Unidad 9: Día 1
Doctrina y Convenios 36–37
Introducción
En diciembre de 1830, Sidney Rigdon viajó con Edward Partridge desde Ohio hasta el estado de Nueva York para reunirse con el profeta José Smith. Sidney se había bautizado hacía poco, pero Edward aún no estaba convencido de la veracidad del Evangelio restaurado. Luego de conocer al Profeta y tras conversar con los que lo conocían, Edward pidió al Profeta que lo bautizara. En esos primeros días de diciembre de 1830, y antes de que Edward Partridge fuese bautizado, José Smith recibió la revelación que está en Doctrina y Convenios 36. En esa revelación, el Señor llamó y mandó a Edward Partridge a predicar el Evangelio.
La persecución contra la Iglesia se estaba intensificando en los últimos seis meses de 1830. En diciembre de ese año, José recibió la revelación que está en Doctrina y Convenios 37, en la cual el Señor mandó a los santos salir del estado de Nueva York y congregarse en Ohio.
Doctrina y Convenios 36:1–3
El Señor perdona a Edward Partridge sus pecados y lo llama a predicar el Evangelio
Piensa en varios objetos que los misioneros llevan consigo que les permiten hacer su labor.
Ciertas cosas que los misioneros necesitan para predicar el Evangelio con eficacia no pueden llevarse en una maleta. A medida que estudies Doctrina y Convenios 36, determina lo que necesita un misionero y lo que debe hacer para prepararse para servir en una misión.
En Doctrina y Convenios 36, el Señor llamó a Edward Partridge a servir en una misión. Lee Doctrina y Convenios 36:1, y averigua lo que el Señor le dijo a Edward Partridge antes de llamarlo a predicar el Evangelio.
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Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras la razón por la que te parece importante que todos los que sean llamados a predicar el Evangelio se arrepientan y les sean perdonados sus pecados. Reflexiona en cómo el hecho de quedar libre de pecados iba a ayudar a Edward Partridge a predicar el Evangelio “como con voz de trompeta” (D. y C. 36:1).
Lee la siguiente declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y marca las palabras o frases que te permitan entender por qué es importante que quienes sean llamados a predicar el Evangelio estén limpios:
“En esta batalla entre el bien y el mal, no pueden jugar para el adversario cuando se encuentren ante la tentación y luego esperar ponerse del lado del Salvador en el momento de ir al templo y a la misión como si nada hubiese sucedido. Eso, mis amigos, no lo pueden hacer. Dios no será burlado…
“En casi toda competencia deportiva que conozco hay líneas en el suelo o en la cancha, y para competir, todo participante debe permanecer dentro de esos límites. Pues bien, el Señor ha trazado líneas de dignidad para quienes son llamados a trabajar con Él en esta obra. ¡Ningún misionero puede desafiar a otra persona a que se arrepienta de una transgresión sexual, de usar lenguaje profano o de ver pornografía si él mismo no lo ha hecho! No pueden hacer eso; el Espíritu no los acompañará y las palabras se les atorarán en la garganta cuando traten de decirlas. Ustedes no pueden andar por lo que Lehi llamó ‘senderos prohibidos’ [1 Nefi 8:28] y esperar guiar a otras personas en ese camino ‘estrecho y angosto’ [2 Nefi 31:18]; no puede hacerse” (“Somos los soldados”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 45).
Piensa en cómo sería que tú compartieras el Evangelio con otras personas, sabiendo que no has vivido las verdades que enseñas. En cambio, reflexiona cómo sería compartir el Evangelio con los demás, teniendo confianza en que has sido limpiado de cualquier pecado mediante la expiación de Jesucristo.
El élder Holland explicó lo que debes hacer ahora para estar limpio para el servicio misional: “No importa quiénes sean ni lo que hayan hecho, pueden ser perdonados. Cada uno de ustedes… puede abandonar cualquier transgresión con la que batallen. Ese es el milagro del perdón; es el milagro de la expiación del Señor Jesucristo. Pero no lo pueden hacer sin un compromiso activo hacia el Evangelio, y no lo pueden hacer sin arrepentirse cuando sea necesario. Estoy pidiéndoles… que sean activos y puros. Si fuese necesario, les pido que se activen y que se purifiquen” (véase “Somos los soldados”, pág. 45).
Medita en lo que debas hacer ahora para llegar a estar limpio o para permanecer limpio.
Lee Doctrina y Convenios 36:2–3, y busca lo que el Señor prometió dar a Edward Partridge antes de que fuera enviado a predicar el Evangelio.
El presidente Harold B. Lee explicó el significado de la frase “pondré sobre ti mi mano por conducto de las de mi siervo” que se encuentra en el versículo 2: “Aquí el Señor nos dice que cuando uno de Sus siervos autorizados coloca sus manos sobre la cabeza de alguien que será bendecido mediante tal autoridad, es como si Él mismo estuviera poniendo Su mano con la de ellos para llevar a cabo esa ordenanza. De ese modo, comenzamos a vislumbrar la manera en que Él manifiesta Su poder entre los hombres por medio de Sus siervos, a quienes ha confiado las llaves de autoridad” (Be Secure in the Gospel of Jesus Christ, Brigham Young University Speeches of the Year, 11 de febrero de 1958, pág. 6).
También puede ser de utilidad saber que la frase “enseñará las cosas apacibles del reino” en el versículo 2 se refiere a la inspiración y guía que recibimos del Espíritu Santo cuando vivimos el Evangelio.
Fíjate en el versículo 3 lo que el Señor le dijo que hiciera con aquello que el Espíritu Santo le había enseñado.
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Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Por qué piensas que sea indispensable que los misioneros cuenten con el Espíritu Santo como compañero? Luego de responder esta pregunta, podrías escribir sobre alguna ocasión en que el Espíritu Santo te enseñó algo acerca de “las cosas apacibles del reino” (D. y C. 36:2).
Doctrina y Convenios 36:4–8
El Señor da un mandamiento concerniente a los que son llamados a predicar el Evangelio
Lee Doctrina y Convenios 36:4–5; 7. Observa que en estos versículos, el Señor se dirige “a los élderes de [Su] iglesia” (D. y C. 36:7). En tu lectura, busca una responsabilidad que el Señor dio a los poseedores del sacerdocio.
Basándote en lo que leíste en esos versículos, completa el siguiente principio concerniente a la responsabilidad de todos los poseedores del sacerdocio de la actualidad: Los poseedores del sacerdocio son llamados a .
El presidente Thomas S. Monson comentó sobre este principio: “… repito lo que los profetas han enseñado por mucho tiempo: que todo joven digno y capaz debe prepararse para servir en una misión. El servicio misional es un deber del sacerdocio, una obligación que el Señor espera de nosotros, a quienes se nos ha dado tanto” (“Al encontrarnos reunidos de nuevo”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 5).
Los obispos y los presidentes de rama trabajan con los hombres jóvenes y las mujeres jóvenes a fin de determinar su dignidad y capacidad para servir al Señor como misioneros de tiempo completo. Por motivo de enfermedades o discapacidades, se exime a algunos hombres jóvenes del servicio misional de tiempo completo. No obstante, los jóvenes en tales circunstancias deben mantenerse dignos y prepararse para servir al Señor de otras maneras.
Repasa Doctrina y Convenios 36:5, 7 para ver lo que deben hacer los poseedores del sacerdocio antes de que se los ordene y se los envíe a predicar el Evangelio.
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Responde la pregunta siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Cómo puede un hombre joven demostrarle al Señor que acepta el mandamiento de predicar el Evangelio?
Si bien el servicio misional es un deber del sacerdocio, las mujeres jóvenes también pueden servir. “Un consejo para ustedes jóvenes hermanas: Aunque ustedes no tienen la misma responsabilidad del sacerdocio que la que tienen los hombres jóvenes de servir como misioneros de tiempo completo, ustedes aportan una valiosa contribución como misioneras y les agradecemos su servicio” (“Al encontrarnos reunidos de nuevo”, pág. 6).
Lee Doctrina y Convenios 36:6, e identifica el mensaje que el Señor manda que enseñen Sus misioneros. La frase “las ropas contaminadas con la carne” se refiere a la ropa que se contamina por las enfermedades. En el antiguo Israel, tales ropas se quemaban para prevenir la propagación de las enfermedades. En el versículo 6, el Señor compara el pecado con la enfermedad y nos manda evitar cualquier cosa que esté asociada con el pecado.
¿Cómo se relaciona el mensaje de Doctrina y Convenios 36:6, que los misioneros deben proclamar el arrepentimiento, con la declaración del élder Holland al comienzo de esta lección sobre la manera en que deben prepararse los misioneros?
Lee Doctrina y Convenios 36:8, y fíjate en lo que le dijo el Señor a Edward Partridge al final de esta revelación.
Doctrina y Convenios 37
El Señor manda a Su Iglesia que se congregue en Ohio
La persecución contra los santos en el estado de Nueva York iba en aumento durante los meses previos al viaje de Edward Partridge para conocer a José Smith. Hacia finales de diciembre de 1830, unas pocas semanas después de la llegada de Sidney Rigdon y Edward Partridge al estado de Nueva York, el profeta José Smith recibió una revelación en la que el Señor mandó que los santos partieran hacia Ohio.
Lee Doctrina y Convenios 37:1–4 para averiguar los preparativos que el Señor deseaba que el Profeta hiciera antes de irse a Ohio. En el versículo 2, fíjate en la razón por la que el Señor le dijo a José Smith que fuera a Colesville, Nueva York, a fortalecer a los miembros de allí.
¿Qué principio podemos aprender acerca de la oración en esos versículos?
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Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras un principio que hayas aprendido en Doctrina y Convenios 37:2 acerca de la oración. Explica también lo que harás para vivir de conformidad con ese principio.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Doctrina y Convenios 36–37 y completado la lección el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: