Unidad 6: Día 3
Doctrina y Convenios 20:37, 68–84
Introducción
La organización de la Iglesia, el 6 de abril de 1830, hizo posible que se administraran las ordenanzas del sacerdocio a los hijos del Padre Celestial de todo el mundo durante los últimos días. Antes de ese día por tanto tiempo esperado, el Señor comenzó a revelar al profeta José Smith los requisitos y el modo de efectuar el bautismo, lo que se esperaba de los miembros de Su Iglesia, y los detalles de cómo administrar la Santa Cena.
Doctrina y Convenios 20:37, 68-74.
Se explican los requisitos y el modo de efectuar el bautismo
¿Qué le contestarías a un amigo no miembro que te preguntara: “¿Qué debo hacer para bautizarme en tu iglesia?”?
Lee Doctrina y Convenios 20:37 y busca los requisitos que el Señor explicó que deben cumplir quienes deseen ser miembros de la Iglesia. Quizás desees marcar todos los requisitos que halles en el pasaje.
Podría serte de provecho saber que venir con un corazón quebrantado y un espíritu contrito significa ser humilde y estar dispuesto a aceptar la voluntad de Dios. Además, significa sentir un gran pesar por el pecado y el deseo sincero de arrepentirse.
El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó: “En tiempos antiguos, cuando las personas deseaban adorar al Señor y buscar Sus bendiciones, a menudo llevaban una ofrenda. Por ejemplo, cuando iban al templo, llevaban un sacrificio que colocaban en el altar. Después de Su expiación y resurrección, el Salvador dijo que ya no aceptaría holocaustos de animales; la ofrenda o sacrificio que aceptaría en adelante era el de ‘un corazón quebrantado y un espíritu contrito’ [3 Nefi 9:20]. Al buscar la bendición de la conversión, puedes brindar al Señor la ofrenda de tu corazón quebrantado o arrepentido y tu espíritu contrito u obediente. En realidad, es la ofrenda de ti mismo, de lo que eres y de lo que estás llegando a ser” (“Cuando te hayas convertido”, Liahona, mayo de 2004, pág. 12).
¿Por qué crees que se requieren esas cualidades antes de que la persona se bautice?
Basándote en lo que aprendes de Doctrina y Convenios 20:37, completa el siguiente principio: Al bautizarnos, testificamos o demostramos que .
Medita en cuanto a si estás viviendo a la altura de tus convenios bautismales.
¿Qué le contestarías a tu amigo no miembro si este te preguntara además: “¿Cómo se bautizan las personas en tu iglesia?”?
Lee Doctrina y Convenios 20:72–74 y marca la manera de bautizar que describió el Señor. En esos versículos aprendemos que el bautismo debe efectuarse por inmersión y lo debe realizar alguien que tenga la debida autoridad (véase también 3 Nefi 11:21–27).
¿Qué responderías si tu amigo te hiciera una tercera pregunta: “¿Qué se requiere de las personas después de ser bautizadas y convertirse en miembros de tu iglesia?”?
Lee Doctrina y Convenios 20:68–69 y determina lo que el Señor espera de cada uno de nosotros después de habernos bautizado (tal vez desees marcarlo en tu ejemplar de las Escrituras).
En Doctrina y Convenios 20:68, el Señor nos dice que los élderes deben enseñar a los miembros nuevos después del bautismo y antes de la confirmación. En nuestra época, la costumbre de enseñar las lecciones misionales a los investigadores antes del bautismo permite que las personas reciban el don del Espíritu Santo poco después del bautismo.
En Doctrina y Convenios 20:69 aprendemos cómo podemos manifestar o demostrar nuestra dignidad después de haber sido bautizados. Basándote en las indicaciones del Señor en ese versículo, completa el siguiente principio: Después del bautismo, demostramos nuestra dignidad al Señor por medio de .
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Por qué es importante que te conserves digno después de ser bautizado?
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¿Qué piensas que signifique “por su comportamiento y proceder a la manera de Dios”?
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Lee la sección de Para la Fortaleza de la Juventud titulada “El lenguaje” (2011, págs. 20–21) y determina las formas en las que una persona joven puede manifestar “comportamiento y proceder a la manera de Dios”. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras en cuanto a oportunidades en que hayas visto que otras personas lo hacían. ¿De qué manera crees que sus acciones y actitudes hayan influido en quienes los rodeaban?
Medita sobre el modo en que manifestarás “comportamiento y proceder a la manera de Dios” durante los próximos días.
Doctrina y Convenios 20:75–79
El Señor imparte instrucciones sobre cómo administrar la Santa Cena
¿Te ha acompañado a la reunión sacramental algún amigo que no sea miembro de la Iglesia? Si es así, ¿cómo le explicaste la ordenanza de la Santa Cena? Si no has tenido esa oportunidad, ¿qué le dirías a un amigo a fin de ayudarle a comprender la Santa Cena?
Lee Doctrina y Convenios 20:75 y determina lo que el Señor mandó que todos los miembros de la Iglesia hicieran con frecuencia.
El Señor explicó en una revelación posterior: “No importa lo que comáis o bebáis al tomar el sacramento, si es que lo hacéis con la mira puesta únicamente en mi gloria, recordando ante el Padre mi cuerpo que fue sacrificado por vosotros, y mi sangre que se derramó para la remisión de vuestros pecados” (D. y C. 27:2). Hoy en día, en lugar de vino, utilizamos agua para la Santa Cena “en memoria de la sangre de [Jesucristo,] que por [nosotros] se derramó” (véase D. y C. 20:79).
¿Por qué crees que se nos manda tomar la Santa Cena juntos y con frecuencia? El élder Melvin J. Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, se refirió a una bendición en particular que recibimos por tomar la Santa Cena semanalmente:
“Queremos que todo Santo de los Últimos Días se acerque a la mesa sacramental porque es el lugar para autoexaminarse, para la introspección, donde podemos aprender a rectificar nuestro curso y corregir nuestra vida, poniéndonos en armonía con las enseñanzas de la Iglesia y con nuestros hermanos y hermanas…
“Lo que brindará seguridad a todo hombre y toda mujer será aparecer ante la mesa sacramental cada día de reposo. No nos alejaríamos mucho en una sola semana; no tan lejos que, mediante el proceso de autoevaluación, no pudiéramos rectificar lo malo que hubiéramos hecho… El camino que lleva a la mesa sacramental es el sendero de seguridad para los Santos de los Últimos Días” (en Bryant S. Hinckley, Sermons and Missionary Services of Melvin Joseph Ballard, 1949, págs. 150–151).
Medita sobre la razón por la cual tomar la Santa Cena semanalmente podría protegerte.
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Para aprender por qué la Santa Cena es una senda segura para ti, escribe los siguientes dos encabezamientos en tu diario de estudio de las Escrituras:
Cuando tomamos la Santa Cena, testificamos que:
Cuando somos fieles a las promesas que hacemos durante la Santa Cena, el Señor promete que:
Lee Doctrina y Convenios 20:77–79 y determina lo que testificamos o prometemos al tomar la Santa Cena. Escribe lo que halles debajo del encabezado “Cuando tomamos la Santa Cena…”, en tu diario. Luego lee los versículos de nuevo y determina lo que el Señor promete. Escribe lo que descubras debajo del encabezado “Cuando somos fieles…”, en tu diario.
Repasa los requisitos bautismales que hallaste en Doctrina y Convenios 20:37. ¿Qué semejanzas notas en el convenio que hacemos al bautizarnos y las promesas que hacemos durante la Santa Cena?
Al tomar la Santa Cena, renuevas el convenio que has hecho al bautizarte y al ser confirmado.
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿De qué modo puedes mostrar tu disposición de tomar sobre ti el nombre de Jesucristo?
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¿Qué cosas puedes hacer para recordar al Salvador a lo largo de la semana? (véase también Mosíah 18:8–10).
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¿De qué manera el tomar la Santa Cena te ayuda a manifestar un “comportamiento y proceder a la manera de Dios” (D. y C. 20:69)?
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Lee la siguiente afirmación sobre observar y renovar nuestro convenio bautismal: “Al guardar [el convenio bautismal], recibirás grandes bendiciones. Al renovar el convenio bautismal que has hecho, el Señor renovará esa prometida remisión de los pecados que hayas cometido. Ya limpio del pecado, puedes ‘siempre… tener su Espíritu [contigo]’ (véase D. y C. 20:77). La compañía constante del Espíritu es uno de los máximos dones que recibirá en la vida terrenal. El Espíritu te guiará por los senderos de la rectitud y la paz, dirigiéndote hacia la vida eterna con nuestro Padre Celestial y Jesucristo” (véase Leales a la fe: Una referencia del Evangelio, 2004, págs. 177–178).
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En tu diario de estudio de las Escrituras, responde la siguiente pregunta: El comprender la bendición de tener la compañía del Espíritu Santo, ¿cómo nos insta a honrar nuestro convenio bautismal?
El élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que podemos gozar de la bendición de la ministración de ángeles conforme renovemos los convenios bautismales al tomar la Santa Cena dignamente:
“Estos pasos vitales correspondientes a la remisión de los pecados se dan por medio de la ordenanza salvadora del bautismo y de la ordenanza renovadora de la Santa Cena…
“Esas ordenanzas del Sacerdocio Aarónico también son vitales para el ministerio de ángeles…
“Los mensajes angelicales se pueden entregar por medio de una voz o meramente por pensamientos o sentimientos que se comuniquen a la mente…
“La mayoría de las comunicaciones angelicales se sienten o se escuchan en vez de verse…
“En general, las bendiciones de la compañía y la comunicación espirituales están disponibles solo para aquellos que sean limpios… Por medio de las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico del bautismo y de la Santa Cena quedamos limpios de nuestros pecados y se nos promete que si guardamos nuestros convenios siempre tendremos Su Espíritu con nosotros. Yo creo que la promesa no solo se refiere al Espíritu Santo, sino también al ministerio de ángeles, porque ‘los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo; por lo que declaran las palabras de Cristo’ (2 Nefi 32:3). Y así es cómo los poseedores del Sacerdocio Aarónico abren la puerta a todos los miembros que participan dignamente de la Santa Cena para que disfruten de la compañía del Espíritu del Señor y del ministerio de ángeles” (véase “El Sacerdocio Aarónico y la Santa Cena”, Liahona, enero de 1999, págs. 44–45).
Medita en la forma en que te prepararás para participar de la Santa Cena esta semana.
Doctrina y Convenios 20:80–84
Debe llevarse un registro preciso de los miembros de la Iglesia
Doctrina y Convenios 20:81–84 contiene el mandato del Señor de que los élderes en los primeros días de la Iglesia debían registrar los nombres de quienes se habían unido a la Iglesia. Se les dijo que llevaran dichas listas a las conferencias de la Iglesia a fin de que pudiesen conservarse en un libro. Se eliminaron los nombres de aquellos que habían sido expulsados de la Iglesia. Además, los miembros de la Iglesia que se mudaban a otro lugar debían llevar consigo un certificado que atestara su condición de miembro para entregarlo a su nuevo líder del sacerdocio. En nuestra época, los líderes de la Iglesia siguen llevando registros precisos de los miembros y los métodos para hacerlo son más eficientes.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Doctrina y Convenios 20:37, 68–84 y he terminado esta lección el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: