“Grillos y gaviotas”, Temas de la historia de la Iglesia
“Grillos y gaviotas”
Grillos y gaviotas
Los primeros Santos de los Últimos Días, que llegaron al valle de Lago Salado en el verano de 1847, comenzaron inmediatamente a preparar el árido terreno para poder cosechar en la primavera. Ese invierno había habido una grave escasez de alimentos, por lo que los santos esperaban con gran ansiedad sus cosechas en la primavera. Conforme avanzaba la primavera, los cultivos crecían en tamaño y verdor y los granjeros anticipaban una rica cosecha. Lamentablemente, para fines de mayo de 1848 descendió una plaga de grillos sobre los campos, que amenazaba con acabar con la mayor parte del suministro de alimentos de los pioneros. Durante un mes, los santos lucharon contra los grillos en lo que algunos llamaron la Guerra contra los grillos de 18481.
Durante el verano, la situación se iba volviendo más desesperada. Los granjeros observaban cómo los grillos devoraban hectáreas enteras de granos y hortalizas2. Brigham Young se hallaba a la cabeza de una compañía grande de santos que venían por las planicies, cuando recibió noticias de que algunos miembros estaban considerando irse del valle hacia California u Oregón. Otros aconsejaron a Young detener la continua migración de pioneros hacia el valle, temiendo que muriesen de hambre. Entre tanto, las familias luchaban contra los grillos con escobas, cepillos, palos y cuerdas, mas nada parecía frenar a ese “ejército del hambre y la desesperanza”. Muchos oraron pidiendo al Señor que los librase de la plaga3.
A principios de junio, llegaron grandes bandadas de gaviotas desde California y barrieron el valle, devorando a los grillos. Al principio, la cantidad de gaviotas asustó a muchos de los granjeros, quienes temían que otra calamidad se hubiese cernido sobre sus vulnerables cosechas. Mas pronto observaron cómo las gaviotas engullían a los grillos, bebían agua, regurgitaban las partes indigeribles y volvían por más grillos4. Aun cuando la plaga de grillos duró unas pocas semanas más, las gaviotas lograron consumir lo suficiente como para mitigar el daño.
La plaga de los grillos fue solo uno de los muchos problemas que enfrentaron los pioneros que se establecieron en el valle de Lago Salado y trabajaron para tener una cosecha ese verano. En muchas de las antiguas fuentes se aprecia que ese año los granjeros y los líderes de la Iglesia estaban tan preocupados por las heladas tardías y la falta de irrigación como lo estaban por los grillos; esto puede deberse a que los grillos solo atacaron ciertos cultivos específicos y no a todas las plantaciones.
La experiencia de los santos con los grillos y las gaviotas solo fue la primera de muchas experiencias difíciles. Los grillos regresaron durante las épocas de cosecha en años subsiguientes y, en algunas regiones de Utah, los grillos vinieron en cantidades superiores a las de 1948. Y nuevamente llegaron gaviotas a devorar a los grillos, casi en cada ocasión5.
A pesar de las repetidas ocasiones en que esto sucedió, la liberación de la plaga de grillos de 1848 permaneció por mucho tiempo en la memoria de los pioneros. Los santos vieron la mano protectora del Señor en la llegada de esas aves. El “milagro de las gaviotas” inspiró a los residentes de Utah a reverenciar esa ave, y casi inmediatamente promulgaron leyes y decretos que castigaban a quien molestase o matara a las gaviotas. Una estatua en la Manzana del Templo de Salt Lake City conmemora la contribución de las gaviotas.
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