Lección 62
Números 11–12
Introducción
Conforme los israelitas viajaban por el desierto, Moisés se sintió cansado de sus murmuraciones y procuró la ayuda del Señor. Por consiguiente, el Señor escogió a 70 líderes para que ayudaran a Moisés a gobernar Israel. María y Aarón criticaron a Moisés y el Señor los castigó por haber hablado en contra de Su siervo escogido.
Nota: Esta lección ofrece la oportunidad de que dos alumnos enseñen la clase. A fin de ayudar a esos alumnos a prepararse para enseñar, entrégueles una copia de la sección que vayan a enseñar varios días antes. Quizás prefiera enseñar la sección usted mismo.
Sugerencias para la enseñanza
Números 11
Los israelitas se quejan y Moisés pide ayuda al Señor para gobernar al pueblo
Después que concluyan los alumnos asignados para enseñar, deles las gracias por haber enseñado.
Invite a un alumno a leer Números 11:24–25 en voz alta, y pida a la clase que acompañe la lectura en silencio para ver cómo aligeró Jehová la carga que Moisés sentía como líder.
-
¿Cómo aligeró el Señor la carga que Moisés sentía?
Explique que el versículo 25 enseña que se bendijo a los 70 ancianos para que recibieran revelación y hablaran según los inspirara el Espíritu Santo. Para resumir Números 11:26–28, explique que Josué (el siervo y futuro sucesor de Moisés) sugirió a Moisés que impidiese que profetizaran dos de los ancianos.
Pida a un alumno que lea Números 11:29 en voz alta, e invite a la clase a averiguar cómo respondió Moisés ante la inquietud de Josué.
-
¿Qué creen que quiso decir Moisés cuando dijo que ojalá que todos los del pueblo de Jehová fuesen profetas y que el Espíritu descansara sobre ellos? (Moisés no quiso decir que quería que todos fuesen profetas y que guiaran y recibieran revelación para la Iglesia; más bien, es probable que haya querido decir que ojalá todas las personas viviesen dignas de recibir revelación para su propia vida, llamamientos y responsabilidades.)
-
¿Qué verdad se sobreentiende en el deseo de Moisés de “que todos los del pueblo de Jehová fuesen profetas”? (Aunque los alumnos empleen otras palabras, deben reconocer un principio parecido al siguiente: Si estamos preparados espiritualmente y somos dignos, podemos recibir revelación. Si lo desea, anote ese principio en la pizarra.)
Si lo desea, comparta brevemente una experiencia que haya tenido en la que fue bendecido al recibir revelación para su propia vida. Podría invitar a los alumnos a hacerlo también si se sienten cómodos al respecto.
Para resumir Números 11:30–35, explique que, en respuesta a la oración de Moisés, Jehová también proporcionó codornices en abundancia para que los israelitas las comiesen. Cuando el pueblo juntaba las codornices, muchos se excedieron y juntaron más de las necesarias. El Señor se enojó de nuevo con ellos (aparentemente porque se volvieron codiciosos por adquirir las codornices o las acumularon, mostrando de ese modo desagradecimiento otra vez). Jehová envió una plaga y muchos israelitas murieron.
Números 12
Aarón y María hablan contra Moisés
Pida a un alumno que lea en voz alta las siguientes situaciones en que algunas personas criticaron al Salvador o a los profetas del Señor:
Se criticó al Salvador por comer con pecadores (véase Lucas 15:2) y se le acusó de ser aliado de Beelzebú (véase Lucas 11:14–15). Tanto a Abinadí como a Pablo se los consideró locos (véanse Mosíah 13:1; Hechos 26:24). Los hermanos de Nefi se burlaron de él cuando él obedeció el mandato del Señor de construir un barco (véase 1 Nefi 17:17–18). A Samuel se lo expulsó de la tierra de Zarahemla porque era lamanita y debido a que sus profecías ofendían a los inicuos (véanse Helamán 13:2; 14:10). A José Smith se lo acusó de abandonar a los santos cuando, en junio de 1844, cruzó el río en dirección a Iowa para evitar que lo capturaran y llevaran a Carthage (véase History of the Church, tomo VI, pág. 549).
Invite a los alumnos a que, al estudiar Números 12, procuren hallar verdades que pudieran ayudarlos cuando oigan o lean críticas contra el Señor o los líderes de la Iglesia.
Pida a un alumno que lea Números 12:1–3 en voz alta, e invite a la clase a determinar por qué María y Aarón (que eran hermanos de Moisés) criticaron a Moisés.
-
¿Por qué razón María y Aarón criticaron a Moisés?
Explique que el Señor autorizó el matrimonio de Moisés y la mujer etíope (véase D. y C. 132:1, 38). Por lo tanto, María y Aarón no tenían fundamentos para criticar a Moisés por el matrimonio.
-
Además de criticar a Moisés por el casamiento, ¿qué más podrían sugerir las palabras de María y Aarón del versículo 2? (Podrían sugerir que, ya que Jehová también había hablado por intermedio de ellos, o les había dado revelación, se consideraban a sí mismos en la misma condición que el profeta Moisés.)
Haga hincapié en la frase “Y lo oyó Jehová”, que está al final del versículo 2. Luego invite a un alumno a leer Números 12:3–9 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para ver cuál fue la reacción del Señor frente a las críticas que Aarón y María hicieron respecto a Moisés.
-
Según los versículos 6–8, ¿en qué se diferenciaba Moisés de otras personas que podían recibir revelación? (Jehová se aparecía a Moisés y le hablaba directamente.)
-
¿Qué verdades aprendemos de las palabras del Señor que están en los versículos 6–8? (Aunque los alumnos empleen otras palabras, deben poder determinar verdades semejantes a las siguientes: El Señor habla a Sus profetas. El Señor revela Su voluntad a los líderes que Él ha escogido. Si lo desea, apunte esas verdades en la pizarra.)
Para ayudar a los alumnos a comprender mejor esas verdades, si lo desea, pida a un alumno que lea en voz alta las siguientes palabras del presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce Apóstoles:
“La casa del Señor es una casa de orden. El profeta José Smith enseñó que ‘es contrario a la economía de Dios que un miembro de la Iglesia, o cualquier otro, reciba instrucciones para los que poseen una autoridad mayor que la de ellos’ [Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 208].
“Podemos recibir revelación individual, como la recibe un padre o madre para su familia; o para aquellos de quienes somos responsables como líderes o maestros, habiendo sido debidamente llamados y apartados.
“Si la persona empieza a criticar y abriga sentimientos negativos, el Espíritu se alejará; y regresará únicamente cuando esa persona se arrepienta. Por experiencia propia sé que los medios de inspiración siempre siguen ese orden. Les aseguro que estarán a salvo si siguen a sus líderes” (véase “Revelación personal: El don, la prueba y la promesa”, Liahona, junio de 1997, pág. 14).
Pida a los alumnos que consideren el modo en que las verdades que han aprendido en Números 12 podrían ayudarlos al hablar con alguien que critique al Señor o a los líderes de la Iglesia. Para resumir Números 12:10–16, explique que debido a que María criticó al siervo escogido del Señor, enfermó de lepra y se la expulsó del campamento por siete días. Después, el Señor entonces la sanó, y María regresó al campamento.
Para concluir, invite a uno o dos alumnos a testificar de las verdades que han aprendido de Números 12.
Comentarios e información de contexto
Números 11:29. “Ojalá que todos los del pueblo de Jehová fuesen profetas”
La palabra profetas, en el sentido que tiene en Números 11:29, no se refiere a las autoridades que presiden la Iglesia. Más bien, es probable que el término se utilice en un sentido amplio, para describir a toda persona que reciba revelación mediante el Espíritu Santo. El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“El espíritu de revelación está al alcance de toda persona… “Esta bendición no se limita a las autoridades que presiden la Iglesia, sino que le pertenece y debe estar en vigor en la vida de todo hombre, toda mujer y todo niño que alcanza la edad de responsabilidad y que entra en convenios sagrados. El deseo sincero y la dignidad invitan al espíritu de revelación a nuestra vida” (“El espíritu de revelación”, Liahona, mayo de 2011, pág. 87).
Números 12:3. “Moisés era muy manso”
La afirmación de Números 12:3 de que “Moisés era muy manso” sugiere que fue paciente con María y Aarón cuando éstos hablaron en contra de él. El élder Ulisses Soares, de los Setenta, enseñó:
“La mansedumbre es vital para que lleguemos a ser más como Cristo. Sin ella no seremos capaces de desarrollar otras virtudes importantes. Ser manso no significa ser débil, sino que significa comportarse con bondad y gentileza, mostrando fortaleza, serenidad, sana autoestima y autocontrol.
“La mansedumbre fue uno de los atributos más abundantes en la vida del Salvador. Él mismo enseñó a Sus discípulos: ‘Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón’ [Mateo 11:29]” (“Sean mansos y humildes de corazón”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 9).