Unidad 23: Día 4
Doctrina y Convenios 137
Introducción
El 21 de enero de 1836, el profeta José Smith se reunió con sus consejeros de la Primera Presidencia y con su padre, Joseph Smith, en un aposento alto del Templo de Kirtland, cuya construcción estaba ya casi concluida. En esa ocasión, el Profeta tuvo una visión del Reino Celestial y escuchó al Señor declarar la manera en que juzgará a aquellos que mueran sin conocer el Evangelio. Warren Parrish, que era el secretario o escribiente de José Smith en ese entonces, registró la visión en el diario del Profeta. Posteriormente, se incluyó el registro de esa visión en Doctrina y Convenios como la sección 137.
Doctrina y Convenios 137:1–6
José Smith recibe una visión del Reino Celestial
Piensa en algunas de las personas más importantes de tu vida. ¿Por qué son tan especiales e importantes para ti?
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En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe por qué es importante para ti saber que las personas a las que amas tendrán la oportunidad de vivir en el Reino Celestial después de morir.
Doctrina y Convenios 137 contiene la descripción del profeta José Smith de una vision en la cual vio el Reino Celestial.
Lee Doctrina y Convenios 137:1–4 y ubica las palabras y frases que describen el Reino Celestial. Intenta visualizar cómo sería estar en el Reino Celestial.
José Smith se regocijó al ver a algunos miembros de su familia en el Reino Celestial. Lee Doctrina y Convenios 137:3, 5–6 para saber a quiénes vio José Smith en el Reino Celestial.
Los padres de José estaban aún vivos en ese entonces; de hecho, su padre estaba en la sala con él durante la visión, lo cual indica que esa visión no era de las personas que ya se hallaban en el Reino Celestial, sino de los que algún día estarían allí.
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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Tal como dice en Doctrina y Convenios 137:6, ¿por qué se maravilló José Smith al ver a su hermano Alvin en el Reino Celestial?
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¿Qué otros sentimientos habrá tenido José cuando vio a su hermano Alvin en el Reino Celestial?
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El profeta José Smith amaba y admiraba a su hermano mayor, Alvin. Alvin también amaba a José, y lo apoyó en su preparación para recibir las planchas de oro de manos del ángel Moroni. En noviembre de 1823, cuando Alvin tenía 25 años y José 17, Alvin enfermó de gravedad repentinamente. Cuando su condición empeoró, y se hizo evidente que pronto moriría, él aconsejó a José, diciéndole: “Quiero que seas un buen muchacho y hagas cuanto esté en tu poder por obtener los registros. Sé fiel al recibir instrucciones y guardar todo mandamiento que se te dé” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 427).
La muerte de Alvin produjo un gran pesar en la familia Smith. “La familia pidió al ministro presbiteriano de Palmyra, Nueva York, que oficiara en el servicio funerario. Como el joven no era miembro de la congregación del ministro, este afirmó en su sermón que Alvin no podía ser salvo. William Smith, hermano menor de José, comentó: ‘[El ministro]… dio a entender muy claramente que [Alvin] había ido al infierno por no ser miembro de su iglesia; pero había sido un buen muchacho, y a mi padre no le gustó aquello’” (Enseñanzas: José Smith, págs. 427, 429).
Doctrina y Convenios 137:7–10
El Señor revela cómo juzgará a las personas que mueren sin el conocimiento del Evangelio
Cuando el profeta se preguntaba cómo Alvin podía entrar en el Reino Celestial sin estar bautizado, el Señor dio la respuesta. Estudia Doctrina y Convenios 137:7–8 y busca la doctrina que el Señor enseñó para ayudar a José a entender por qué Alvin podría entrar en el Reino Celestial.
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En tu diario de estudio de las Escrituras, registra la doctrina que encontraste en Doctrina y Convenios 137:7–8, y responde la siguiente pregunta: Esa doctrina, ¿de qué manera brinda consuelo a quienes tienen seres queridos que han muerto sin el conocimiento del Evangelio?
El Señor reveló la doctrina en Doctrina y Convenios 137:7–8 antes de revelar la doctrina del bautismo por los muertos. En las próximas lecciones, estudiarás las revelaciones acerca del bautismo por los muertos.
Como parte de esta revelación concerniente a los que han muerto, el Señor enseñó acerca de cómo Él juzgará a todas las personas. Lee Doctrina y Convenios 137:9 y completa la siguiente declaración: El Señor nos juzgará según nuestras y los .
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En tu diario de estudio de las Escrituras, explica con tus propias palabras por qué piensas que sean importantes tanto nuestros deseos como nuestras obras.
Para comprender mejor cómo nos juzgará el Señor de acuerdo con nuestras obras y nuestros deseos, analiza la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“¿Estamos seguros de que nos encontramos sin culpa, según la ley de Dios, si solamente nos refrenamos de realizar actos pecaminosos? ¿Y qué sucederá si albergamos malos pensamientos y deseos?
“¿Pasarán desapercibidos los sentimientos de odio en el día del Juicio? ¿Y los de envidia? ¿O los de codicia?…
“Nuestras respuestas a tales preguntas ilustran lo que podemos designar como las malas nuevas, de que podemos pecar sin incurrir en actos evidentes (obvios), tan solo mediante nuestros sentimientos y los deseos de nuestro corazón.
“Pero, también existen las buenas nuevas. Bajo la ley de Dios, podremos ser recompensados por nuestra rectitud, aun cuando no hayamos estado en posición de realizar las obras que usualmente están asociadas con tales bendiciones.
“Cuando alguien sinceramente quería hacer algo por mi suegro, pero las circunstancias se lo impedían, él decía: ‘Gracias. Consideraré la buena voluntad como si fuera la acción’. De forma similar, creo que nuestro Padre Celestial recibirá el deseo sincero de nuestro corazón como sustitución de las acciones que resultan genuinamente imposibles” (“The Desires of Our Hearts”, Devocional en Brigham Young University, 8 de octubre de 1985, pág. 4; speeches.byu.edu).
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Los siguientes cuatro ejemplos te ayudarán a entender mejor la doctrina que descubriste en Doctrina y Convenios 137:7–8. En tu diario de estudio de las Escrituras, responde la siguiente pregunta para cada uno de los ejemplos: ¿Cómo ilustra este ejemplo la importancia tanto de nuestros deseos como de nuestras obras?
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Un miembro de la Iglesia siente el deseo justo de casarse en el templo. Luego de toda una vida de fiel servicio en la Iglesia, este miembro fallece sin haber tenido la oportunidad de ser sellado a su cónyuge en el templo.
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Un hombre joven guarda valientemente sus convenios bautismales y lleva a cabo sus deberes en el Sacerdocio Aarónico. Al graduarse de los estudios pre-universitarios, siente un enorme deseo de servir en una misión de tiempo completo, pero no puede salir a la misión debido a una discapacidad física.
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Una mujer joven siente resentimiento hacia otra jovencita. Ella aparenta amabilidad, pero en secreto desea que le ocurran cosas malas a la otra joven.
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Un hombre joven alberga pensamientos de lujuria, mas no busca la ayuda del Señor para cambiar sus sentimientos y pensamientos inapropiados.
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Medita en lo que significa saber que serás juzgado por tus obras, así como por los deseos de tu corazón.
Lee Doctrina y Convenios 137:10 y marca la verdad que enseña acerca de los niños que mueren antes de la edad de responsabilidad.
Cuando el profeta José Smith recibió la revelación que se encuentra en Doctrina y Convenios 137:10, él y su esposa, Emma, habían sufrido la muerte de cuatro de sus hijos, entre ellos uno que adoptaron. Posteriormente, morirían otros dos hijos. Piensa en cómo la doctrina revelada en este versículo puede brindar consuelo a las familias que lloran la muerte de un niño.
¿Cómo ayuda esa doctrina a aumentar tu fe en Dios? ¿Por qué crees que es importante confiar en el plan de Dios cuando los niños mueren en la infancia?
Hablando acerca de la muerte de los niños pequeños, el profeta José Smith enseñó: “El Señor se lleva a muchos, aun en su infancia, a fin de que puedan verse libres de la envidia de los hombres, y de las angustias y maldades de este mundo. Son demasiado puros, demasiado bellos para vivir sobre la tierra; por consiguiente, si se considera como es debido, veremos que tenemos razón para regocijarnos, en lugar de llorar, porque son librados del mal y dentro de poco los tendremos otra vez” (Enseñanzas: José Smith, pág. 186).
El presidente Wilford Woodruff enseñó: “Quizás tanto ustedes como yo podamos preguntarnos: ‘¿Por qué se ha llevado el Señor a mis hijos?’. Pero eso es algo que yo no puedo contestar, porque no lo sé; está en manos de Él, y así ha sido desde la creación del mundo hasta ahora. Los niños mueren en su infancia y van al mundo de los espíritus. Vienen acá y cumplen el objeto de su venida al mundo, es decir, viven en la carne. Vienen a recibir un período de prueba y una herencia en la tierra; obtienen un cuerpo, un tabernáculo, que será preservado para ellos, y en la mañana de la resurrección espíritus y cuerpos se reunirán; y, de la misma manera que aquí encontramos en una familia niños de distintas edades, desde el niño de pecho hasta el joven, así será en la organización familiar del mundo celestial. Nuestros niños se nos devolverán tal como eran cuando fueron sepultados si los padres guardamos la fe y probamos ser dignos de obtener la vida eterna; y si no lo hacemos, nuestros hijos serán preservados igual y heredarán la gloria celestial. Esa es mi opinión en cuanto a los niños pequeños que mueren” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Wilford Woodruff, 2005, pág. 86).
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Qué has aprendido en tu estudio de Doctrina y Convenios 137 acerca de los esfuerzos que hace el Señor para darles a todas las personas la oportunidad de vivir en el Reino Celestial?
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Esas verdades, ¿por qué son importantes para ustedes?
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Doctrina y Convenios 137 y he terminado esta lección el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: