Levítico 12
Lo limpio y lo inmundo
En los capítulos 12–15 de Levítico, leemos cómo el Señor dio instrucciones sobre lo que era limpio y lo que era inmundo bajo la ley de Moisés en relación con las enfermedades y las funciones fisiológicas (del cuerpo). En Levítico 12 se explican las leyes relacionadas con la mujer después de haber dado a luz, a quien, por cierto período de tiempo, se le consideraba “inmunda”. Sin embargo, el Señor dio también ciertas ordenanzas específicas que la “purificaban” nuevamente después de pasado cierto tiempo. María, la madre de Jesús, cumplió con esas ordenanzas después del nacimiento del Salvador (véase Lucas 2:21–24, 39).
Muchas personas se asombran ante la idea de que las funciones naturales del cuerpo puedan hacer que una persona sea “inmunda”. Sin embargo, debemos comprender que, bajo la ley de Moisés, el término “inmundo” no significaba sucio ni asqueroso, sino sencillamente inaceptable para participar en las ordenanzas sagradas. Recuerda también que la ley de Moisés se instituyó para proporcionar a los israelitas recordatorios físicos relacionados con el diario vivir a fin de que no se olvidaran de verdades espirituales más profundas.