Jeremías 21–22
Profecías para dos reyes
Los capítulos 21 y 22 de Jeremías contienen profecías hechas a los reyes de Judá, aunque no están en orden histórico. El capítulo 21 es para Sedequías, el último rey que tuvo Judá antes de que Babilonia destruyera Jerusalén y el templo y se llevara cautivo al pueblo. El capítulo 22 es para Salum y Joacim, que eran los hijos del rey Josías, que reinaba cuando Jeremías comenzó su ministerio. Por lo que se sabe, Salum nunca llegó a ser rey, aun cuando podía haberlo sido si los babilonios no lo hubieran llevado cautivo.
El mensaje para Sedequías, en el capítulo 21, es que la destrucción a manos de Babilonia era inevitable; no había ningún “si” condicional en la profecía. Las únicas opciones que Jeremías presentó a los judíos eran quedarse en Jerusalén y morir a manos de los babilonios o salir de allí y ser capturados por éstos.
Jeremías 22 es un registro de unos años antes y contiene el mensaje de que para algunos judíos todavía era posible liberarse si se arrepentían. El orden de los dos capítulos tal vez tenga por objeto enseñarnos que los terribles castigos del Señor sobrevinieron sólo después de haberles dado muchos años y muchas oportunidades de arrepentirse. Antes, Él les había dado la posibilidad de liberarlos, pero cuando la gente se negó a arrepentirse, los juicios se hicieron infalibles.