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Levítico 23–25: Las festividades y los días santos


Levítico 23–25

Las festividades y los días santos

En Levítico 23 encontramos que el Señor estableció cinco festividades sagradas en las cuales todo Israel debía esforzarse por santificarse y acercarse a Él. Éstas eran el día de reposo (véanse los vers. 1–3); la fiesta de los panes sin levadura, o la Pascua (véanse los vers. 4–14); la fiesta de las semanas, o Pentecostés (véanse los vers. 15–23); y la fiesta de los tabernáculos (véanse los vers. 33–44).

Por el tema, el capítulo 25 de Levítico se relaciona con el capítulo 23. En Levítico 25 leemos que el Señor mandó a los israelitas, no sólo tener un día de reposo cada siete días, sino también declarar un año de reposo cada siete años. Durante ese año de reposo, no debían sembrar sino dejar descansar la tierra. Además, una vez pasado siete veces siete años (cuarenta y nueve años), el año cincuenta era un año de reposo especial, al cual se le llamaba año de jubileo. No solamente no sembraban ni cosechaban ese año los israelitas, sino que tenía que perdonar todas las deudas y liberar a todos los esclavos. El jubileo hacía que los israelitas recordaran que dado que Dios había sido misericordioso con ellos, ellos también tenían que ser misericordiosos con los demás y con la tierra.

En Levítico 24 se registran algunas instrucciones referentes al uso del candelabro y de la mesa del pan de la proposición dentro del tabernáculo. En el capítulo 24 se relata la historia de una persona que blasfemó el nombre de Dios y fue condenada a muerte, dado que la blasfemia se prohibía en forma específica en los mandamientos que Dios dio a los hijos de Israel. Parte de la explicación de ese castigo incluye la famosa frase de “ojo por ojo, diente por diente” (vers. 20).