Jeremías 27–28
El yugo de Babilonia
Los capítulos 27 y 28 son una sola historia: Tal como el Señor le había mandado, Jeremías hizo un yugo y se lo puso al cuello. Un yugo es un aparato que se pone al cuello para llevar cargas y es un símbolo de cautividad o esclavitud. Jeremías enseñó al pueblo que Judá y las naciones vecinas estarían bajo el “yugo” de Babilonia; les advirtió que habría falsos profetas que dirían lo contrario, pero que sin duda la cautividad tendría lugar. Después, dijo al rey Sedequías que si él y el pueblo se sometían humildemente al yugo de Babilonia, no serían destruidos. Como señal de que sus palabras se cumplirían, profetizó que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevaría el resto de los tesoros y artículos sagrados del templo. Esa profecía se cumplió.
En Jeremías 28 se habla de otro hombre, Hananías, que también afirmaba ser profeta y que profetizó que Dios rompería el yugo de Babilonia al cabo de dos años, a lo cual Jeremías dijo que el tiempo probaría si estaba en lo cierto o no. Pero el Señor lo inspiró para que le dijera a Hananías que sus profecías no eran verdaderas y que pronto moriría. Y así sucedió, tal como Jeremías lo había dicho.
El estudio de las Escrituras
¿Cómo se puede saber?
En Jeremías 27–28 se da un ejemplo de un profeta verdadero y de otro falso. Lee Deuteronomio 18:20–22; Doctrina y Convenios 42:11–12; 46:7; y Artículos de Fe 1:5. A continuación, di cómo podemos saber si una persona es de verdad enviada por Dios para predicar.