PBS Documentary”, 20 de julio de 2007, mormonnewsroom.org).

Doctrina y Convenios 132:38–39. David y Urías

El Señor declaró que David pecó al tomar a Betsabé, la esposa de Urías. Luego David orquestó la muerte de Urías para ocultar su pecado. Como consecuencia, David perdió su exaltación. La inclusión del ejemplo de David en Doctrina y Convenios 132:38–39 subraya las leyes estrictas que rigen el matrimonio plural. Incluso en épocas en que el Señor instituyó dicha práctica y mandó a Su pueblo vivirla, se les requería hacerlo de acuerdo con Sus mandamientos y la guía que Él daba a Sus siervos que poseían las llaves necesarias del sacerdocio.

Doctrina y Convenios 132:51–56. ¿De qué se le mandó a Emma Smith que no participara?

“Ni aquí ni en ninguna otra parte se da indicación en cuanto a lo que el Señor había mandado a José que ofreciera a su esposa, pero el contexto parece sugerir que fue una prueba especial de fe semejante a la gran prueba de la fe de Abraham cuando el Señor le mandó sacrificar a Isaac. Más allá de eso, no tiene sentido hacer especulaciones” (Doctrina y Convenios: Manual para el alumno, 2da. ed., manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 1985, pág. 312).