Seminario
Lección 47: Éxodo 16:1–17:7


Lección 47

Éxodo 16:1–17:7

Introducción

Tras la liberación de los israelitas del cautiverio, Moisés guió a los hijos de Israel al monte Sinaí. Durante el trayecto, los israelitas murmuraban por causa de la falta de alimento. Jehová bendijo a los hijos de Israel con maná y los instruyó a recogerlo cada mañana excepto en el día de reposo. Los hijos de Israel también murmuraban por causa de la sed. Jehová mandó a Moisés que golpeara una roca en Horeb para que saliera el agua.

Sugerencias para la enseñanza

Éxodo 16:1–36

Israel murmura por el pan y Jehová envía codornices y pan del cielo

Presente una barra o pieza de pan. Invite a un alumno que tenga hambre que pase al frente de la clase y coma algo de pan. Conforme el alumno come, hágale las siguientes preguntas:

  • ¿Cuándo fue la última vez que comiste?

  • Si comiste recientemente, ¿por qué tienes hambre ahora? ¿Por qué tenemos que comer con regularidad?

Explique que el Señor utilizó nuestra necesidad de comer con regularidad para enseñar verdades acerca de adquirir fortaleza espiritual. Pida a los alumnos que busquen esas verdades mientras estudian Éxodo 16–17.

Invite a un alumno a leer Éxodo 16:1–3 en voz alta, y diga a la clase que siga la lectura en silencio para ver el problema que los hijos de Israel encontraron al continuar su trayecto a la tierra prometida.

  • ¿Qué problema enfrentó Israel en el desierto?

  • ¿Contra quién murmuraron los hijos de Israel?

  • A pesar de que los hijos de Israel acababan de ser liberados del cautiverio, ¿por qué deseaban haber muerto en Egipto?

Invite a un alumno a leer Éxodo 16:4–5 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para averiguar cómo ayudó Jehová a los israelitas con su falta de alimento. (Tal vez tenga que explicar que la palabra pruebe en el versículo 4 significa “poner a prueba”).footnote c

  • ¿Qué instrucciones específicas dio el Señor al pueblo sobre recoger ese pan del cielo?

  • De acuerdo con el versículo 3 , los israelitas probablemente tenían tanto alimento como desearan cuando estaban en Egipto. ¿En qué forma el recoger sólo una cantidad limitada de pan cada día podría haber sido una prueba para los hijos de Israel?

  • Según el versículo 4, ¿cuál es una de las razones por las que el Señor nos da mandamientos? (Los alumnos deben reconocer el siguiente principio: Una razón por la que el Señor nos da mandamientos es para probar nuestra obediencia a Él.)

Explique que después de que Moisés recibió esas instrucciones de Jehová, Moisés y Aarón hablaron al pueblo de Israel. Invite a un alumno a leer Éxodo 16:6–8 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que Moisés y Aarón dijeron a los israelitas respecto a sus murmuraciones.

  • Según lo que Moisés y Aarón enseñaron al pueblo, ¿contra quién murmuramos, o nos quejamos, nosotros también cuando murmuramos contra los líderes de la Iglesia? (Los alumnos quizás usen diferentes palabras, pero asegúrese de que reconozcan la siguiente verdad: Cuando murmuramos contra los líderes de la Iglesia, también murmuramos contra el Señor. Si lo desea, sugiera a los alumnos que marquen la frase que enseña ese principio en el versículo 8.)

  • ¿Por qué murmurar contra los líderes de la Iglesia es también murmurar contra el Señor?

Para resumir Éxodo 16:9–13, explique que aunque los hijos de Israel habían murmurado, Jehová envió codornices al campamento de los israelitas durante la noche.

Pida a un alumno que lea Éxodo 16:13–15 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que hizo Jehová a la mañana siguiente por los israelitas. Invite a los alumnos a dar un informe de lo que encuentren. Resalte la frase ¿Qué es esto? en el versículo 15, y pida a los alumnos que vean la nota al pie de página a para descubrir lo que significa.

Divida la clase en grupos de dos. Pida a cada pareja que lean juntos Éxodo 16:16–21, 31 y analicen las siguientes preguntas (si quiere, escriba las preguntas en la pizarra antes de la clase o entregue a los alumnos copias de las mismas):

  1. ¿Cuánto maná se les dijo a los israelitas que recogieran?

  2. ¿Qué sucedería si trataban de guardarlo hasta el día siguiente?

  3. ¿Cuán a menudo tenían los hijos de Israel que recoger el maná?

  4. De acuerdo con el versículo 21, ¿qué le pasaba al maná que no se recogía?

  5. ¿Qué lecciones espirituales podemos aprender de las instrucciones de Jehová sobre el maná?

Después de dar tiempo suficiente, invite a los alumnos a compartir con el resto de la clase sus respuestas a la pregunta 5. Escriba las respuestas en la pizarra. Mientras los alumnos comparten los principios que han descubierto, destaque las siguientes verdades: Si confiamos diariamente en el Señor, Él nos bendecirá con el sustento espiritual necesario para ese día. Cuando recordamos al Señor diariamente, nuestra confianza en Él crecerá.

video iconPara ilustrarles a los alumnos la importancia de buscar sustento espiritual diariamente, podría mostrar el video “Nuestro pan de cada día, el modelo” (2:52). En ese video, el élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles, explica que nuestra necesidad del alimento diario nos recuerda nuestra necesidad de sustento espiritual diario. El video se puede encontrar en jóvenes.lds.org.

En lugar de mostrar el video, podría proporcionarles a los alumnos una copia de la siguiente declaración del élder Christofferson. Pida a los alumnos que lean la declaración en silencio, y subrayen las razones de Jehová para darles a los hijos de Israel alimento un día a la vez.

Elder D. Todd Christofferson

“Al brindar un sustento diario, un día a la vez, Jehová trataba de enseñar la fe a una nación que en un período de unos 400 años había perdido gran parte de la fe de sus padres, les enseñaba a confiar en Él, a ‘elevar hacia [Él] todo pensamiento, no [dudar], no [temer]’ (D. y C. 6:36). Él proporcionaba lo suficiente para un día a la vez. Salvo en el sexto día, no podían guardar maná para el próximo día o los siguientes. En esencia, los hijos de Israel tuvieron que caminar con Él ese día y confiar en que Él les otorgaría una cantidad suficiente de alimentos para el próximo día al día siguiente, y así sucesivamente. De esa forma, Él nunca estaría muy lejos de sus pensamientos ni de sus corazones” (“Danos hoy el pan nuestro de cada día” [Charla fogonera del SEI para jóvenes adultos • 9 de enero de 2011]; LDS.org).

  • De acuerdo con el élder Christofferson, ¿por qué Jehová proporcionó maná un día a la vez?

Testifique que el Señor nos bendecirá cuando lo recordemos diariamente.

  • ¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos hacer para recordar al Señor a diario? (Escriba las respuestas de los alumnos en la pizarra.)

  • ¿Por qué recordar y buscar al Señor sólo un día a la semana no proporciona adecuadamente para nuestras necesidades espirituales durante el resto de la semana?

Invite a los alumnos a considerar la diferencia que hay entre las ocasiones cuando han recordado al Señor y lo han buscado diariamente y las ocasiones cuando lo han olvidado o no han buscado Su fuerza y guía cada día.

  • ¿Qué efecto tiene en su vida cuando recuerdan al Señor y lo buscan diario?

Invite a los alumnos a considerar lo que están haciendo para recordar al Señor. Pídales que repasen la lista en la pizarra y reflexionen en lo que necesitan hacer todos los días para recordar y buscar al Señor. Aliente a los alumnos a establecer una meta para recordar al Señor y buscarlo cada día.

Invite a varios alumnos que se turnen para leer en voz alta Éxodo 16:22–26, y pida a la clase que acompañe la lectura en silencio para determinar las razones por las que los israelitas tenían que recoger el doble de la cantidad de maná el sexto día.

  • ¿Por qué los israelitas tenían que recoger el doble de la cantidad de maná el sexto día?

Pida a un alumno que lea Éxodo 16:27–31 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para ver cómo algunas personas respondieron al mandato de Jehová.

  • ¿Qué hicieron algunas personas aún después de que se les instruyera que recogieran el doble el sexto día? ¿Qué revelan esas acciones acerca de esas personas?

  • ¿Cómo descansar el día de reposo nos ayuda a recordar al Señor?

Resuma Éxodo 16:32–36 y explique que Moisés mandó a Aarón a poner algo de maná en una olla para que pudiera servir como testimonio, o recordatorio, para futuras generaciones de la liberación física de los hijos de Israel por parte de Jehová y de la necesidad de que Israel confiara en Jehová para el sustento espiritual. Más tarde esa olla fue puesta en el arca del convenio. Jehová continuó bendiciendo a los hijos de Israel con maná cuando anduvieron errantes en el desierto por 40 años.

Éxodo 17:1–7

Jehová proporciona agua para los israelitas

Invite a un alumno a leer Éxodo 17:1–4 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para conocer las dificultades adicionales que los hijos de Israel afrontaron en el desierto.

  • ¿Qué dificultad adicional encontraron los hijos de Israel?

  • Dadas las experiencias que los israelitas tuvieron con el maná y las codornices, ¿en qué otra forma piensan que los israelitas podrían haber respondido a esa prueba?

Invite a los alumnos a leer Éxodo 17:5–7 en silencio y descubran lo que Jehová le dijo a Moisés que hiciera. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren

Explique que así como el requisito de recoger maná puede simbolizar lo que el Señor requiere de nosotros hoy en día, el relato de Moisés golpeando la roca también tiene un significado simbólico. Las Escrituras algunas veces se refieren a Jesucristo como “la roca” (véase 1 Corintios 10:4; Helamán 5:12). Cristo también se refiere a Sí mismo como “el pan de vida” (Juan 6:35) y un proveedor del “agua viviente” (Juan 4:10).

  • ¿Cómo es Jesucristo como una roca? ¿Cómo es Él como el pan? ¿Qué proporciona Jesucristo que es como agua viviente? ¿Qué nos enseñan esos símbolos acerca del Salvador?

  • ¿Qué principios piensan que los hijos de Israel podrían haber aprendido acerca del Salvador a raíz de sus experiencias con el maná y el agua? (Los alumnos pueden mencionar una variedad de principios, pero asegúrese de hacer hincapié en que el Señor es la fuente de todo sustento espiritual. Anote ese principio en la pizarra.)

Invite a los alumnos a decir cómo el participar del sustento espiritual que Jesucristo les ha ofrecido ha bendecido sus vidas.

Aliente a los alumnos a establecer una meta de aceptar el sustento espiritual que ofrece el Salvador, haciendo un mayor esfuerzo por buscar al Señor y ser nutridos por la palabra de Dios diariamente, para servirle y obedecer Sus mandamientos.

Nota: La lección 49 (Éxodo 20, parte 1) proporciona una oportunidad para que tres alumnos enseñen. Si quiere, seleccione a tres alumnos ahora y deles copias de las porciones designadas de la lección 49 a fin de que puedan prepararse para enseñarlas. Aliéntelos a estudiar el material de la lección con espíritu de oración y a procurar la guía del Espíritu Santo a medida que se preparen para enseñar y adaptan la lección para sus compañeros.

Comentarios e información de contexto

Éxodo 16 Jesucristo es el Pan de Vida que dio maná a los hijos de Israel

Jesucristo era el “pan de vida” (Juan 6:35) que bajó del cielo para dar vida a Su pueblo (véase Juan 6:31–35). El maná que proporcionó Jehová para nutrir y salvar a los hijos de Israel fue una sombra simbólica de Jesucristo. Poco después de que el Salvador alimentó físicamente a los 5,000 (véase Juan 6), Él hizo referencia al relato en el que Dios proporcionó el maná para enseñar que toda la gente necesita recibir el sustento espiritual del “pan vivo” (Juan 6:51) para obtener la vida eterna. El Salvador enseñó, “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Juan 6:54). El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles explicó, “Comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios es, primero, aceptarlo en el más literal y completo sentido, sin reserva alguna, como la descendencia personal en la carne del Eterno Padre; y, segundo, es guardar los mandamientos del Hijo aceptando Su evangelio, uniéndose a Su Iglesia y perseverando en obediencia y rectitud hasta el fin. Aquellos que sigan este curso y coman de Su cuerpo y beban de Su sangre tendrán la vida eterna, o sea, la exaltación en el cielo más alto del mundo celestial” (véaseDoctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo 1, pág. 358).

Éxodo 16:1–17:7. Nosotros dependemos de Dios

El élder Russell M. Nelson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, utilizó la siguiente analogía para enseñar acerca de nuestra dependencia en Dios: 

“Hace poco, mi esposa y yo disfrutábamos de la belleza de los peces tropicales en un pequeño acuario privado. Los peces de vívidos colores y una variedad de formas y tamaños iban y venían. Le pregunté a la encargada, que estaba cerca: ‘¿Quién alimenta a estos hermosos peces?’.

“Ella respondió: ‘Yo’.

“Entonces, pregunté: ‘¿Le han dado las gracias alguna vez?’.

“Ella contestó: ‘¡Todavía no!’.

“Pensé en algunas personas que conozco que son igual de ajenas a Su Creador y a Su verdadero ‘pan de vida’, [Juan 6:35, 48; véase también versículo 51], que viven día a día sin ser conscientes de Dios y de Su bondad para con ellos.

“¡Cuánto mejor sería si todos pudiéramos ser más conscientes de la providencia y del amor de Dios y expresáramos esa gratitud hacia Él!… Nuestro nivel de gratitud es una medida de nuestro amor por Él” (…“Demos gracias a Dios”, Liahona, mayo de 2012, pág. 77).

Éxodo 16:1–17:7. Ser nutrido espiritualmente por Dios

El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“Sabemos que nuestros cuerpos físicos requieren de nutrientes para sostener la vida y mantener la salud física y mental. Si se nos priva de esos nutrientes, nuestra vitalidad física y mental se debilita y tenemos la condición llamada desnutrición. La desnutrición produce síntomas tales como reducción de las funciones mentales, trastornos estomacales, pérdida de la fortaleza física y deterioro de la visión. La buena nutrición es especialmente importante en los niños, cuyos cuerpos en desarrollo pueden dañarse fácilmente si les faltan los nutrientes necesarios para un crecimiento normal.

“Nuestros espíritus también necesitan nutrirse. Así como hay alimento para el cuerpo, también hay alimento para el espíritu. Las consecuencias de la desnutrición espiritual son tan dañinas para nuestra vida espiritual como la desnutrición física lo es para nuestro cuerpo físico. Los síntomas de la desnutrición espiritual incluyen la reducción de la capacidad de digerir alimento espiritual, la pérdida de fortaleza espiritual y el deterioro de la visión espiritual” (“Cómo nutrir el espíritu”, Liahona, agosto de 2001, pág. 11).

Éxodo 16 Jesucristo es el Pan de Vida que dio maná a los hijos de Israel

Jesucristo era el “pan de vida” (Juan 6:35) que bajó del cielo para dar vida a Su pueblo (véase Juan 6:31–35). El maná que proporcionó Jehová para nutrir y salvar a los hijos de Israel fue una sombra simbólica de Jesucristo. Poco después de que el Salvador alimentó físicamente a los 5,000 (véase Juan 6), Él hizo referencia al relato en el que Dios proporcionó el maná para enseñar que toda la gente necesita recibir el sustento espiritual del “pan vivo” (Juan 6:51) para obtener la vida eterna. El Salvador enseñó, “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Juan 6:54). El élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles explicó, “Comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios es, primero, aceptarlo en el más literal y completo sentido, sin reserva alguna, como la descendencia personal en la carne del Eterno Padre; y, segundo, es guardar los mandamientos del Hijo aceptando Su evangelio, uniéndose a Su Iglesia y perseverando en obediencia y rectitud hasta el fin. Aquellos que sigan este curso y coman de Su cuerpo y beban de Su sangre tendrán la vida eterna, o sea, la exaltación en el cielo más alto del mundo celestial” (véaseDoctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo 1, pág. 358).

Éxodo 16:1–17:7. Nosotros dependemos de Dios

El élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, utilizó la siguiente analogía para enseñar acerca de nuestra dependencia en Dios:

“Hace poco, mi esposa y yo disfrutábamos de la belleza de los peces tropicales en un pequeño acuario privado. Los peces de vívidos colores y una variedad de formas y tamaños iban y venían. Le pregunté a la encargada, que estaba cerca: ‘¿Quién alimenta a estos hermosos peces?’.

“Ella respondió: ‘Yo’.

“Entonces, pregunté: ‘¿Le han dado las gracias alguna vez?’.

“Ella contestó: ‘¡Todavía no!’.

“Pensé en algunas personas que conozco que son igual de ajenas a Su Creador y a Su verdadero ‘pan de vida’, [Juan 6:35, 48; véase también versículo 51], que viven día a día sin ser conscientes de Dios y de Su bondad para con ellos.

“¡Cuánto mejor sería si todos pudiéramos ser más conscientes de la providencia y del amor de Dios y expresáramos esa gratitud hacia Él!… Nuestro nivel de gratitud es una medida de nuestro amor por Él” (“Demos gracias a Dios”, Liahona, mayo de 2012, pág. 77).