Lección 7
Moisés 1:24-42
Introducción
Después de la confrontación con Satanás, Moisés se hallaba lleno del Espíritu Santo y oyó la voz del Señor. Aprendió que fue escogido para liberar a Israel de la servidumbre. Además, vio la Tierra y sus habitantes, y conoció el propósito de las muchas creaciones de Dios. Luego se le indicó que escribiera las palabras de Dios concernientes a la creación de la Tierra.
Sugerencias para la enseñanza
Moisés 1:24–26
Moisés está lleno del Espíritu Santo y conversa con el Señor
Para establecer el contexto de Moisés 1:24–42, invite a los alumnos a recordar la lección anterior y analizar las siguientes dos preguntas en grupos de dos alumnos. Si lo desea, escriba las preguntas en la pizarra.
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¿Cómo le fue posible a Moisés resistir las tentaciones de Satanás? (Véase Moisés 1:12–21, de ser necesario.)
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¿Qué bendiciones piensan que han recibido cuando han optado por resistir las tentaciones de Satanás?
Después de concederles suficiente tiempo, pida a algunos alumnos que compartan lo que hayan conversado en sus respectivos grupos.
Invite a un alumno a leer Moisés 1:24–26 en voz alta, y pida a los alumnos que sigan la lectura en silencio para determinar cuáles fueron las bendiciones que recibió Moisés por resistir las tentaciones de Satanás.
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¿Para qué obra dijo el Señor que había escogido a Moisés? (Quizás deba explicar que, en esa época, el pueblo del Señor (los hijos de Israel) eran esclavos de los egipcios.)
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¿Qué frases de los versículos 25 y 26 les ayudarían a tener confianza si estuvieran en el lugar de Moisés? ¿Por qué?
Si lo desea, muestre la lámina Moisés divide las aguas del Mar Rojo, si hay una copia disponible. Explique a los alumnos que cuando estudien el libro de Éxodo, aprenderán más en cuanto a cómo el Señor cumplió la promesa de que Moisés sería “más fuerte que muchas aguas” (Moisés 1:25) y que libraría a Israel de la servidumbre.
Moisés 1:27–39
Moisés aprende cuál es el propósito de la creación de la Tierra y sus habitantes
Muestre a los alumnos un recipiente pequeño con arena y otro con agua. Pida a algún alumno que pase al frente del salón y coloque un dedo en el recipiente de agua; luego pídale que entierre el dedo húmedo en el recipiente de arena. (Si el tiempo lo permite, podría pedir a todos los alumnos que hagan lo mismo.) Después pida al alumno que empiece a contar los granos de arena que tiene en el dedo. (La idea es que le resultará difícil contarlos.) Después que el alumno haya contado por un momento, señale el recipiente de arena y pregunte:
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¿Cuántos granos de arena creen que haya en el recipiente?
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¿Cuántos granos de arena creen que haya en una playa del mar?
Invite a un alumno a leer Moisés 1:27–29 en voz alta, y pida a los alumnos que sigan la lectura en silencio para determinar lo que el Señor le mostró a Moisés y que se compara con la arena.
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¿A cuántos de los hijos del Padre Celestial vio Moisés?
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¿Qué preguntas habrían tenido si ustedes hubiesen tenido esa visión?
Pida a un alumno que lea en voz alta Moisés 1:30, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber las dos preguntas que Moisés le hizo al Señor.
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¿Cuáles fueron las dos preguntas que Moisés le hizo al Señor? (Escríbalas en la pizarra: ¿Por qué se crearon la Tierra y sus habitantes? ¿Mediante qué poder se crearon?)
Explique que la pregunta de Moisés sobre el propósito de la Creación es parecida a las preguntas que muchas personas se plantean hoy en día. Invite a un alumno a leer las siguientes palabras del presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia. Pida a los alumnos que presten atención al motivo por el cual es importante que conozcamos la respuesta a ese tipo de preguntas.
“El descubrir quiénes somos en verdad es parte de esta gran aventura que llamamos vida. Los genios más grandes de la humanidad han luchado constantemente con estas preguntas: ¿De dónde vinimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué sucede después de que morimos? ¿Cómo encaja todo y qué sentido tiene?
“Cuando comencemos a entender las respuestas a estas preguntas —no sólo con la mente, sino con el corazón y el alma— empezaremos a comprender quiénes somos y nos sentiremos como el vagabundo que finalmente encuentra su hogar … Al final todo tiene sentido” (“El reflejo en el agua”, [charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia para los jóvenes adultos, 1 de noviembre de 2009]; LDS.org).
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¿Por qué es importante que los hijos del Padre Celestial entiendan cuál es el propósito de la Tierra y el de nuestra vida terrenal?
Invite a un alumno a leer Moisés 1:31–33 en voz alta, y pida a los alumnos que sigan la lectura en silencio para conocer la respuesta del Señor a la segunda pregunta de Moisés.
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¿Qué doctrina aprendemos en los versículos 32–33 sobre quién creó la Tierra e “incontables mundos”? (Después que los alumnos respondan, si lo desea, sugiérales que escriban la siguiente doctrina en las Escrituras, junto al versículo 33: Jesucristo creó incontables mundos bajo la dirección del Padre Celestial. Podría sugerir a los alumnos que marquen la nota a al pie de página, correspondiente al versículo 32, en especial, la referencia a Hebreos 1:2.)
Invite a varios alumnos a que se turnen para leer en voz alta Moisés 1:34–38, y pida a la clase que siga la lectura en silencio en busca de otros detalles que el Señor le dio a Moisés sobre la creación de éste y de otros mundos. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren. Para verificar que los alumnos comprendan el contenido de esos versículos, podría formularles las preguntas siguientes:
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¿Cuántos mundos dijo Dios que se habían creado “por medio del Hijo” (Moisés 1:33)? (Para ayudar a los alumnos a comprender el significado de “incontables” [Moisés 1:35], puede repasar la actividad del recipiente con arena.)
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Según el versículo 35, ¿sobre cuál de esos mundos dijo el Señor que enseñaría a Moisés?
Dirija la atención de los alumnos a la primera pregunta que Moisés le hizo al Señor y que usted anotó en la pizarra. Explique que la respuesta a dicha pregunta se halla en Moisés 1:39. Antes que los alumnos lean el versículo, indique que Moisés 1:39 es un pasaje de dominio de las Escrituras. Explique también que, a lo largo del año, los alumnos estudiarán en detalle veinticinco pasajes de dominio de las Escrituras. Esos pasajes los ayudarán a entender y saber explicar las doctrinas básicas del Evangelio. (Para más información sobre los pasajes de dominio de las Escrituras y las doctrinas básicas, véase el apéndice de este manual.) Las veinticinco referencias a los pasajes de dominio de las Escrituras se enumeran al dorso del señalador del Antiguo Testamento (si lo desea, invite a los alumnos a ver las referencias a los pasajes de dominio de las Escrituras en sus señaladores).
Invite a un alumno a leer Moisés 1:39 en voz alta, y pida al resto de la clase que siga la lectura en silencio para saber cuál es el objetivo de Dios al crear los mundos y sus habitantes.
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¿Cuál es el propósito de Dios al crear los mundos y sus habitantes? (Los alumnos deben reconocer la siguiente doctrina: El propósito del Padre Celestial es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.)
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¿Qué es la inmortalidad? (Es la condición de vivir para siempre como seres resucitados.)
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¿Cómo se ha hecho posible la inmortalidad de todo el género humano? (Gracias a la expiación de Jesucristo —que incluye Su resurrección— toda persona que nazca y obtenga un cuerpo físico resucitará y vivirá para siempre.)
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¿Qué es la vida eterna? (Es llegar a ser semejantes a Dios y vivir para siempre en familia en Su presencia.)
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¿Cómo podemos recibir la vida eterna? (Por medio de Su expiación, Jesucristo ha hecho posible que todos los que sean obedientes a las leyes y ordenanzas del Evangelio reciban la vida eterna.)
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¿Qué efecto puede tener en nuestra vida ahora el saber que el propósito del Padre Celestial es llevar a cabo nuestra inmortalidad y vida eterna?
Si cuentan con himnarios, invite a los alumnos a cantar el himno “¡Grande eres Tú!” (Himnos, Nº 41) en clase. Invítelos a pensar, mientras cantan, cómo se relaciona la letra del himno con lo que han aprendido en Moisés 1. Después de cantar el himno, invite a los alumnos a escribir en el cuaderno de apuntes o en el diario de estudio de las Escrituras algunas frases sobre lo que sienten por lo que el Padre Celestial ha creado y hecho para llevar a cabo su inmortalidad y vida eterna. Si lo desea, invite a algunos de ellos a compartir lo que escriban.
Explique que una de las bendiciones que tenemos como miembros de la Iglesia de Jesucristo es el conocimiento restaurado para ayudar a los demás a conocer y entender los propósitos de Dios y el plan que Él tiene para ellos. Pregunte a los alumnos cómo utilizarían lo que han aprendido hoy en Moisés 1 para ayudar a las personas de los siguientes ejemplos:
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En la clase de Ciencias Naturales, el profesor explica que la vida humana y la creación de la Tierra ocurrieron por casualidad. Después de la clase, un compañero les pregunta lo que ustedes creen al respecto.
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Uno de sus amigos atraviesa dificultades y duda de que Dios se preocupe por él.
Moisés 1:40–42
Se manda a Moisés escribir las palabras de Dios
Para resumir Moisés 1:40–42, explique que el Señor le mandó a Moisés que escribiese lo que Él le enseñaría sobre esta Tierra. Además, le dijo que “en el día en que los hijos de los hombres menosprecien mis palabras y quiten muchas de ellas del libro que tú escribas” (Moisés 1:41), Él levantaría un hombre que restauraría las palabras de Moisés entre quienes creyeran. Ese hombre fue el profeta José Smith, y Moisés 2–4 contiene las palabras que Moisés escribió en cuanto a la Tierra.
Para concluir, comparta su testimonio según se lo indique el Espíritu Santo.
Dominio de las Escrituras: Moisés 1:39
Puesto que Moisés 1:39 es el primer pasaje de dominio de las Escrituras de este curso, quizás desee explicar lo que significa “dominio” de las Escrituras, lo cual incluye encontrar, entender, poner en práctica y memorizar los pasajes.
Para ayudar a los alumnos a memorizar ese pasaje, invítelos a recitarlo mentalmente varias veces y después a repetirlo en voz alta a un compañero una o dos veces. Si lo desea, pida que toda la clase recite el pasaje en voz alta al comenzar cada lección durante la semana entrante.