Unidad 19: Día 2
Doctrina y Convenios 88:41–69
Introducción
Esta es la segunda de tres lecciones que analizan la revelación registrada en Doctrina y Convenios 88. La porción de la revelación que se aborda en esta lección se dio en una conferencia de sumos sacerdotes en Kirtland, Ohio, el 27 y 28 de diciembre de 1832. Contiene la explicación que dio Jesucristo sobre cómo gobierna el Señor Sus creaciones y una invitación a acercarnos a Él.
Doctrina y Convenios 88:41–50
El Salvador revela que todas las cosas son gobernadas por la ley divina
¿Alguna vez has contemplado las estrellas y meditado acerca de Dios y Sus creaciones? ¿Qué preguntas o pensamientos fueron objeto de tu reflexión al contemplar el cielo?
Cuando las personas contemplan la inmensidad de las creaciones de Dios, a veces se sienten pequeñas e insignificantes. Quizás se pregunten si Dios está al tanto de ellas. Muchos de los versículos que estudiarás hoy en Doctrina y Convenios 88 muestran que Dios te tiene presente y que desea acercarse a ti.
Lee Doctrina y Convenios 88:41. Piensa en cómo este versículo muestra que Dios tiene poder para estar al tanto de ti y de tus necesidades. A continuación, lee Doctrina y Convenios 88:42–45 y observa la forma en que Dios gobierna Sus creaciones, entre ellas el sol, la luna, las estrella y los planetas. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
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Piensa en algunas de las creaciones de Dios en los cielos y en la tierra. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe sobre una de las creaciones de Dios que te maravilla. ¿Qué te enseña la creación acerca del Creador?
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¿Qué vemos cuando miramos aun la menor de las creaciones de Dios?
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¿De qué modo las creaciones que ves en los cielos y en la tierra aumentan tu testimonio de Dios?
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Doctrina y Convenios 88:51–61
El Señor relata una parábola de hombres que trabajan en un campo y reciben por turnos la visita de su señor
Doctrina y Convenios 88:51–60 contiene una parábola que nos permite entender las interacciones de Dios con los reinos que Él ha creado. Una parábola es una historia que se vale de símbolos para enseñar una verdad.
Lee Doctrina y Convenios 88:51–55 y fíjate en lo que el Señor en la parábola mandó hacer a cada siervo y lo que prometió a cada uno.
En Doctrina y Convenios 88:56–60, leemos que el señor del campo visitó a cada siervo, cuando le correspondía su turno: “todos recibieron la luz del semblante de su señor, cada hombre en su hora” (D. y C. 88:58).
Lee Doctrina y Convenios 88:61 y descubre lo que nos enseña esta parábola acerca de las interacciones de Dios con los reinos que ha creado.
La tierra que habitamos es uno de los reinos que Él ha prometido visitar. Una verdad que aprendemos de esta parábola es que el Señor visitará a cada uno de Sus reinos y a los habitantes de ellos en Su tiempo. Tal vez quieras escribir esta verdad en tus Escrituras.
Disfrutaremos de la presencia del Señor en la tierra durante el Milenio, después de Su segunda venida.
Doctrina y Convenios 88:62–69
Dios promete allegarse a nosotros conforme nosotros nos allegamos a Él
Medita en las preguntas siguientes: ¿Cuán cerca te sientes del Señor? ¿Te gustaría sentirte más cerca?
Lee Doctrina y Convenios 88:62–63 y busca las cosas que podemos hacer para invitar al Señor a allegarse a nosotros. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
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Escribe un principio que hayas aprendido en Doctrina y Convenios 88:63 acerca de allegarnos al Señor.
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Escribe tres palabras de acción del versículo 63 que te ilustran cómo puedes allegarte al Señor.
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Responde la siguiente pregunta: ¿Qué has hecho para buscar, pedir y llamar a fin de allegarte más al Señor?
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Lee Doctrina y Convenios 88:64 y observa las promesas del Señor para quienes oran al Padre en Su nombre.
¿Qué enseñó el Salvador acerca de cómo el Padre Celestial responde nuestras oraciones? En este versículo la frase “para vuestro bien” se podría expresar también como “lo mejor para vosotros”. Por tanto, un principio que aprendemos en este versículo es que el Padre Celestial responde nuestras oraciones en la manera que Él considera mejor para nosotros.
La siguiente declaración del élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles, hará que entiendas por qué debes sentirte agradecido aun cuando el Padre Celestial responda una oración de forma distinta a lo que quieras o esperes: “Es tan difícil cuando no se contesta de la manera que deseas una oración sincera que has ofrecido sobre algo que deseas mucho. No es fácil comprender por qué el ejercicio de la fe profunda y sincera de una vida obediente no otorga el resultado deseado… A veces es difícil darse cuenta de que, a la larga, es para tu bien. Tu vida será más fácil si aceptas que lo que Dios te da en la vida es para tu bien eterno” (“Utilizar el don supremo de la oración”, Liahona, mayo de 2007, pág. 9).
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En Doctrina y Convenios 88:66 aprendemos que una de las maneras en que Dios se comunica con nosotros es “como la voz de uno que clama en el desierto”. Lee ese versículo y busca cómo llega la voz del Señor hasta nosotros. Piensa en ocasiones en que hayas sentido que Dios estaba cerca de ti, aun cuando no lo hayas visto.
Lee Doctrina y Convenios 88:67–69 y busca otras maneras en que puedes allegarte al Señor. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
Utilizando estos versículos, completa la siguiente declaración: Si mi mira está puesta únicamente en la gloria de Dios, entonces .
En el versículo 67, la frase “mira … puesta únicamente en mi gloria” significa completamente dedicado a la obra y los propósitos de Dios.
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¿A quién conoces que parece estar lleno de la luz del Señor?
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¿De qué forma ves la luz del Señor en esa persona?
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En el versículo 68 observa que, para poder tener la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, debes santificarte. La palabra “santificaos” se refiere a la necesidad que tenemos de purificarnos y limpiarnos del pecado. Puedes llegar a santificarte por medio de la expiación de Jesucristo y la influencia del Espíritu Santo a medida que te arrepientas de tus pecados, recibas las ordenanzas del sacerdocio y guardes tus convenios.
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Finaliza esta lección leyendo y meditando la siguiente declaración del presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia:
“Hermanos y hermanas, quizás sea cierto que el hombre no es nada en comparación con la inmensidad del universo. A veces quizás nos sintamos insignificantes, invisibles, solos u olvidados. Pero siempre tengan presente: ¡ustedes son importantes para Él!…
“Dios los ve no solo como un ser mortal que vive por un breve lapso en un pequeño planeta; Él los ve como Sus hijos o hijas; Él los ve como los seres capaces de llegar a ser aquello para lo que fueron concebidos. Él quiere que sepan que son importantes para Él” (“Ustedes son importantes para Él”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 22).
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He estudiado Doctrina y Convenios 88:41–69 y he terminado esta lección el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: