Unidad 1: Día 4
El estudio de las Escrituras
Introducción
Esta lección te ayudará a aprender la forma de entender mejor las Escrituras, reconocer los principios y las doctrinas del Evangelio que contienen y aplicar esas verdades en tu vida. Al hacerlo, las Escrituras se convertirán en una mayor fuente de guía y revelación para ti.
El estudio de las Escrituras en Seminario
¿Alguna vez has ayudado a alguien a buscar algo que se había perdido? Antes de empezar a buscar, ¿contabas con una descripción de lo que buscabas? Si no sabías realmente lo que estabas buscando, ¿cuál fue el resultado de tu búsqueda o qué resultado piensas que habrías obtenido?
De forma similar, tu estudio de las Escrituras puede resultar más significativo si sabes qué estás buscando.
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Escribe en el diario de estudio de las Escrituras lo que esperas lograr al estudiar las Escrituras.
El presidente Marion G. Romney, de la Primera Presidencia, enseñó acerca de uno de los propósitos de las Escrituras que te puede ayudar a saber lo que hay que buscar al estudiarlas: “No se pueden estudiar las Escrituras sinceramente sin aprender principios, porque las Escrituras se han escrito con el fin de preservar principios para nuestro beneficio” (“The Message of the Old Testament”, discurso dirigido a maestros del SEI, 17 de agosto de 1979, pág. 3, si.lds.org).
Según el presidente Romney, ¿con qué fin se escribieron las Escrituras?
Por consiguiente, lo que buscamos al estudiar las Escrituras debería ser algo más que simples detalles sobre los acontecimientos y las personas que allí aparecen. Deberíamos esforzarnos por encontrar las verdades del Evangelio que los antiguos profetas preservaron por medio de los acontecimientos, sermones y revelaciones que registraron en las Escrituras. Esas verdades se denominan doctrinas y principios.
Las doctrinas son verdades fundamentales e inmutables del evangelio de Jesucristo como, por ejemplo, que nuestro Padre Celestial tiene un cuerpo de carne y huesos. Los principios son verdades o reglas perdurables que podemos utilizar como guía para tomar decisiones y poner en práctica las doctrinas en nuestra vida. El élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles, describió la manera en que los principios de Evangelio pueden beneficiarnos: “Un principio es una verdad concentrada y preparada para aplicarse en una amplia gama de circunstancias; cuando es verdadero, hace que las decisiones sean claras aun en medio de las condiciones más confusas y apremiantes” (véase “Cómo adquirir conocimiento espiritual”, Liahona, enero de 1994, pág. 101).
Según el élder Scott, ¿qué hace un principio por nosotros?
En la Primera Visión de José Smith se encuentra un ejemplo de un principio que se enseña en las Escrituras. De la experiencia de José podemos aprender que Dios escucha y responde a las oraciones.
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Escribe en el diario de estudio de las Escrituras una doctrina o un principio que hayas aprendido al estudiar las Escrituras.
Comprender el contexto y el contenido de las Escrituras
Imagina una fruta con piel o cáscara, como una banana [plátano] o una naranja.
¿Qué parte de la fruta es la más útil? ¿Qué debes hacer antes de comer la fruta?
Si la parte más importante o más útil de la fruta se encuentra en el interior, ¿cuál es la finalidad de la cubierta exterior?
La fruta que se encuentra debajo de la cáscara y que utilizamos para obtener energía y nutrirnos, se puede comparar con las doctrinas y los principios que están en las Escrituras. La cáscara que envuelve la fruta se puede comparar con los acontecimientos y las personas de las Escrituras. De forma muy similar al recubrimiento externo, que conserva la fruta interior y ayuda a transportarla, los relatos de las Escrituras contienen doctrinas y principios del Evangelio y nos los comunican en una manera que nos ayuda a comprenderlos, recordarlos y aplicarlos en nuestra vida.
Si tienes una fruta a mano, pélala para ver la fruta del interior (o, sencillamente, piensa en las diferentes maneras de llegar hasta la parte interior de una banana o una naranja). El esfuerzo necesario para retirar la envoltura y mostrar la fruta interior se parece a lo que debemos hacer para abrir o revelar un pasaje de las Escrituras. Para abrir las Escrituras y revelar la fruta en su interior, debemos comprender el contexto histórico de la revelación en particular, así como esforzarnos por entender a las personas, los acontecimientos y el significado de las palabras. Al hacerlo, las doctrinas y los principios que contienen los relatos de las Escrituras resultan más fáciles de reconocer y de entender.
A continuación se indican varios métodos y técnicas básicos para ayudarte a entender mejor las Escrituras conforme las vayas estudiando. Al final de la lección encontrarás otros métodos y técnicas de estudio de las Escrituras.
Contexto histórico: Cada sección de Doctrina y Convenios incluye una introducción a la sección que, con frecuencia, describe las preocupaciones, las preguntas o los acontecimientos históricos que precedieron a la revelación de dicha sección. El conocimiento de esos detalles te puede resultar útil para comprender la revelación.
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Para comprobar de qué manera el conocimiento del contexto histórico puede aumentar tu comprensión de una revelación, lee la introducción de Doctrina y Convenios 121 y los versículos 1–8. En el diario de estudio de las Escrituras, describe en qué forma el hecho de saber que el profeta José Smith llevaba varios meses encarcelado en Liberty da más significado a su oración y a la respuesta del Señor en esos versículos.
Definiciones de palabras: Es posible que algunas de las palabras utilizadas en las Escrituras no sean muy conocidas. La Guía para el Estudio de las Escrituras, las notas al pie de página de las Escrituras y un diccionario común y corriente te pueden ayudar a entender el significado de esas palabras.
Por ejemplo, lee Doctrina y Convenios 121:1, 4. La palabra pabellón hace referencia a una tienda o una estructura de protección. ¿De qué manera el saber esto te ayuda a entender mejor el significado de esos versículos?
Pasajes correlacionados: Un pasaje de las Escrituras puede, con frecuencia, ayudar a explicar o aclarar el significado de una frase o un concepto de otro pasaje. Por ejemplo, lee Doctrina y Convenios 10:55. Ese versículo parece indicar que lo único que se necesita para heredar el Reino Celestial es ser miembro de la Iglesia. A continuación, lee Doctrina y Convenios 10:67 y fíjate en lo que enseña acerca de ser miembro de la Iglesia.
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En el diario de estudio de las Escrituras, explica de qué manera Doctrina y Convenios 20:37 te ayuda a entender el significado de Doctrina y Convenios 10:55 y 10:67. Puedes anotar D. y C. 10:67; 20:37 en el margen de Doctrina y Convenios 10:55, como pasajes correlacionados.
Reconocer doctrinas y principios
Conforme vaya aumentando tu comprensión acerca de los antecedentes, las palabras, las personas y los acontecimientos de las Escrituras, estarás mejor preparado para reconocer las verdades del Evangelio que contienen.
Algunos de los principios y las doctrinas del Evangelio resultan fáciles de detectar porque se expresan directamente en las Escrituras. Lee Doctrina y Convenios 130:22, y marca las doctrinas y los principios que se declaran directamente en ese versículo. Entre las doctrinas que se expresan en ese versículo se encuentran las verdades de que el Padre y el Hijo tienen cuerpos de carne y huesos, tan tangibles como el cuerpo del hombre, y que el Espíritu Santo es un personaje de Espíritu.
Gran parte de las doctrinas y los principios no se expresan directamente en el texto de las Escrituras, pero sí se ilustran o se describen en varios versículos. Para detectar esos principios y doctrinas, tenemos que encontrar las verdades que se explican en el pasaje de las Escrituras y, posteriormente, expresar dichas verdades de manera clara y sencilla. Normalmente, eso requiere tiempo y estudiar con detenimiento.
El élder Richard G. Scott dio el consejo siguiente: “Al procurar el conocimiento espiritual, busca los principios, separando el principio en sí de la explicación de este… Vale la pena que nos esforcemos por resumir las verdades que escuchemos con sencillas declaraciones de principios” (véase “Cómo adquirir conocimiento espiritual”, pág. 101).
Conforme vayas aprendiendo a reconocer doctrinas y principios que no se expresen claramente, puedes hacer preguntas como, por ejemplo: ¿Por qué se registró esta información en las Escrituras? ¿Qué quería el escritor que los lectores aprendieran y entendieran? ¿Qué puedo aprender que me sirva de ayuda? ¿Qué puedo aprender que me permita compartir las verdades del Evangelio con otras personas?
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Para prcticar reconocer doctrinas y principios, repasa Doctrina y Convenios 121:1–8 y plantéate algunas de las preguntas anteriores. Escribe en el diario de estudio de las Escrituras una o dos verdades que hayas aprendido de la oración del profeta José Smith y de la respuesta del Señor a esa oración.
Poner en práctica las doctrinas y los principios en nuestra vida
Vuelve a pensar en la fruta mencionada anteriormente en esta lección. ¿Qué valor tendría la fruta si no se llegara a utilizar después de quitarle la cáscara?
Si comparamos la fruta que se encuentra dentro de la cáscara con las doctrinas y los principios que encontramos en las Escrituras, ¿qué deberíamos hacer con esas verdades una vez que las hemos encontrado?
La nutrición y la energía que recibimos de la fruta es lo que le da valor al esfuerzo que hacemos por pelarla. De igual manera, el valor del estudio de las Escrituras se hace evidente cuando tomamos las doctrinas y los principios que hemos encontrado y los aplicamos a nuestra vida. Muchas de las revelaciones de Doctrina y Convenios se dieron a personas que tenían preguntas o preocupaciones, pero también podemos aplicar sus consejos y enseñanzas a nuestra propia vida. Aunque la mayor parte de las secciones van dirigidas a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los mensajes, las advertencias y las exhortaciones son de beneficio para todos.
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Piensa en un ejemplo de una verdad del Evangelio que hayas aprendido de las Escrituras y las bendiciones que has recibido por aplicarla. Describe tu experiencia en el diario de estudio de las Escrituras.
El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, hizo la siguiente promesa a quienes estudien las Escrituras y pongan en práctica las verdades que contienen: “Si [ustedes] conocen las revelaciones, no habrá pregunta —personal, social, política o laboral— que quede sin respuesta. En ellas se encuentra la plenitud del Evangelio sempiterno. En ellas encontramos los principios verdaderos que resolverán cualquier confusión, problema o dilema que la familia humana o cualquiera de sus integrantes tengan que afrontar” (“Enseñen las Escrituras”, La enseñanza en Seminario: Lecturas de preparación para el maestro, pág. 79, si.lds.org).
Puedes marcar las partes de esa promesa que tengan importancia para ti.
Si lo deseas, fíjate una meta que te permita aplicar una de las verdades que hayas aprendido durante el estudio de las Escrituras de hoy.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado la lección “El estudio de las Escrituras” y la he terminado el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro:
Otras técnicas y métodos de estudio de las Escrituras
Sustitución del nombre: Para ayudarte a poner en práctica las Escrituras en tu vida, pon tu nombre en vez del nombre que aparezca en las Escrituras. Prueba esta técnica con Doctrina y Convenios 6:20.
Causa y efecto: Para identificar doctrinas y principios del Evangelio en las Escrituras, busca relaciones del tipo “si… entonces…” o “porque… por tanto…”. Prueba esta técnica con Doctrina y Convenios 5:24.
Palabras clave: Palabras y frases como “he aquí”, “por tanto”, “por motivo de”, “no obstante” o “así vemos que”, nos invitan a detenernos y a buscar mensajes específicos. Lee Doctrina y Convenios 58:26 y observa la manera en que las palabras clave te pueden ayudar a identificar doctrinas y principios.
Listas de pasajes: Las Escrituras suelen contener listas; por ejemplo, listas de características de personalidad, instrucciones o advertencias. Cuando encuentres esas listas, considera enumerar cada elemento. Prueba esta técnica con Doctrina y Convenios 4:5–6.
Contrastes: Las Escrituras, a menudo, presentan contrastes de ideas, acontecimientos y personas. Dichos contrastes recalcan los principios del Evangelio. Busca contrastes en versículos solos, en capítulos y a lo largo de capítulos y libros. Intenta utilizar esta técnica con Doctrina y Convenios 50:23–25.
Visualización: Conforme vayas leyendo, busca detalles descriptivos que te ayuden a crear una imagen mental. Imagínate que estás presente en ciertos acontecimientos. Eso puede ayudarte a fortalecer tu testimonio de la realidad de lo que estás leyendo en las Escrituras. Prueba esta técnica con Doctrina y Convenios 45:44–46.
Simbolismo: Palabras y frases como, por ejemplo, “semejante a”, “tal como” o “comparado con” pueden ayudarte a encontrar símbolos. Interpreta los símbolos al analizar su naturaleza y meditar en sus atributos. Las notas al pie de página y la Guía para el Estudio de las Escrituras te pueden resultar útiles para interpretar algunos símbolos. Prueba esta técnica con Doctrina y Convenios 88:46, 51–61.
Meditar: Meditar incluye pensar, reflexionar, hacer preguntas y evaluar lo que sabes y lo que has aprendido. La meditación a menudo nos ayuda a entender lo que tenemos que hacer para poner en práctica los principios del Evangelio. El presidente David O. McKay enseñó lo siguiente: “La meditación es una de las puertas más secretas y sagradas por la que entramos en la presencia del Señor” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O. McKay, 2004, pág. 32). Lee Doctrina y Convenios 138:1–4 y busca un ejemplo de una persona que utilizó esta técnica.