Unidad 23: Día 3
Doctrina y Convenios 107:39–100; 108
Introducción
La primera parte de esta lección cubre Doctrina y Convenios 107:39–100. Aunque Doctrina y Convenios 107 se registró en abril de 1835, la mayor parte del contenido en los versículos 60–100 la recibió el profeta José Smith por revelación el 11 de noviembre de 1831. Los versículos analizados en esta lección contienen las palabras del Señor acerca de la antigua práctica de conferir el Sacerdocio de Melquisedec de padre a hijo. También ofrecen instrucción concerniente a los deberes de diversos líderes del sacerdocio. En esta lección se estudia también Doctrina y Convenios 108, en la que el Señor dio consejo y promesas a Lyman Sherman.
Doctrina y Convenios 107:39–100
El Señor revela que antiguamente el Sacerdocio de Melquisedec pasaba de padres a hijos
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Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras acerca de alguna situación que estés afrontando actualmente, o que próximamente afrontarás, en la que te sería beneficioso recibir ayuda de tu Padre Celestial.
Conforme estudies Doctrina y Convenios 107:39–100, busca verdades que te ayuden a recibir guía y consuelo del Padre Celestial.
En la lección anterior aprendiste acerca de algunos de los deberes de la Primera Presidencia, del Cuórum de los Doce Apóstoles y de los Setenta. Lee Doctrina y Convenios 107:39 para conocer uno de los deberes del Cuórum de los Doce Apóstoles. El término “ministros evangelistas” hace referencia a los que poseen el oficio de patriarca en el Sacerdocio de Melquisedec (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Evangelista”, escrituras.lds.org).
De acuerdo con lo que aprendiste en el versículo 39, completa lo siguiente: Los patriarcas son llamados por y son ordenados bajo la dirección de los Doce Apóstoles.
Quienes poseen el oficio de patriarca dan bendiciones especiales, llamadas bendiciones patriarcales, a los miembros dignos de la Iglesia. La bendición patriarcal te declara el linaje que tienes en la casa de Israel y contiene consejos personales del Señor para ti (véase Leales a la Fe: Una referencia del Evangelio, 2004, “Bendiciones patriarcales”, pág. 31).
Cuando las personas estudian sus bendiciones patriarcales, pueden recibir guía y consuelo del Padre Celestial. Si no has recibido una bendición patriarcal, puedes hablar con tus padres y con el obispo o presidente de rama para determinar la ocasión más adecuada para recibirla y lo que debes hacer para prepararte para la experiencia.
La palabra patriarca también se refiere a los padres. En Doctrina y Convenios 107:41–57 se enseña que Adán era un padre y patriarca justo. Lee los versículos 41–50 y busca un modelo recurrente: dos cosas que hizo Adán repetidamente al presidir sobre su familia.
Lee Doctrina y Convenios 107:53. En este versículo leemos que Adán bendijo a todos los justos de su posteridad.
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Basándote en lo que aprendes en Doctrina y Convenios 107:41–57, responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Cuáles fueron las dos cosas que Adán hizo en forma repetitiva al presidir sobre su familia?
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¿De qué forma puede servir el ejemplo de Adán como un modelo para todos los padres?
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Una verdad que aprendemos en Doctrina y Convenios 107:53 es que los padres que poseen el Sacerdocio de Melquisedec tienen autoridad para bendecir a sus hijos. Además de ordenar a un hijo al sacerdocio, un padre puede dar una bendición del sacerdocio a un hijo o una hija en caso de enfermedad o para brindar dirección y consuelo.
Además de dar bendiciones a sus hijos, los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden dar bendiciones a otros miembros de la familia y a otras personas que se las pidan. El presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles explicó: “Los cuórums del sacerdocio deben ministrar y velar por los hogares que no tienen el sacerdocio. De esta manera, no faltará ninguna bendición en ninguna morada de la Iglesia” (“El poder del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2010, pág. 9).
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En tu diario de estudio de las Escrituras, describe la forma en que tú o personas que conozcas se han beneficiado al recibir bendiciones del sacerdocio de su padre u otro poseedor del Sacerdocio de Melquisedec. Si no has tenido la oportunidad de recibir una bendición del sacerdocio, escribe acerca de cómo te podrías beneficiar al procurar tal bendición.
Acuérdate de las circunstancias sobre las que escribiste en la asignación 1 de esta lección. Recuerda que puedes buscar guía y consuelo del Padre Celestial mediante una bendición patriarcal y las bendiciones del sacerdocio administradas por tu padre u otros poseedores del Sacerdocio de Melquisedec.
En Doctrina y Convenios 107:58–98, leemos acerca de los deberes de diversos líderes del sacerdocio. Al estudiar esos versículos, considera cómo los que cumplen con esos deberes pueden llevar las bendiciones del sacerdocio a otras personas.
Lee Doctrina y Convenios 107:99–100 y encuentra las instrucciones que dio el Señor a quienes poseen el sacerdocio.
El presidente Thomas S. Monson enseñó: “El sacerdocio no es tanto un don, sino el mandato de servir, el privilegio de elevar y la oportunidad de bendecir la vida de los demás” (“Nuestra sagrada responsabilidad del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2006, pág. 57).
Doctrina y Convenios 108
El Señor brinda consejo y bendiciones a Lyman Sherman
Piensa en alguna ocasión en que te sentiste inspirado por el Espíritu a hacer algo, y seguiste esa inspiración. ¿Qué bendiciones recibiste al obedecer la inspiración del Espíritu?
Lyman Sherman era un miembro fiel de la Iglesia que había servido en el Campo de Sion y había sido llamado como uno de los siete Presidentes del Cuórum de los Setenta. El profeta José Smith registró en su diario que el 26 de diciembre de 1835, “vino el hermano Lyman Sherman y solicitó recibir la palabra del Señor por mi conducto; ‘porque’, dijo él, ‘se me ha indicado que te haga conocer mis sentimientos y deseos, y se me prometió que recibiría una revelación en la que se me darían a conocer mis deberes’” (en History of the Church, tomo II, pág. 345).
Cuando Lyman dijo que “se me ha indicado” hablar con José Smith, se refería a que había sido inspirado por el Espíritu Santo.
En respuesta a la solicitud de Lyman, José Smith recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 108. Lee Doctrina y Convenios 108:1 y busca la bendición que el Señor otorgó a Lyman por haber obedecido la inspiración de hablar con el Profeta.
Basándote en lo que el Señor le reveló a Lyman Sherman, completa el siguiente principio: Al la voz del Señor, lo invitamos a extender Su perdón.
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Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Por qué crees que al obedecer la inspiración del Señor lo invitamos a extendernos Su perdón?
Podemos escuchar la voz del Señor mediante las Escrituras, las palabras de Sus profetas y la inspiración del Espíritu Santo. Obedecer a Dios incluye el llenar tu vida de actividades rectas que te aporten poder espiritual. La obediencia total hace que todo el poder del Evangelio llegue a tu vida. Esa obediencia abarca acciones que al principio quizás no consideres parte del arrepentimiento, tales como asistir a las reuniones, pagar el diezmo, dar servicio y perdonar a los demás. El Señor prometió: “El que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado” (D. y C. 1:32).
Lee Doctrina y Convenios 108:2 y encuentra el consejo del Señor a Lyman Sherman después de decirle que le había perdonado sus pecados.
¿Qué piensas que signifique: “Repose, por tanto, tu alma en cuanto a tu condición espiritual” (D. y C. 108:2)?
Aprendemos en Doctrina y Convenios 108:1–2 que el perdón del Señor brinda reposo a nuestra alma.
Algunas veces, las personas arrepentidas se preguntan si habrán sido perdonadas. En las siguientes declaraciones, marca el consejo dado a quienes se les dificulte hallar reposo para su alma.
El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“La gran mañana del perdón quizás no llegue en seguida. Pero no se den por vencidos si fracasan en el primer intento; muchas veces la parte más difícil del arrepentimiento es perdonarse a uno mismo. El desaliento es parte de la prueba. No se den por vencidos: esa mañana luminosa llegará.
“Entonces, volverán a sentir ‘la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento’ [Filipenses 4:7]; y ustedes, como Él, no recordarán más sus pecados. ¿Cómo lo sabrán? ¡Les aseguro que lo sabrán! [véase Mosíah 4:1–3]” (véase “La luminosa mañana del perdón”, Liahona, enero de 1995, pág. 23).
El presidente Harold B. Lee enseñó: “Si hicieran todo lo posible para arrepentirse sinceramente de sus pecados, quienquiera que ustedes sean, dondequiera que se encuentren, y si hubieran hecho las debidas correcciones y restituciones… entonces, con seguridad, desearán recibir la respuesta confirmatoria del Señor, para saber si Él ha aceptado su arrepentimiento o no. Si en la profunda investigación de su alma encuentran la paz de conciencia que buscan, así podrán llegar a saber que el Señor ha aceptado su arrepentimiento” (véase Permaneced en los lugares santos, Liahona, marzo de 1974, pág. 44).
Estudia Doctrina y Convenios 108:3 y encuentra otros consejos que el Señor dio a Lyman Sherman. (Te será útil saber que la palabra observar en este versículo significa cumplir u obedecer. Un voto es una promesa o un convenio).
¿De qué forma es útil el consejo de ser más cuidadoso en observar los votos para alguien que ha recibido el perdón de sus pecados,?
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En tu diario de estudio de las Escrituras, explica cómo las verdades que aprendiste en Doctrina y Convenios 108:1–3 pueden ayudar a uno de tus amigos, o a un miembro de tu familia, a obedecer la voz del Señor y obtener perdón.
¿Has escuchado antes la frase “asamblea solemne”? El élder David B. Haight, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó: “Una asamblea solemne, tal como el nombre lo indica, es una ocasión reverente, sagrada y seria en que los santos se reúnen bajo la dirección de la Primera Presidencia. Esas asambleas se realizan por tres motivos: para dedicar un templo, para dar instrucciones especiales a los líderes del sacerdocio y para sostener a un nuevo Presidente de la Iglesia” (véase ”Las asambleas solemnes”, Liahona, enero de 1995, pág. 16).
En diciembre de 1832, el Señor prometió a los santos que si edificaban un templo y celebraban una asamblea solemne, Él derramaría grandes bendiciones sobre ellos (véase D. y C. 88:70–75, 117–119). En diciembre de 1835, cuando se recibió la revelación para Lyman Sherman, la cual está registrada en Doctrina y Convenios 108, solo faltaban tres meses para la dedicación del Templo de Kirtland.
Lee Doctrina y Convenios 108:4–6 y fíjate en lo que el Señor prometió que Lyman recibiría en la asamblea solemne.
A continuación, lee Doctrina y Convenios 108:7–8 para encontrar las instrucciones que el Señor dio a Lyman. ¿De qué modo puedes fortalecer a los demás “en todas tus conversaciones” (D. y C. 108:7)? Tal vez te ayude saber que exhortaciones son consejos o palabras de ánimo para hacer lo bueno.
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿De qué modo crees que las instrucciones contenidas en Doctrina y Convenios 108:7–8 pueden haber ayudado a Lyman Sherman en su prédica del Evangelio?
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¿Cómo podrías poner en práctica el consejo del Señor del versículo 7 en tu propia vida?
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Doctrina y Convenios 107:39–100; 108 y he terminado esta lección el (fecha).
Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: