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Lección 61: El lugar central de Sion


Lección 61

El lugar central de Sion

Introducción

En el verano de 1831, algunos de los santos que se habían congregado en Ohio emprendieron su viaje para establecerse en la región del condado de Jackson, Misuri. El 20 de julio de 1831, por medio de una revelación al profeta José Smith, el Señor señaló Independence, Misuri, como el “lugar central” de Sion (D. y C. 57:3). Los santos debían comenzar a comprar tierras en la zona, y también tenían que guardar los mandamientos del Señor como preparación para la edificación de Sion. Con el paso del tiempo, sin embargo, surgieron disputas entre los santos y muchos de los ciudadanos del condado de Jackson, Misuri, lo cual condujo a la violencia de la chusma contra los santos los cuales se vieron obligados a abandonar el condado de Jackson entre noviembre y diciembre de 1833.

Sugerencias para la enseñanza

El Señor señala Independence, Misuri, como el lugar central de Sion

Antes de la clase, escriba Kirtland, Ohio en un cartel y colóquelo en un lado de la sala. En el otro lado de la sala, coloque un cartel donde esté escrito Independence, Misuri. O, si lo prefiere, podría dibujar en la pizarra un mapa sencillo de la zona del medio oeste de los Estados Unidos, con Kirtland, Ohio, e Independence, Misuri, marcados claramente (véase Mapas de lugares históricos de la Iglesia, Mapa 6, “El desplazamiento de la Iglesia hacia el oeste de los Estados Unidos”). Haga referencia al mapa mientras enseña la lección.

mapa, Estados Unidos

Comience pidiendo a los alumnos que se imaginen que están acampando y se enteran de que se acerca una tormenta.

  • ¿De qué maneras podrían resguardarse de la tormenta? ¿De qué modo sería útil tener una tienda de campaña en esa situación?

Explique que el profeta Isaías representó a Sion como una tienda muy grande. Dijo: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no escatimes; alarga tus cuerdas y fortalece tus estacas” (Isaías 54:2). En cumplimiento de esa profecía, el Señor sigue guiando a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce Apóstoles en el establecimiento de estacas de Sion por todo el mundo.

Pide a un alumno que lea Doctrina y Convenios 64:41–43 en voz alta, Pida a la clase que siga la lectura en silencio en silencio y que busque las bendiciones que el Señor prometió a los justos que se congreguen en Sion.

  • ¿Qué bendiciones prometió el Señor a los justos que se congreguen en Sion?

Explique que en julio de 1831, el Señor declaró que la tierra de Misuri era la tierra prometida de Sion y que Independence, Misuri, era el “lugar central” de la ciudad de Sion (véase D. y C. 57:1–3).

Pida a un alumno que se coloque, ya sea de pie o sentado, junto al cartel que dice Independence, Misuri. Invite a un alumno a dibujar una tienda en la pizarra. (Si la sala de clase es lo suficientemente grande, podría plantearse traer una tienda y pedir a uno o dos alumnos que la extiendan para representar la manera en que los santos comenzaron a edificar una ciudad de refugio).

  • ¿Alguna vez han montado una tienda incorrectamente o han intentado montarla sin contar con todas sus partes? ¿Qué sucedió?

Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 105:5 en silencio y a buscar cómo debe establecerse la “tienda” de Sion para que el Señor la acepte. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

Escriba el siguiente principio en la pizarra: Sion debe edificarse de acuerdo con los principios de la ley del Reino Celestial. Explique que una vez que el Señor reveló la ubicación de la tierra de Sion en 1831, dio numerosas revelaciones durante los dos años siguientes para describir los principios según los cuales los santos debían edificar Sion.

Escriba las siguientes referencias de las Escrituras en la pizarra:

Doctrina y Convenios 82:14–19

Doctrina y Convenios 97:10–16

Doctrina y Convenios 97:21–22, 25–27

Doctrina y Convenios 133:4–9

Divida a los alumnos en cuatro grupos y asigne a cada grupo uno de los pasajes de las Escrituras que escribió en la pizarra. Pida a los grupos que lean los pasajes que se les hayan asignado y que busquen los principios de rectitud o mandamientos que los santos debían seguir para edificar Sion con éxito.

Una vez que los alumnos hayan estudiado los pasajes asignados, pídales que expliquen lo que encontraron. Pida a un alumno que escriba las respuestas en la pizarra. (Las respuestas de los alumnos deben incluir lo siguiente: vivir la ley de consagración y buscar el bienestar de los demás [D. y C. 82:17–19]; construir un templo y recibir instrucciones en él [D. y C. 97:10–14]; ser puros de corazón [D. y C. 97:16, 21]; observar los mandamientos [D. y C. 97:25–26]; y santificarse y salir “de Babilonia”, lo que significa apartarse de lo mundano [D. y C. 133:4–5]).

  • El hecho de vivir esos principios de rectitud, ¿de qué maneras podría haber ayudado a los santos a edificar Sion y a ser protegidos de las tormentas espirituales? ¿Cómo podría protegernos en la actualidad el vivir estos principios?

Si lo desea, pida a varios alumnos que tomen su ejemplar de las Escrituras y se pongan de pie o se sienten junto al cartel que dice Kirtland, Ohio, y pida a uno o dos de esos mismos alumnos que se trasladen al cartel de Independence, Misuri y se queden allí, ya sea de pie o sentados. Explique que una vez que el Señor reveló la ubicación de Sion en julio de 1831, muchos de los santos recorrieron los casi 1500 kilómetros hasta Independence, Misuri, para establecerse y edificar Sion. Otros se quedaron en Kirtland y en otras regiones del este. El 17 de febrero de 1834 se organizaría una estaca en Kirtland.

Señale la imagen de la tienda de campaña (o la tienda que haya traído a la clase). Explique que a medida que los santos trabajaban juntos para edificar Sion, las bendiciones protectoras de Sion se extendieron a todos ellos, incluso a aquellos que no vivían en Independence, Misuri. Los santos trabajaron juntos para aportar fondos y recursos para establecer los cimientos de la ciudad de Sion. Pida a los alumnos que se imaginen una ampliación de la tienda de Sion que cubría a los santos de Kirtland.

Surgen contenciones entre los santos y otros ciudadanos de Misuri

Para que los alumnos comprendan mejor los acontecimientos que se produjeron en Ohio y Misuri entre 1831 y 1833, pida a un alumno que se encuentre cerca del cartel de Kirtland que lea en voz alta la siguiente explicación de cómo los santos de la estaca de Kirtland de Sion contribuyeron a la edificación del lugar central de Sion en Misuri. Pida a la clase que escuche para descubrir lo que algunos de los santos de Kirtland hicieron para contribuir al establecimiento de Sion.

Kirtland, Ohio: Durante una serie de conferencias celebradas en noviembre de 1831, José Smith y otros líderes de la Iglesia recopilaron las revelaciones que se habían recibido hasta ese momento y previeron imprimir ejemplares en formato de libro. Oliver Cowdery y John Whitmer recibieron la responsabilidad de llevar las revelaciones a Misuri para que William W. Phelps pudiera imprimirlas como el Libro de Mandamientos. Entre 1831 y 1832, José siguió recibiendo revelaciones y traduciendo la Biblia. En la primavera de 1832, José viajó a Misuri para visitar a los santos de Sion, con el fin de advertirles que Satanás estaba procurando “desviar sus corazones de la verdad” (D. y C. 78:10), y para coordinar la labor de los almacenes del obispo en Kirtland e Independence. Algunos miembros de la Iglesia de Ohio aportaron dinero para que se compraran tierras y suministros en Misuri. Muchos de los santos siguieron trasladándose a Sion, y para finales de 1832, alrededor de un tercio de los miembros de la Iglesia vivían ya en el condado de Jackson.

  • ¿Cómo ayudaron José Smith y otros santos de Kirtland a los santos de Misuri a comenzar a establecer Sion?

Invite a un alumno a leer en voz alta la información acerca de la labor de los santos de edificar la ciudad de Sion. Pida a la clase que preste atención a lo que los santos hicieron correcta e incorrectamente al comenzar a edificar Sion.

Independence, Misuri: Parley P. Pratt describió el establecimiento de los santos en Sion, declarando que “la paz y la plenitud habían coronado sus esfuerzos, y el desierto se había tornado en un fructífero campo” (Autobiography of Parley P. Pratt, editado por Parley P. Pratt, 1938, pág. 93). Los líderes de la Iglesia en Misuri se esforzaron por satisfacer las necesidades de los santos que iban llegando. Esto incluía comprar tierras y abrir una tienda y una imprenta. Para julio de 1833, el número de Santos de los Últimos Días había aumentado hasta casi 1200, pero los líderes y los santos no estaban a salvo de problemas. Algunos miembros permitieron que el egoísmo y la codicia les impidieran vivir la ley de consagración.

Además de los problemas que los santos ocasionaron por su propia desobediencia, se enfrentaron a un conflicto con los residentes previamente establecidos en la zona. Los habitantes de Misuri se preocupaban cada vez más por el rápido crecimiento de los “mormones” y su influencia en la economía y la política locales. Los líderes religiosos de la localidad no estaban de acuerdo con las creencias de los santos. Un dirigente religioso esparció mentiras acerca de los miembros de la Iglesia e incitó a los ciudadanos a cometer actos de violencia contra ellos. Además, en julio de 1833, W. W. Phelps publicó un artículo titulado “Free People of Color” [Gente libre de color], en el que se daban advertencias a los misioneros acerca del proselitismo entre esclavos. Los ciudadanos de Misuri, quienes defendían la esclavitud, concluyeron incorrectamente que los santos estaban invitando a libertos (esclavos liberados) a ir a Misuri. Esto añadió aún más tensión a la situación en el estado. El 20 de julio de 1833, un populacho arrojó la máquina de imprenta a la calle, arrasó la oficina de imprenta, destruyó la mayoría de las hojas sin encuadernar del Libro de Mandamientos, cubrió de brea y plumas al obispo Partridge y al converso Charles Allen, y aterrorizó a la ciudad. Las hostilidades continuaron y los santos fueron obligados a abandonar el condado de Jackson entre noviembre y diciembre de ese año.

  • ¿Cómo piensan que se habrían sentido si fueran uno de los santos justos que esperaban ser protegidos por el Señor pero fueron obligados a abandonar el condado de Jackson?

  • Si alguien les preguntara por qué los primeros santos no pudieron edificar la ciudad de Sion, ¿qué le dirían? (Para ayudar a los alumnos a contestar esta pregunta, puede pedirles que lean Doctrina y Convenios 101:6–7; 103:2–4; 105:3–4, 9).

Si todavía no les ha pedido a los alumnos que regresen a sus asientos, hágalo ahora.

¿Cuál es el futuro de Sion?

Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 97:21 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio y que averigüe cómo describió Sion el Señor. Quizá podría sugerir que los alumnos marquen las palabras que enseñan la siguiente verdad: Sion son los puros de corazón. Refiriéndose a la lista de principios y comportamientos de la pizarra, haga las siguientes preguntas:

  • ¿De qué maneras ayudan estos principios de rectitud a un pueblo a llegar a ser puros de corazón?

  • ¿Cuál es nuestra función en la edificación de Sion hoy? (Podemos vivir rectamente y alentar a los demás a hacerlo también. A medida que vivimos y compartimos el Evangelio, se amplían las fronteras de Sion, se fortalecen sus estacas y Dios bendice a los santos otorgándoles protección).

Pida a los alumnos que piensen en los principios de rectitud escritos en la pizarra. Aliéntelos a escribir una meta en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras de vivir uno de los principios más fielmente.

Comentarios e información de contexto

Sion debe edificarse de acuerdo con principios de rectitud

El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló acerca del mandamiento de edificar Sion de acuerdo con los principios de la ley del Reino Celestial:

Élder D. Todd Christofferson

“Gran parte de la obra de establecer Sion consiste en nuestros esfuerzos individuales por llegar a ser ‘los puros de corazón’ (D. y C. 97:21). ‘No se puede edificar a Sion sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial’, dijo el Señor; ‘de otra manera, no la puedo recibir’ (D. y C. 105:5). La ley del Reino Celestial es, por supuesto, la ley y los convenios del Evangelio, que incluyen el tener constantemente presente al Salvador y nuestro compromiso de obediencia, sacrificio, consagración y fidelidad.

“El Salvador censuró a algunos de los primeros santos por sus ‘deseos sensuales’ (D. y C. 101:6; véase también D. y C. 88:121). Aquellas eran personas que vivían en un mundo donde no existían ni la televisión, ni el cine, ni internet ni los iPod. En un mundo inundado por imágenes y música sensuales, ¿nos encontramos libres de ese tipo de deseos y de los males que los acompañan? En lugar de alterar los límites de la vestimenta modesta o de transigir a la inmoralidad indirecta de la pornografía, debemos sentir hambre y sed de rectitud. Para venir a Sion, no es suficiente que seamos un tanto menos inicuos que los demás; no sóolo debemos ser buenos, sino que debemos llegar a ser hombres y mujeres santos. Recordando la frase del élder Neal A. Maxwell, establezcamos una vez por todas nuestra residencia en Sion y renunciemos a nuestra casa de veraneo en Babilonia (véase “Proponed esto en vuestros corazones”, Liahona, noviembre de 2006, págs. 102–103)” (“A Sion venid”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 38–39).

El obispo Keith B. McMullin, del Obispado Presidente, enumeró algunos de los principios de acuerdo con los cuales se debe edificar a Sion:

Obispo Keith B. McMullin

“El convenio de la consagración incluye el sacrificio; comprende el amor, el trabajo y la autosuficiencia; y es fundamental para el establecimiento del reino de Dios. ‘No se puede edificar a Sion’, dijo el Señor, ‘sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial’ [D. y C. 105:5]. El convenio de consagración es fundamental para esa ley. Algún día deberemos aplicarla en su plenitud. Ese convenio abarca el ‘donar el tiempo, los talentos y los recursos para cuidar a aquellos que lo necesiten —ya sea temporal o espiritualmente— y edificar el reino de Dios’. [Véase “Y el Señor llamó Sion a su pueblo”, Liahona, diciembre de 1984, pág. 4].

“Estos principios de amor, trabajo, autosuficiencia y consagración son ordenados por Dios. Aquellos que los acepten y gobiernen sus vidas de la manera correspondiente, llegarán a ser puros de corazón. La unión en justicia es el sello distintivo de su sociedad. Su paz y armonía se convierten en un pendón a las naciones. El profeta José Smith dijo:

“‘El establecimiento de Sion es una causa que ha interesado al pueblo de Dios en todas las edades; es un tema que los profetas, reyes y sacerdotes han tratado con gozo particular… a nosotros nos es permitido verla, participar en ella y ayudar a extender esta gloria [de Sion]… una obra… que está destinada a ejecutar la destrucción de los poderes de las tinieblas, la renovación de la tierra, la gloria de Dios y la salvación de la familia humana’. [Enseñanzas del Profeta José Smith, selección de Joseph Fielding Smith, 1976, págs. 282–284; cursiva agregada]”. (“¡A Sión venid, pues, prestos!”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 96).

¿Por qué fracasaron los primeros santos en edificar la ciudad santa?

El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder D. Todd Christofferson

“Bajo la dirección del profeta José Smith, los primeros miembros de la Iglesia intentaron establecer el lugar central de Sion en Misuri, pero no se hicieron merecedores de edificar la ciudad santa. El Señor explicó una de las razones por las que fracasaron:

“‘… no han aprendido a ser obedientes en las cosas que requerí de sus manos, sino que están llenos de toda clase de iniquidad, y no dan de sus bienes a los pobres ni a los afligidos entre ellos, como corresponde a los santos’;

“‘ni están unidos conforme a la unión que requiere la ley del reino celestial’ (D. y C. 105:3–4)…

“‘había riñas, y contiendas, y envidias, y disputas, y deseos sensuales y codiciosos entre ellos; y como resultado de estas cosas, profanaron sus heredades’ (D. y C. 101:6).

“Sin embargo, antes de juzgar a esos primeros santos con demasiada severidad, debemos analizarnos a nosotros mismos para ver si somos mucho mejores.

“Sion es Sion debido al carácter, a los atributos y a la fidelidad de sus habitantes. Recuerden que ‘el Señor llamó Sion a su pueblo, porque eran uno en corazón y voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos’ (Moisés 7:18). Si queremos establecer Sion en nuestros hogares, ramas, barrios y estacas, debemos estar a la altura de esa norma. Será preciso: (1) que lleguemos a ser unidos en corazón y voluntad; (2) que individual y colectivamente lleguemos a ser un pueblo santo; y (3) que cuidemos de los pobres y los necesitados con tal eficacia que eliminemos la pobreza de entre nosotros. No podemos esperar hasta que venga Sion para que sucedan esas cosas; Sion vendrá sólo cuando las hagamos” (“A Sion venid”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 37–38).

La creación de estacas se asemeja a la fundación de ciudades de Sion

El élder Bruce R. McConkie explicó que las estacas son lugares de recogimiento para los santos que viven por todo el mundo:

Élder Bruce R. McConkie

“Las estacas tienen límites geográficos, y crearlas es como crear una Ciudad Santa. Cada estaca en la Tierra es el lugar de congregación para las ovejas perdidas de Israel que vivan dentro de sus límites…

“Cada uno de nosotros puede edificar una Sion en su propia vida siendo puro de corazón. Tenemos la promesa: ‘Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios’ (Mateo 5:8). Cada uno de nosotros puede extender las fronteras de Sion al congregar a sus amigos y vecinos junto con el rebaño de Israel” (véase “Para que el testimonio salga de Sion”, Liahona, septiembre de 1977, págs. 14–15).

El viaje de José Smith de regreso de Kirtland a Misuri

José Smith escribió lo siguiente acerca de su viaje de vuelta a Kirtland tras visitar a los santos de Misuri:

Profeta José Smith

“El 6 de mayo [de 1832] di el apretón de manos de despedida a los hermanos en Independence y, acompañado por los hermanos Rigdon y Whitney, emprendí el viaje de regreso a Kirtland, en diligencia hasta St. Louis, pasando por Vincennes, Indiana, y de allí hasta New Albany, cerca de las cataratas del río Ohio. Antes de llegar a este último lugar, los caballos se asustaron y comenzaron a correr desbocados; el obispo Whitney saltó del carruaje, pero se le enganchó el abrigo y se le atascó el pie en una de las ruedas, fracturándole la pierna y el pie en varias partes; al mismo tiempo salté yo sin lastimarme. Nos quedamos en la posada del señor Porter en Greenville durante cuatro semanas, mientras el élder Rigdon continuaba el viaje a Kirtland. Durante todo este tiempo, el hermano Whitney no perdió ni una comida de vituallas ni una noche de sueño, y el doctor que lo atendió, que era el hermano de nuestro posadero, dijo que era una pena que no hubiera algún ‘mormón’ allí, ya que son capaces de colocar huesos rotos o hacer cualquier otra cosa. Permanecí con el hermano Whitney y cuidé de él hasta que se le pudo desplazar. Mientras estaba en este lugar, con frecuencia caminaba por el bosque, donde vi varias tumbas recientes; y un día, al levantarme de la mesa de la cena, fui directamente a la puerta y empecé a vomitar violentamente. Arrojé grandes cantidades de sangre y sustancias venenosas, y tan grandes fueron las contorsiones musculares de mi sistema que se me dislocó la mandíbula en cuestión de unos instantes. Conseguí colocármela de nuevo en su lugar con mis propias manos y me dirigí al hermano Whitney (que se encontraba en cama) con la mayor rapidez posible; él me impuso las manos y me bendijo en el nombre del Señor, y fui sanado en un instante, aunque el efecto del veneno fue tan potente que se me desprendió de la cabeza gran parte del pelo. Gracias doy a mi Padre Celestial por Su intervención a mi favor en este momento crítico, en el nombre de Jesucristo. Amén.

“El hermano Whitney no había sacado un pie de la cama durante casi cuatro semanas, cuando fui a su cuarto tras un paseo por el bosque y le pregunté si aceptaría salir de regreso por la mañana; iríamos en la carreta hasta el río, a una distancia de unos seis kilómetros, donde encontraríamos esperándonos una barcaza que nos llevaría rápidamente a la otra orilla, donde hallaríamos un carro que nos conduciría directamente al embarcadero, donde habría un barco esperando, y estaríamos navegando por el río antes de las diez de la mañana, y tendríamos un próspero viaje a casa. Él cobró valor y me dijo que iría. Salimos a la mañana siguiente y lo hallamos todo según yo se lo había dicho, ya que nos encontramos navegando por el río antes de las diez y, tras llegar a tierra en Wellsville, tomamos una diligencia hasta Chardon y después un carro hasta Kirtland, adonde llegamos a cierta altura de junio” (en History of the Church, tomo I, págs. 271–272). (Véase también La historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos, Manual del alumno, Religión 341–343, Sistema Educativo de la Iglesia, 2003, págs. 125–126).

Hostilidades en el condado de Jackson

“Antes de finalizar el mes de abril [de 1833], se manifestó el espíritu de persecución. Desde el principio, los ciudadanos locales habían advertido a los miembros de la Iglesia que no estaban muy contentos con la llegada de tantos Santos de los Últimos Días, porque temían que pronto tendrían más poder político que ellos. Los santos procedían primordialmente de los estados del norte y en general se oponían a la esclavitud de la raza negra, que en esa época era legal en el estado de Misuri…

“Los miembros de la oposición hicieron circular una petición, a veces conocida como la constitución secreta, para obtener las firmas de los que estuvieran dispuestos a eliminar al ‘azote mormón’. Los sentimientos de animosidad llegaron al punto culminante el 20 de julio de 1833, cuando una chusma de 400 hombres, se congregó en el palacio de justicia de Independence para coordinar sus esfuerzos en contra de los miembros. Exigieron por escrito a los líderes de la Iglesia que los santos abandonaran el condado de Jackson; dejaran de imprimir su periódico The Evening and the Morning Star; y no permitieran que ningún otro miembro de la Iglesia llegara al condado de Jackson. Cuando la chusma se enteró de que los líderes de la Iglesia no aceptaron esas demandas ilegales, atacó la oficina del periódico, que también era el hogar el editor, William W. Phelps, robaron la imprenta y destruyeron el edificio…

“Regresaron el 23 de julio [de 1833], y los líderes de la Iglesia se ofrecieron como rescate si dejaban tranquilos a los Santos, pero la chusma amenazó con dañar a la Iglesia entera y obligó a los hermanos a acceder a que todos los Santos de los Últimos Días abandonaran el condado. Ya que las acciones de la chusma eran ilegales e iban en contra de la Constitución de los Estados Unidos y la del estado de Misuri, los líderes de la Iglesia procuraron la ayuda de Daniel Dunklin, el gobernador del estado. Él les informó en cuanto a sus derechos civiles y les indicó que debían conseguir un abogado…

“A fines de 1833, la mayoría de los santos cruzó el río Misuri hacia el norte, al condado de Clay, donde encontraron un refugio provisional” (Nuestro legado: Una breve historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, págs. 40, 42 y 43).