Unidad 10: Día 2
Doctrina y Convenios 42:1–29
Introducción
El 9 de febrero de 1831, poco después de haber llegado a Kirtland, Ohio, el profeta José Smith recibió una revelación que ahora está incluida en Doctrina y Convenios 42:1–72. Él recibió instrucciones adicionales el 23 de febrero (véase D. y C. 42:73–93). En conjunto, estas revelaciones se conocen como “la ley de la Iglesia” (véase el encabezamiento de D. y C. 42). Doctrina y Convenios 42 está dividida en dos lecciones. Esta lección examina los versículos 1–29, que brindan instrucción sobre la enseñanza del Evangelio y presentan leyes generales de conducta para los miembros de la Iglesia.
Doctrina y Convenios 42:1–10
El Señor llama a los élderes a enseñar el Evangelio y a edificar Su Iglesia
Encierra en un círculo aquellas palabras que pienses que se aplican a las leyes y los mandamientos de Dios:
Restricción |
Bendición |
Difícil |
Control |
Don |
Limitación |
Recompensa |
Libertad |
¿Por qué consideramos a veces las leyes y los mandamientos de Dios como algo negativo? ¿Por qué es importante que veamos cada una de las leyes y los mandamientos de Dios como un don y una bendición? ¿De qué forma la obediencia a las leyes y los mandamientos de Dios nos libera de las consecuencias del pecado?
Conforme estudias la lección de hoy, observa cómo se sentían los miembros de la Iglesia en aquella época en cuanto a recibir las leyes de Dios, y medita sobre tu propia actitud hacia los mandamientos.
El Señor mandó a los santos en el estado de Nueva York a trasladarse a Ohio y les prometió que una vez allí, Él les daría Su ley (véase D. y C. 38:32). Con mucho sacrificio, ellos dejaron su hogar y sus posesiones y obedecieron el mandato de congregarse en Ohio. La mayoría de los santos del estado de Nueva York obedecieron el mandato de congregarse en Ohio. Cuando varios de ellos llegaron a Kirtland, doce élderes se reunieron con el profeta José Smith e invocaron al Señor. Lee Doctrina y Convenios 42:1–3, y determina la razón por la que los élderes de la Iglesia se habían congregado.
Esos élderes se habían congregado, según se les había mandado, para que el Señor les diera Su ley. El primer mandamiento del Señor para ellos fue que salieran como misioneros, de dos en dos, para predicar el Evangelio y edificar la Iglesia en toda región a la que se los llamara, hasta que el pueblo fuese congregado en uno (véase D. y C. 42:4–10).
Doctrina y Convenios 42:11–17
El Señor presenta los principios de la enseñanza del Evangelio
Imagínate que estás sentado en el salón sacramental esperando que comience la reunión sacramental. Ninguno de los miembros del obispado o de la presidencia de rama están presentes. Una persona de la congregación se pone de pie y explica que le gustaría extender algunos llamamientos y enseñar una doctrina nueva que le ha sido revelada. ¿Cómo reaccionarías ante esa situación? ¿Por qué?
Lee Doctrina y Convenios 42:11 y determina lo que es necesario para que alguien pueda predicar el Evangelio o edificar la Iglesia como representante oficial de la Iglesia. Esta instrucción sobre la ordenación se aplica no solo a los misioneros, sino también a cualquier persona que es apartada para enseñar y dirigir en la Iglesia. Podrías marcar las palabras o frases en este versículo que enseñan el siguiente principio: Los que enseñan y edifican la Iglesia deben ser llamados por Dios y ordenados o apartados por los líderes autorizados de la Iglesia.
¿Te das cuenta de cómo la práctica de anunciar y sostener públicamente a los líderes de la Iglesia y a los miembros en sus llamamientos cumple la pauta del Señor de que la autoridad de ellos la “sepa la iglesia”? (D. y C. 42:11; véase D. y C. 28:13). ¿De qué forma contribuye esto al orden en la Iglesia y nos protege del engaño?
Lee Doctrina y Convenios 42:12–13 y marca las responsabilidades que recaen en las personas que enseñan y dirigen en la Iglesia.
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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De acuerdo con lo expresado en Doctrina y Convenios 42:12, ¿qué deben enseñar los maestros en la Iglesia?
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Según el versículo 13, ¿cómo han de enseñar?
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Fíjate en la frase “observarán los convenios y reglamentos de la iglesia para cumplirlos” en Doctrina y Convenios 42:13. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras por qué es importante que los maestros y los líderes vivan lo que enseñan. ¿Qué bendiciones has recibido tú o ha recibido algún conocido tuyo a raíz de que un maestro o un líder vivía la doctrina y los principios que él o ella enseñaba?
Lee Doctrina y Convenios 42:14 y determina lo que deben hacer los que enseñan a fin de recibir la guía del Espíritu. Luego, completa el siguiente principio: Si , recibiremos el Espíritu para ayudarnos a enseñar a los demás. (Podrías marcar las palabras en ese versículo que enseñan el principio o escribir el principio en el margen de tu ejemplar de las Escrituras).
Otro principio que se enseña en Doctrina y Convenios 42:14 es que si no tenemos el Espíritu, no enseñaremos.
Para que comprendas por qué es importante tener el Espíritu cuando aprendes y enseñas el Evangelio, lee Doctrina y Convenios 42:16–17 y determina lo que el Espíritu Santo sabe y hace. El título Consolador, utilizado en estos versículos, es uno de los nombres del Espíritu Santo. En el espacio en blanco, completa la siguiente enseñanza doctrinal del versículo 17: El Espíritu Santo sabe y da testimonio de .
De acuerdo con esta verdad, ¿cómo puede el Espíritu Santo ayudarte cuando estás enseñando?
Gracias a que el Espíritu Santo sabe todas las cosas, Él sabe lo que todos hemos vivido y lo que necesitamos en nuestra vida. Quienes enseñan y explican las verdades del Evangelio y testifican de ellas mediante la inspiración del Espíritu Santo reciben la guía para ayudar a los demás a recibir lo que el Señor sabe que necesitan.
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Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras acerca de alguna ocasión en la que hayas sentido la influencia del Espíritu Santo mientras enseñabas, compartías o explicabas el Evangelio o testificabas de él. Escribe también acerca de una experiencia en la que sentiste al Espíritu Santo darte testimonio del Padre Celestial y de Jesucristo. Si no estás seguro de haber tenido ese tipo de experiencias, pregúntale a un familiar o un amigo sobre alguna ocasión en que haya sentido la influencia del Espíritu Santo y escribe lo que aprendas del relato de esa persona.
Doctrina y Convenios 42:18–29
El Señor da leyes y mandamientos para los miembros de la Iglesia
Después de que el Señor dio instrucciones acerca de la enseñanza en la Iglesia, reveló leyes y mandamientos que conciernen a todos los miembros de la Iglesia. Lee Doctrina y Convenios 42:18–29, y descubre los mandamientos que se enseñan en esos versículos. Podrías marcar lo que encuentres.
Aunque el versículo 19 declara que “el que matare, morirá”, el versículo 79 nos ayuda a entender que los asesinos deben ser entregados a las autoridades civiles “para ser [juzgados], de acuerdo con las leyes del país”.
En Doctrina y Convenios 42:20–28, ser “expulsado” significa ser excomulgado, o sea, dejar de ser miembro de la Iglesia. Aunque estos versículos enseñan que la excomunión es para las personas que no se arrepienten, las consecuencias de la excomunión en el caso de ciertos pecados graves pueden formar parte del proceso de arrepentimiento de personas que están humildemente arrepentidas y procuran el perdón de sus pecados. El propósito de la acción disciplinaria en la Iglesia es proteger a la Iglesia y ayudar a los que pequen a arrepentirse y recibir las bendiciones de la expiación del Salvador.
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Para ahondar en la comprensión de algunos de los principios que se enseñan en Doctrina y Convenios 42:18–29, responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Por qué crees que hay personas hoy en día que se sienten tentadas a robar? ¿Qué piensas que ayudaría a una persona que a menudo se sienta tentada a robar?
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Una forma de mentir es hacer trampas. ¿Por qué crees que mentir y hacer trampas son pecados graves?
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De acuerdo con tus experiencias, ¿por qué hablar mal de los demás es malo y dañino?
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Repasa Doctrina y Convenios 42:22–23, y marca las palabras que enseñan este principio: Si codiciamos a otra persona, entonces negaremos la fe y perderemos el Espíritu.
La lujuria no es amor. Quienes codician con lujuria a otras personas están egoístamente centrados en su propia gratificación; ven a los demás como objetos y carecen de autocontrol. La lujuria distorsiona y altera la manera en que vemos a los demás; hace que pierdas la guía del Espíritu y puede dañar tu aptitud para tener una relación normal con las demás personas, especialmente con tu futuro cónyuge; limita tu capacidad de sentir el verdadero amor. La lujuria evidencia una falta de fe y es contraria a la forma en que Dios espera que nos veamos unos a otros.
Una herramienta de la lujuria que predomina hoy en día es la pornografía. El élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, advirtió:
“La pornografía atrofia la capacidad de disfrutar de una relación emocional, romántica y espiritual normal con una persona del sexo opuesto…
“La pornografía también es adictiva, paraliza la capacidad de decidir y esclaviza a quienes la usan, haciéndolos volver obsesivamente por dosis cada vez mayores…
“… hagan cuanto puedan para evitar la pornografía. Si alguna vez se encuentran en presencia de ella —lo cual puede sucederle a cualquiera en el mundo en que vivimos— sigan el ejemplo de José en Egipto. Cuando la tentación quiso asirlo, dejó la tentación y huyó de inmediato (Génesis 39:12).
“No den cabida a ningún grado de tentación. Prevengan el pecado y eviten tener que lidiar con la inevitable destrucción que él causa. Así que ¡apáguenlo!, ¡miren en otra dirección! y evítenlo a cualquier precio. Dirijan sus pensamientos hacia senderos edificantes…
“… no patrocinen la pornografía. No usen su poder adquisitivo para respaldar la degradación moral. Y ustedes, jovencitas, por favor entiendan que si se visten inmodestamente, lo único que hacen es empeorar el problema volviéndose pornografía a los ojos de algunos varones que las ven” (“Pornografía”, Liahona, mayo de 2005, págs. 89–90).
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En tu diario de estudio de las Escrituras escribe un párrafo que describa lo que puedes hacer para fortalecerte en contra de la tentación de la lujuria. Incluye en tu escrito las razones por las que piensas que este mandamiento es importante. (Quizás desees estudiar el tema “Castidad” en Leales a la Fe: Una referencia del Evangelio, 2004, para darte ideas adicionales).
Para concluir esta lección, lee Doctrina y Convenios 42:29 y busca el principio que se enseña en ese versículo.
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En tu diario de estudio de las Escrituras escribe cómo crees que al guardar los mandamientos y las leyes de Dios demuestras tu amor por Él. ¿Como te ayudado el guardar los mandamientos a acercarte al Señor?
Durante la próxima semana, demuestra mayor amor por Dios procurando ser más obediente a una de Sus leyes o mandamientos.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Doctrina y Convenios 42:1–29 y he terminado esta lección el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: