El libro de Esdras
Desde aproximadamente el año 605 al 586 a. de J.C., los babilonios conquistaron a los judíos y los llevaron cautivos a Babilonia. Durante esa época de cautiverio (véase Salmos 137:1–4), ellos violaron los convenios que habían hecho con Dios y parecían haber perdido las bendiciones prometidas como parte del convenio abrahámico.
Una nueva esperanza
Unos cincuenta años después de la invasión babilónica, los medos y los persas se unieron para derrotar a los babilonios y crear así un imperio en Asia y en el Medio Oriente. A ese imperio Medo–pérsico lo gobernaba un rey llamado Ciro, quien estableció normas que demostraban bondad para con sus vasallos, entre los que estaban los judíos de Babilonia. Poco después de la conquista de Babilonia, en 539 a. de J.C., Ciro notificó a los judíos de Babilonia que podían regresar a Jerusalén y volver a edificar el templo (véase 2 Crónicas 36:22–23; Esdras 1). Ese comunicado llevó gran alegría y entusiasmo a muchos judíos cautivos. Como el salmista escribió: “Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza” (Salmos 137:5; véase también 137:6); una nueva esperanza había nacido en el corazón de los judíos.
Hubo tres grupos principales que regresaron a Jerusalén: uno, aproximadamente en el 538 a. de J.C. bajo la dirección de Zorobabel; el segundo alrededor de los años 465–425 a. de J.C. bajo la dirección de Esdras; y el tercero en el 444 a. de J.C. bajo la dirección de Nehemías.
Preparación para estudiar Esdras
Esdras era sacerdote y descendiente de Aarón, hermano de Moisés. Se le llamó también escriba, título que se le daba a una persona que estudiaba, escribía y enseñaba mucho las Escrituras. Esdras guió al segundo grupo principal de judíos de regreso a Jerusalén, alrededor de los años 465–425 a. de J.C.
Algunos llamaron a Esdras el “padre” del judaísmo, en virtud de su empeño en estudiar la ley (las Escrituras). Él guió a los judíos en una época en que éstos habían comenzado a poner más la mira en convertirse en una religión que en una nación. Da la impresión de que Esdras haya escrito parte de ese libro o de que el autor original haya citado directamente de un registro escrito por Esdras, ya que en los últimos capítulos, éste habla en primera persona (“les dije”, “los envié”, etc.).
Después de volver a relatar la forma en que Ciro permitió regresar a los judíos a Jerusalén (que originalmente se relata en 2 Crónicas 36), Esdras habla sobre un grupo que guió Zorobabel, que regresó con la idea de volver a edificar el templo y reestablecer la forma de vida de los judíos. Ese grupo se desanimó de su empeño, pero más tarde los profetas Hageo y Zacarías lo animaron a terminar el templo. El templo es uno de los dos temas más importantes en los que hace hincapié Esdras; el otro es la importancia de la ley o de los registros sagrados que llamamos Escrituras. Por medio de la enseñanza de la ley, Esdras trató de ayudar a los judíos a volverse justos desde lo íntimo de su ser hacia afuera. Si deseas obtener más información con respecto a él, consulta “Esdras”, en la Guía para el Estudio de las Escrituras, págs. 65–66.