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El libro de Josué


El libro de Josué

Se cumple un convenio

El libro de Josué recibió el título de su personaje principal: Josué. En el libro se relata la historia de cómo Dios cumplió el pacto, o convenio, que había hecho con los hijos de Israel de darles la tierra prometida de Canaán.

En hebreo, “Josué” significa “Jehová salva”, o “Jehová da la victoria”. El nombre en griego traducido al español es “Jesús”. Este nombre tiene un simbolismo interesante dado que el libro de Josué es el registro de Josué, el que guió a los hijos de Israel a la tierra prometida, de la misma forma que Jesucristo nos guía a nosotros a la “tierra prometida”, o sea, a la vida eterna.

Un libro de guerras

En el libro de Josué hay muchos relatos de cómo los hijos de Israel cumplieron los convenios del Señor al conquistar a sus enemigos en los campos de batalla. Podríamos preguntarnos cómo Dios puede decir a la gente “No matarás” y después mandar a las mismas personas que destruyan poblaciones enteras. Aun cuando no comprendamos completamente la forma de pensar de Dios al respecto, sabemos en cambio lo siguiente:

  1. Los acontecimientos relatados en el libro de Josué ocurrieron cuando los diferentes territorios peleaban en nombre de su respectivo dios. Es por eso que, al triunfar los israelitas sobre los cananeos mediante el poder de Jehová, su victoria era un testimonio de que Él es el Dios verdadero y viviente. Advertirás que casi todos los relatos de los libros de Josué y de Jueces muestran cómo los israelitas ganaron las batallas de forma milagrosa, y lo hicieron de manera tal, que ni a los israelitas ni a sus enemigos les quedó la menor duda de que había sido Dios el Señor quien había ganado la batalla, y no ningún hombre ni estrategia. Además, el Señor no permitió que Israel se enriqueciera al quedarse con el botín de los pueblos que conquistaba (como podrás verlo cuando leas Josué 7).

    El Señor muchas veces recordaba a los israelitas que la tierra le pertenecía a Él, pero que, al ser ellos Su pueblo, se la había dado para que la utilizaran. La destrucción de los territorios idólatras e inicuos de Canaán es una lección para toda la gente de que ésa es una de las maneras en que Dios castiga a los malvados y nos recuerda además la gran destrucción de los inicuos que tendrá lugar a la hora del juicio.

  2. El profeta Nefi enseñó que el Señor “no hace nada a menos que sea para el beneficio del mundo” (2 Nefi 26:24). El profeta Ezequiel registra que el Señor no se deleita en la muerte de los impíos (véase Ezequiel 18:32; 33:11). Por lo tanto, cuando el Señor mandó a los israelitas expulsar o destruir a los cananeos, dadas las circunstancias hacía lo que era más beneficioso para todos.

  3. La iniquidad de los cananeos había llegado al máximo (véase Levítico 18:3, 24–25; Deuteronomio 18:10–12; 1 Nefi 17:32–35). Esa madurez de iniquidad significaba que estaban dispuestos a matar a los profetas y a los santos (véase 2 Nefi 26:3). Aunque se espera que los santos de todas las épocas vivan de modo distinto del mundo que los rodea, en este caso hubiera sido muy difícil para los israelitas vivir con rectitud como el Señor les había pedido si iban a convivir tan cerca de la influencia de la iniquidad tan aterradora de los cananeos. Cuando la maldad de una población es tan grande que las nuevas generaciones no tienen la oportunidad de optar por vivir con rectitud, entonces Dios misericordiosamente destruye a esa sociedad de sobre la faz de la tierra para salvar a las generaciones futuras. La historia de Noé y el Diluvio es un buen ejemplo didáctico de ello.

  4. Los caminos de Dios no son nuestros caminos (véase Isaías 55:8–9). Cuando tomamos en cuenta que Su obra es la de “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39) y que Él es el Creador y que tiene poder sobre Sus creaciones, incluso el de salvarlas, entonces no tenemos ninguna duda de que Sus acciones están encaminadas a llevar a cabo Su obra. No nos es posible ver las cosas desde el punto de vista de Dios porque nuestra comprensión es limitada.

Prepárate para estudiar el libro de Josué

Uno de los primeros temas del libro de Josué se relaciona con el hecho de seguir estrictamente las instrucciones del Señor. Cuando los ejércitos de Israel eran obedientes, tenían éxito, pero si desobedecían, eran derrotados. El fruto de la obediencia hizo que los israelitas se dieran cuenta de que era gracias al Señor que obtenían la victoria.

El libro de Josué se puede dividir en tres secciones generales:

  • La conquista de Canaán.

  • La división que hizo Josué de la tierra.

  • El testimonio y las instrucciones finales de Josué.