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Jeremías 2–3: Los pecados de Judá y el mensaje de Jeremías


Jeremías 2–3

Los pecados de Judá y el mensaje de Jeremías

En los capítulos 2 y 3 de Jeremías se relata lo que el Señor le dijo que dijera a los del pueblo después de haber sido llamado a predicarles. Gran parte de lo que le dijo a Jeremías que dijera tiene que ver con los pecados que los hijos de Israel habían cometido a los ojos del Señor. En Jeremías 2:13 se describen claramente sus problemas: no sólo habían rechazado el agua viva (al Dios viviente), sino que sus cisternas (depósitos de agua), símbolos de su vida espiritual, tenían agujeros y no retenían el agua. En otras palabras, su vida estaba tan llena de pecado que no podían recibir las bendiciones del Señor.

En Jeremías 3 hay otro ejemplo del símbolo del matrimonio que empleaba el Señor para representar Su relación con el pueblo del convenio. Compara a Israel y a Judá con hermanas que estuvieran simbólicamente casadas con Él; Israel fue infiel al esposo (el Señor), por lo que Él le dio carta de divorcio (la rechazó; véase el vers. 8). En el capítulo 3 hay una amonestación a Judá, “la hermana” de Israel, que no parecía haber aprendido nada de los errores de Israel.

Jeremías 3 contiene también promesas de que el Señor recibirá otra vez a Israel y a Judá si se arrepienten y se hacen humildes ante Él. Ese recibimiento es lo que llamamos el recogimiento de Israel (véanse los vers. 14–25). Cuando Israel regrese —si se vuelve humilde y es fiel a los convenios de “su matrimonio”—, el Señor promete que lo”sanará”.

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