Jeremías 18–19
El alfarero y Judá
Jeremías empleó muchas veces objetos para comunicar su mensaje y eso es lo que hizo en cada uno de estos dos capítulos. En el capítulo 18, se le manda ir a observar a casa del alfarero; allí notó que si el alfarero hace un objeto que no tenga el aspecto que él quería darle, vuelve a ponerlo sobre el torno (“la rueda”) y a trabajar otra vez la masa de barro. El Señor dice acá que toda la gente es como barro de alfarero en Sus manos y que Él iba a rehacer al pueblo de Judá.
Jeremías 19 se refiere a un objeto de cerámica terminado. Después de explicar los pecados de Judá y lo que les sucedería a causa de ellos, Jeremías quebró la vasija de barro, enseñando a las personas que el Señor las “quebrantaría” de la misma manera y que, tal como sería imposible pegar los trozos de una vasija rota y hacer que tuviera el mismo aspecto que antes de romperse, así también esa generación del pueblo de Judá no sería restaurada ni se le devolverían las tierras ni volvería a tener una relación con el Señor.