Seminario
Lección 131: Isaías 59-66


Lección 131

Isaías 59–66

Introducción

Isaías enseñó a los israelitas que sus pecados los habían separado de Dios. Isaías profetizó en cuanto a los últimos días, al papel del Mesías prometido, la Segunda Venida y el Milenio.

Sugerencias para la enseñanza

Isaías 59

Isaías enseña que los pecados de Israel los han separado de Dios

Lea la siguiente situación ficticia: Una joven se reúne con su obispo y le confiesa que ha quebrantado la Palabra de Sabiduría en repetidas ocasiones. Ella describe cómo ha perdido la confianza de sus padres, la han expulsado de la asociación estudiantil porque sus calificaciones han bajado y ella ya no siente la influencia del Espíritu en su vida. Además, añade: “No entiendo por qué Dios ha hecho que mi vida sea tan complicada y me ha abandonado”.

Pida a los alumnos que piensen cómo le responderían a esa joven.

Pida a un alumno que lea en voz alta Isaías 59:1–2 y pida a la clase que siga la lectura en silencio para descubrir un principio que Isaías enseñó al pueblo acerca del efecto que sus pecados habían tenido en ellos. Tal vez deba explicar que la expresión “no se ha acortado la mano de Jehová” significa que el poder del Señor para salvar no ha disminuido.

  • ¿Qué principio enseñó Isaías acerca del efecto que tiene el pecado en la relación que la persona tiene con Dios? (Es posible que los alumnos utilicen otras palabras, pero asegúrese de que queda claro que, cuando pecamos, nosotros mismos nos apartamos de Dios.)

Invite a un voluntario a pasar al frente de la clase. Escriba la palabra Dios en la pizarra y pida al voluntario que se coloque de frente en dirección a la pizarra. Explique que, en esa posición, ese alumno representa a las personas que honran sus convenios y siguen a Dios.

Invite a un alumno a leer Isaías 59:3–4, 7 en voz alta, y y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cuáles eran los pecados que el pueblo de Israel había cometido. Pida al voluntario que se vuelva y dé un paso en dirección opuesta a la pizarra por cada pecado que se mencione en respuesta a las siguientes preguntas. El voluntario permanecerá de pie y seguirá dando pasos para alejarse de la pizarra hasta que los alumnos determinen el principio que se enseña en esa parte de la lección.

  • ¿Qué pecados había cometido el pueblo?

  • ¿Por qué creen que el cometer esos pecados separaría a una persona de Dios?

  • ¿Cuáles de esos pecados son comunes en nuestros días?

Invite a los alumnos a leer Isaías 59:8–10 en silencio para determinar cuáles son las consecuencias de estar separados de Dios.

  • ¿Qué cosas experimentaron los israelitas cuando sus pecados los separaron de Dios? (Si lo desea, explique que deambulaban a ciegas o buscaban en la oscuridad cualquier cosa que los guiase, como una pared o una valla).

  • ¿Por qué el estar separados de Dios nos hará caminar en la oscuridad o ir a tientas y tropezar como si no pudiéramos ver?

Pida a un alumno que lea en voz alta Isaías 59:11–13. y y pida a la clase que siga la lectura en silencio para descubrir qué comprendió mejor el pueblo acerca de las consecuencias de sus pecados.

  • ¿Qué comprendieron los israelitas acerca de las consecuencias de sus pecados? (La salvación estaba lejos de ellos, sus pecados atestiguaban contra ellos y, al pecar, se habían alejado de Dios. Señale la distancia que hay entre el voluntario y la pizarra).

Recuerde a los alumnos la situación ficticia que presentó al comienzo de la lección y pregunte:

  • ¿Cómo podría ser útil para la joven del ejemplo anterior reconocer que ella se había separado de Dios a causa de su pecado?

Invite a los alumnos a pensar si ellos se han sentido separados de Dios y qué esperanza existe para nosotros cuando nos sentimos lejos de Dios.

Pida a un alumno que lea Isaías 59:16 en voz alta. y y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber qué fue lo que el Señor vio que el pueblo necesitaba.

  • ¿Qué fue lo que Dios vio que Su pueblo necesitaba? (Un intercesor).

Un intercesor es alguien que interviene para ayudar a resolver las diferencias entre dos personas o dos grupos. Cuando pecamos, interrumpimos nuestra relación con Dios, y debemos pagar un castigo a fin de restaurar la armonía y el equilibrio en esa relación. Sin embargo, nosotros no podemos pagar el castigo por nosotros mismos, y necesitamos que otra persona interceda a nuestro favor para satisfacer las demandas de la justicia de Dios.

y pida a un alumno que se sitúe entre el voluntario y la pizarra y que sostenga una imagen de Jesucristo (Libro de obras de arte del Evangelio, 2009, Nº 1; véase también LDS.org).

Jesucristo

Para resumir Isaías 59:17–19, explique que Isaías describió cómo el Señor castigaría a Sus enemigos.

Invite a los alumnos a leer Isaías 59:20 en silencio para saber el título que Isaías utilizó para referirse al Señor. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

  • ¿Cómo explicarían el papel del Salvador como nuestro Redentor?

  • ¿Qué expresión de Isaías 59:20 nos enseña lo que debemos hacer para que el Señor pueda interceder por nosotros y redimirnos? ¿Qué quiere decir la frase “[volverse] de la transgresión”?

Invite al primer voluntario a volverse hacia la pizarra y regresar junto a ella.

  • ¿En qué sentido representan esos actos el arrepentimiento?

Pida al voluntario que escriba el siguiente principio incompleto en la pizarra: Si nos arrepentimos de nuestros pecados… Luego pida al alumno que sostiene la imagen del Salvador que complete el principio en la pizarra para que diga: Si nos arrepentimos de nuestros pecados, el Señor intercederá por nosotros y nos redimirá. Dé las gracias a esos alumnos e invítelos a regresar a sus asientos.

  • ¿Por qué creen que nuestro arrepentimiento es necesario para que el Señor interceda por nosotros y nos redima?

Pida a los alumnos que escriban su respuesta a la siguiente pregunta en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras:

  • Si tuvieran la oportunidad de expresar personalmente su gratitud al Salvador por interceder por ustedes y redimirlos, ¿qué le dirían?

Invite a los alumnos a compartir lo que escribieron si desean hacerlo. Pídales que mediten si existe algo en su vida de lo que deban arrepentirse, y aliéntelos a comenzar el proceso.

Isaías 60–61

Isaías profetiza de los últimos días y del Mesías

Para resumir Isaías 60, explique que Isaías profetizó acerca de los acontecimientos que tendrían lugar en los últimos días, así como durante el Milenio y después de él.

Explique que en Isaías 61, Isaías habló de la misión del Salvador. Si lo desea, sugiera a los alumnos que anoten Lucas 4:16–21 como pasaje correlacionado junto a Isaías 61:1–2, en sus ejemplares de las Escrituras. Esos versículos de Lucas narran una ocasión en la que el Salvador leyó Isaías 61:1–2 durante Su ministerio terrenal y que la profecía que se hallaba en esos versículos se cumpliría en Él.

Pida a un alumno que lea Isaías 61:1 en voz alta. y y pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar los diferentes aspectos de la misión del Salvador. Si lo desea, señale la expresión “me ha ungido Jehová” y explique que el título Mesías significa “el Ungido”, en referencia a Aquél que fue escogido por Dios para guiar y liberar a Su pueblo.

  • ¿Cuáles son algunas de las “buenas nuevas” o buenas noticias que el Salvador predicó y continúa predicando?

  • ¿Qué hizo el Salvador durante Su ministerio terrenal para “vendar a los quebrantados de corazón”? ¿Cómo continúa haciéndolo en nuestros días?

  • ¿Cómo trae el Salvador “libertad a los cautivos” y da “a los prisioneros apertura de la cárcel”? ¿De qué manera se relaciona eso con los espíritus que van al mundo de los espíritus después de esta vida? (véase D. y C. 138:11–12, 15–18, 29–31).

Pida a un alumno que lea en voz alta Isaías 61:2–3. y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que hace el Salvador por los que lloran. Explique que el “día de la venganza” se refiere al día en el que Dios castigue a los inicuos y recompense a los justos.

  • ¿Qué hace el Señor por los que lloran?

Para ayudar a los alumnos a entender la expresión “gloria en lugar de ceniza” (Isaías 61:3), explique que los israelitas tenían por costumbre verter cenizas sobre su cabeza en momentos de profunda tristeza, y en tiempos de ruina, desesperanza, muerte y desesperación. Dios prometió cambiar las cenizas por “gloria”, en referencia a las bellas cabezas cubiertas o coronadas de gloria, y reemplazar el llanto con “gozo” y la tristeza con “alabanza”.

  • Según Isaías 61:1–3, ¿cómo resumirían ustedes, con sus propias palabras, la misión de Jesucristo como el Mesías prometido? (Aunque las respuestas de los alumnos pueden variar, ayúdelos a reconocer una verdad similar a la siguiente: Como el Mesías prometido, Jesucristo predica esperanza, sana, libera y consuela.)

  • ¿Cuáles de esas funciones del Salvador tienen un significado especial para ustedes? ¿Por qué?

Para resumir el resto de Isaías 61, explique que Isaías habló de que Sión sería reconstruida en los últimos días. Isaías también habló de que el Señor haría un convenio sempiterno con él y con el pueblo, y los vestiría con “vestiduras de salvación” (Isaías 61:10).

Isaías 62–66

Isaías profetiza de la segunda venida del Salvador y del Milenio

Explique que en los capítulos finales del libro de Isaías se encuentran las enseñanzas y las profecías de Isaías acerca de la redención del pueblo del Señor en los últimos días, la segunda venida del Salvador y el Milenio. Como ejemplo de una profecía sobre la Segunda Venida, invite a un alumno a leer Isaías 63:1–3 en voz alta, y pida a la clase que preste atención a cuál será el color de los vestidos del Salvador cuando regrese a la Tierra.

  • ¿De qué color serán los vestidos del Salvador cuando regrese a la Tierra?

Informe a los alumnos que el color rojo de los vestidos del Señor representa la sangre de los inicuos, que serán destruidos cuando la justicia se derrame sobre ellos durante la Segunda Venida. También puede recordar a los justos la sangre que Jesús vertió en favor de ellos (véase D. y C. 133:46–53).

Invite a un alumno a leer Isaías 64:1–2, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber qué pedirán en oración los del pueblo del Señor en los últimos días. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

Explique que el comienzo del Milenio seguirá a la Segunda Venida. Asigne a la mitad de la clase la lectura en silencio de Isaías 65:17–20, y a la otra mitad pídale que lea Isaías 65:21–25, también en silencio. Pídales que determinen cuáles serán para el pueblo del Señor las condiciones que habrá sobre la Tierra durante el Milenio. (Si lo desea, explique que la Traducción de José Smith proporciona una aclaración de Isaías 65:20: “Porque el niño no morirá, sino que vivirá cien años”.

  • ¿Cómo resumirían ustedes cuáles serán para el pueblo del Señor las condiciones que habrá sobre la Tierra durante el Milenio? (Los alumnos deben reconocer la siguiente verdad: Durante el Milenio, el pueblo del Señor gozará de felicidad, paz y prosperidad).

  • ¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos hacer para gozar de felicidad, paz y prosperidad ahora?

Para concluir, comparta su testimonio de la bondad del Señor al ofrecer a Su pueblo felicidad, paz y prosperidad.

Comentarios e información de contexto

Isaías 59:16. El Señor es nuestro Intercesor

El élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó acerca de la función del Señor como nuestro Intercesor:

“[Jesucristo] intercede por el hombre, defendiendo su causa ante los tribunales del cielo… Durante la Expiación que Él realizó, pagó por los pecados de los hombres siempre y cuando se arrepintieran, con el fin de que todos pudieran escapar de los juicios que se decretaron por la desobediencia” (The Promised Messiah: The First Coming of Christ, 1978, pág. 329).

Isaías 60:19-22. “El sol nunca más te servirá de luz para el día”

El élder Orson Pratt, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló de cómo el Señor llegará a ser una fuente de luz para los habitantes de Sión:

“Sión no tendrá necesidad del sol cuando el Señor esté allí y toda la ciudad sea iluminada por la gloria de su presencia. Cuando los cielos sean iluminados por la presencia de su gloria, no tendremos necesidad de esas brillantes luminarias del cielo para darnos luz, al menos en lo que concierne a la ciudad de Sión. Pero habrá mucha gente morando en otras ciudades vecinas, las que todavía necesitarán la luz del sol y de la luna; mas la gran capital donde el Señor establecerá uno de sus tronos, pues su trono no estará solamente en Jerusalén, también estará en Sión, tal como lo encontrarán en numerosos pasajes de la Biblia. Por lo tanto, cuando Él establezca su trono en Sión e ilumine las moradas de la misma con la gloria de su presencia, sus habitantes ya no tendrán necesidad de la luz que proviene de las brillantes luminarias que irradian en los cielos, sino que serán vestidas con la gloria de su Dios (“Discourse”, Deseret News, 20 de marzo de 1872, pág. 79).

Isaías 65:20, 22; 66:22. La muerte durante el Milenio

El presidente Joseph Fielding Smith enseñó acerca de la naturaleza de la vida y de la muerte durante el Milenio:

“Cuando el Señor venga para gobernar sobre la Tierra por derecho propio, y todos los reinos lleguen a estar sujetos a Él, y la Tierra sea renovada y de nuevo reciba su gloria paradisíaca, la muerte será quitada hasta donde sea posible quitarla antes de la Resurrección y mientras siga habiendo mortalidad. Durante el Milenio, la Tierra será transformada en una ‘nueva tierra’ con un nuevo cielo, tal y como declaró Isaías. Nunca más será una tierra telestial, sino que se convertirá en una tierra terrestre. Los niños no morirán hasta que se hagan viejos, y entonces la muerte será la transición del estado mortal al inmortal en un abrir y cerrar de ojos. Ese día está cerca, ‘hablando según la manera del Señor’, y entonces vendrá el tiempo de la completa separación de los inicuos y los justos” (Church History and Modern Revelation, 2 tomos, 1953, tomo 1, págs. 232–233).